sábado, 4 de junio de 2016

Comentado sobre la resistencia en Cuba



Mario J. Viera

I

Todo partido político representa una opción de gobierno. Los partidos se estructuran sobre un programa de propuestas afines a un sector de la población dentro del cual buscan sus adherentes. Alcanzar el poder es el objetivo final de todo partido político, empleando para ello una estrategia elaborada a tal propósito.

La oposición cubana debe organizarse políticamente, dejando de ser simples grupos contestatarios. No se trata solo de hacer resistencia al gobierno, sino que debe convertirse en fuerza de presión sobre el gobierno. Es necesario plantear el desafío político, el que como define Gene Sharp en De la Dictadura a la Democracia, es el medio idóneo para negarle al régimen el acceso a sus fuentes de poder fundadas en la cooperación, sumisión y obediencia de la población. La puesta en práctica de lucha no violenta. Por tanto, la oposición debe dejar de ser expresión disidente para proponerse como una opción diferente de gobierno; como oposición con objetivos definidos.

Captar el apoyo de la población, inicialmente quizá, como apoyo silencioso, pero, posteriormente, como apoyo definido. Y este apoyo no se alcanza lanzando solo consignas que pudieran considerarse subversivas, como es gritar “¡Abajo Fidel!”, “¡Abajo Raúl!”, o “¡Abajo el comunismo!” que intimidan a la población ante el riesgo de la represión. Deben elaborarse consignas que pongan su atención en los problemas que enfrenta toda la sociedad, el salario, la alimentación, las condiciones de la asistencia médica, las deficiencias en la transportación pública, el suministro de agua, las condiciones habitacionales y muchas otras de igual corte, y siempre aclarando e instruyendo que toda esa problemática solo es posible superarla con la sustitución del régimen por un gobierno de carácter democrático y que ese gobierno  solo es posible con el triunfo de la oposición.

La oposición debe elaborar un programa mínimo de gobierno y hacerlo conocer por la población. Esto en un primer acercamiento.


Se debe estudiar y elaborar una estrategia de lucha fundada sobre las realidades nacionales y sobre la capacidad de movimiento y organización de la oposición. Lo ideal es alcanzar un consenso entre los diferentes grupos opositores en torno a una plataforma común que no necesariamente tenga que constituirse en un solo partido de toda la oposición. No obstante, si este ideal no es alcanzado, un grupo opositor debidamente organizado que cuente con líderes aptos podría asumir el desafío político por sí mismo. 

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