martes, 9 de noviembre de 2010

Sigo sin respuestas de los participativos

Mario J. Viera



El Sr. Enrique Chaviano envió una nota de protesta a Emilio Ichikawa por el contenido de un artículo de mi autoría que erróneamente le atribuye. Fue mi nombre y no el de Ichikawa el que debió ser empleado en la réplica que el respetable presidente de la Fundación para el Cambio Participativo enviara al blog de Ichikawa.

En un amplio sentido de la democracia existe el derecho de expresar la opinión divergente con cualquier idea o proyecto que se elabore y exponga por algún sector social o político. Opinar en contrario, disentir, no necesariamente tiene que ser “mal intencionado”. Todo aquel que se proponga como capacitado para orientar a un pueblo hacia la democracia, está en la obligación de aplicar las normas del intercambio democrático de las ideas. Solo los mesías totalitaristas se revuelven furiosos ante las críticas que se hagan a sus propuestas.

Existe el derecho a la réplica. Pero las réplicas  tienen que hacerse no con simples afirmaciones y fundadas sobre criterios subjetivos y abstractos, o sacando de contexto algunas de las opiniones que se intentan rebatir.

Sigo sin tener respuesta de cual es el carácter de la ONG que se pretende con la Fundación para el Cambio Participativo. La periodista independiente Ana Aguililla al reportar el operativo policiaco dirigido a impedir la reunión de constitución de la nueva organización expresó tajantemente que ese operativo resultaba “paradójico por ser la misma (es decir, la Fundación Para el Cambio Participativo) un paso de acercamiento a las autoridades”. La respuesta dada como réplica no dice nada que ya no se conociera por la noticia transmitida por la reportera y, por supuesto no rechaza que la misma sea “un paso de acercamiento a las autoridades”; no aclara que tipo de acercamiento a las autoridades, es decir, al gobierno, se busca.

Con un rejuego de palabras se quiso refutar mi segunda pregunta “¿Cuál es la táctica que se pretende cambiar?” El emérito profesor de ingeniería Félix Antonio Bonne Carcassés (retirado de la CUJAE) dice primero que el gobierno no ha cambiado de estrategia y que la Fundación para el Cambio Participativo tampoco ha variado la suya; pero al cambiar el gobierno  de táctica, también la Fundación, de la cual es Vicepresidente reajustó algunas de las suyas: ¿Cuáles?

En mi opinión la estrategia del gobierno es la de mantenerse en el poder de manera absoluta y exclusiva y sus tácticas, correspondiente a su plan general,  no han variado en lo más mínimo, salvo por un movimiento diversionista de buscarse como interlocutor a la jerarquía católica con el propósito de  minimizar el costo político que le representaban los presos de conciencia y las críticas internacionales, al mismo tiempo que se deshacía con el destierro de molestos opositores. En lo demás sus tácticas siguen siendo las mismas, la represión, el acoso, el control policiaco sobre la población, la difamación de opositores y disidentes. ¡No ha habido cambio alguno de tácticas!

Acotando la respuesta del profesor emérito, el Sr. Chaviano  afirma que no le dicen a ningún grupo que dejen de hacer lo que acostumbren sino que le dan “una herramienta más para, además de ser contestatario para el exterior (sic), lo seamos al interior del país”. Sin embargo no aclara cual es esa “herramienta” para ser contestatario “al interior del país”. Pienso que muchos opositores deberán sentirse molestos con esa idea de ser considerados “contestatarios para el exterior”. No creo que Oscar Elías Biscet, que Pedro Argüelles, que tantos otros opositores de la misma línea sean solo “contestatarios para el exterior”.

Biscet ha demostrado que ha sido contestatario al interior del país. Hizo manifestaciones de protestas frente al Hospital Materno Infantil Hijas de Galicia condenando el aborto, condujo una movilización hacia el Parque Butari para leer los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aglutinó a prácticamente toda la oposición cuando el ayuno de Tamarindo 34, el apartamento de Migdalia Rosado; como no ha sido contestatario para el exterior al negarse aceptar el destierro como condición para su excarcelación.

No era contestatario hacia el exterior Pedro Argüelles cuando siendo miembro del Comité Cubano Pro Derechos Humanos realizaba un decidido activismo político en Ciego de Avila y tenía el suficiente coraje para visitar en la Cárcel de Canaleta a los presos políticos; que estando preso realizó varias huelgas de hambre enfrentándose a las autoridades del penal y a los oficiales de la Seguridad del Estado y que, como Biscet, se ha negado a aceptar el destierro.

No se respondió acertadamente a mi cuarta pregunta: “¿En qué momento la ciudadanía en Cuba tuvo participación en el espacio político oficial?” Según el diccionario de la Real Academia, participar quiere decir: “Tener parte en una sociedad o negocio o ser socio de ellos”.  La demanda firmada por Félix Bonne Carcassés, Marta Beatriz Roque, Vladimiro Roca  y René Gómez Manzano, titulada “La Patria es de Todos” no fue una participación del pueblo en el espacio político oficial, como no fue la recogida de más de diez mil firmas del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba reclamando la convocatoria de un referendo, ni las más de diez mil firmas que acompañaron al Proyecto Varela. Representaron intentos de participar en el espacio político nacional que el oficialismo respondió con el rechazo y la represión de sus proponentes.

Se saca de contexto mi sexta pregunta para afirmar algo que ni siquiera insinué. “¿Con qué fuerza popular cuenta la Fundación para impulsar la participación de la ciudadanía con el gobierno para ‘defender la viabilidad de la pequeña y mediana propiedad privada y promover los cambios necesarios  en las partes (por partes creo entender que la Fundación comprende a la sociedad civil y al gobierno) para unas elecciones democráticas’?” A lo que agregué a continuación:

“(…)  Para contar con una fuerza movilizadora, la Fundación tiene que hacer que sus propuestas sean conocidas por la población, obtener luego su aprobación y tener capacidad suficiente para poner en movimiento a un numeroso grupo de suscriptores, y cuando digo numeroso, quiero decir contar con miles, con cientos de miles de ciudadanos que se decidan a respaldar la promoción de los cambios necesarios para unas elecciones democráticas”.

De ningún modo se trata de una “ilusoria idea, concebida en una cómoda y segura oficina miamense, de que se puedan hacer manifestaciones callejeras con carteles…” lo que según la replica de la Fundacion Para el Cambio Participativo contradice mi supuesta “descripción de la monolítica y toda poderosa maquinaria estatal”.

Ni propongo que la gente en Cuba se lance a la calle con carteles para enfrentar a las fuerzas policiales y militares del régimen, ni he concebido tal idea “en una cómoda y segura oficina miamense”. Me refiero al activismo político que se requiere emplear para movilizar a la opinión pública y darle a conocer las propuestas del cambio. Esa es ardua labor en Cuba, donde la disidencia no cuenta con los medios para llegar como una nueva opción a todo el país; y para que esa opinión pública posea la fuerza que impulse “los cambios necesarios para unas elecciones democráticas” se requiere la voluntad de miles, de cientos de miles de ciudadanos y no en entrevistas con los delegados de circunscripciones que en fin de cuentas no significan nada dentro de la maquinaria gubernamental.

Estoy plenamente con la opinión que expresa el Sr. Chaviano cuando afirma: “Pensar que la oposición pueda contar con nuestro  pueblo, paralizado por el miedo, para que  participe en una manifestación de protesta, es tener la cabeza entre las nubes”. Pero también es cierto que pensar que con proceso dosificado, con mesura, sin los medios de comunicación masivas de su parte para lograr tales propósitos es también tener la cabeza en las nubes y que propuestas como estas parecen solo estar dirigidas a buscar el beneplácito del exterior y lograr alguna mención periodística.

Por otra parte nada hay de nuevo en la propuesta que hace la Fundación cuando asegura: “Estaremos haciendo encuestas de la opinión del mismo sobre temas de interés y sacándolos a la luz como los verdaderos deseos de cambio”. Desde el inicio de la nueva oposición nacida del Comité Cubano Pro Derechos Humanos  y del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, se ha estado haciendo esta labor sistemáticamente y mucho más desde el surgimiento del periodismo independiente y contestatario, al que me honro haber pertenecido.

En cuanto a la oficina… Vivo en una humilde vivienda, no de Miami donde las rentas están muy elevadas, sino en un pueblito del suroeste de la Florida, viviendo con los pocos ingresos que como septuagenario disfruto.

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