Mario J. Viera
Ya no hace reflexiones,
ahora escribe artículos. Y dejó de ser el Gran Pitoniso que lanzaba oráculos
apocalípticos para para un futuro próximo, ahora divaga, nunca dejó de divagar
cuando supuestamente reflexionaba. Sus predicciones, sus razones para
cualquiera que le leyera, aunque no fuera una persona versada en temas políticos
o filosóficos podía subrayar los sofismas y las falacias recogidas en sus “enjundiosos”
escritos, que da tan eruditos que eran provocaban risa.
Hoy emergió, ¿o fue ayer?, ¡quién
sabe!, de su cripta tebana para hablar poco fraternalmente del “Hermano Obama”.
Es que Obama había hablado sin tapujos y le dijo vino a lo que es vino y pan a
lo que es pan y lo hizo en la misma Habana … aunque lo hubiera podido haberlo
dicho en el Aula Magna de la Universidad… Ante el rostro del Pequeño hermano
Obama dijo: “debo hablar con honradez
acerca de las cosas en que yo creo: las cosas en las que nosotros, como
estadounidenses, creemos. Como dijo Martí, ‘La libertad es el derecho de todo
hombre a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía’ Así que, déjenme decirles en qué creo. No
puedo obligarles a estar de acuerdo conmigo, pero ustedes deben saber lo que
pienso”. Y habló de lo creía y de lo que él pensaba, y dijo: “Creo que los ciudadanos deben tener la
libertad de decir lo que piensan sin miedo de organizarse y criticar a su
Gobierno, y de protestar pacíficamente; y que el Estado de Derecho no debe
incluir detenciones arbitrarias de las personas que ejercen esos derechos. Creo
que cada persona debe tener la libertad de practicar su religión en paz y
públicamente. Y, sí, creo que los electores deben poder elegir a sus gobiernos
en elecciones libres y democráticas”.
“Se supone ─ anotó Castro ─ que
cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras
del Presidente de Estados Unidos”. No un infarto, aunque si fruncieron el ceño
y palideció el Hermano Menor, y Ramiro Valdés apretó las mandíbulas. Y ante el
patético auditorio de los dirigentes del Partido Comunista y de los invitados
gubernamentales, el “hermano Obama” proclamó, si, en Estados Unidos hay
desigualdad económica; existe la pena de muerte (como existe en Cuba, olvidó
decir); hay discriminación racial y se hacen guerras en el extranjero; pero,
dijo: “esto es lo que el pueblo cubano
necesita comprender: yo estoy abierto a ese debate público y al diálogo. Es
bueno. Es saludable. No le temo”.
¿Cómo acota estas palabras
Big Brother? Diciendo: “Las poblaciones
nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la
discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el retiro y el salario
de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de que el señor Barack
Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y racista de contratar
esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de
recreación fue barrida por la Revolución Cubana”.
¿Poblaciones nativas? Omitió
el articulista que Obama antes había dicho: “Conozco la historia, pero me niego a ser atrapado por ella”; de lo
que se trata es del presente y de lo que se intenta hacer en el futuro, y no
estar aherrojado por el pasado como está atado todo el régimen impuesto en Cuba;
¿qué importa en el siglo XXI lo que hicieron los reyes de España en el siglo
XV? El escribiente, sigue sumergido en la lectura de “Las venas abiertas de América
Latina” olvidando que ya eso es historia que el viento se llevó, y yerra alegando
que esos reyes “nos trajeron a los conquistadores y dueños”; yerra a propósito
porque no existíamos, no éramos un nosotros, no éramos nación; y de aquellos
conquistadores y de aquellos dueños surgió el cubano mezclado con genes de
aquello españoles conquistadores y de los esclavos africanos.
Es poco probable que la gente
en Cuba haya leído el “artículo de Fidel”, pero sus hipotéticos lectores es
seguro que se rascaron la nuca y hasta dedicaran una sarcástica sonrisa al leer
aquello que dijo del retiro y del salario de todos los cubanos, como si hubiera
sido una conquista “revolucionaria”. ¿Cuál retiro y cuál salario – le preguntaría
─ es ese del que habla? ¿Menos de doce dólares al mes es acaso un retiro y un
salario? Y aquello tremebundo de “la odiosa costumbre burguesa y racista de
contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros
de recreación, ¿se estaba refiriendo a la Cuba republicana o estará hablando de
la Suráfrica del Apartheid? Confundió dos escenarios completamente diferentes. La
prueba de que la “revolución” cubana barrió la discriminación racial se
encuentra en la composición étnica del Comité Central del Partido y del Consejo
de Ministros donde hay algún que otro negro…
¿Qué hay de esa memoria
suya sobre la expedición de Bahía de Cochinos? ¿Será cierto que aquella
expedición contaba con infantería blindada, que estaba equipada con aviones, y
acompañada por buques de guerra y portaviones de Estados Unidos? ¡Vamos, hombre,
si apenas sobrepasaba un millar de hombres! ¿Buques de guerra y portaviones de
Estados Unidos? Como diría un mexicano: ¡No manches, güey!
¿Qué decir de esa advertencia
que le hace a Estados Unidos, cuando dice: “Advierto
además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales
que necesitamos…”? No es necesario agregar nada, ya se sabe la capacidad
que posee el régimen castrista de producir alimentos… capacidad que tiende a
cero.
“Nadie se haga la ilusión ─ escribe con entusiasmo ─ de que el pueblo de este noble y abnegado
país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha
ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura”. No el
pueblo, ese al que le habló el Hermano Obama, cada día va perdiendo el miedo y
seguro que no renunciará, es más, luchará para conquistar la gloria y los
derechos que los usurpadores del poder le arrebataron. Mientras tanto: “En paz
descanse, Fidel Castro”.
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