Mario J. Viera
¿Cuándo se entenderá en Cuba que nadie tiene “derechos
constitucionales” y que esos derechos solo los tiene el PCC? Hasta que esto no
cale en la mente de los activistas de la oposición cubana se seguirán dando
palos a ciegas. ¿Cuándo entenderán los ilusos de las plataformas independientes
de “derechos” y “defensa” electorales, que la tan manida la Ley 127 o Ley Electoral
de agosto de 2019, es susceptible de ajustes sobre la marcha de acuerdo con los
condicionamientos del régimen?
Hay en Cuba, en la mentalidad reformista, grupos
como Observadores de Derechos Electorales (¿Cuáles derechos electorales); como
la Comisión Cubana de Defensa Electoral (¿defender, supuestos “derechos electorales”?
derechos que jamás se alcanzarán mientras superviva el régimen del PCC); y como
Ciudadanos Observadores de Procesos Electorales (“Observadores” no reconocidos
por la dictadura ¿qué poder pueden tener para actuar como tales, cuando de
inmediato son reprimidos por la seguridad del estado y obligados a mantenerse
en reclusión domiciliaria mientras dure el proceso electoral?).
Las plataformas denuncian: “…en muchos colegios electorales se le negó la entrada a cualquier ciudadano, y muchos de ellos, también activistas, fueron detenidos, sus casas sitiadas, amenazados con fuertes represalias y hasta golpeados por el ejercicio de sus derechos constitucionales". Así, y siempre así, actuará una dictadura totalitaria como la existente en Cuba.
¿Línea civilista y sin confrontación y solo de carácter
reformista? ¡Habrá que esperar por la aparición milagrosa de un Gorbachov
cubano!
Desde la tranquilidad del exilio no les voy a
proponer que sigan una línea de acción determinada, eso es asunto de los
activistas de la oposición o de la disidencia interna en Cuba. No por ello
tengo que inhibirme de criticar lo que considere equivocado en los métodos que
se empleen para enfrentar al régimen, sean civilistas, reformistas o violentos
o como puedan definirse. No obstante, considero que la labor de convencimiento
para el impulso del abstencionismo electoral fue deficiente confiando todo el
esfuerzo en una propaganda diluida dentro de los medios sociales del internet.
Pudo haberse hecho mucho más, tiempo suficiente hubo
para ello. Con o sin plataformas independientes, en Cuba existe el descontento,
el rechazo al sistema en grandes sectores poblacionales; eso quedó demostrado el
11 de Julio y ese descontento tenía que ser aprovechado para impulsar el
abstencionismo, no de manera exclusiva por plataformas digitales sino de manera
directa dentro del pueblo, aunque es claro que, para ello, se requería
organización y la formación de activistas entrenados para llevar el mensaje a
todos, vis à vis.
Debió solicitarse al Consejo Interamericano de
Derechos Humanos su disposición de enviar observadores imparciales para el
escrutinio de los resultados electorales, acompañando esa solicitud con un
informe pormenorizado de todas las violaciones precedentes en materia electoral
y declarar, por todos los medios, que la oposición cubana no reconocería como
válidos los resultados electorales no supervisados por observadores
internacionales.
Y aquí están los resultados del escrutinio electoral
dado a conocer por Alina Balseiro Gutiérrez, máxima responsable de las
autoridades electorales, esas que, de acuerdo al Artículo 86, inciso a de la
Ley 127, deben: “Hacer patente, en todo momento, su lealtad a la Patria,
a la Revolución y al sistema político, económico y social que defendemos”:
de 8.120.072 electores 6.164.876 votaron, el 75,92% del padrón electoral, lo
que hace situar el índice de abstencionismo en solo 24.08 % del registro
electoral; además, el 90,28% de las
boletas fueron válidas, en blanco fueron un 6,22% del total, anuladas, un 3,50%
y el 72.10% de los electores votaron por todos los candidatos propuestos. ¿Resultados
creíbles? Evidentemente no.
A las cinco de la tarde, hora de cierre de los
colegios electorales, había votado ─ según el Consejo Nacional Electoral ─ un
70,34 % del censo electoral para un índice de abstención de muy cera del 30 %
(29.66). Como el CNE tiene que ser leal a la revolución y al sistema político,
económico y social impuesto en Cuba por el PCC, se extendió por dos horas más
el horario de apertura d los colegios electorales.
Había que desmentir la consigna “Cuba dice NO a la
dictadura”. Había que resaltar el voto favorable a la consigna del régimen del
voto unido, por lo que del 90% de boletas válidas el 72 % de ellas correspondió
a favor del voto por todos los candidatos.
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