Álvaro Alba. DIARIO LAS AMERICAS
De nuevo el Maidan fue escenario de
protestas en Kiev. Los manifestantes son los mismos que ahí estuvieron hace
meses, pero las demandas son diferentes. Ondean banderas de Ucrania y la Unión
Europea al tiempo que exigían el fin del cese al fuego, imponer la ley marcial,
dar armamentos a los voluntarios y continuar la operación antiterrorista en el
este del país, en especial en las regiones de Donetsk y Lugansk.
Un poco más de 1.000 voluntarios de
los batallones Donbass, Aidar, Dnepr y las centurias que defendieron el Maidan
durante el pasado invierno, se proclamaron en Asamblea Popular y exigieron al
electo gobernante más acción contra los separatistas. Éstas no son unidades
regulares, son grupos de voluntarios armados, muchos de ellos defensores del
Maidan contra las arremetidas de la Policía de Yanukóvich y con deseos de
asistir al Ejército en su campaña de recuperación de territorios.
El primer vicepresidente de la
administración presidencial recibió la petición de los combatientes y prometió
que el mandatario lo estudiaría. Aunque no representan una amenaza para
Poroshenko, bien podrían crear malestar en la sociedad que les vio sacrificarse
de noviembre del 2013 a febrero del 2014 y que han socorrido a los ucranianos
en zonas controladas por los partidarios de Rusia.
La tregua proclamada por Poroshenko no
se cumplió ni un solo día. En total, durante el armisticio, en 108 ocasiones se
rompió la tregua, fallecieron 27 ucranianos y 69 resultaron heridos. Un
helicóptero fue abatido y nueve militares ucranianos fallecieron. Las demandas
expresadas en el Maidan es el clamor de la mayoría de los ucranianos que desean
ver a un Gobierno con firmeza ante la beligerancia rusa.
El nuevo alcalde Vitali Klitshko,
aliado de Poroshenko pidió a todas las organizaciones políticas que están en el
Maidan que deben de desalojar la plaza, para que sirva de ejemplo en otras
ciudades y regrese la vida a su normalidad.
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