martes, 1 de febrero de 2022

REPLICA A UN ARTICULO DE LA ECONOMISTA RAFAELA CRUZ (II) LA ALTERNATIVA NEOLIBERAL

 

Mario J. Viera

 


Muchos de los que creemos que no existe plena democracia donde no hay justicia social, sin ser socialdemócratas, no necesariamente desconfiamos de las “leyes del mercado”, sino de las deformaciones a esas mismas leyes por sistemas o teorías económicas dirigidas solamente a la obtención del lucro. Es que no puede perderse de vista que el mercado, tal como lo consideró, el que fuera canciller federal de Alemania Occidental entre 1963 y 1966, Ludwig Erhard, “el mercado en sí” es social; así la Constitución cubana de 1940, en su artículo 87 reconocía “la existencia y legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de función social”; o como el mismo Adam Smith expresara que, “ninguna sociedad puede ser próspera ni feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables”. En estas dos consideraciones se asienta el principio de la justicia social, que, para la Sra. Cruz, es un concepto o término indeterminado.

Confundiendo estado de beneficio con socialdemocracia, la Sra. Cruz acierta en parte cuando afirma que, “solo es posible en ambientes de prosperidad económica y en culturas específicas”; en parte, porque para ello no existe especificidad cultural, aunque sí se requiere de la prosperidad económica para poder incrementar los beneficios sociales. Igualando estado de beneficio con la socialdemocracia, Cruz se lanza contra esta afirmando que no es un camino hacia el crecimiento, “pues está comprobado que sus políticas redistributivas modulan a la baja el crecimiento económico”. Me pregunto, ¿qué estadísticas avalan esta afirmación? Entonces, ¿qué decir de los sistemas nórdicos, a los cuales ella define como un paradigma concreto para la socialdemocracia? ¿Qué decir de Portugal? Portugal con una población de 10 295 909 habitantes (2019), donde durante décadas se han sucedido en el gobierno socialistas y socialdemócratas, es un país desarrollado, con un índice de desarrollo humano considerado como “muy elevado”,​ y con una alta tasa de alfabetización. El país está clasificado en el puesto 19 mundial con mejor calidad de vida, tiene uno de los mejores servicios sanitarios del planeta y es considerado una nación globalizada y pacífica. Desde 1975, el panorama político portugués ha estado dominado por dos partidos: el Partido Socialista (PS) y el Partido Social Demócrata (PSD). Portugal, además, es un país activo dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). ¿Qué decir de Gran Bretaña, donde el gobierno ha sido ocupado en diferentes ocasiones por el Partido Laborista (socialdemócrata)?

¿Cuál es el principal contrario al que ahora mismo debemos enfrentar? ¿El poder del régimen del PCC o la corriente socialdemócrata que en Cuba se alinea en contra del sistema, al cual Cruz solo identifica como castrismo? ¿Los por ella denominados “socialistas puros”, aquellos de ellos colocados del “lado de la oposición más intransigente”? ¿Cuál es esa oposición más intransigente? Ella no la identifica, aunque, en específico, la ubica por su procedencia; este grupo de “socialistas puros” lo ve Cruz “entre los jóvenes universitarios” y “donde más extendido está este grupo ─ asegura ─ y desde donde más daño hace (…) es en una parte muy amplia de la intelectualidad y la elite cultural criolla que desconoce, e incluso rechaza aprender, principios básicos de economía e historia”. ¿Hacia dónde apunta su índice, cuando se refiere a estudiantes universitario y hacia artistas e intelectuales, integrados dentro de una oposición “intransigente”? Las generalizaciones, no bien definidas de Rafaela Cruz, nos inclinan a la suspicacia, porque para sus propuestas, caben muchas interpretaciones.

Ahora bien, ¿Cuál es el sistema económico que la economista Cruz propone para una Cuba posdictadura totalitaria (ella prefiere utilizar el término “poscastrista”)? Así dice: “Cuba necesita máxima libertad de mercado, mínima intervención estatal, enorme flexibilidad en el mercado laboral y minúsculos impuestos”.

Máxima libertad de mercado con mínima intervención del Estado, es decir retornar al laissez faire. Al Estado se le encomendaría cumplir, como su tarea principal dentro de la economía nacional, ajustarse al principio básico del monetarismo de la Escuela de Chicago para controlar la cantidad del dinero circulante. Ninguna regulación al sistema financiero de los mercados crediticio, de valores, de seguros y de pensiones. Esa carencia de las regulaciones bancarias, comenzando desde la época de Ronald Reagan en Estados Unidos, hizo su implosión en la economía nacional en 2008, comenzando por el mercado inmobiliario.

Enorme flexibilidad en el mercado laboral, un concepto surgido dentro de las directivas del neoliberalismo, es decir, desregulación de ese mercado; eliminación de la actividad sindical de reclamo de derechos laborales; y de los convenios colectivos de trabajo; la supresión del derecho de escalafón; eliminación de regulaciones para contratar y despedir empleados por parte de las empresas y organizaciones privadas; supresión de la ley de despido justo aprobada en Cuba bajo los postulados de la Constitución de 1940. En definitiva, la flexibilidad del mercado del trabajo es un eufemismo para ocultar la inseguridad laboral y los intentos de revertir los beneficios logrados por los trabajadores en sus luchas sindicales. La flexibilidad, por otra parte, oculta el deseo de los empleadores de hacerse más competitivos mediante el expediente de hacer menos seguras las condiciones de empleo y no a través de la tecnología avanzada o una fuerza de trabajo mejor capacitada. Como han expuesto Manuel Alejandro Ibarra Cisneros y Lourdes Alicia González Torres (La flexibilidad laboral como estrategia de competitividad y sus efectos sobre la economía, la empresa y el mercado de trabajo), dentro del concepto neoliberal “la protección del trabajador a través del estado de bienestar, la representatividad del trabajador vía sindicatos, la estabilidad laboral y la garantía de las percepciones salariales mínimas son vistas como una "traba" que imposibilita el uso eficiente del factor trabajo y no permite la adecuada maximización de las ganancias”. Salarios miserables, aparente disminución del desempleo mediante la contratación a tiempo parcial de trabajadores. Lo cual les impone la necesidad de asegurarse tres empleos como medio para solventar sus necesidades existenciales.

Minúsculos impuestos. Una vez suprimido el régimen del PCC e iniciada la necesaria liberación del mercado, el erario público estará en déficit, sin contar con los recursos necesarios para asumir sus principales funciones de seguridad pública, de inversiones en la infraestructura nacional en acueductos, alcantarillados, caminos, carreteras y puentes. Con la aplicación de minúsculos impuestos, el Estado, luego del periodo de transición a la democracia, tendrá que declararse en bancarrota o imponer elevados impuestos al valor agregado (IVA) más allá del aceptable 10%. El empresario pagará menos impuestos, pero el consumidor se verá obligado al pago de elevados impuestos indirectos que les limitará su capacidad de compra de los productos básicos de la canasta familiar. Como consecuencia se generará una amplitud en el cabildeo y en el clientelismo, factores decisivos para la generación de la corrupción pública.

No resulta de ningún beneficio luchar para liberarse de una dictadura comunista para caer bajo una dictadura neoliberal. Recuérdese que el Chile de Pinochet ─ un régimen donde se violaban todos y cada uno de los principios del liberalismo político ─, fue el laboratorio social para la práctica de los postulados de la Escuela de Chicago. No resulta de ningún beneficio para el conjunto del pueblo liberarse de las garras mafiosas de ineptos funcionarios comunistas, para caer en las garras de una mafia de empresarios extranjeros ávidos de ganancias seguras en un mercado laboral de bajos salarios. ¿Es esto lo que propone la Sra. Cruz y el Diario de Cuba?

Cuba no es un país industrializado; de la noche a la mañana no se hará el milagro de la industrialización. La acumulación de capital para desarrollar la industrialización nacional debe comenzar por el fortalecimiento de su sector primario, donde la agricultura juega un papel trascendental, junto con su potencial niquelífero. No debemos caer ni en una economía de hoteles ni, mucho menos, en una de maquiladoras.

Por otra parte, Cuba es un país que depende del mercado exterior. La liberación nacional posibilitará que el mercado estadounidense se abra a Cuba; pero Cuba no debe depender de un solo mercado externo, ese mercado debe diversificarse hacia Canadá, América Latina, al mercado europeo y a los mercados del Asia suroriental.

Ya de entrada, con la desaparición del régimen comunista, de modo natural y hasta espontáneo se iniciará la prosperidad económica de Cuba; para ello no se requerirán fórmulas económicas exóticas, sino sentido común.

Rafaela Cruz subtitula el último artículo de su trilogía como “la alternativa liberal”. La alternativa liberal debe entenderse dentro de los siguientes principios: la libertad individual mediante un marco jurídico que reconozca a todas las personas como iguales con los mismos derechos y deberes; la división de los poderes del Estado para la limitación de los poderes gubernamentales; reconocimiento de los derechos civiles de libertad de expresión, prensa, pensamiento y asociación para poder lograr sus objetivos, incluido en esto último, la asociación política y la actividad sindical de los trabajadores; la existencia de un estado de derecho establecido mediante los postulados de una Constitución que asegure el debido proceso y el respeto a los derechos humanos; la separación del Estado y la Iglesia; el ejercicio de la soberanía personal mediante el derecho al voto para todos los ciudadanos que hayan alcanzado la mayoría de edad legal. También existe un liberalismo social aparecido durante el siglo XIX en Europa, que exige condiciones justas para todos por igual, y propone la creación del gobierno como ente que propicie un marco regulatorio igualitario para todos. De este modo, el liberalismo social se encuentra en la mayoría de naciones que utilizan la democracia como sistema político dominante. Esto provocó que los sistemas de salud, educación y otros servicios públicos estén disponibles para todos por igual.

Rafaela Cruz, en realidad, no propone una alternativa liberal, la suya es la alternativa economicista del neoliberalismo. La alternativa que fuera impulsada por declarados conservadores como Margaret Thatcher, premier de Gran Bretaña y Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos.  

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