Fue a final de la década de los 80 que en Cuba, Radio Martí alcanzó los mayores niveles de audición y mucho más durante el éxito de la novela radial “Esmeralda”. Pocos eran los hogares que no encendían su radio para escuchar aquel culebrón. Algunos lo hacían disimuladamente; otros, en cambio la escuchaban a todo volumen. Hasta en la calle había quienes desafiaban la vigilancia de los CDR escuchando las programaciones de Radio Martí en radios portátiles.
El “rating” alcanzado por aquella radio novela no fue pasado por alto para el mismo gobierno. Orieta Cordeiro una “asesora” (léase “censora”) de Radio Progreso escribió: “‘Tu novela de amor’ fue el programa con el que la radio cubana venció rotundamente a la radio enemiga en la famosa guerra del aire (…) eliminó el bodrio radiofónico que transmitía la mal llamada Radio Martí en ese horario (…) Esmeralda nunca más hizo llegar sus ‘verdes destellos’ a la audiencia cubana gracias a la novela de amor que transmitimos en esos momentos”.
Lo cierto es que muy pocos cambiaron para el culebrón socialista y continuaron fieles a los verdes destellos de Esmeralda. Al régimen no le quedó más remedio que intentar bloquear la señal de Radio Martí. Aquellos eran tiempos en que la programación de Radio Martí atraía la atención de los oyentes en Cuba.
Los noticieros dedicaban gran parte a informar sobre Cuba y divulgar la voz de la disidencia. Era la época de la Mesa Redonda que conducía el desaparecido profesor Luis Aguilar y de numerosos espacios de opinión.
Pasó el tiempo y su programación, conducida por ejecutivos extraños a la práctica y experiencia radial y periodística, cayó en una difusión mediocre con programas de escaso interés para el cubano corriente.
En diciembre del pasado año un sector de la disidencia interna expresó su desencanto con los modos como se conducía la programación de Radio Martí.
Vladimiro Roca, en una entrevista telefónica con el Nuevo Herald, resumió la generalizada opinión, no solo de la oposición cubana sino también del público al que supuestamente se dirigía el mensaje radial: “Nosotros ─ dijo ─ esperamos que se haga un análisis de todo lo que ha sucedido, porque la programación es tan mala y tan poco interesante para el pueblo cubano que nadie le escucha”.
Sin embargo, nadie dentro de los grupos que se oponen al régimen de los Castros, desean que Radio Martí desaparezca del aire; y quizá muy pocos prefieran verle fundida dentro de la programación de la VOA. Esta idea la expresó un lector de la página digital Diario de Cuba con la siguiente opinión: “Es cierto que la programación de Radio Martí se hizo vieja, aburrida y desfasada en el tiempo, pero hay que reconocer que fue una potente luz en medio de la oscuridad…”
Durante el período que ocupó la pareja Herminio San Román y Roberto Rodríguez Tejera, Radio Martí alcanzó un mayor interés periodístico y de contacto con la oposición interna, aunque no le faltaron críticas a su gestión. Luego con la entrada de Salvador Lew, se instauró una política interna de amiguismo en la selección del personal que trajo como resultado una programación mediocre de muy bajo interés. La designación de Pedro Roig para la Dirección de Radio y TV Martí no trajo cambios a favor de la calidad. Los programas de TV Martí parecían programas de los tiempos en que se iniciaba la televisión en el mundo. Artesanales y aburridos.
Radio Martí debe elevar su rigor periodístico; dirigir sus espacios noticiosos transmitidos a Cuba tocando con prioridad los asuntos de verdadero interés para el país y ser la voz abierta de los que carecen de voz en la isla. Su programación debiera ser variada con mejores opciones de entretenimiento que las ofrecidas por las emisoras oficiales de Cuba.
Se ha dado a conocer ahora la designación de un nuevo director para las transmisiones de Radio y TV Martí. Desconozco cuáles fueron los criterios que se manejaron para decir su nombramiento, Carlos García Pérez, un abogado miembro de la Fundación Nacional Cubano Americana. La Junta de la Oficina de Transmisiones a Cuba ha declarado que García Pérez posee “una rica experiencia en el ámbito jurídico y empresarial”; pero no dice nada que hable de poseer experiencia en los medios de la difusión radial.
Lo que si se conoce ampliamente es que Carlos García Pérez es un accionista del Departamento de Litigación y Juicios de Goldman Antonetti y Córdova.
No sé, tengo mis dudas. Creo que un abogado conoce mucho de leyes civiles, de procedimientos, de litigaciones y demandas; pero en asunto de programaciones radiales no creo que un letrado pueda aportar mucho. Creo que hubiera sido mejor haber nombrado a alguien del medio radial y periodístico y no a un abogado por más que sus relaciones con la actual administración americanas sean muy fuertes.
El tiempo dirá la última palabra, tal vez me equivoque y no sea del todo cierta la aseveración de “zapatero a tus zapatos”. Eso ya se verá.
Mario J. Viera
Mario J. Viera
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