Mario J. Viera
El
dictador de turno de Cuba se siente satisfecho; si hasta parece contento con
los pobres resultados del equipo beisbolero que sufrió una verdadera pateadura
de carreras en su enfrentamiento con el conjunto estadounidense; sí, porque
quedar en cuarto lugar es un gran honor. “Ustedes hicieron feliz a este pueblo”,
exclamó el dictador en la bienvenida a un equipo quedado en la marginalidad
deportiva, tan marginal como el marginal nombre que le regalara a la selección
cubana de “Team. asere”.
Feliz
está el pueblo, ¡sí, cómo no!, si solo salieron cuatro gatos debidamente
seleccionados para darles un cordial recibimiento y todo ello hasta “bajo la
inclemencia del tiempo en la capital”. ¡Asere, qué bolá, ustedes son los héroes
del momento! ¿Héroes? Allá, al Coliseo de la Ciudad Deportiva, fueron llevados
los aseres entre, según afirmó el libelo órgano oficial del PCC, “los vítores
de miles de jóvenes de las escuelas deportivas y de las universidades de la capital”,
vítores que dieron porque tenían que dar; las orientaciones deben ser cumplidas
a cabalidad.
Y
afirma el asere, digo, el presidente: “Aquí llevamos varios días que solo se
habla del Team Asere y de las elecciones del día 26 de marzo en las que también
vamos a tener una victoria de la Revolución”. Es posible que sí, que sean ellos
los que lo hablen, porque dentro del pueblo se habla diferente. Por otra parte,
si el 26 de marzo la dictadura, que se autodenomina “revolución” obtenga igual
victoria que la obtenida por los aseres, será lo mismo que le ocurriera a la
selección cubana de béisbol, el descalabro alcanzado en Miami, protestas de
Miami aparte.
“El
viernes ─ hizo recordar el asere presidente ─ hubo un concierto multitudinario
y un acto político en la escalinata de la Universidad de La Habana, con más de
70 000 personas, y todo el mundo hablaba del equipo Cuba y de apoyarlos”. ¡No
jodas, asere! ¿Setenta mil personas?
Miami,
el pasado domingo, les dio a los aseres un desagradable mitin de repudio; pero
este lunes, el asere Díaz-Canel los puso en ridículo con sus hipócritas
alabanzas y los utilizó para hacer campaña a favor de la farsa electoral del 26
de marzo.
¡Qué
pena, pobres peloteros cubanos, solo han quedado como un grupo marginal de
aseres! Mal recibidos en Miami y ridiculizados en Cuba.
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