Mario
J. Viera
Podemos,
los cubanos extraer importantes enseñanzas de las protestas y del sentido de
estas que se está produciendo en Irán, para cotejarlas con la realidad cubana.
Tomo a colación, un reporte de la agencia EFE que trata sobre las actuales
protestas iraníes, presentado bajo el titular “Protestas en Irán: ¿estamos
ante una nueva revolución?”
En
este artículo que firma Jaime León, el reportero toma como base para sus
conclusiones los recuerdos del periodista polaco Ryszard Kapucinski quien
en 1979 se encontraba en Irán y fuera testigo de los acontecimientos de la
revolución popular que derrocara el gobierno del último sah de Persia, Mohamad
Reza Pahlavi.
Kapucinski
en su libro “El Sha o la desmesura del poder”, escribió que aquella revolución comenzó
cuando un hombre dejó de tener miedo frente a un policía que le encaraba a
gritos, el hombre, participante en una protesta ocurrida la ciudad santa
de Qom, se mantuvo impávido frente a los gritos del policía mirándole de manera
desafiante a los ojos: “No sabemos si el policía y el hombre de la multitud
se han dado cuenta de lo que acaba de ocurrir. De que el hombre de la multitud
ha dejado de tener miedo y de que esto es el principio de una revolución”,
así reproduce León las palabras de Kapucinski.
Anotemos,
la revolución iraní, en 1979 comenzó cuando se perdió el miedo; ¿Acaso eso
mismo no se está presentando en Cuba, la pérdida del miedo? Muchos cubanos
protestan y como el hombre de Kapucinski, retan a los policías y no se retiran.
Kapucinski recuerda que durante las manifestaciones iraníes de 1979 la multitud
coreaba, “el sah debe marcharse” y “muerte al sah”; lo mismo resuena ahora
cuando se grita en las calles “muerte al dictador” en referencia al líder
supremo Ali Jameneí; ¿Acaso estos gritos no tienen la misma semejanza con los
clamores de las protestas cubanas de “Díaz Canel, singao”?
En
Irán la consigna del momento es la de “mujer, vida libertad” que parece
como el eco de la consigna sencilla que se gritó en las manifestaciones del 11
de julio, “Patria y Vida”. Ciertamente existen similitudes entre los
reclamos iraníes y los de los cubanos que protestan y exigen.
Kapucinski,
como lo reporta EFE, presenció en aquel entonces de 1979, “una anchísima y
agitada marea humana, que no tiene fin y que fluye por la calle principal desde
la madrugada hasta la noche” de gente protestando. Y acota León que ahora,
en Irán, “no hay ‘mareas humanas’, muy lejos de ello”. Las protestas han ido
evolucionando, hace notar León, ahora se centran más en pequeñas
concentraciones, esporádicas y dispersas. ¿No es esto lo mismo que ocurre en
Cuba? Durante las protestas sindicales y protestas populares que se lanzaron en
1933 contra el gobierno autoritario del presidente Gerardo Machado se
produjeron unas verdaderas marejadas de protestas. Esto, hasta ahora, tal como
las protestas de Irán en 1979, en Cuba, no representa “una anchísima y agitada
marejada humana”.
Constata
León que solo una pequeña parte de la población se ha sumado a las protestas,
sobre todo adolescentes y universitarios. ¡Sobre todo adolescentes y
universitarios! En Cuba, durante las protestas actuales y las del 11 de julio,
todas de carácter espontáneo, contaron entre sus manifestantes a muchos
adolescentes, pero el reclamo no ha llegado a las universidades ni a los
centros de enseñanza secundaria, estudiantes y universitarios no han marcado
pauta dentro de las protestas; y esto es algo imprescindible que hay que
lograr.
León
hace la siguiente observación: “En algunas zonas de protestas de Teherán,
los conductores hacen sonar sus cláxones en una muestra de apoyo a los jóvenes,
pero no se bajan de los coches porque no todo el mundo ha perdido el miedo”.
En las últimas protestas ocurridas actualmente en Cuba se han producido
cacerolazos; pero no todos las han secundado, “porque no todo el mundo ha
perdido el miedo”. En Irán las llamadas a las huelgas no han tenido mucho
efecto. En Cuba ni siquiera esto se ha producido. No ha habido una respuesta
obrera, tampoco se ha llamado a los trabajadores para que se declaren en huelga
en reclamo de sus derechos.
¿Se
está produciendo una revolución en Irán o en Cuba? La respuesta es un simple
no. Faltan elementos claves para generar un estado de revolución; entre ellos
el más importante, la carencia de liderazgo, la aparición de un líder como
fuera el ayatola Jomeini, uno como lo describe Kapucinski, con un
“inquebrantable rostro de un hombre de gran determinación, de voluntad implacable
y contundente que no conoce la vuelta atrás y, tal vez, ni siquiera la
vacilación”. Pero tampoco se cuenta, ni en Irán ni en Cuba, con el liderazgo de
una organización que encauce el enfado de los jóvenes, de los obreros, de los
campesinos y del pueblo en general que quieren libertades. Sin un liderazgo de conducción, no hay
revolución, solo protestas que, a la larga, no representan una amenaza existencial
para la dictadura cubana.
León
cierra su artículo con lo expresado por una joven iraní: “Esto no es aún una
revolución, pero podría ser la semilla de una revolución”. Es la semilla de la
revolución, pero toda semilla para que germine requiere de cuidados, requiere
de un cultivador que la nutra y cuide.
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