Del
libro en preparación CUBA-RESISTENCIA NOVIOLENTA
Mario
J. Viera
Seguridad
del Estado, Brigadas de Respuesta Rápida y Jueces y Fiscales. Todo este
conjunto constituye uno de los más poderosos pilares de apoyo con los que cuenta
la dictadura del PCC para la implementación de sus medidas represivas (Fuente
del Poder Sanciones). Todos requieren un tratamiento diferente. No se trata de
infiltrarlos, sino de anular su actuación perniciosa.
Hay
que tener presente que ante un acto de protesta noviolenta, el régimen
movilizará, para contener la protesta, a las tropas especiales del Ministerio
del Interior, conjuntamente con destacamentos de la policía y, como elementos
fundamentales, las fuerzas de la Seguridad del Estado y las brigadas de
respuesta rápida.
La
Seguridad del Estado es la verdadera guardia pretoriana del régimen del PCC,
como calificara, el periodista, novelista, y
ensayista, Manuel Vázquez Montalbán, a la policía secreta del régimen
de Francisco Franco. Son la representación exacta de lo que Hannah Arendt identifica como “banalidad del
mal”. Es el primer cuerpo represivo movilizado por el gobierno para
ejercer su rol de policía política ante el mínimo atisbo de protestas públicas.
Tal como fuera la Gestapo o la KGB, o la Stasi alemana, sus oficiales no visten
uniforme, y forman un cuerpo extremadamente bien organizado. Su principal labor
incluye la represión política y la de espionaje y vigilancia sistemática, sobre
todos los ciudadanos, bajo la noción o concepto del “enemigo interno” y la
construcción del imaginario “agente pagado por el imperialismo”, empleando para
ello, a informantes dentro de los CDR, y a los denominados “personal de
confianza” anónimos para conocer sobre cualquier actividad u opinión contraria al
régimen. Como la Securitate de Rumanía, la Dirección de Inteligencia cubana
cuenta con una gran red de informantes y colaboradores en todos los niveles del
Estado e incluso del Partido. Ninguno de
los oficiales que acosan a los disidentes tienen nombre propio pues actúan bajo
seudónimo, esto hace que las denuncias de sus actos solo puedan referirse a un
oficial, Jorge o Jesús o Angel.
Para
cada grupo opositor o disidente destacado, existe una unidad de oficiales que
se encargan de “controlar” sus actividades, empleando para cada uno,
determinados métodos diseñados para advertir, amenazar, o simplemente,
“conversar”. Con ello se confecciona un perfil psicológico de cada disidente
diseñado para encontrarle su punto débil, para, por medio del cual emplear el
chantaje.
Estas
unidades actúan, sobre un caso o un individuo de interés o activista
contestatario, durante un periodo determinado de tiempo, para posteriormente
asignarle los casos a otra nueva unidad. El propósito es evitar el “contagio”
ideológico con el disidente con el cual se interactúa. El mejor agente para el
acoso de un determinado disidente, es el tipo rústico, escaso de imaginación y
de un nivel cultural adecuado; pueden actuar como esbirros o como sicarios, y
siempre lo harán sin escrúpulos de conciencia.
Aunque
en determinados casos, la Seguridad prefiere que sea la policía la que se
encargue de los actos sucios, también sus oficiales pueden actuar directamente
como esbirros, encargados de aplicar la violencia disuasiva; de detener de
manera arbitraria y con violencia a los opositores políticos. No se inhibirán
en atacar a manifestantes noviolentos empleando para ello técnicas de artes
marciales.
La
Seguridad cuenta con sus propias mazmorras donde los detenidos pueden
permanecer por largos periodos de tiempo sometidos a un régimen severo de
confinamiento y sin que puedan contar con la asistencia legal de un abogado. El
propósito es quebrarles y obtener de ellos una “confesión”: para cerrar el
caso. Ningún acusado de actos contra la Seguridad del Estado podrá ser
declarado inocente por el tribunal que conozca del caso. Los jueces y fiscales
también están expuestos a las represalias de la Seguridad del Estado.
¿Tiene
algún punto débil la Seguridad del Estado que pueda ser utilizado por la
resistencia? Lo tiene. La Seguridad actúa por medio de informantes; anular sus
fuentes de información es el objetivo a alcanzar. La resistencia puede, a su
vez construir su propia red de información por medio de Comité de Apoyo Cívico,
para identificar, por sus nombres verdaderos y lugares de residencia, a los
oficiales de la Seguridad del Estado que repriman a los participantes en las
manifestaciones de protesta o acosen y violenten a opositores noviolentos para su
divulgación por todos los medios informativos en el exterior, todo como método
de hostigamiento noviolento.
Las
brigadas de respuesta rápida es otro de los recursos que moviliza la dictadura
junto a la Seguridad del Estado y a las fuerzas policiales en el intento de
frenar la resistencia, actuando como un supuesto “pueblo indignado” frente a
los disidentes y opositores descalificados como “agentes del imperialismo
yanqui”. Esta organización de elementos fanatizados y hasta oportunistas
inescrupulosos del PCC y de la UJC, sin faltar algún que otro delincuente
favorecido, y muy en especial, la participación de viejos “hombres masa”, como
muy bien los ha denominado Armando Chaguaceda, “sectores envejecidos,
políticamente adoctrinados y leales al discurso oficial” consumidores
habituales de las noticias de la prensa oficial. y cuyo “marco de
comprensión de la realidad les hace, a priori, desconfiar y rechazar los datos
y valores distintos”[1];
actúan siempre con el apoyo de la Seguridad del Estado en el acoso a los
opositores, empleando métodos matonistas en los detestables “actos de repudio”,
y hasta llegan a la agresión física, utilizando estacas y cabillas. En la
elaboración de la estrategia para la ejecución de marchas masivas de protesta
deberá considerarse el cómo anular y aislar las acciones de estos grupos
delincuenciales.
En
el caso de los fiscales que promuevan, contra opositores políticos y manifestantes
noviolentos, cargos de sedición y peticiones de graves sanciones de prisión; así
como los miembros del tribunal que los sancionen, se deberá considerar cuáles
métodos de persuasión y de hostigamiento noviolento se aplicará contra ellos.
Al igual que lo propuesto para los oficiales de la Seguridad del Estado, sus
nombres y direcciones de residencia deberán ser divulgados para conocimiento
general.
[1] Armando Chaguaceda. La Ceguera Voluntaria. El Toque, 20 de julio de 2021
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