Del
libro en preparación, CUBA-RESISTENCIA NOVIOLENTA
Mario
J. Viera
El
movimiento de resistencia noviolento en Cuba requiere erosionar los pilares de
apoyo de la dictadura totalitaria, como la actual estructura centralizada de la
CTC, y el control por la UJC y el PCC de la FEU. La resistencia debe ganarse el
movimiento obrero y el universitario. En cuanto a la labor de captar a los
estudiantes universitarios, se deberá impulsar una campaña favorable a la
autonomía universitaria; el reclamo por la independencia de la Federación
Estudiantil Universitaria (FEU) de todo control por parte de organizaciones
partidistas, como la Unión de Jóvenes Comunistas, (UJC) y el Partido Comunista
de Cuba (PCC); el derecho a cursar estudios universitarios a todos aquellos con
capacidad académica, sin consideraciones ideológicas, como la que proclama “la
universidad para los revolucionarios” entendiendo como tales solo aquellos
partidarios del régimen actual de gobierno.
La
captación del movimiento estudiantil debe ser una de las labores primarias de
la resistencia. El papel que los estudiantes universitarios juegan en el
planteamiento y solución de conflictos es su destacado protagonismo para impulsar
los cambios sociales. Su esencia es la inconformidad, la rebeldía, la actitud
iconoclasta, el rechazo a todo lo impuesto y a todo lo pasado.
Siempre
en todo proceso de cambio, el estudiantado, en general, está a la vanguardia, Y
esta actitud la explica la socióloga checa Jiřina Šiklová: “Los estudiantes
universitarios se sienten más atraídos por valores abstractos como justicia,
derecho, patria, nación, que por temas concretos como el aumento de salarios o
mejores condiciones para los empleados de alguna empresa. Además, son todos
jóvenes y todos se están preparando para su futura carrera. Y como no trabajan,
pueden salir a protestar prácticamente en cualquier momento del día”.
Nota
característica de todos los regímenes totalitarios es la intención de crear,
por medio de la organización y control de las juventudes y del indoctrinamiento,
un “hombre nuevo” semejante al Übermensch, el superhombre imaginado por Friedrich
Nietzsche. Un hombre ciegamente obediente a todas las directivas de la alta dirección
del Estado y del partido, capaz de acometer cualquier acción “heroica”
necesaria en defensa de la ideología oficial; un fanático imprescindible para
el poder.
Tal
es la fuerza latente que existe entre las juventudes en general, y entre los
jóvenes universitarios, en particular, que los regímenes totalitarios siempre
han intentado atraerlos con los dulces ideológicos de patria, nación, raza y
clase, para así poderles controlar. En la Italia sometida al fascismo se organizaron
a las juventudes en dos principales grupos: los Fasces Juveniles de Combate
y los Gruppi Universitari Fascisti.
Los
nazis, en Alemania forjaron dos organizaciones juveniles, las Hitlerjugend
(Juventudes hitlerianas), su rama masculina, y para el sector femenino, la Bund
Deutscher Mädel (Liga de jóvenes alemanas). Los soviéticos
organizaron a las juventudes dentro de la organización ideologizada Kommunisticheski
Soyuz Molodiozhi, el Komsomol. Modelo que se reproduciría en todos los
estados influidos por Moscú.
En
Cuba, desde la toma del poder por las mesnadas rebeldes de la región oriental,
la dirección del poder, Fidel y Raúl Castro y el mediocre guerrillero Ernesto
Guevara, inició una labor de control político y de ideologización de las juventudes
cubanas. Primero se creó la Asociación de Jóvenes Rebeldes, oficializada en
enero de 1960, para ser reorganizada, en abril de 1962, como Unión de Jóvenes
Comunistas (UJC). En 1962 se suprimió la autonomía universitaria, una conquista
democrática que estaba vigente en Cuba desde la proclamación de la Ley Docente
de enero de 1937, aprobada durante el gobierno de Federico Laredo Bru y
consolidada en la Constitución de 1940 por los postulados de su artículo 53. El
propósito buscado era el control del estudiantado universitario, lo cual se
conseguiría reformando la Federación de Estudiantes Universitarios para
convertirla, de hecho, como un apéndice de la UJC.
Desde
la generación del 61, cuando contingentes juveniles combatieron en los pantanales
de Playa Girón, defendiendo una revolución que ya les habían robado y
traicionado, han transcurrido cuatro generaciones hasta el 11 de julio de 2021.
Un relevo generacional se ha producido, diferente a la ya envejecida generación
del 61; son los bisnietos de aquella generación, la generación de los milenios,
comprendida entre las edades de 16 y 20 años. Una generación bien distante del
año de 1959, del año de 1961 y del 1962. Incluso, distante de los años de la
década de los 80, cuando nació en Cuba el movimiento civilista en defensa de
los derechos humanos, Una generación que puede proclamar, aquel decir de, “lo
que no es de mi año, no es de mi daño”.
El
movimiento de resistencia, tiene que ganar la conciencia libre de las
juventudes y generar en ellas el sentimiento de la necesidad del cambio y de la
búsqueda, no de un futuro distante, sino de uno previsible.
La
labor de proselitismo dentro de las universidades debe hacerse a partir de
pequeños grupos de estudiantes, actuando sin mucho resalto y manteniendo un
perfil bajo.
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