Mario J. Viera
Me asombra que en la sede
de esa amable, generosa, bondadosa organización denominada Sociedad Americana
para la Prevención de la Crueldad en Animales, ASPCA, por sus siglas en inglés,
no se haya erigido una estatua del que lleno de amor hacia los animales elaboró
toda una legislación dedicada al tema de la protección animal, Adolfo Hitler. Y
es injusto que no le hayan dedicado un espacio dedicado a su memoria si él es
inspirador de lo que anima a la ASPCA, proteger a los animales de los salvajes
humanos que merecieran ser llevados a campos de concentración, cada vez que
hagan algo “feo” en contra de un animal. Me asombraría si la ASPCA no hubiera
participado en la Conferencia Internacional Sobre la Protección de los Animales
celebrada en Berlín, en 1934 a iniciativa del Partido Nacional Socialista Alemán.
Si no lo hizo, perdió una importante dosis de inspiración para su propio
trabajo.
¿Qué nos enseña ASPCA y
toda esa gavilla de agencias parapolicíacas que se inspiran en sus postulados? La
ASPCA nos enseña que “el maltrato de animales por abuso o negligencia a menudo
está vinculado a la comisión de otros delitos violentos”; es decir, que desde el
punto de vista de la honorable organización si somos buenos, buenísimos con los
animales; si no le soltamos un fustigazo, seremos más humanos y menos propensos
a cometer delitos violentos. Quizá sea cierto, quizá los violentos, los psicópatas
por lo general son también crueles con los animales. ¿Será verdad? Por tal motivo, ASPCA cree
que aquel que no sea gentil, humanitario, tierno y delicado con los animales
merece recibir multas y sentencias de prisión, como si su mal comportamiento
hacia un animal fuera semejante al mal comportamiento con un ser humano. Existe
la igualdad humana/animal. Faltaría agregar como sanción, aplicarles a los
infractores la Ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente o condenarles a
ser confinados en un campo de concentración, tal como los nazis nos enseñaron
que debía hacerse.
Hitler debió ser un hombre
de noble corazón, un hombre que no sería capaz de cometer o de inspirar la
comisión de acciones violentas y crueles; porque ¡era tan amable y cariñoso con
los animales! Eso lo dejó bien claro un corresponsal de la Neugeist/Die Weisse Fahne al decir: “¿Sabes que tu Führer es un amigo ejemplar de los animales, e incluso siendo
canciller, no se separó de los animales que mantuvo durante años?... El Führer
es un ardiente oponente de cualquier tortura en los animales, en particular la
vivisección y ha declarado que acabará con esas condiciones... cumpliendo así
su papel como el salvador de los animales, de los continuos e innombrables
tormentos y el dolor”. El Führer es el salvador de los animales. La ASPCA
es la salvadora de los animales.
El 30 de enero de 1933,
Paul von Hindenburg, presidente de Alemania designó a Hitler como Canciller de
Alemania. Menos de tres meses después de haber asumido el poder los nazis, el
21 de abril, se promulga una ley prohibiendo la matanza de animales según la práctica
del Kosher judío e imponiendo la obligación de que todo animal de sangre
caliente, como es el caso de los carneros, se les suministrara anestésicos,
antes de su sacrificio en los mataderos. Un antecedente de la práctica ASPCA y
de las agencias de Animal Control de “poner a dormir” a los animales que caigan
en su poder, por medio de la eutanasia. Primera ley de protección contra la
crueldad en animales… primera ley anti judía.
El jefe de Prensa del
Reich, Otto Dietrich, cita el libro de Heinrich Hoffmann, fotógrafo oficial y
uno de los íntimos amigos del Führer, “Yo fui amigo de Hitler” que muestra que los
nazis fueron más allá de lo que la ASPCA ha sido capaz: “Durante los últimos años de la guerra, Hitler prohibió, toda clase de
artículos en la prensa que hicieran referencia a la caza. Además, hasta los
últimos meses de la guerra, Hitler exigió que se mantuviese unas cartillas de racionamiento para perros. Hitler sabía que aquellas
personas que poseían animales domésticos no los iban a matar simplemente,
porque estaban en guerra. Comprendiendo su situación, quiso evitar que los
poseedores de animales domésticos tuviesen que renunciar a una parte de su
propio sustento para alimentar a sus animales y para no añadir una
penalidad más a la guerra en sí, instituyó las cartillas de racionamiento para
perros”. Claro está, en Estados Unidos no se requiere establecer cartillas
de racionamiento para asistir en la desesperación por falta de alimentos en la
población; pero, muchas personas de la tercera edad que viven bien sea de la
jubilación o de la asistencia de la Seguridad Social, no siempre están en
condiciones de cubrir los cargos de asistencia veterinarias para sus mascotas
y, en este caso, la benéfica ASPCA o esas parapolicíacas Animal Control les
pueden incoar una causa por negligencia en el cuidado de un animal. ¿Por qué la
ASPCA no ejerce su formidable capacidad de cabildeo para lograr que la atención
veterinaria se incluya en la cobertura del Medicare y del Medicaid, sin hacerle
la vida a los humanos poseedores de animales un trago de vinagre y de vivir
bajo el acoso totalitario de las agencias de Animal Control? ¿Acaso son menos
que los nazis?
En 1933 el régimen nazi
promulgó la Reichs-Tierschutzgesetz (Ley de Protección Animal del Reich) que en
sus postulados hay gran semejanza con la ley de Animal Cruelty vigente en
Estados Unidos, aunque menos ambigua que esta. Un resumen de los dos
principales artículos de la ley nazi de protección animal es la siguiente:
“El gobierno ha resuelto
en la siguiente ley, que por la presente se hace saber:
Sección I – Crueldad
contra los Animales
# 1
(1) Está
prohibido atormentar innecesariamente o maltratar a un animal.
(2) Uno
tormenta a un animal cuando uno repetidamente o de forma continua causa dolor o
sufrimiento apreciable; el tormento es innecesario ya que no sirve para nada,
no tiene propósito ni justificación racional. Uno maltrata a un animal cuando
le produce un dolor apreciable, el mal manejo es cuando este corresponde a un
estado de la mente insensible.
Sección II – Medidas para la Protección de los
Animales
# 2
Está prohibido:
…
El utilizar a un animal
innecesariamente a lo que excede claramente sus poderes o causa un dolor
apreciable, o que como consecuencia de su condición es, obviamente, incapaz
para dicha actividad”.
Berlín, 24 de noviembre
1933
Firmado: Adolf Hitler, canciller.
Dejo aquí un enlace para el texto completo de la
ley (en inglés):
Según Carolina Ahumada en
Ecosofía, “Las leyes actuales de
bienestar animal y ecología en Alemania y otros países son variaciones de las
leyes introducidas por los nazis”. Hitler, por tanto ha dejado su legado en
los corazones de los súper amantes de los animales, muchos de ellos fieles
cristianos, sin embargo, anotemos esto: El Ministro Nazi de Propaganda, Joseph
Goebbels declararía: "El Führer es
profundamente religioso, aunque totalmente anticristiano. Él ve el cristianismo
como un síntoma de decadencia. Con razón. Es una rama de la raza judía...
Ambos [judaísmo y cristianismo] no tienen
ningún punto de contacto con el elemento animal, y por lo tanto, al final, serán
destruidos (…) Sus argumentos no
pueden ser refutados sobre una base seria. Son totalmente incontestables”.
Ya antes de promulgar la
primera ley de protección animal, el partido Nacional Socialista ponía en
vigencia el 7 de abril de 1933 la Ley de
la Restauración de la Administración Publica que excluía de la administración
pública tanto a los “políticamente poco confiables” como a los funcionarios y
empleados judíos; luego continuarían legislando contra los judíos, hasta llegar
a producir 136 leyes anti semitas. Graciela Kohan, filóloga y especialista en
el Holocausto se refiere a esta producción legal de los nazis:
“Poco
a poco fueron cerrando el puño, primero no podían ser funcionarios, luego no
podían ser ciudadanos, después no podían moverse y al final no tenían derecho a
vivir. Los nazis fueron, en cierto sentido, muy graduales en su represión, de
modo que muchos judíos no llegaron a creer lo que se les venía encima.
Recordaban que los alemanes habían sido muy caballerosos durante la Primera
Guerra Mundial y confiaban en que no harían daño a las mujeres y los niños, de
ahí que muchas veces sólo huyesen los hombres. La realidad demostró que fueron
bestias, que no respetaron ni mujeres, ni niños, ni ancianos”
Y. sin embargo, cuanto amor expresaban por
los animales.
Entonces, en 1941 se elaboró el plan de la
Endlösung der Judenfrage (solución
final de la cuestión judía). En consecuencia, miles de seres humanos fueron
exterminados en las cámaras de gases de los campos de concentración
administrados por las SS. Miles murieron de inanición, de agotamiento y de
enfermedades en los infernales campos de concentración. En el campo de
concentración Auschwitz-Birkenau las SS en la primavera de 1942 asesinaron a
aproximadamente un millón de judíos de varios países europeos. El holocausto
judío fue el resultado de los planes concebidos por los jerarcas nazis, Adolf
Eichmann, Reinhard Heydrich, Hermann Göring, Heinrich Himmler.
Una enseñanza diferente de la ofrecida por
la ASPCA se puede extraer de estas criminales acciones de los nazis y de sus
actos de protección a los animales. Muchas veces esas personas que aman a los
animales hasta el delirio dentro de ellos llevan una personalidad sociópata que
en sus expresiones de amor por los animales disfrazan un total desprecio por
los seres humanos. Por mi parte, no me afilio a las visiones de la ASPCA y
prefiero seguir la enseñanza de “Ama a tu
prójimo como a ti mismo”, los animales no son mi prójimo y no tengo que
amarles como a mí mismo; no tengo que considerarles iguales a mí ni a cualquier
otro ser humano.
En los periodos glaciares, la raza humana
pudo sobrevivir al intenso frío cubriéndose con las pieles de los animales que
cazaba para su alimentación y aprendió a vivir con los animales, unos fueron
usados para el trabajo, otros para la alimentación y otros para su compañía. El
ser humano está vinculado con el mundo animal como lo está con el mundo vegetal
en tanto él es componente de la biodiversidad del planeta; y esa biodiversidad
y su medio ecológico debe ser respetada y protegida por el ser humano. A un
animal se le quiere y como ser viviente que es no debe ser sometido a maltratos
innecesarios. Las especies deben protegerse de los que por ambiciones
comerciales ponen en peligro su existencia. El ser humano no debe ser un
predador de la naturaleza. Y deben existir leyes que protejan la biodiversidad;
y deben existir leyes de protección del medio ecológico y de los animales que
impliquen multas a sus infractores o algunas medidas de restricción de
actividades; pero esas leyes deben ser específicas, sin lugar a la interpretación
ambigua y nunca privativas de libertad salvo en casos, comprobados hasta la
saciedad de intención deliberada de causar dolor, maltrato y tortura. La
negligencia no es delito doloso y por tanto no puede implicar pena de privación
de libertad. La ley debe contemplar prestar asistencia, consejo y ayuda a las personas
propietarias de animales que por alguna razón concreta no puedan suplir a todas
las necesidades de sus animales, nunca, por esta causa reprimirles.
Las leyes al respecto no deben ser
impulsadas por organismos que no sean gubernamentales y solo la policía, no
cuerpos auxiliares, debe ser responsable para impulsar el cumplimiento de esas
leyes. La actual ley de Animal Cruelty debe ser reelaborada, Los cuerpos de
Animal Control deben ser suprimidos y en su lugar crear una agencia especial
sin capacidad represiva para atender los casos de la vida silvestre.
Las organizaciones como la ASPCA deberán dedicarse
a establecer refugios para los animales que sus dueños no les puedan dar la
debida atención y realizar una fuerte labor de educación social a favor de la
biodiversidad ecológica. Solo eso.
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