Mario
J. Viera
La
guerra con toda su presencia de sangre, destrucción y desolación ya azota a las
regiones de Israel y de la franja de Gaza. Todo comenzó con la violenta
agresión desatada por Hamás, que causó la muerte de más de 1,300 israelíes, la
mayoría. Civiles incluyendo niños. No existía un antecedente inmediato, por el
cual Hamás, la organización terrorista que ejerce el poder de facto sobre Gaza,
pudiera justificar el ataque con miles de misiles sobre Israel. El gobierno
hebreo fue tomado por sorpresa. Sin embargo, era este el momento preciso que
supo aprovechar Hamás. Como apunta el profesor israelí Yuval Noah Harari, “los
israelíes están pagando el precio de años de arrogancia, durante los cuales
nuestros gobiernos y muchos israelíes comunes y corrientes sintieron que éramos
mucho más fuertes que los palestinos y que simplemente podíamos ignorarlos. Hay
mucho que criticar sobre la forma en que Israel ha abandonado el intento de
hacer la paz con los palestinos y ha mantenido durante décadas a millones de
palestinos bajo ocupación”. Nada de esto, por supuesto, justifica las
atrocidades cometidas por Hamás, pero la situación política dentro del Israel
la supo aprovechar Hamás.
Y
continúa su análisis Harari, explicando lo que denomina “disfunción del Estado”
de Israel: “La verdadera explicación de la disfunción de Israel es el
populismo (…) Durante muchos años, Israel ha sido gobernado por un
hombre fuerte, un populista, Benjamín Netanyahu, que es un genio de las
relaciones públicas pero un primer ministro incompetente. En repetidas
ocasiones ha preferido sus intereses personales al interés nacional y ha
construido su carrera dividiendo a la nación contra sí misma. Ha designado
personas para puestos clave basándose más en la lealtad que en las
calificaciones, se ha atribuido el mérito de cada éxito, pero nunca ha asumido
la responsabilidad de los fracasos, y parece dar poca importancia a decir o
escuchar la verdad”. La coalición de gobierno de Netanyahu, expone Harari,
es “una alianza de fanáticos mesiánicos y oportunistas descarados, que
ignoraron los numerosos problemas de Israel (incluido el deterioro de la
situación de seguridad) y se centraron en cambio en hacerse con un poder
ilimitado. Para lograr este objetivo, adoptaron políticas extremadamente
divisivas, difundieron escandalosas teorías de conspiración sobre instituciones
estatales que se oponen a sus políticas y etiquetaron a las élites al servicio
del país como traidoras del ‘Estado profundo’”.
Y
sobre este mismo tema otro intelectual y político israelí, Shlomo Ben-Ami
refiere: “Tarde o temprano, la magia política destructiva del primer
ministro israelí Benjamín Netanyahu, que lo ha
mantenido en el poder durante 15 años, estaba destinada a marcar el comienzo de
una tragedia mayor. Hace un año, formó el gobierno más radical e incompetente
de la historia de Israel”. Agrega Ben-Ami: “Pero al descartar cualquier
proceso político en Palestina y afirmar audazmente, en las directrices
vinculantes de su gobierno, que ‘el pueblo judío tiene un derecho exclusivo e
inalienable a todas las partes de la Tierra de Israel, el gobierno fanático de
Netanyahu hizo inevitable el derramamiento de sangre (…) Netanyahu invitó imprudentemente
a la violencia al pagar a sus socios de coalición cualquier precio por su
apoyo. Les permitió apoderarse de tierras palestinas, expandir los
asentamientos ilegales, despreciar las sensibilidades musulmanas con respecto a
las mezquitas sagradas en el Monte del Templo y promover delirios suicidas
sobre la reconstrucción del Templo bíblico de Jerusalén (en sí mismo una receta
para lo que podría ser la madre de todas las yihads musulmanas). Mientras
tanto, también marginó al liderazgo palestino más moderado de Mahmoud Abbas en
Cisjordania, reforzando efectivamente al radical Hamas en Gaza”.
Sin
embargo, pasado el primer estado de estupor, la respuesta israelí no se hizo
esperar. Movilizadas sus tropas eliminaron a los invasores de las milicias
armadas de Hamás, las que a su paso por territorio de Israel cometieron atroces
ataques contra ciudadanos civiles, asesinatos, violaciones sexuales y torturas.
Y lanzó Israel su arsenal de misiles sobre Gaza. No se podía ajustar la
respuesta armada a consideraciones humanitarias; se trataba de la supervivencia
nacional. La respuesta fue violenta sobre un enclave donde se hacinan 2, 3
millones de personas.
Se
conmociona el mundo musulmán; no condenan la agresión de Hamás, condenan la
reacción defensiva-ofensiva de Israel. Arabia saudita decide suspender las
conversaciones para una posible normalización de las relaciones bilaterales.
Como informó France 24, la monarquía árabe condenó la respuesta de Israel de
bombardeo sobre “civiles indefensos” en Gaza, rechazando "categóricamente"
cualquier ataque a la población civil palestina.
Loa
ayatolas de Irán se frotan las manos y acusan de “criminales de guerra” a los
israelitas y a quienes les apoyan. No se oculta su alianza estratégica con el
grupo terrorista gazatí. Hamás cuenta con todo el respaldo de Irán y el financiamiento
por parte de Qatar.
Pero
Israel no se detiene quiere eliminar para siempre a los terroristas de Hamás e
impone un poderoso bloqueo a la franja de Gaza al acceso del suministro de agua
y electricidad, además de la entrada de alimentos, medicinas y otros bienes
esenciales. ¿Cruel? Sí, pero más lo es el que Hamás utilice a los civiles de
Gaza como escudo humano para lanzar con cierta impunidad sus ataques sobre
Israel, La situación de Gaza cada vez se hace más angustiante; como lo expresó
France 24: “No hay electricidad, agua, combustible para que funcionen los
generadores en los hospitales, y ya casi no queda comida”.
El
régimen implantado en Gaza nunca ha podido superar la pobreza de la población gazatí
que se ha agravado con el bloqueo que Israel mantiene sobre ese territorio y
las sanciones económicas que algunos países de Europa mantienen sobre el
territorio; en el 2019 el desempleo ascendió hasta el 53% de la población
activa. Hamás no quiere ningún acuerdo con Israel, pretende mantener su
hegemonía sobre el territorio de Gaza, y el gobierno ultra derechista de
Netanyahu le ha abierto la puerta para hacer validez de su arrogancia fanática.
El
territorio de 360 km² de Gaza es uno de los más densamente poblados del mundo
alcanzando una densidad poblacional de 5,046 hab/km². La ciudad de Gaza situada
a la rivera del Mediterráneo tiene una extensión superficial de 45 km² con una
densidad poblacional de 13 121,8 hab/km². Así se puede apreciar la gravedad de
un ataque poderoso por parte de Israel, la devastación de una ciudad tan
densamente poblada, miles de civiles pagaran caro la osadía de Hamás, un
apocalipsis sobre Gaza. Sí así será de acuerdo a lo que asegura el jefe del
Estado Mayor del ejército israelí, Herzi Halevi: “Nuestra responsabilidad
ahora es entrar en Gaza, ir a los lugares donde Hamás se está preparando,
actuando, planificando y lanzando. Para atacarlos en todas partes, a cada
comandante, a cada operativo, destruir toda su infraestructura”,
Una
reunión urgente del Consejo Europeo. De acuerdo con reporte de EFE en ese
encuentro se reconoció “enérgicamente” el derecho de Israel a defenderse de
ataques como el perpetrado por el movimiento islamista Hamás, pero subrayando
que la respuesta debe estar en línea con “el derecho humanitario e
internacional” y que se debe “garantizar la protección de todos los civiles”.
¿Es acaso posible, ahora, en estos momentos garantizar la protección de todos
los civiles de Gaza? Lo dudo.
Los
27 del Consejo de Europa recalcaron que continúan comprometidos con “una paz
duradera y sostenible basada en la solución de dos Estados” mediante “esfuerzos
renovados” en el proceso de paz de Oriente Medio, informó EFE. “Subrayamos ─
expresaron los 27 en un comunicado ─ la necesidad de comprometernos
ampliamente con las autoridades palestinas legítimas, así como con los socios
regionales e internacionales que podrían desempeñar un papel positivo en la
prevención de una nueva escalada”, Esto, por supuesto nada le dice a Hamás
que solo quiere anegar en sangre a todo Israel sin importarle la sangre de
civiles se derrame en la Franja de Gaza. Israel no se detendrá hasta ver aniquilada
Hamás y todas sus fuentes de aseguramiento militar. ¿Después qué sucederá?
He
ahí donde quedará plasmada la disyuntiva para Israel y la Autoridad Nacional de
Palestina. Resolver todas las contradicciones por medio de negociaciones serias
que conduzcan al establecimiento de dos Estados soberanos que pudieran firmar
un tratado de paz permanente. Pero primero, Israel debe retirarse de las zonas
ocupadas de la Cisjordania, renunciar a los asentamientos de colonos judíos en
esos territorios ocupados por Israel. Pero mientras exista un Netanyahu en el
poder, las heridas no se subsanarán; las contradicciones continuarán y se
levantarán nuevos Hamás, continuarán fortaleciéndose los guerrilleros libaneses
de Hezbolá y el cercano oriente continuará siendo una zona conflictiva.
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