jueves, 7 de febrero de 2019

El CEO del USGoverment.inc.


Mario J. Viera


Donald Trump, piensa como empresario. Conoce de todas las argucias legales y no tal legales para mantener a flote y rentable una empresa privada. Llega a la presidencia de Estados Unidos, no importa si legítimamente o no, y cuando se sienta en la oficina oval, sigue pensando como empresario, como el poderoso Chief Executive Officer (CEO) de una gran empresa, en este caso, el Gobierno de Estados Unidos, el que formula el propósito, la visión y la misión de esa empresa. Sabe que tiene que vérselas con el Consejo de Administración (members of the board) que representan los intereses de los diferentes accionistas en función de su porcentaje de participación en la empresa, y conoce cómo manejar o manipular ese consejo.

Para él, el arte del gobierno, es similar al arte de dirigir una corporación con fines de lucro, y todo queda concretado en los elementos de la contabilidad, Activos, Pasivos y Capital, donde el Capital es igual al Activo (el dinero que tiene en caja y en los bancos, las cuentas por cobrar, las materias primas, las máquinas, los vehículos, los edificios y los terrenos) menos el Pasivo (deudas, obligaciones bancarias e impuestos por pagar), es decir, lo que se es = Lo que se tiene - Lo que se debe.

¿Qué hacer ─ se pregunta ─ para hacer grande a su corporación? Pues, nada más sencillo, reclamar las cuentas pendientes y rebajar en todo lo posible el pasivo. ¡Y ya está, resuelto el problema! Sin embargo, hay una verdad que no ha tomado en cuenta, y es la que plantea que el gobierno de una nación no funciona como el gobierno de una empresa. Son entes totalmente diferentes y mucho más diferentes dentro de un sistema democrático de controles y contrapesos que aseguran la fórmula de Montesquieu de que “el poder detenga el poder”, No toda la fuerza de decisión en el gobierno de un Estado democrático reside en el poder de un CEO, porque existe un balance de poderes tripartito entre el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. El CEO de una corporación tiene manos libres para tomar decisiones que deben ser acatadas por todos los miembros de la corporación, sin importar que sean decisiones correctas o equivocadas. ¡Ya se vería después! El presidente de una nación cuenta con poderes de decisión, pero limitados a lo permitido por las leyes y a lo sancionado por las cortes o tribunales.

Todos los que están por debajo del CEO de una empresa son subordinados suyos a quienes se les puede exigir lealtad, porque para eso reciben un salario. El presidente de un Estado tiene poco subordinados y no puede esperar lealtad absoluta de los mismos. Siempre el presidente tendrá que confrontar una oposición y se verá obligado en determinadas situaciones a contemporizar con la misma. El Ceo de una corporación puede cubrirse con la privacidad empresarial para alejar de sí cualquier escrutinio público. El presidente de una nación no puede evitar que los medios de comunicación masivos le sometan a la crítica y al escrutinio. El CEO de una corporación es un personaje privado, el presidente de una nación es un ser público que a duras penas podrá evitar hasta el asalto a su privacidad.

Una corporación tiene que enfrentarse a sus competidores que intentarán desplazarle del mercado. Para triunfar sobre la competencia, la corporación puede recurrir a una gran campaña publicitaria, aumentar su productividad para hacer que sus productos sean de menores costos y hasta automatizar su producción. Una nación tiene que enfrentar no solo a otras naciones competidoras, si no también enemigas. Para anular o disminuir las amenazas de los enemigos, la nación tiene que elaborar una política exterior apropiada y coherente, desarrollar un firme trabajo diplomático, establecer alianzas múltiples comerciales y militares, captar aliados de conveniencia y alianzas estratégicas, fortalecer su arsenal militar e impulsar una efectiva labor de inteligencia, debe actuar dentro de los organismos multinacionales influyendo en ellos con su liderazgo y, sobre todo, debe desarrollar un poderoso intercambio comercial.

Un CEO puede dirigir su empresa por inspiraciones. Un Jefe de Gobierno no puede darse ese lujo, tiene que actuar siguiendo los consejos de sus principales consejeros, tiene que llegar a pactar con la oposición cuando sea preciso para le ejecución de un plan de desarrollo o un plan estratégico y debe decidir lo más apropiado entre los consejeros de línea dura y radicales, y los consejos de los asesores más moderados. Así fue como John F. Kennedy evitó el desastre nuclear durante la crisis de los misiles.

Aún más, el presidente de una nación no debe, hacer recortes en el pasivo contabilístico de la nación haciendo recortes en los servicios de asistencia y seguridad social de sus ciudadanos con mayores necesidades. Debe impulsar una adecuada política para garantizar la seguridad pública y el combate a la criminalidad. Impulsar la enseñanza pública que asegure la formación de personal capacitado en la esfera de la tecnología, indispensable para alcanzar un alto nivel de competitividad nacional.

Mientras Trump se siga considerando que él es el CEO del USGoverment.inc, Estados Unidos no podrá mantener su superioridad económica, tecnológica y militar en el mundo, habrá perdido su liderazgo mundial y se quedará aislado del mundo exterior sin influencia positiva de ninguna manera.

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