Mario
J. Viera
Recientemente, en muro ajeno, respondiendo
a aquello que dice que todos los cubanos apoyan a Donald Trump, no pude
contenerme y lancé el siguiente exabrupto “Todos
los cubanos apoyan a Biden, todos los cubiches apoyan a Trump, esa es la
diferencia”. No tuve que espera mucho para recibir una tajante respuesta de
un amable trumpista que me espetó lo siguiente:
“Mario
Viera haces igual q los delmalgobierno de Cuba q llaman a los cubanos de Miami,
gusanos, apátridas, mercenarios, excubanos etc etc”
De momento consideré no responderle; pero
me quedé picado y me decidí por darle esta respuesta:
Te contesto, mi desconocido replicante (…);
Es verdad que utilicé un término despectivo como este de "cubiche".
No, no todos los que apoyan a Donald Trump son cubiches. Algunos hay que creen
sinceramente todas las falacias que emplea el hasta ahora presidente de Estados
Unidos; algunos creen sinceramente que Trump derrotará a la dictadura del PCC,
cosa que no creo.
Ahora bien, ¿quiénes para mí son los
cubiches? Son todos esos que vinieron de Cuba, "huyendo del
comunismo", ante el cual nada decían cuando vivían allá, calladitos,
calladitos para verse más bonitos, porque "¡Hombre, no hay que señalarse!
¡Vamos que otro ponga el muerto! ¡Qué va que los quiten quienes los
pusieron!"
El exilio es un ente bastante abigarrado,
hay de todo como en botica. Están aquellos que aman a Cuba y a su pueblo y
detestan al régimen del PCC, están aquellos que se vieron obligados a acogerse
al exilio debido a su lucha dentro de la isla enfrentando al régimen a cara
descubierta, que sufrieron persecuciones, que conocieron las cárceles por
motivos de conciencia; están también ─ quedan ya pocos ─ los que se alzaron en
el Escambray en contra del castrismo, que fueron condenados a muchos años de
prisión y luego tuvieron que exiliarse.
También están ─ahora quedan pocos de ellos
─ los que salieron en estampida, sin ofrecer resistencia al naciente régimen
totalitario, confiados en que, en unos pocos días, entrarían los marines y todo
se acabaría. Cubiches denomino a esos "redentores" que pretenden
ahogar en la miseria a nuestro pueblo, creyendo, exigiendo que se impongan más
restricciones económicas al régimen, que, para los usurpadores es cosa que
pueden soportar, porque para eso cuentan con Rusia, con China, con Irán, y sin
embargo esas medidas económicas quien las sufre es todo el pueblo.
Denomino cubiches a todos esos adoradores
de un tipo tan patético como Otaola con su lista de excluibles, que gritan
¡Abajo el comunismo! en la seguridad de vivir en Estados Unidos y en el
vecindario de un Walmart o de un Publix. ¡Qué no tuvieron lo que hay que tener
para enfrentar a la dictadura estando en Cuba! Algunos hasta participaron en
actos de repudio contra los opositores. que los vi cuando el 80, y supe que
habían venido para acá.
Denomino cubiches a todos esos que
cumplían con todas las reuniones del CDR y aquí dicen de los cubanos de allá,
de Cuba, que son indolentes y cobardes, que no se rebelan contra el comunismo.
cuando ellos fueron exactamente iguales; denomino cubiches a todos esos que
creen que un totalitarismo puede derrotarse con otro totalitarismo.
Si tú estás en algunas de estas
categorías, ¡Pues nada! Eres otro cubiche. Si tú te pusiste delante de los
oficiales de la seguridad del estado, te enfrentaste al régimen formando parte
de alguno de los grupos opositores de Cuba, si sufriste prisión por causa de
tus ideas, pues no te sientas mal, no eres un cubiche, pero, si eres trumpero,
lo siento, me das pena, no serás cubiche, pero darás pena por haber pisoteado
lo que antes creía y te hacía un hombre vertical y libre. Sí porque entregarse
a una causa democrática hace libre a los hombres, aunque vivan dentro de un
calabozo.
Hasta ahí mi respuesta al trumpero. Sin
embargo, me gustaría agregar algo que coloqué en el muro de un amigo:
Cuba no es una ideología; Cuba no es un
sistema totalitario, Cuba no es un liderazgo; Cuba no es la caterva de
mercenarios represores; Cuba no es solo una idea; Cuba es un sentimiento. Cuba
es el pueblo, ese que convivió con nosotros en la cuadra, en el barrio; ese que
vimos en los atestados autobuses; Cuba es ese pueblo que sufre penurias, ahogo;
Cuba es su pueblo, el nuestro. Quien no ama a su pueblo no puede, o no debiera
hablar de Cuba. Cuba es estremecimiento. Cuba no puede ser solo una nostalgia.
No podemos ser cómplices de los
usurpadores pidiendo parones, rechazando el envío de remesas a los nuestros, a
nuestros hermanos, a nuestros hijos, a nuestros padres quedados allá, en la
isla. No debemos facilitarles coartada política a los usurpadores para poder
seguir reprimiendo. Cuba, señores, es su pueblo; nuestro pueblo y tenemos que
salir a defender ese pueblo, empleando todos los medios políticos y éticos, sin
recurrir a métodos de carácter tan totalitarios como los que practican los usurpadores,
apoltronados en sus asientos dentro del Buró Político del PCC. ¡Esos son
nuestros enemigos! ¡Esos son los enemigos del pueblo!
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