Mario
J. Viera
Elementos de las bandas de respuesta rápida
1.- La primera enseñanza que se
puede extraer de los acontecimientos del 11 J, de sus anteceden y de los actos
posteriores, es que, para realizar una campaña de lucha noviolenta que pueda
tener posibilidades de éxito, se requiere, antes que todo, organización, la
formación de un grupo, plataforma, movimiento o partido real, existente,
presente, no virtual. Todo movimiento,
partido u organización, sea cívica o política, requiere de un cuerpo de
dirigentes, ya sea bajo un principio de responsabilidad individual o de
responsabilidad colegiada; donde se conjugue, tanto el liderazgo vertical como
el horizontal; un centro de dirección que organice, instruya y elabore con cálculo frío y pragmático, una
estrategia de lucha, basada sobre objetivos definidos, sometida a una misma
disciplina; y tomando en cuenta las
capacidades y limitantes propias; lo recursos con los que se cuenta,
principalmente los humanos, para impulsar una campaña de protesta; las amenazas
que se deben enfrentar; y las oportunidades para el inicio de una campaña de
acción noviolenta.
Se requiere la formación de un activismo permanente, y junto a todo esto contar
con un número elevado de seguidores.
2.- Las protestas en contra del
Decreto 349, impulsadas inicialmente por un grupo de artistas, no reconocidos
por las instituciones oficiales de la cultura, que luego se organizaron como
Movimiento San Isidro. constituyeron una ruptura del estado de quietismo e
inamovilidad que hasta ese momento caracterizaba al movimiento disidente al
interior del país, haciendo uso de métodos o tácticas propios de la lucha
noviolenta, en esas que Sharp define como “protestas simbólicas” o “actos
simbólicos de oposición pacífica o intento de persuasión” tales como envío de
cartas de oposición a diferentes estancias gubernamentales; declaraciones
públicas firmadas; peticiones de grupo; sátira y burlas (performances
provocativos); Interpretaciones teatrales y musicales; huelgas de hambre de
varios activistas y la sentada. Actos estos que fueron motivadores y generaron
un debate dentro de la sociedad cubana. Como bien lo ha expuesto Gene Sharp
estos actos de protesta simbólicos “aunque bastante leves en la mayoría de
las situaciones, pueden dejar claro que una parte de la población está
opuesta al régimen presente, y pueden ayudar a minar su legitimidad”
3.-La sentada del 27 de noviembre de
2020, fue la decisión de unos pocos conectados por sus móviles que aglutinó a
muchos, ya fuera por entusiasmo o por contagio,
4.- La sentada numerosa ante un
organismo del gobierno (MINCULT) pudo lograrse debido al hecho de no haberse
convocado públicamente.
5.- Al régimen cubano se le hizo
claro que la juventud estaba perdiendo el miedo, y esa pérdida del miedo,
evidenciada en el acto de protesta simbólica, generó la preocupación dentro de
las esferas del poder. “Esa pérdida del miedo, o el control sobre sí mismo ─
anota Sharp ─, es un elemento clave para destruir el poder que los
dictadores tienen sobre la población en general”.
6.- La sentada del 27 de noviembre
fue de carácter espontáneo; no un acto organizado por un movimiento con
objetivos políticos definidos y un programa para la solución de conflictos de
acuerdo con un plan estratégico de la acción noviolenta. La sentada del 27 de
noviembre de 2020 y la de los ocho de la calle Obispo del 30 de abril de 2021
fueron antecedentes importantes para el surgimiento del 11 J.
7.- Quedó demostrada la falta de
voluntad del régimen para hacer reformas de carácter políticos o cívicos por
medio del diálogo, y el fracaso de la retórica dialoguista de la disidencia sin
el respaldo de una fuerte presión popular que obligue a la dictadura a
parlamentar.
8.- La carencia de una cultura de
lucha noviolenta para la solución de conflictos, condenó el intento de crear un
Movimiento 27N, quedando solo como un intento de disidencia puramente
intelectual.
9.- El rasgo distintivo, tanto en la sentada del 27 de noviembre de 2020,
como el de las manifestaciones del 11 de julio del 2021, fue la sorpresa
10.- Las
manifestaciones del 11 de julio de 2021 demostraron la existencia de un número
de masa crítica, multigeneracional y de género, de rechazo al régimen del
PCC, y requerido para iniciar un proceso de resistencia noviolento. No
obstante, el número de participantes en las múltiples marchas de protestas no
llegaron a alcanzar el 5% del Registro Electoral.
De acuerdo con los reportes oficiales del referendo
constitucional de 2019, el abstencionismo alcanzó un 9.8% del
electorado, un equivalente a 853,160 electores que no
ejercieron el voto. Por otra parte, se estima que el PCC cuenta con
670.000 militantes que representan el 7.7% del Registro Electoral. Electores que,
en el referendo constitucional, votaron por el No, 706,400 que
representaron el 8.11% del registro electoral. De acuerdo con estas cifras se demuestra,
primero, que el PCC es un partido minoritario, segundo, existe una masa
crítica del 17.91% de desafectos. La masa está ahí, solo falta el trabajo
de captación y organización. Dicho de modo simple: ¡Se puede lanzar el reto
político al régimen del PCC!
Ahora
bien, la pregunta neurálgica es ¿cómo consolidar a los descontentos en un
número de masa crítica organizada para lanzar el gran reto? ¡Nada más fácil de
responder y nada menos fácil de resolver! Me he referido reiteradamente a la
labor de proselitismo; y esto es lo esencial, captación. Captar partidarios
para la organización de la resistencia noviolenta, crecer en masa, alcanzar
miles de miembros para la organización; captar al movimiento obrero y al
movimiento estudiantil para integrarles dentro de los métodos de la noviolencia
estratégica. Alcanzar al menos, el 7.7% del Registro Electoral de
partidarios comprometidos, el mismo porcentaje que posee el PCC. Debe considerarse
que tal cifra no resulta inalcanzable cuando se toma en consideración que se
alcanzó el 17,91 %, en conjunto con los que en el referendo constitucional del
2019 se abstuvieron de participar y el número de los que votaron por el No.
¡Activismo y agitación política! Quede en claro que para alcanzar la victoria
sobre la dictadura se requiere tiempo, tal vez, años.
11.- Lo espontáneo del 11 de julio,
estuvo solo presente en la táctica empleada, sin ajustarla a una estrategia
consensuada para impulsar una verdadera resistencia noviolenta. Carente de una estructura orgánica dirigente
donde se conjuguen los principios de dirigencia vertical y liderazgo
horizontal, el 11 J no podía consolidarse como un movimiento permanente,
12.- En la espontaneidad de las manifestaciones, sin la presencia de líderes conductores
directos, aparecieron, diversas personas actuando como verdaderos agitadores
políticos, quienes proponían consignas y determinadas acciones; como
ocurrió en San Antonio de los Baños, cuando, al inicio de la protesta, algunos
propusieron desfilar hasta la sede del Comité Municipal del Partido Comunista,
en una forma de liderazgo horizontal con iniciativas no limitadas por un
liderazgo vertical centralizado.
13.- ¿Qué
se buscaba alcanzar con las manifestaciones? ¿La toma del poder político?
Ese no era el objetivo de los manifestantes. Lo que se pretendía era lanzar
un reto al poder y mostrar el descontento que existe en toda la sociedad cubana
por las reformas económicas que estaban implementando el PCC y el gobierno de
Díaz-Canel; por los métodos incorrectos empleados por el gobierno para
enfrentar la pandemia del COVID-19 provocado el colapso de las capacidades
hospitalarias; y por la crisis de desabastecimiento agudizada con la aparición
de las tiendas MLC que comercian en dólares, y a sobreprecio de los productos
esenciales. No se trataba de un plan de Nación, solo un conjunto de
reclamos y de quejas ante la situación prevaleciente.
14.- Las
manifestaciones del 11 de julio no fueron movilizadas por una convocatoria
publicitada previamente. El método, tal vez no calculado por sus
patrocinadores, fue el de la sorpresa. Una vez iniciada la marcha de protesta
en San Antonio, se publicitó ampliamente por vídeos en vivo reproducidos en
internet, generándose el contagio en otras localidades. Esta experiencia debe
ser considerada por los promotores de la estrategia de campañas noviolentas.
Primero movilizar una campaña de acción sin convocatoria publicitada, Segundo tener
organizadas otras acciones en perspectiva para actuar luego de iniciarse la
primera y de comprobar sus resultados.
15.- El
fracaso de la convocatoria para una Marcha Cívica se debió, en primer lugar, a
la confianza depositada en el discutible poder de movilización desde una
plataforma digital; en segundo lugar, a la no existencia de una organización
real dentro del país para la dirección organizada de la campaña de Marcha
Cívica; en tercer lugar, al anuncio previo de la convocatoria, lo cual propició
al régimen tomar todas las medidas necesarias ante tal contingencia para
impedir su realización.
16.- El
fracaso de la Marcha Cívica del 15 de noviembre, generó un estado de desencanto
y frustración dentro de la conciencia popular, resultando en un salto atrás
hasta las condiciones políticas anteriores al inicio de las protestas en contra
del Decreto 345 y del surgimiento del Movimiento San Isidro. Empezar de nuevo.
Y a partir de cero
17.- La
experiencia del 15 de noviembre, evidencia lo absurdo e inútil de argumentar
los actos de protesta noviolentos en postulados de la Constitución de 2019.
Toda la argumentación para legitimar el movimiento noviolento debe fundarse en
el derecho inalienable de los pueblos a la rebelión ante la opresión.
18.- Aunque
desde el exilio se reclamaba la intervención de Estados Unidos para detener los
actos represivos en contra de los manifestantes del 11 de julio, quedó
demostrado que Estados Unidos no intervendrá ante un conflicto social en Cuba y
ante el aumento de la represión para anular la resistencia popular. Estados
Unidos se ha inhibido de intervenir en otros países para restaurar “la
justicia”. Trump, aparte de sus “todas las opciones sobre la mesa” no envió a
los marines contra Venezuela a pesar de que durante las protestas populares
del 2017 hubo entre 127 y 157 muertes; ni tampoco contra Nicaragua,
donde en siete meses de protestas contra el régimen de Daniel Ortega se
produjeron 535 muertos. En Birmania luego del golpe de estado
propinado por el ejército, la soldadesca acribilló a los manifestantes no
violentos con un saldo de 110 víctimas; Estados Unidos no intervino
militarmente, como no intervino en Tailandia, como no intervino en Bielorrusia donde, durante las
protestas populares, se hicieron 35 000 arrestos y miles fueron golpeados por
los sicarios de Aleksandr Lukashenko
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