Alejandro
Armengol. EL NUEVO HERALD
Si el presidente Nicolás Maduro está en problemas, con una situación que cada día escapa más de sus manos, el gobierno cubano también debe estar preguntándose qué hizo o qué no hizo en su labor de asesoramiento de seguridad, pero más que un problema de los maestros, lo que ha ocurrido es que los alumnos salieron malos, indisciplinados y torpes.
No
hay duda que el principal culpable de lo que está ocurriendo en Venezuela es
Maduro, quien desde su llegada al poder ha sido incapaz de lograr el control
del país. Ni Caracas es La Habana, y el dominio absoluto sobre todas las
instituciones –políticas, económicas y sociales – que alcanzó Fidel Castro en
corto tiempo, está muy lejos de la realidad venezolana. Pero más allá de las
verdades obvias vale la pena detenerse en algunos datos y detalles, para tratar
de descifrar similitudes y diferencias.
El
temor de que en su país se repita lo ocurrido en Cuba es un reclamo constante
de los manifestantes venezolanos. Sin embargo, no hay comparación entre lo que
está ocurriendo allí y el proceso cubano, como antes tampoco la hubo con el
gobierno de Salvador Allende en Chile y el primer régimen sandinista en
Nicaragua.
La
destrucción de la sociedad civil en Cuba fue rápida y completa, por el mismo
hecho de que estaba profundamente debilitada. No es lo mismo llegar al poder
mediante las urnas, a consecuencia de un legado de corrupción incubado a lo
largo de varios gobiernos democráticos, como ocurrió en la Venezuela de Hugo
Chávez, que apoderarse del mando luego de una insurrección armada, tras el
derrocamiento de una tiranía sangrienta y de la desbandada de un ejército
desmoralizado.
Como
hizo en su momento Chávez, durante el intento de golpe de Estado en su contra
en el 2002, las calles venezolanas han vuelto a llenarse de gases lacrimógenos,
disparos y agresiones físicas. Se calcula que en aquel entonces hubo más de 20
muertos y 100 heridos. En la tarde del viernes 21 de febrero, que escribo esta
columna, en esta crisis ya hay ocho muertos y 137 lesionados, según informó hoy
la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz.
Tanto
Chávez como ahora Maduro han resultados malos discípulos de Fidel Castro: no
han aprendido una lección fundamental del régimen de La Habana, que es reprimir
desde el primer día, cuando el régimen está en la cúspide de la popularidad, y
no recurrir al asesinato como último recurso sino establecerlo como principio
básico. La habilidad del gobierno cubano ha sido evitar, mediante la represión
sistemática y sin recurrir a la violencia de último momento, que más de miles
de manifestantes se lancen a la calle, incendien e interrumpan las vías.
Esta
capacidad para eliminar la sociedad civil, matar la esperanza en el cubano y
utilizar la represión profiláctica explica en parte el hecho de que los
manifestantes venezolanos estén en las calles pese a la fuerte represión.
Porque hay que decirlo: frente a la represión que se está empleando en Caracas
y otros lugares, los actos de repudio en Cuba son juego de niños. Y pese a
ello, continúan las protestas.
La
segunda parte de la explicación de la pasividad de la población cubana radica
en esta ciudad. Los que hemos podido hemos preferido el abandono a la
permanencia. Miami como destino. El exilio como ara y también pedestal.
Uno
de los mayores logros del gobierno de Raúl Castro ha sido la capitalización de
los inmigrantes cubanos, para los fines económicos del régimen, sin tener que
pagar un rédito político.
Cuando
el líder opositor venezolano ahora detenido, Leopoldo López, visitó Miami en
noviembre pasado, dejó bien claro que la lucha opositora debía desarrollarse en
la calle. Ha sido consecuente con ese propósito. Para entonces ya había la
amenaza de Maduro, de que le estaba preparando “una celda pulidita” y que era
“cuestión de tiempo” para que la ocupara. López no se detuvo ante esta amenaza.
También
en Miami hemos oído a líderes opositores cubanos expresar igual criterio, de
que hay que tomar las calles. Pero hasta ahora – y vuelvo a recordar el momento
en que se escribe esta columna – no hay resultados visibles. Salvo los videos
que llegan de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), las protestas de la
oposición no han logrado la conquista de la calle.
Por
su parte, el Frente Nacional de Resistencia Cívica Orlando Zapata Tamayo, que
dirige Jorge Luis García Pérez “Antúnez”, planea llevar a cabo una serie de
manifestaciones de jueves a lunes en apoyo de los estudiantes venezolanos que
están protestando en contra de su gobierno, según publicó este periódico.
Hasta
el momento, el exilio como futuro – como alejamiento colectivo para ganar en
individualidad – es un aliciente mayor que un enfrentamiento callejero. Decirlo
no es un reproche ni una justificación. Es simplemente constatar un hecho:
todos somos perdedores.
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