Mario
J Viera
Apareció
en Diario de Cuba, el 27 de octubre, la “maravillosa” iniciativa del Consejo de
Transición Democrática de Cuba (CTDC) y la novísima organización civilista D
Frente. ¿Qué proponen? La misma supuesta solución civilista a los problemas de
Cuba, para lo cual “exigen al régimen” una representación plural en la farsa
del absurdo, de unas “elecciones” municipales que deberán celebrarse el próximo
27 de noviembre. ¡Claro está! También exigen la liberación incondicional de las
personas que han ejercido su derecho constitucional a manifestarse. ¿Quién, por
supuesto, pueda oponerse a esta última demanda?
Claro está que realmente el derecho a manifestarse no está plenamente
garantizado constitucionalmente, sino condicionado. Este supuesto derecho está
recogido en el artículo 56 de la vigente constitución, pero “siempre que se
ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas
establecidas en la ley”; porque, el “ejercicio de los derechos ─
artículo 45 ─ está limitado por los derechos de los demás, la
seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la
Constitución y a las leyes”; todo ello que admite muchas
interpretaciones.
Exigir
es el pedir imperiosamente algo a lo que se tiene derecho, algo que,
para poder hacer, se requiere actuar de manera autoritaria. Solo quien tiene
autoridad puede plantear exigencias; sin el ejercicio de la autoridad, o del
poder político, las exigencias, planteadas a un régimen totalitario, son
simples reclamos vacíos. ¡Qué manera más elegante del perder el tiempo!
Ambas
organizaciones, que asumen la representación de una “sociedad civil”
inexistente en Cuba, plantean, con esa manera de redacción tal del agrado de la
izquierda bananera, su apoyo “a un grupo de ciudadanas y ciudadanos que se
presentarán a las Asambleas de Nominación, que acaban de comenzar, con el
propósito de ser electos como candidatas y candidatos a las próximas elecciones
municipales”. Por supuesto, D Frente alega a los postulados de la
gatopardista Constitución de 2019, en específico, su artículo 3, el cual
establece: “En la República de Cuba la soberanía reside intransferiblemente
en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado” y que este grupo
civilista traduce del modo siguiente: “…somos nosotras y nosotros, las y los
ciudadanos, el pueblo, quienes tenemos el poder fundamental para decidir
nuestro destino. Y nos disponemos a ejercerlo. Juntos. De la ley a la ley, y
pacíficamente". ¡Otra vez el sonsonete ese de la ley a la ley, cuando
en todo el ordenamiento jurídico de la dictadura no existen resquicios para
ejercer la democracia. No le han puesto atención al último enunciado de ese
artículo 3, donde se plantea que, esa soberanía del pueblo se ejerce “en la
forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes”.
¿Qué
se gana con una supuesta nominación para candidatos a delegados del Poder
Popular de una docena o de hasta una centena de disidentes? ¡Nada! Si alguno
gana la nominación es poco probable que pueda ser electo para el cargo; y si
alguno ganara el cargo, siempre puede ser revocado, para ello se dictó el
artículo 196 de la Constitución que estipula: “El mandato de los delegados
es revocable en todo momento. La ley determina la forma, las causas y los
procedimientos para su revocación”.
Por
su parte, el CTDC asegura que "Cuba tiene ya una historia de candidaturas
independientes iniciada en el año 1988". ¿Historia? En 1989, el ingeniero
agrónomo Roberto Bahamonde, activista del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba
─ que el documento del CTDC no menciona por su nombre ─ se presentó, con el
apoyo de algunos vecinos, como candidato para el cargo de Delegado a la Asamblea
Municipal del Poder Popular. El resultado fue su detención en la vía pública y
pasar dos años preso. La historia, como tradición de candidaturas
independientes la del año 2015, que el documento califica "una de las
apuestas más visibles", donde participaron solo dos activistas de la
disidencia, el abogado Hildebrando Chaviano y el informático Yuniel López, como
precisa Diario de Cuba.
Tienen
mucha razón cuando expresan: "La crisis de representación del gobierno
y del partido comunista cubanos no puede ya enmascararse detrás de discursos
oficiales que no representan las dinámicas de la sociedad real”. Sin
embargo, yerran en principios esenciales para la resistencia frente al régimen
cuando aseguran: “Hoy, la única representación genuina es la representación
plural de la ciudadanía. Desde abajo, desde donde se construye la democracia”.
Simplemente una violación del principio de nocolaboración.
D
Frente propone cinco demandas, las de todos los días, las que suenan muy bien
en los oídos, pero no en los oídos sordos del régimen. Ninguna de ella va
dirigida hacia la confrontación, hacia una oposición antisistema, solo
reformas. Para poder exigir cambios reales, no de simples reformas, se requiere
contar con un poderoso apoyo popular, con miles de cubanos exigiendo desde las
acciones de la resistencia noviolenta que se proponga derrocar la hegemonía
política del PCC. Ahora, lo correcto no es aspirar a formar parte de alguna
asamblea municipal del Poder Popular. Ahora es el momento de poner en práctica
la táctica de no colaboración, la del boicot a a esas elecciones municipales.
La consigna es abstencionismo general.
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