martes, 17 de octubre de 2023

COMO DIJO MUJICA: “ahí hay vida humana, no son perros”

 

Mario J. Viera

 


La respuesta de Israel contra la agresión de Hamás ha sido contundente, si por contundente debemos entender, violenta, furiosa, sin importar para nada vida de civiles, de personas comunes, que nada tienen que ver con las milicias terroristas de la franja de Gaza. Pedirles a los civiles que habitan en la densamente poblada ciudad de Gaza desplazarse hacia el sur de la franja para después lanzar sobre ese territorio un poderoso bombardeo no solo es paradójico, sino también inhumano. No es, bajo ninguna manera, acabar con la maldad.

Contra Hamás Israel ha desencadenado la represalia; ha bloqueado todo suministro de agua, electricidad, combustibles y alimentos a Gaza, y ahora solo ha permitido que se suministre agua, pero solo ha sido, como informa EFE, menos del 4% del agua que consumía la población de Gaza antes del inicio de la guerra que Hamás inició. En la puerta de Rafah, espera un convoy de ayuda humanitaria por la autorización israelí. Los hospitales en Gaza han colapsado por la falta de electricidad y combustible, la situación de los gazatíes es desesperante.

Pero Hamás cree, así lo piensa que, con su temerario y criminal ataque a Israel pretende unificar a todos los palestinos en una guerra sagrada contra el Estado de Israel a fin de hacerle desaparecer como nación. Hamás. como lo asegura Peter Bergen quien fuera oficial de inteligencia en Israel, pretende “controlar todo el sistema palestino, lo que significa la Autoridad Palestina y la OLP. Hamas percibe a la Autoridad Palestina como colaboradora de Israel y quiere socavarla. Quieren colapsar la Autoridad Palestina y, por tanto, Hamas es la amenaza más grave para la supervivencia de la Autoridad Palestina”.

Sí, la represalia de Israel contra Hamás ha de ser todo lo fuerte que sea necesaria y hasta recurrir a sus fuerzas para entrar dentro de Gaza a fin de destruir para siempre a los caudillos terroristas; pero nunca condenar a toda la población de Gaza a la triste suerte de la Jericó bíblica, pues como bien dijera el expresidente de Uruguay, José Mujica, “ahí hay vida humana, no son perros”.  

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