Mario
J. Viera
Lo
que anhelaba Hamás parece estar próximamente alcanzado: unir a todo el mundo
islámico en contra de Israel. El fatídico misil que estalló sobre un hospital
de Gaza, el hospital Al-Ahli, ha posibilitado ese
objetivo. De inmediato, tras el estallido de ese misil ocurrido sobre las 7:50
pm (hora local), Hamás se apresuró a culpar del siniestro a Israel, “crimen de
guerra” denunció la organización islamista de Gaza. Israel lo ha negado: "Inteligencia
de múltiples fuentes que tenemos en nuestras manos indica que Yihad Islámica
Palestina es responsable del lanzamiento fallido del cohete que
impactó en el hospital de Gaza". Así lo comunicaron las Fuerzas de
Defensa Israelí. Acusación esta que Yihad niega rotundamente.
¿Quién
dice la verdad? Hasta ahora no hay evidencias definitivas sobre quien fuera el
culpable del siniestro. Sin embargo, para casi todas las opiniones
internacionales, no solo las del campo islámico, Israel es el principal
sospechoso; ¿acaso no despiertan suspicacia las palabras del ministro de Seguridad
Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, expresadas en su cuenta de Telegram?: "Hasta
que Hamás no libere a los rehenes que tiene en sus manos, lo único que
necesita entrar en Gaza son cientos de toneladas de explosivos de la Fuerza
Aérea, ni un gramo de ayuda humanitaria",
Y
son cientos de toneladas de explosivos israelíes las que caen sobre la
densamente poblada ciudad de Gaza; como son también los desmanes cometidos por
las fuerzas de Israel y de los colonos asentados en los territorios ocupados
por Israel en la Cisjordania.
¿Habrá
cometido Israel, en realidad, esa estupidez de bombardear un hospital civil? La
Organización Mundial de la Salud, sin mencionar directamente a Israel, parece
creerlo, cuando expresó: "Se debe respetar el derecho
internacional humanitario, lo que significa que la atención de salud debe
protegerse activamente y nunca ser un objetivo". La ONG Médicos sin
Fronteras se ha expresado en igual sentido: "Nada justifica este
espantoso ataque contra un hospital y sus numerosos pacientes y personal
sanitario, así como contra las personas que allí buscaban refugio. Los
hospitales no son un objetivo. Este derramamiento de sangre debe terminar. Ya
basta".
Biden,
tras su entrevista con Netanyahu en Israel, no puso en duda la versión israelí;
así mismo lo considera el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca,
según expresó su vocera Adrienne Watson en un mensaje colocado en la plataforma
X: “Si bien seguimos reuniendo
información, nuestra evaluación actual, basada en el análisis de imágenes
aéreas, interceptaciones e información de fuentes abiertas, es que Israel no es
responsable de la explosión en el hospital de Gaza”. Esta posición
estadounidense parece ser precipitada y pudiera poner en riesgo la credibilidad
de Estados Unidos, si a la postre, resultara que fue un misil de Israel el que
impacto sobre el hospital Al-Ahli.
Dentro de este sentido, lo anotado en Linkedin
por Josh Paul, un funcionario del Departamento de Estado, al renunciar a su
cargo "debido a un desacuerdo de política con respecto a nuestra continua
asistencia letal a Israel" ─ tal como lo recogió CNN ─: “…creo hasta la
médula de mi alma que la respuesta que está dando Israel, y con ella el apoyo
estadounidense tanto a esa respuesta como al statu quo de la ocupación, sólo
conducirá a un sufrimiento mayor y más profundo tanto para el pueblo israelí
como para el palestino, y no redunda en el interés estadounidense a largo plazo
(…) el apoyo ciego a un bando es
destructivo a largo plazo para los intereses de las personas de ambos bandos”.
El Parlamento Europeo ha sido más cauto en
cuanto al tema del misil sobre el hospital de Gaza, pues a la vez que insistió en
la necesidad de eliminar a Hamás, y el reclamo a Israel para “cumplir estrictamente
el Derecho Internacional humanitario”, también pidió que se abra una
investigación para que los responsables del ataque al hospital Al-Ahli rindan cuentas por tal acción.
Si en realidad no fue Israel quien provocó el
siniestro y tal como alega este, se debió a un mal dirigido misil de la Yihad
Islámica Palestina, entonces el hecho continuaría siendo aprovechado por Hamás
para su propaganda en contra del Estado judío. Si esto fue así la propaganda
psicológica influiría en las mentes de todos los musulmanes del mundo para
negar la verdad; una influencia psicológica ya existente en ellos para seguir
viendo a Israel como el origen de todos los males; porque, ciertamente Israel
ha cometido muchos errores políticos en cuanto a los palestinos con su
obstinación de no reconocer a la Autoridad Nacional Palestina, con su política
de reforzar los asentamientos de colonos judíos en los territorios ocupados por
Israel en Cisjordania desde 1967, con su imposición de hacer de Jerusalén de
ser una ciudad solo israelí y negar el derecho internacionalmente reconocido a
la Autoridad Nacional Palestina sobre el este de Jerusalén; errores políticos
que continuarán alimentado la propaganda islamista. Hay por otro lado un choque
de cultura marcado por corrientes fanáticas entre islamistas y judeistas; un
choque entre el Coram y la Torá.
El conflicto de ahora tiene como sustento
algunas cuestiones pendientes que requieren solución. Primero dialogar en
paridad para resolver el establecimiento de un Estado Palestino dentro de unas
fronteras definidas y respetadas por ambas partes; definir de manera justa, sin
imposiciones de poder el estatus de Jerusalén; y dar solución al problema de
los 750 mil refugiados palestinos (la llamada Nakba palestina) y de las colonias judías en Cisjordania. Por
supuesto, Israel debe estar dispuesto a retornar a sus fronteras de antes de
1967, con la exclusión de los Altos del Golán. Nada de esto está dentro de la
agenda política del ultraderechista Benjamin Netanyahu ni del Likud; como
tampoco está en la agenda de los fanáticos islamistas Hamás y Yihad Islámica
Palestina.
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