domingo, 22 de mayo de 2022

Cuba- Resistencia noviolenta Papel del Exilio en la resistencia noviolenta

Mario J. Viera

 


Para no parecer absoluto, voy a decir que, prácticamente nada aparece, en todos los estudios que se han elaborado para la teorización de la lucha noviolenta, sobre el papel que el exilio debe jugar dentro de un movimiento de resistencia interno de lucha noviolenta. Sin embargo, este es un tema que debiera ser analizado, especialmente, en cuanto al papel del exilio cubano, y sus relaciones con la resistencia interna. La muy numerosa diáspora cubana, al menos en Estados Unidos, es una fuerza política significativa con gran capacidad de cabildeo e influencia en el manejo de la política exterior estadounidense hacia el tratamiento del régimen político de la isla. 

En un conflicto de resistencia noviolenta activa, el exilio constituye una retaguardia segura y eficiente para el movimiento de resistencia. El exilio puede resultar un magnífico aliado o convertirse en un impedimento para el logro de la acción concertada de las organizaciones opositoras empeñadas en las acciones de resistencia activa. Si dentro del exilio no hay concertación de actuación, y sus organizaciones se comportan como si cada una de ellas fuera un partido político con miras e intereses particulares, y ansioso de captar prosélitos dentro del movimiento de resistencia interno, solo se conseguirá el debilitamiento del movimiento de resistencia noviolenta,

En lugar de esto, el exilio debiera dar los pasos necesarios y adecuados para constituir un Comité Coordinador de Apoyo a la Resistencia Interna, sin ánimos de influir en las decisiones que el movimiento de resistencia noviolenta dentro de Cuba impulse o ejecute. Un comité de apoyo, no de dirección, donde se integren todas las organizaciones de exiliados sin exclusión por colores políticos. Un organismo dirigido a darle apoyo a la oposición interna sin tratar de influir en sus decisiones.

El apoyo del exilio puede incluir denuncias de la violencia del régimen del PCC contra el movimiento interno, publicidad, cabildeo ante los organismos y gobiernos internacionales para buscar la expulsión de la dictadura cubana de organismos internacionales, como, por ejemplo, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; o la cancelación del carácter consultivo especial dentro de la ONU concedido a la oficialista Federación de Mujeres Cubanas.

Es muy importante que las organizaciones de exiliados cubanos reconozcan y ratifiquen que la democracia cubana solo es posible ser rescatada por el accionar de los cubanos, enfrentados directamente, cuerpo a cuerpo con el régimen del Partido Comunista de Cuba.

En resumen, el papel del exilio debe ceñirse al apoyo, colaboración, asesoramiento y asistencia económica a la resistencia interna, sin pretender interferir, influir en o manipular la conducción de las actividades de resistencia que se aplican al interior de Cuba.

Las organizaciones anticastristas del exilio, deben entender que las acciones de resistencia cívica noviolenta al interior de la isla, se realizan precisamente, dentro de la isla. El exilio cubano no es, de ninguna manera el jefe de la resistencia en Cuba; su deber es compartir información útil y dar apoyo económico a los que se decidan a lanzar el reto político en Cuba, sin pedirles ninguna concesión a favor de cualquier organización de exiliados; no le corresponde al exilio dictar directivas para su cumplimiento por parte de la oposición interna.

Dentro del exilio se puede crear un Fondo de Solidaridad con los que impulsan la resistencia noviolenta al interior de la isla. Este fondo puede crearse con aportes económicos de miembros del exilio y con el aporte de empresarios cubanos para facilitar la logística del movimiento noviolento y para dar auxilio económico a quienes han perdido su empleo o hayan sido condenados a cumplir penas de prisión por las represalias políticas. Esto plantea el tema neurálgico de las remesas. de dinero; el ser o nos ser de una política que cuenta con apoyos y detracciones.

Por su parte, el movimiento opositor engarzado en las acciones de resistencia noviolenta deberá dejar en claro que actúa de manera concertada al interior del país y con amplia autonomía de acción con respecto al exilio, sin aceptar imposiciones por parte de algunos sectores del exilio, ni el control y fiscalización de una u otra organización de exiliados. El exilio debe actuar en apoyo a la resistencia interna con independencia de los intereses de los partidos políticos de los Estados Unidos y, al mismo tiempo, cabildear con esos partidos para ganar, a favor de la resistencia interna, la solidaridad, no la intromisión, de todo el espectro político de Estados Unidos. El exilio organizado políticamente en rechazo a la dictadura totalitaria impuesta en Cuba no debe dejarse llevar por los avatares de la política interior de Estados Unidos y las batallas entre el partido Demócrata y el Republicano, sino centrándose en lo fundamental, en Cuba, en lo cubano; y sobre todo no depositar todas las esperanzas en conseguir el rescate por manos de una potencia extranjera o por los parabienes de alguno de los presidentes de Estados Unidos y de la jauría demagógica de muchos de los políticos de Estados Unidos y de sus intereses electorales. El exilio cubano organizado políticamente no debe reproducir los métodos empleados por la dictadura en contra de las voces disidentes, actos de repudio, rechazo a la opinión divergente, acoso a los artistas cubanos no gratos actuando en Estados Unidos. Esto crea una imagen negativa del exilio en el imaginario de la opinión pública internacional. El exilio tiene que aprender a pensar políticamente, democráticamente y en cubano; y debiera plantearse una meta, ganar la opinión internacional, de intelectuales, de artistas; de la izquierda democrática internacional y arrebatarle esas fuentes apoyos externas a la dictadura.

A lo largo de toda la historia de la oposición pacífica cubana, ha sido constante el interés de diferentes organizaciones de exiliados cubanos con sede en Estados Unidos de penetrar, controlar y dirigir todo el accionar político del movimiento disidente. Primero fue la poderosa Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) dirigida por el rico empresario nacido en Cuba, Jorge Mas Canosa y fuertemente vinculado al partido Republicano de Estados Unidos, actuando para Cuba con la colaboración de Luis Zúñiga y Ninoska Pérez Castellón; posteriormente, luego de la pérdida de influencias de la FNCA, apareció una nueva organización  de exiliados, el Directorio Democrático Cubano y su apéndice, la Asamblea de la Resistencia Cubana, tan poderosa que ha anulado el protagonismo de la que un día fuera la muy influente Fundación Nacional Cubano Americana.

Por lo general, y como nota distintiva, los dirigentes del exilio derechista radical, carecen de la experiencia existencial de vivir los rigores de practicar la resistencia bajo el poder de un estado totalitario como el existente en Cuba. Asimilan la teoría de la culpa colectiva, para hacer responsable a todo el pueblo cubano, por su indolencia, de todo el desarrollo de la dictadura, sin tomar en cuenta lo enunciado por Hanna Arendt de que “donde todos son culpables, no lo es nadie”. No conocen ni entienden la psicología social de un pueblo sometido a lo largo de muchas décadas de propaganda tóxica impulsada por todos los medios informativos oficiales, sometido al temor y al fantasma tenebroso, que esos medios se encargan de propalar, de la Seguridad del Estado como ente presente en todos los ámbitos de la sociedad, como argos poderoso que no solo todo lo ve, sino que también lo sabe todo, que está hasta presente como topo dentro de las organizaciones opositoras.

Cuando los topos son “destapados”, ¡Ah, qué sorpresa! ¡Si hasta algunos de ellos habían sido figuras destacadas y aplaudidas por el exilio miamense! Así ocurrió con Héctor Castañeda presidente de la bullanguera Coalición Democrática Cubana que había impulsado la FNCA; así también, con Odilia Collazo, testigo de la fiscalía de primera línea durante los juicios de la Primavera Negra de 2003, y que era la muy reconocidísima presidente del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba; así sucedió con el “gran periodista independiente” Manuel David Orrio, o Néstor Baguer el distinguidísimo presidente de la Agencia de Periodismo Independiente de Cuba (APIC). Todavía no entienden políticamente esa psicología social.

Muchos son los proyectos elaborados por el exilio para, supuestamente ser puestos en práctica dentro de Cuba ─ que nada han conseguido para alcanzar la desestabilización del régimen ─, solo han servido para resaltar las figuras de sus ponentes y poder presentarse como los líderes naturales e indispensable de todo el panorama opositor cubano en una suerte de manifestación del síndrome de mesianismo que debe quedar descartado entre el liderazgo del exilio

Olvidan, sin embargo, algo muy importante: a los pueblos se le moviliza a la acción luego de un trabajo sistemático de concientización dentro de su seno, al interior del mismo pueblo, no con alardes pueriles. Primero hay que ganarse la confianza del pueblo, con propuestas serias, con la confrontación de ideas, con un programa que incite a la necesidad de cambio en la mente colectiva. Labor silenciosa, callada, pero que debe ser conducida con inteligencia y astucia, como nacida desde las entrañas del mismo pueblo y no como sugerencias ni directivas provenientes del exterior, aunque se hagan estas con todas las mejores intenciones, porque, ya se conoce, el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

Los intereses de la oposición cubana deben estar claramente definidos y no necesariamente concertar sus intereses con los intereses de cualquier gobierno de Estados Unidos. Por lo mismo, las organizaciones de exiliados no deben, como organizaciones de cubanos, rendir adhesión a un partido u otro de los Estados Unidos. El exilio debe estar abierto para todos los cubanos de la diáspora cubana, ya sean republicanos, demócratas o independientes; o ya sean de derecha, de centro o de izquierda.

Muy útil sería que los líderes del exilio cubano, dedicaran un apropiado tiempo al estudio, análisis y comprensión de las técnicas y procedimientos de la lucha noviolenta; por su parte, los estrategas y líderes sabios de la lucha noviolenta deben anticipar el peligro de que, dentro del exilio, aparezca un grupo autoritario o dictatorial que pueda aprovechar la situación inestable del período de transición para tomar control del Estado, y prepararse ante tal contingencia y publicitar planes de nocooperación masiva para disuadir y derrotar tales intentos de usurpación.

Las organizaciones de exiliados y emigrados cubanos, dispuestos a dar su aporte al movimiento de resistencia noviolenta que surja en Cuba, deben distanciarse de las políticas de Estados Unidos hacia Cuba. No hacerse los abanderados de la política de embargo económico. Esto hace parecer a toda la comunidad de cubanos como subordinados a los intereses estadounidenses, y explica el por qué no ha habido un apoyo de la comunidad y de la opinión pública internacional a todo el movimiento opositor y disidente al interior de Cuba y del exilio. La estrecha vinculación de las organizaciones de exiliados con las posiciones de derecha del partido republicano ofrece la apariencia de una alianza concertada y explica la razón de que año tras años cuando se discute en la Asamblea General de las Naciones Unidas la validez del embargo económico de Estados Unidos contra el régimen del PCC, solo tres países voten en su respaldo. Hay que hacer todo lo posible para ganar la opinión internacional a favor de un movimiento opositor autóctono, nacido, desarrollado, y ejecutado en Cuba, y dirigido por sus nacionales en contra de la dictadura, y que esta no continúe siendo contemplada como si fuera el pequeño David enfrentado al coloso Goliat imperialista.

Impulsar un fuerte movimiento de lucha noviolenta frente a una dictadura totalitaria requiere, necesariamente de un apoyo político internacional y requiere recursos económicos. Los activistas del movimiento disidente colocado en el ostracismo interno por la dictadura, apenas cuentan con recursos para sufragar su subsistencia física; poco pueden aportar en el sostenimiento económico de la resistencia noviolenta estratégica.

Los recursos económicos deben ser aportados mayoritariamente por el exilio y la diáspora cubana. Algunos pudieran decidirse por conseguir ayuda económica de parte de algún gobierno extranjero, principalmente Estados Unidos, considerándolo como un mal necesario.

Depender de una ayuda financiera de un gobierno extranjero constituiría una desnaturalización de la revolución noviolenta, generaría una futura dependencia del donante; a propósito, debo recordar lo expresado por el caudillo independentista cubano Antonio Maceo y Grajales: “La libertad se conquista con el filo del machete, no se pide: mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos. Tampoco espero nada de los americanos: todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin ayuda que contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso”.

Cuando existe el desánimo dentro de la población y de su liderazgo, las miradas suplicantes se vuelven hacia las fuerzas externas; aunque sea una consoladora esperanza recibir de Estados Unidos o de cualquier otro poder extranjero, el apoyo financiero, la realidad es que esa esperanza puede estar, como afirma Sharp, depositada en un salvador foráneo, que les aporte ayudas financieras, e impongan contra la dictadura sanciones económicas y diplomáticas.

Hay unas cuantas ásperas realidades ─ asegura Sharp ─ con respecto a esa confianza en la intervención extranjera que habría que destacar aquí”. Luego de enumerar algunas actitudes negativas que comporta la acción extranjera, concluye: “Algunos estados extranjeros actuarán contra la dictadura, pero sólo a fin de ganar para sí mismos el control económico, político y militar del país.

Los estados extranjeros podrían involucrarse activamente para fines positivos sólo cuando hubiere un movimiento interno que ya haya comenzado a sacudir la dictadura y logrado que la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno”. 

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