lunes, 27 de diciembre de 2010

Cuba elimina el impuesto al dólar de las remesas procedentes de EE UU

MAURICIO VICENT | La Habana 26/12/2010  El Pais. com

Otra medida de Raúl Castro en la "dirección correcta". Así calificaba un veterano economista, habitualmente escéptico, la reciente decisión del Gobierno cubano de eliminar el 10 % de "impuesto revolucionario" con que gravaba los envíos de remesas en dólares de los emigrados. La medida beneficiará a cientos de miles de cubanos con parientes en EE UU y permitirá a las autoridades captar desde un inicio la mayor parte de las divisas que entran al país en concepto de remesas, algo de vital importancia para el Gobierno en momentos en que la isla atraviesa una delicadísima situación financiera y cuando cada dólar cuenta.

La medida empezó a aplicarse el lunes, pero no se hizo pública hasta el jueves, cuando la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de EEUU, emitió un comunicado explicando que las oficinas de la Western Union en la isla podrán entregar a partir de ahora pesos convertibles (CUC) a los cubanos sin el 10% de gravamen a cambio de los dólares depositados en EE UU.

Hasta ahora los cubanos recibían el dinero en dólares estadounidenses y después tenían que cambiarlo en los bancos por CUC o pesos cubanos, con la multa del 10%. Obviamente, el dinero menguaba sustancialmente, sobre todo teniendo en cuenta que la tasa de cambio es de 0,90 pesos cubanos convertibles por cada dólar, sin contar el gravamen de marras. Esto es, por cada 100 dólares enviados desde EE UU el destinatario en Cuba recibía 80 CUC.

La realidad era que, para evitar la mordida draconiana, casi nadie enviaba el dinero a través de la Western Unión; lo común era utilizar los servicios clandestinos de "mulas", que obtenían magras comisiones por transportar y entregar el dinero a las familias en Cuba. La situación puede dar un giro de 180 grados: lo ocurrido estos días -se ha disparado el envío de dinero a través de las oficinas de la WU- lo demuestra.

Nadie sabe en realidad cuánto dinero entra al año a la isla por concepto de remesas. Usualmente, se habla de entre 800 y 1.000 millones de dólares, pero no hay seguridad. De cualquier modo, este dinero fresco es más que todos los ingresos netos que se obtienen por concepto de turismo, o más que los beneficios obtenidos por el total de las exportaciones del Estado... Se entiende su importancia

El dinero de las remesas llegaba a las arcas del Estado al materializarse en la red de tiendas de divisas, donde se paga en pesos convertibles y las comisiones son elevadas. Ahora, si es cierto que las autoridades perderán el 10% de lo que obtenían por concepto de la multa (aproximadamente 100 millones de dólares, equivalente a 76,2 millones de euros) a cambio accederán de inmediato al total de las divisas que entren al país.

El impuesto del 10% a los dólares estadounidenses comenzó a aplicarse a comienzos de la década, en pleno recrudecimiento del embargo por la Administración de George W. Bush, como respuesta a las sanciones impuestas por Estados Unidos a los bancos internacionales que realizaban operaciones de cambio de dólares con Cuba. Esto hacía mucho más caras las transacciones de la isla.

La medida adoptada ahora es importante: tanto para la gente de a pie, a la que le cundirá más el dinerito que le envíen sus parientes en EE UU, como para el Gobierno, que sigue asfixiado por la escasez de divisas y las dificultades financieras. A finales del año pasado, el Gobierno congeló las cuentas bancarias de numerosos empresarios extranjeros, una situación que ha comenzado a aliviarse poco a poco pero que todavía no está resuelta.

Aunque no tanto como en otros países del área, las remesas son importantes para la economía cubana. El ex presidente George W. Bush restringió sustancialmente las remesas durante su mandato, pues redujo tanto los viajes de los exiliados como la cantidad de dinero que podían enviar, pero han aumentado considerablemente con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca que eliminó numerosas trabas para que los cubanoamericanos viajen y envíen dinero a sus seres queridos.

Cuba sienta las bases en estos momentos de un cambio de modelo económico. El propio Raúl Castro ha dicho en varias ocasiones que el viejo modelo de socialismo estatista conduce al "precipicio" y que el país ha de abrirse a un sistema mixto, con cada vez mayores espacios para el autoempleo, la iniciativa privada y el fomento del sector cooperativo. Hoy, en medio de un debate nacional para preparar el VI Congreso del Partido Comunista, que se realizará en abril, se habla abiertamente de recortes sociales, despidos y, en definitiva, del fin de las políticas subsidios generalizados y del fin del igualitarismo. Aunque el discurso oficial mantiene la vigencia de la planificación y del socialismo sobre el mercado, se apuesta por la descentralización, la autogestión empresarial, el reparto de tierras ociosas a los campesinos privados y se contemplan los créditos bancarios para los cuentapropistas. El plan es que, en tres años, 1.800.000 cubanos pasen al sector "no estatal"; esto es, que para entonces la mitad de la población trabajará en el sector privado. No es un secreto para nadie que, para todo lo que hay que hacer y los negocios por montar, los dólares de los emigrados vienen muy bien.

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