Fernando
Lázaro. Blog Bajos Fondos. EL MUNDO
Terroristas
de 'Daes', junto a sus víctimas.
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Durante muchos, demasiados, año, los terroristas lograron imponer su
lenguaje en España. Durante muchos, demasiados años, los periodistas nos dejamos seducir por
términos como lucha armada, aparato militar, aparato logístico, comandos,
acciones... todo un lenguaje de guerra, que era justo lo que buscaban los
'malos', que no se les tratara como como lo que son: asesinos, terroristas.
Caímos en la trampa, como si hubiera una guerra y hubiera bandos. Y eso nos
pasó con ETA.
Ahora, de nuevo, en el siglo XXI, vuelve el debate, vuelve la
controversia. Ni es un
Estado, ni es Islámico. Los terroristas, los herederos de Osama
Ben Laden, aquellos que han logrado fagocitar a Al Qaeda, han logrado también
trasladar su lenguaje. Cuantas veces se habla de inmolación para describir un
atentado suicida, cuantas veces hablamos de la yihad con la connotación
religiosa que tiene, cuando simple y llanamente es un atentado criminal...
Ahora, tratan de vendernos
que son Estado Islámico, que son algo más que un complejo y completo grupo de
terroristas organizados como si fueran un Ejército.
Una pandilla (muy numerosa) de carniceros cuyos objetivos están
claros: primero crearse un estado y después ir saldando lo que consideran que
son sus deudas históricas. Y desde el minuto uno, tratando de sembrar el miedo,
con sus vídeos de crueldad
difícilmente superable.
Por eso es importante que la batalla del lenguaje no la ganen.
Como de forma clarificadora explica la investigadora del IEEES (Instituto
Español de Estudios Estratégicos) Blanca Palacián de Inza, la denominación de
Estado Islámico no es acogida de forma unánime y sigue siendo
controvertida.
Y pone como ejemplo las decisiones adoptadas por el Gobierno
francés, que ha preferido tomar el nombre que utilizan algunos medios de
comunicación ─ como al-Arabiya ─, con idea de no legitimar a este grupo ni el
califato que ha declarado. Esta investigadora constata que el gobierno galo
considera que EI no es una denominación adecuada puesto que se trata de un
grupo terrorista y no de un Estado, y además no representa al Islam.
Por este motivo se refieren a este grupo con el nombre de Daesh o Da'ish, que es
la transcripción al alfabeto latino del acrónimo árabe de Al Dawla al Islamyia fil Irak Wa'al Sham. Se considera un término peyorativo por
la cercanía fonética de palabras como "Daes", que significa "el que aplasta algo bajo sus
pies" o Dahes: "el
que mete cizaña". Además, en su forma plural,
"Daw'aish" define a una
agrupación de intolerantes que impone su punto de vista sobre
los otros. Dahes también hace referencia a un periodo de caos y guerra entre
las tribus árabes que tuvo lugar en el siglo VII.
"Daesh", por lo tanto, tiene bastantes
connotaciones negativas
por lo que se puede adivinar la intención del gobierno francés de utilizar este
término como arma lingüística.
Ni que decir tiene que el grupo terrorista ha expresado su disgusto con este término
y ha amenazado al quien lo utilice, aclara Blanca Palacián de Inza.
Pero la batalla iniciada por los responsables de la seguridad de
Francia no es aislada. Son muchos los servicios de inteligencia que tratan de
dar y de ganar esta batalla: la consideran clave. Y no les falta razón. El
lenguaje es fundamental. Si los terroristas logran confundir con su
terminología, lo tendrán más fácil para que su propaganda empape.
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