miércoles, 25 de agosto de 2010

PHANTON vaga entre candidatos

Me muevo entre las sombras e indago y critico.


¡Ah, los candidatos republicanos en la Florida!

Ahora se buscan un posible (o imposible) senador federal. Y salen y sacan a un lindoro. Un chico bonito que gastó 138.00 dólares en un corte de pelo y en un servicio de depilación. Es coqueto el muchacho - ¿será un metrosexual? – lo malo es que el servicio lo cargó a una tarjeta de crédito de su partido. ¡Ah, pillín! ¿Quieres ser el Apolo del Partido Republicano o tal vez su vedette masculina?

Es joven físicamente; pero si le penetramos su alma, como solo puede hacer un incorpóreo fantasma, la imagen que nos ofrece no es otra que la de un viejito achacoso, encorvado y cagalitroso… ¡Jesús, qué feo! Tan joven y tan pero tan conservador, tanto que se convierte en un reaccionario recalcitrante; como que se identifica con ese engendro organizativo de radicales conservadores denominado Tea Party, la crema y nata de la extrema derecha, donde no es de extrañar se alineen many rednecks que guardan en lugar seguro alguna capucha del KKK. ¡Ah, el Tea Party! Con su vocera falta de sesos, la otra vedette republicana, femenina, la Sarah Palin.

Radicalmente conservador ese Marquitos Rubio. El conservadorismo es una postura senil. No cuadra con una persona joven. Conservadurismo es no querer cambios; es querer dejar las cosas como están; es querer que las grandes compañías sigan haciendo lo que le den su realísima gana para acumular fortuna sin que nadie les controlen y hayan llevado al país a la terrible crisis por la que hoy atraviesa y que fomentó la pasada administración republicana. Conservadurismo en la Florida es conceder todos los derechos a los patrones y limitar sus derechos a los empleados. Es rechazar airadamente la participación de las uniones o sindicatos en la defensa de los intereses de sus asociados.

Los conservadores se afanan con el sofismo del Estado pequeño para oponerse a cualquier incremento de los impuestos aduciendo falaz y demagógicamente que perjudican a los trabajadores y a la clase media cuando en realidad quienes salen millonariamente beneficiadas con la rebaja de los impuestos, son las grandes corporaciones. ¡Ah, si alguien les sale al paso a sus pretensiones, nada más fácil que acusarles de comunistas o en el mejor de los casos de socialistas! Se olvidan que si la extrema izquierda se identifica con el comunismo, la extrema derecha, el super conservadurismo, se identifica con el fascismo y ya se sabe que los extremos se tocan y se igualan.

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