Ruth
Capriles. EL UNIVERSAL
La
Universidad Católica Andrés Bello te ofreció los conocimientos gerenciales que
te permitieron ser quizá el único administrador eficiente del gobierno
chavista. Organizaste puertos y aeropuertos y lograste lo que parecía
imposible: que los venezolanos pagaran impuestos regularmente. Seguí tu carrera
ascendente dentro del Gobierno desde la Constituyente hasta tu actual rol de
gobernador del Táchira.
Seguí,
sí, la vida de aquel estudiante dilecto que se interesaba tanto en mi materia
de ética de la gerencia que se iba a mi oficina después de clases a discutir
los temas que creí le preocupaban: la libertad, la igualdad, la justicia. Me
llevaste todos los códigos de Ética de las fuerzas militares a las que habías
pertenecido, que todavía conservo. Y llegué a pensar que a pesar de tu
participación en el golpe violento del 4 de febrero y tu apoyo a un régimen al
cual me he opuesto sistemáticamente, por negar los valores mínimos de vida
buena, eras sincero en tus convicciones revolucionarias. Luego supe de tus
flaquezas morales y empecé a lamentar la inutilidad de mis enseñanzas.
Hoy
lloro por ti y por el pueblo del Táchira a quien reprimes; a quienes niegas no
solo su libertad sino la vida misma.
Recordarás
que Platón decía que la virtud no se enseña sino se descubre porque todos
llevamos dentro la idea del bien. Quisiera que el filósofo tuviera razón y que
tú pudieras descubrir dentro de ti la forma del bien que niegas a los
habitantes cuya salud física y moral debería ser tu primera prioridad. Quisiera
creer que no has llegado al punto de no retorno moral y seas capaz de practicar
la reflexión moral fundamental: ¿crees acaso que lo que haces es correcto?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario