Mario
J. Viera
Ya
aburre el tanto hablar de una incipiente sociedad civil existente en Cuba, y de
su actuación dentro del conglomerado social, esto, hoy por hoy, hablando en
Cuba es como hacer un relato de ciencia ficción. ¿Cuál sociedad civil existe en
Cuba? ¿Dónde se ubica esa supuesta sociedad civil? ¿Acaso es ese conjunto
rocambolescamente definido como PYMES?
En
Cuba no existe eso que pueda considerarse como un espacio de vida social,
voluntariamente autogenerada, independiente y autónoma del Estado y fuera del
control de algún partido político, Eso y no otra cosa es la sociedad civil, la
posibilidad de que los ciudadanos puedan actuar de manera colectiva en la
esfera pública para expresar sus intereses y sus ideas. Esta posibilidad, en
Cuba, equivale a cero.
Las
organizaciones de la sociedad civil, tal como les corresponden, buscan el bien
común, sin animo de lucro y sin buscar alcanzar el poder político. Los
emprendedores, ese sector de la actividad económica que se encuadra dentro del
concepto de “cuentapropistas”, como entes de actuación individual no son parte
de la sociedad civil, no proponen reformas sociales o políticas y se dirigen al
lucro, a la obtención de ganancias económicas; algo muy diferente si, en
defensa de sus intereses de grupo, se organizaran en gremios de emprendedores,
algo inconcebible dentro del campo legal de la dictadura.
En
Cuba, antes del imperio del castrismo, existía, aun durante el régimen
autoritario del batistato, una poderosa sociedad civil reconocida y amparada
por los postulados de la Constitución de 1940. Art. 69, derecho a la
sindicalización a los patronos, empleados privados y obreros, para los fines
exclusivos de su actividad económico social. Art. 70, la colegiación de
profesionales. Art. 71 derecho de los trabajadores a la huelga y el de los
patrones al paro, La ley reconocía a las organizaciones no gubernamentales o
sin ánimo de lucro, institución de beneficencia, las asociaciones de
ciudadanos, sindicatos, colegios de profesionales, barrios y asociaciones
vecinales, Federaciones y Asociaciones civiles, grupos sociales y religiosos.
Dentro
de las organizaciones de la sociedad civil se pueden considerar aquellas que
promovían temas como género, salud, educación, ambiente, bienestar social,
desarrollo, cultura y derechos humanos.
En
su fase inicial de promoción de un fascismo tardío el régimen de Fidel Castro
fue desmantelando y desnaturalizando a toda la sociedad civil, convirtiendo a
todas sus instituciones en organismos corporativos al servicio del poder
gubernamental, y esta situación se ha mantenido hasta el presente.
Fue
a partir de 1988 que comenzó a aparecer en Cuba una sociedad civil
independiente a iniciativas de Ricardo Bofill con la fundación del Comité
Cubano Pro Derechos Humanos, la aparición de la Comisión Cubana
de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional de Elizardo Sánchez
Santa Cruz. Y otras organizaciones menores del mismo talante.; posteriormente
apareció la Asociación Pro Arte Libre, la Asociación de Periodistas
Independientes en 1987 organizada por Yndamiro Restano. Surgieron también el
Colegio de Pedagogos Independientes de Cuba, con Roberto de Miranda y Miriam
García, Celia Jorge, y Sara Franco; y el grupo Asociación Humanitaria
Seguidores de Cristo Rey liderado por Isabel del Pino, Estas y otras
organizaciones de caracteres similares, como podrían ser las del sindicalismo
independiente fueron, en realidad, la incipiente sociedad civil de Cuba, algo
que se les escapa a los emergentes “sociólogos” de la última hornada de
especialistas sobre la realidad social de Cuba. Esa incipiente sociedad civil
no apareció como algunos pretenden después del 2012, surgieron antes de la
debacle de la Primavera Negra del 2003 y comenzó a extinguirse después de esa
fecha. El transcurso de los años, la cárcel y el exilio completó su obra
destructiva, para quedar solo rezagos de la antigua disidencia en grupos, que
ponen fe en los articulados de la Constitución de 2019 para impulsar nuevas propuestas
reformistas, como lo fue aquel mal fundado Proyecto Varela.
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