miércoles, 15 de abril de 2015

La Cumbre de las Américas concluyó, luego ¿qué?

Mario J. Viera


Todos se empeñan en repetir hasta el aburrimiento que esta recién celebrada y concluida Cumbre de las Américas, ha sido histórica, solo porque el presidente de la nación que se erige como el baluarte invencible de la democracia mundial le diera un estrechón de manos, con el coro de fondo de los aplausos de los mandatarios del continente, al representante de la dictadura más longeva de la historia universal.

Nada hay de histórico en esta Cumbre, tanto que ni siquiera dejó como legado una declaración final. Los historiadores del futuro se quedarán sin el auxilio de un documento escrito que les permita valorar la trascendencia de los resultados, en el orden político, de esta triste y vacua Cumbre de Panamá.

Quizá hay un detalle a destacar en esta Cumbre de Panamá: Ninguno de los mandatarios legítimamente electos, y presentes en la Cumbre de Panamá, mostró la menor repugnancia de compartir mesa con un gobernante usurpador sin la legitimidad de la elección popular. Todos, sin pudor, aplaudieron, al único mandatario jamás electo por su pueblo; al único mandatario de una dictadura militar y elitista; al único mandatario que rechaza en su totalidad la carta democrática de las Américas.

Ninguno de los gobernantes de América le dijeron al invitado que no estaba vestido con la legitimidad democrática: “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?” tal como dijera el rey de la parábola de Mateo 22:1-14, al invitado que, sin respeto, se había presentado en la boda sin la correcta vestidura para estar en ella. Ninguno exigió lo que exigiera el rey de la parábola citada: “Átenle de pies y manos, y échenlo en las tinieblas de afuera”.

Después de la Séptima Cumbre de las Américas, ¿qué? Pues ¡Nada! Todo seguirá como antes, salvo la mano extendida del presidente Barack Obama al general sin batallas Raúl Castro, un dictador, igual que fuera Augusto Pinochet. Los Castro continuarán aferrados a sus “principios” sin dar concesión al respeto de los principios de los otros, de los que se oponen a su dictatorial y ya mayoritariamente insoportable régimen para los habitantes de la isla.

Sin palabras lo han expresado con los actos de intransigencia que sus oficiales de la seguridad del Estado, vestidos con traje de sociedad civil, orquestaron en Panamá en contra de los miembros de la silenciada y verdadera sociedad civil cubana: “Con el enemigo se puede dialogar para tener un poco de aire renovador; para las propuestas de los opositores, solo palos, ofensas y rechazo.

Continuarán considerándose dueños de Cuba. ¡Nada de reformas democráticas! Se incrementará la represión ante las narices del gobierno de los Estados Unidos; en definitiva, no importa, existen diferencias de interpretaciones en cuanto al tratamiento de los derechos humanos y nadie puede enjuiciarles porque se trata de un asunto de “soberanía nacional” y de “autodeterminación de los pueblos”, aunque nunca se haya consultado con el pueblo lo que realmente quiere para su nación.

¿Diálogo con los opositores? ¡Jamás! Ellos siguen siendo considerados como “vende patrias”, como “mercenarios del imperialismo”.

¿Elecciones libres? Eso no encaja en la doctrina castrista del poder. Solo los comunistas tienen el poder y no lo compartirán con nadie.

¿Estado de Derecho? Ellos mirarán hacia otra parte, se encogerán de hombros y dirán: “No estamos dispuestos a hacer concesiones al liberalismo de las sociedades burguesas capitalistas. Nuestra democracia es perfecta, ordenamos y todos acatan”.

Estados Unidos retira al castrismo de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo. ¡Magnífico! Pero continuarán en estrecha alianza con Corea del Norte, con Irán, con la Rusia de Putin. No condenarán a Hezbolá y mantendrán amparando a terroristas bajo el rubro de “refugiados políticos”. Bajo cuerda, la Inteligencia cubana seguirá dando apoyo a organizaciones terroristas enemigas de los Estados Unidos, como principio de “solidaridad revolucionaria”.

¿Beneficios económicos para el pueblo de Cuba? Bueno, sí, luego de satisfacer las “demandas siempre crecientes” de los miembros del Buró Político; luego de garantizar la fortaleza de los aparatos represivos y de espionaje como la Seguridad del Estado; no sin antes dedicar una buena parte de los ingresos a la “modernización” de las fuerzas armadas y, por último, después de asegurar los insumos dedicados al turismo internacional. Lo que quede se distribuirá entre la población a través de las Tiendas Recaudadoras de Divisas.


Dentro de una semana ya no se hablará de la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá. Los cubanos continuarán maniatados y amordazados. Sin esperanzas o acaso idealizando en sus corazones una criolla Operación Walkiria.

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