miércoles, 12 de junio de 2019

DISIDENCIA “LIGHT”


Mario J. Viera


No soy precisamente uno al cual catalogar como “fan” del diario digital 14 y medio, pero de cuando en vez entro a hojear, es un decir, sus páginas electrónicas; al igual que nada tengo de “fan” de ese atentado al buen periodismo que se hace bajo la cobertura del periódico Granma, aunque también, alguna vez que otra, me sumerjo en la lectura de sus notas noticieras, reportajes y artículos de opinión.

Y este cotejo de ambos medios me permite formar una idea de la calidad periodística que diferencian o igualan a uno y otro. Granma, ¡ya se sabe!, no hay nada en su redacción que no tenga ese cierto toque de editorial que le caracteriza, ya sea en una noticia, ya un reportaje. 14 y medio, es diferente, es un periódico culto, con noticias bien redactadas desde el punto de vista periodístico; y su estilo, en general es elegante.

Cuando entramos en la primera página de 14 y medio, cuesta diferenciarle de cualquier otro que se edite, en México, Uruguay o Argentina. Noticias generales de cualquier parte del mundo, redactadas por sus propios reporteros ─ que no siempre siguen los principios de la pirámide invertida ─, o cables de agencias internacionales (con preferencia por EFE). Todo muy periodístico, no se puede negar.

Buen periódico digital es 14 y medio, pero es un órgano informativo ilegalizado de acuerdo con las leyes dictadas por el Buró Político del Partido Comunista de Cuba y aprobadas por la Asamblea Nacional del Poder Popular. Esta ilegalización de 14 y medio lo coloca dentro de ese limbo legal donde se ubican todos los medios informativos no oficiales, definidos como “periodismo independiente” o “periodismo alternativo”, o quizá mejor “periodismo disidente”.

La línea ideológica de cualquier medio se expresa en sus editoriales y los editoriales de 14 y medio lo definen dentro del amplio abanico interpretativo del concepto “disidente”. Pero, cabe la pregunta, ¿qué tipo de disidencia representa su equipo editorial? Tal vez la respuesta a esta interrogante, nos la ofrezca su Editorial del 21 de mayo de 2017, suscrito bajo la firma de Yoani Sánchez, una innovación en la redacción de los editoriales que siempre son anónimos, porque representan la opinión de todo su cuerpo de redacción:

Este diario ha privilegiado durante tres años la información sobre la opinión, ha hecho del reportaje su contenido insignia y ha apostado por historias bien escritas, cuidadas y ancladas a la realidad. Hemos logrado acercarnos a mundos contrapuestos: oposición y oficialismo; ecología e industria; emigración y emprendimiento local.

Hemos evitado los adjetivos para concentrarnos en los hechos y deslindar el periodismo del activismo. Nuestra brújula busca mantener la seriedad y el rigor en los textos más sencillos y los más complejos. En esta redacción se repiten algunas frases que revelan esa premisa: “es mejor llegar tarde que llegar mal”, “no trabajamos por los hits sino por la información”, “ser reportero no es una buena profesión para hacer amigos”, “un buen periodista siempre va a terminar molestando a alguien”… y otras muchas tantas”.

Muy europeizante, pero no lo digo en sentido peyorativo, ¡líbreme Dios de tal cosa! Europa es la madre de nuestra cultura, es la cumbre del refinamiento y de los buenos modales y ejemplo de buen periodismo. ¡Ya quisieran muchos de los medios informativos de Estados Unidos tener este signo de “europeizante”! En Europa es válido el concepto de privilegiar la “información sobre la opinión’; pero en Cuba, ¡Uf, ya no es tanto así!; y no es tanto así, porque en Cuba se está librando una guerra civil fría, una guerra civil donde los contendientes son, de una parte, el régimen dictatorial del Partido Comunista de Cuba y de la otra, la sociedad civil; una guerra civil fría que por el momento está a favor de la dictadura. Y en esta guerra civil fría están muy bien definidos los “mundos contrapuestos: oposición y oficialismo”, ¡oposición y dictadura!

Un periodismo con toda la “seriedad” es el objetivo que persigue 14 y medio, al deslindar “el periodismo del activismo”, algo que, por supuesto no hace el periodismo que denominamos oficialista, el periodismo panfletario de los escribidores del Granma. Pero, entonces, el periodismo que impulsó José Martí con “Patria” ¿carecía de seriedad? En el primer número de Patria aparecido 14 de marzo de 1892, el Apóstol dijo: “Eso es Patria en la prensa. Es un soldado” y expresó en su Editorial:


“Nace este periódico, por la voluntad y con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de New York, para contribuir, sin premura y sin descanso a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con las condiciones y necesidades actuales de las Islas, y su constitución republicana venidera; para mantener la amistad entrañable que une, y debe unir, a las agrupaciones independientes entre sí y a los hombres buenos y útiles de todas las procedencias que persisten en el sacrificio de la emancipación, o se inicien sinceramente en él, para explicar y fijar las fuerzas vivas y reales del país y sus gérmenes de composición y descomposición, a fin de que el conocimiento de nuestras deficiencias y errores y de nuestros peligros, asegure la obra a que no bastaría la fe romántica y desordenada de nuestro patriotismo, y para fomentar y proclamar la virtud donde quiera que se la encuentre. Para juntar y amar”.

En guerra no hay medias tintas. Frente a un ataque frontal, agresivo y difamador de la dictadura contra sus oponentes, solo es válida la posición contestataria y el ejercicio del periodismo es el del soldado.

Ignacio Agramonte lo expresó muy claramente cuando dijo:

Al derecho de pensar libremente corresponden la libertad de examen, de duda, de opinión, como fases o direcciones de aquél [...] La libertad de la prensa es un medio d obtener las libertades civil y política, porque, instruyendo a las masas, rasgando el denso velo de la ignorancia, hace conocer sus derechos a los pueblos y pueden estos exigirles”.

Y opinión es precisamente la libertad de examen, de duda, de opinión; es precisamente el medio para instruir a las masas y de hacerles conocer sus derechos.

Con todos estos detalles, puedo decir que, 14 y medio es parte de la disidencia, pero de una disidencia, que se cuida de no pasarse de la raya roja que impone la dictadura. 14 y medio es el vocero de la disidencia light, no representa la voz de la oposición, ni jamás será heraldo de la resistencia anti castrista.

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