Mario
J. Viera
Las
tiranías pueden silenciar la voz de un combatiente hundiéndole dentro de una
celda inmunda de prisión; pero el eco de su voz no se puede acallar dentro de
sus muros, y se convierte en grito poderoso que brota del sufrimiento del
prisionero. La cárcel es a veces resonancia. Pero el combatiente armado con la
palabra de justicia no debe dejarse en el olvido, su nombre debe ser cita
constante en todo momento. Todo prisionero necesita consuelo. Todo prisionero
de conciencia necesita solidaridad, saber que, en la calle, otros levantan la
voz en su apoyo, sin importar matices ideológicos.
Todos
aquellos que se enfrentan, con decisión y coraje a una dictadura, deben ser
considerados una misma identidad. Así, en el enfrentamiento a una dictadura de
corte totalitario, tanto derechas como centros o izquierdas deben ser una misma
voz. Todos deben recibir el mismo apoyo y el mismo honor cuando caen en el
esfuerzo o sean confinados a una prisión.
Hablemos
entonces de Félix Navarro Rodríguez y de su hija Sayli Navarro Álvarez
prisioneros de conciencia sometidos ambos a los rigores de una prisión de la
dictadura del PCC.
En
un emotivo artículo del preciado amigo Pablo Pacheco Avila, publicado en
Facebook, este lo califica como “terco, valiente y demasiado patriota”,
condiciones estas, que identifican a todo luchador firme contra cualquier
tiranía, terquedad para mantener sus criterios pese a cualquier contingencia de
riesgo, valentía para no retroceder y patriotismo ─ nunca el patriotismo
pudiera considerarse en exceso ─, para sentir en propias carnes el dolor que
sufre la patria y el anhelo por levantarla de la humillación. Locura sublime de
abandonar todo resguardo personal en aras de la conquista de la libertad para
todos.
Félix
Navarro, de quien no tuve el honor de conocer antes de mi partida hacia el
exilio, bien terco es. El 25 de mayo de 1999 fundó el Partido por la Democracia
Pedro Luis Boitel, participó dentro de los comités gestores del mal concebido
Proyecto Varela. En el 2003 fue uno de los 75 disidentes condenados a severas
penas de prisión durante el proceso de la Primavera Negra de Cuba. recibiendo
una sanción de 25 años de cárcel en la prisión de Guantánamo. Tercamente resistió
las inclemencias del presidio y tercamente, fue uno de los que decidieron no
abandonar el país en el 2011, cuando, por negociaciones de España y Cuba y la
mediación de la Iglesia Católica se accedió liberar a los condenados durante la
represión del 2003 bajo condición de asilarse en España. Al año siguiente, muy
vinculado al Movimiento Cristiano Liberación, Navarro fue uno de los varios
disidentes arrestados durante el funeral de Oswaldo Payá. En 2017, Navarro y su
hija se constituyen como coordinadores en Cuba de la plataforma Cuba Decide que
desde Miami dirige la diva inmaculada de la ultraderecha republicana Rosa María
Payá.
Navarro
pudo haberse acogido al exilio. No lo hizo y se producen las manifestaciones
espontaneas de protesta del 11 de julio de 2021. Con la terquedad del que está
convencido de lo que cree, él, su hija y varios miembros de su organización
secundaron las protestas.
Lo
que vino después es bien conocido. Navarro condenado a 9 años de
encarcelamiento y su hija, Sayli Navarro Alvarez a 8 años. Félix en la prisión
de Agüica, la que un día denominé “infierno de los vivos”, y Sayli en la cárcel
matancera de Bellotex. Se ha hablado mucho del padre y de la hija; pero ellos
languidecen entre muros. Realmente están solos, como solos están los cientos de
condenados y anónimos participantes de las protestas del 11 de julio. ¿Quién
menciona los nombres de esos reos políticos?
No
se equivoca Pablo Pacheco cuando anotó: “Enfrentarse al régimen comunista de
Cuba no es sólo de valientes, también existe una dosis de locura interior en el
individuo que lo hace, es batirse contra la maquinaria
del mal en medio de un océano turbulento”.
Sí, locura sublime, de Quijotes enfrentados, lanza en ristre contra
inconmovibles molinos de vientos. Tampoco se equivoca Pablo cuando marca la
diferencia existente entre aquellos “que hablan y sufren por Cuba y los que
hablan y viven del dolor de Cuba”.
Ahí
entre esos últimos que Pacheco Avila menciona, pero él no identifica se
encuentra toda una caterva de oportunistas, como el detestable Otaola, la
disidente desde el exilio la Payá, y los regentes de la alegremente denominada Asamblea
de la Resistencia Cubana. Entre los del primer grupo se encuentran muchos
anónimos en prisión política, y cubanos como Félix Navarro y su hija Sayli
Navarro que hablan y sufren por Cuba, aunque sus sacrificios sean manipulados
por los que viven del dolor de Cuba.
Al
artículo de Pablo Pacheco Avila hice la siguiente acotación: “Sí el
resto de lo poco de disidencia que queda en Cuba finalmente se decidiera a
abrirse a la unidad, a la acción coordinada, las penas de Félix, no serían en
vano”. Agrego ahora, si este anhelo se alcanzara, ya no sería tanto una
locura el batirse contra la maquinaria del mal en medio de un océano
turbulento. Un buen timonel sabe superar cualquier océano turbulento, solo
se requiere pericia, decisión, por supuesto también valentía; y todo esto se
logra decidiéndose por la acción resuelta de un movimiento de resistencia
noviolenta de manera pragmática, organizada y disciplinada; y capacidad de
movilización, aunar recursos humanos y elaborar un plan estratégico para
coordinar todas las acciones sin dejar nada al azar. Y, sobre todo, la unidad
de la gran mayoría del pueblo con la conducción de líderes capacitados. Al
final de la batalla, entonces no estará muerto el combatiente que se menciona
en los versos de César Vallejo y ningún muro podrá acallar el grito de Félix…
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