Mario J. Viera Port Charlotte, Florida
Aunque los resultados del proceso electoral venezolano son una palpable evidencia de la derrota del chavismo, el oficialismo e, incluso, el viejo usurpador del gobierno cubano quieren presentarles como una victoria del socialismo del Siglo XXI. Aristóbulo Istúriz, jefe de la campaña oficialista, aunque reconociendo que no habían alcanzado la meta de asegurar las dos terceras partes de la Asamblea Nacional declaró en tono triunfalista: “Una mayoría contundente, una victoria de verdad contundente, a lo mejor no vemos la dimensión por la meta que teníamos, que era de 110 diputados que no ha sido alcanzada aquí por ningún partido político”
Aunque la edición del Granma del 27 de septiembre no hace referencia a los cómputos electorales de Venezuela, destaca a página completa la supuesta “democracia plena en Venezuela” recalcándole con los sugerentes subtítulos: “Observadores internacionales elogian transparencia de comicios”; “Venezuela es un paraíso electoral”. Por supuesto obviando la sospechosa demora del Consejo Nacional Electoral para emitir los resultados de los comicios, ni comentó el número de reclamos que se hicieron sobre irregularidades en el proceso.
El más achacoso de los Castros, de inmediato emitió una de sus “irreflexiones” seniles. Castro se refirió a lo que había dicho el día anterior a propósito de la lid electoral venezolana: “…donde el imperialismo domina y la oligarquía oportunista recibe una parte jugosa de los bienes y servicios nacionales, las masas no tienen nada que ganar o perder y, al imperio, no le preocupa un bledo las elecciones”. Si las masas no tienen nada que ganar o perder, no están tan mal, al menos nada pierden; en cambio, en Cuba, con los “logros” del socialismo, las masas nada o muy poco ganaron y sí perdieron mucho en calidad de vida y satisfacciones económicas y sobre todo libertad.
A continuación lanza ataques contra los opositores venezolanos con el mismo vitriólico genio que dedica a los opositores del patio: “Todos hemos visto ─ “todos” abarca a solo él ─ en estos días electorales a un grupo de bastardos personajes que, en compañía de mercenarios de la prensa local escrita, radial y televisiva, llegan a negar incluso la libertad de prensa en Venezuela”. Se olvidó que en Cuba, la prensa escrita, radial y televisiva oficial y única permitida, se conforma con un elevado conjunto de cotorrones amaestrados que dicen lo que agrada a los usurpadores por una paga y unos privilegios miserables. De ningún modo reconoce el fracaso del chavismo; si no se obtuvo la meta de los dos tercios que pretendía Chávez se debió a los propósitos del enemigo imperialista y no a la voluntad democrática del pueblo venezolano: “El enemigo logró una parte de sus propósitos: impedir que el Gobierno Bolivariano contara con el apoyo de las dos terceras partes del Parlamento”. ¿Puede concebirse mayor idiotez?
Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática aseguró, una vez conocidas las conclusiones del CNE: “votando también se pueden cambiar las cosas y las estamos cambiando (...) Venezuela quiere una Asamblea Nacional plural y la ha elegido”. A lo que agregó: “Los que predican la guerra entre venezolanos han sido derrotados”. Pero, al parecer teniendo en cuenta que la nueva Asamblea Legislativa no entra en funciones hasta dentro de cien días, advirtió: “Si nosotros tuviéramos la misma mentalidad de algunos, diríamos: esa Asamblea moribunda, pero nosotros somos partidarios de la vida. Esa Asamblea saliente no debe, moral y políticamente no puede, por la formalidad de que tiene una agonía prolongada hasta la entrega final de su mandado, estar resolviendo, decidiendo en materia de legislación como si lo que ha pasado hoy no hubiera pasado, como si el pueblo venezolano no hubiera hablado. El pueblo habló, que se escuche la voz del pueblo”.
Ciertamente, cualquier cosa puede pasar en estos cien días. El chavismo no es confiable.
Con sus 90 escaños el chavismo no logra siquiera los tres quintos del Legislativo (99) que le hubiera permitido garantizarle a Hugo Chávez la concesión de los poderes especiales para legislar (Ley Habilitante).
La oposición venezolana ha logrado una victoria indiscutible. No debe desperdiciarla y aprovechar el respaldo popular para impulsar medidas que impidan la consolidación del totalitarismo. Hay mucho en juego con vistas a las elecciones generales del 2012.
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