martes, 6 de octubre de 2020

El veni, vidi, vici de Donald Trump y el COVID-19

 

Mario J. Viera

 


El gran Payaso, regresó a la Casa Blanca, para mostrarse, tal como muchos habíamos previsto, cuando dudamos fuera verdad su contagio con el Corona Virus ─ y aún seguimos dudando ─, como un vencedor. Y no se inhibe para decirlo, para declararse el líder victorioso: “Me mantuve al frente. Lideré. Nadie que sea un líder no haría lo que hice. Sé que hay un riesgo, hay un peligro”. El, el vencedor del virus.

 

Y al gran héroe no le faltan alabarderos lisonjeadores para proclamarle como el gran líder, casi como el amado líder: “Tiene experiencia como comandante en jefe, tiene experiencia como empresario, ahora tiene experiencia luchando contra el coronavirus como individuo ─barbotea aduladoramente Erin Perrine, directora de prensa de la campaña Trump.

 

Llegó a la Casa Blanca, altivo, prepotente como siempre. Alza el mentón y cual un César victorioso en la batalla de Zela, se quita la mascarilla y la guarda en el bolsillo interior de su chaqueta, como si estuviera repitiendo el “Veni, vidi, vinci” de Julio César ─ aunque dudo que alguna vez hubiera conocido la tal frase ─. Sí porque su permanencia en el hospital, fue breve, prácticamente un week end, como si solo hubiera echado un vistazo a un costosísimo tratamiento médico que jamás podría ser recibido por los más de 200 mil estadounidenses que murieron por el covid-19, sí, llegó, vio y triunfó, parece ser el mensaje que se pretende transmitir.

 

Pero, aceptemos como válida la hipótesis: “Trump está enfermo por el covid-19”. Entonces, ¿cómo es posible que un jefe de gobierno, luego de sufrir enfermedad tan dañina, pueda enviar un mensaje como este: “¿Ahora estoy mejor y tal vez soy inmune? No lo sé. Pero no dejen que eso domine sus vidas. Salgan, tengan cuidado”; o esta otra cuando dice, “No tengan miedo al Covid. No permitan que les domine la vida”, restándole importancia a la pandemia.

 

Si la hipótesis es cierta, ¿por qué ese equipo médico liderado por el osteópata Sean P. Conley, no ha dado un informe detallado, sin omisiones de las verdaderas condiciones del paciente presidente; ¿Razones de índole de privacidad? El presidente de Estados Unidos es una personalidad pública y los ciudadanos de este país tienen todo el derecho a conocer el verdadero estado de salud de quien está al frente de la administración nacional, y conocer ese estado de salud sin dejar lugar a dudas, y mucho más cuando se está tan próximas unas elecciones para elegir a un nuevo presidente o decidir la reelección del actual. No pueden quedar dudas sobre la capacidad física y mental del mandatario, para que los ciudadanos puedan decidir su voto.

 

Sí la hipótesis es cierta, ¿por qué se permitió que Trump paseara por los exteriores del hospital viajado en un vehículo cerrado, solo para saludar a sus simpatizantes, poniendo en riesgo la salud de los agentes del servicio secreto que viajaban en el mismo transporte? ¿Por qué conceder el alta médica a un hombre enfermo luego de tres días de hospitalización sin tomar las medidas necesarias para garantizar su seguridad física y evitar la propagación de los contagios en la residencia gubernamental?

 

Hay muchos “por qué” no respondidos por el tal equipo de especialistas médicos.

 

Se puede aceptar la hipótesis basándonos solo en el prestigio del Hospital Walter Reed. Sin embargo, conocemos que Trump es capaz de pisotear el prestigio de cualquier institución, médica, hospitalaria, militar o de seguridad.

 

Demasiados hechos “alternativos” en torno al verdadero estado de salud de Donald Trump.

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