miércoles, 3 de abril de 2024

EL METODO CIENTIFICO DE LAS PROTESTAS

 

PARTE SEGUNDA

Mario J. Viera

 


Existe hoy en Cuba un estado de preconvulción política y social, llámese como quiera denominarse, de “cambio” de “situación de confrontación social o de revolución”, ahí están las esporádicas manifestaciones populares de protesta que se van produciendo a lo largo del país. Protestas que, además de exigir la resolución de los acuciantes trastornos económicos a los cuales los altos funcionarios del gobierno cubano no han sabido dar respuestas acertadas y claras, son expresión de un rechazo generalizado al sistema, al régimen impuesto en Cuba, una abierta posición iconoclasta de rechazo a los mitos ideológicos y expresión de que el temor, el miedo a las consecuencias se va perdiendo en un ambiente fuenteovejuno. No es la razón la que impulsa a cientos y hasta algunos miles a expresar su descontento, sino la pasión y el élan de la subsistencia, las necesidades vitales de alimentación y vivienda.

Estas protestas, con cierto grado de espontaneidad, entusiasman a muchos que están en el exilio, considerando que en sus manifestaciones sacudirán los pilares del régimen, pero esto son solo apreciaciones muy subjetivas, pues estos actos de protestas son como vientos fuertes que, sin embargo, no alcanzan nivel de tornado. Pueden preocupar a los represores en un momento de sorpresa, pero sus vientos se amainan y todo queda en nada por los muros de contención de la represión organizada, o tal vez en la solución del gallo desplumado de Stalin.

El combustible existe, solo falta el motor que impulse la fuerza de las masas, que las organice, que las conduzca hacia un objetivo que solo puede ser político: el derrocamiento del poder opresor y la toma del poder político.

En todos los mecanismos de las protestas populares que vienen presentándose desde el 11 de julio de 2021 estuvo ausente la fuerza de dos elementos poderosos e indispensables para enfrentar a la dictadura del Partido Comunista de Cuba, el movimiento sindical y el movimiento estudiantil, organizados bajo un plan estratégico común de lucha y resistencia y un consensuado programa de nación. La acción conjunta de estas dos fuerzas sociales ha sido demostrada en la práctica en numerosos países, pues como señaló, el ya mencionado Ander Egg, en las ciencias sociales se requiere de hechos verificados en su contrastación con la realidad para poder llegar a la formulación de una hipótesis o teoría de la resistencia popular, que debe cumplir con, lo que adelantó la ya también mencionada Beatriz García, la comprobación de su reproducibilidad y repetibilidad, y la posibilidad de predicción de sucesos futuros en base a dichas hipótesis.

Es preciso que el movimiento opositor dentro de la isla analice los resultados de las manifestaciones de protestas que se han estado produciendo, considerar el por qué no lograron poner en crisis al régimen comunista-fascistoide que rige en Cuba; extraer toda la enseñanza útil que se desprende de esos hechos y considerar qué debe tomarse en cuenta para poder influir en la conducción de esos intentos espontáneos de protestas y reclamos.

Todas estas protestas populares pueden inferir una conclusión política, pero lo eminentemente político no ha sido el principal reclamo. Es necesario actuar para influir en el desarrollo de las manifestaciones populares y darles a las mismas un carácter fundamentalmente político, pero para ello se requiere liderazgo, la capacidad de los opositores para actuar dentro de la población, la capacidad de influir, la capacidad incluso de agitación política y ganar apoyos, garantizar el número de masa crítica que se requiere para impulsar un poderoso movimiento de resistencia popular de confrontación noviolenta.

Algunos alegarán que esta labor es irrealizable; y sí, es irrealizable, pero solo cuando se actúa sin el empleo de la razón, de la inteligencia y sin el no buscar métodos imaginativos que faciliten emprender la tarea de captar multitudes. Otros también adelantarán sus dudas conociendo que la Seguridad del Estado anulará cualquier intento dentro de las organizaciones opositoras de ir “más allá” de lo soportable. De inmediato, considerarán, las fuerzas represivas irán a por los dirigentes de cualquier grupo opositor o disidente para impedir que ellos puedan influir dentro de las masas populares para encauzar el descontento popular en accionar político de resistencia cívica; y sí, coincido con esa opinión, la oposición siempre ha actuado a cara descubierta y, por lo general se organiza en una línea de dirección vertical. Ya es hora de actuar en silencio, a la callada y no de manera pública; no son tiempos de reclamos cívicos mediante procedimientos también cívicos. Los tiempos de ahora son los de reclamos políticos, de exigencia política, de fortalecer el músculo y enfrentar a la dictadura con el poder de las fuerzas populares.

Entonces también algunos me echarán en cara, diciendo que para mí es muy fácil decir, desde el exilio, lo que acabo de anotar. Por supuesto que yo me pongo no solo en los zapatos sino también en las ropas de los que allá, en la isla están bajo el monitoreo y el acoso constante y sistemático de aquellos que asumen la dirección de los diferentes grupos disidentes/civilistas/opositores por parte de los mercenarios que forman parte de los órganos de la Seguridad del Estado.

No es fácil, se ha perdido mucho tiempo desde el estallido del 11 de julio de 2021 y siempre a la espera de lo irrealizable, que las protestas populares espontáneas hagan quebrar al régimen, que tal vez el régimen bajo la presión internacional se decida aceptar la ilusa y pueril propuesta de un “plebiscito vinculante” o que se produzca un cambio nacido de las contradicciones y las luchas por el poder que a soto voce existen entre las distintas facciones de la élitecracia del PCC.

No se requiere que los dirigentes de la oposición se pasen al clandestinaje, que desaparezcan de la vida pública; lo que se requería y se requiere es entrenar a los activistas de cada grupo opuesto al régimen del PCC en las propuestas de la lucha no violenta, seleccionando a los más aptos y menos conocidos para acometer las tareas de organizar y conducir a las masas oprimidas a la lucha por los reclamos políticos que se requieren necesarios para quebrar la espina dorsal del régimen dentro de un movimiento de resistencia cuyo liderazgo resulte anónimo y horizontal.

La resistencia popular a un régimen opresivo no es un arte sino la ejecución de métodos ya probados efectivos y ajustados a las condiciones de cada país y a las condiciones siempre cambiantes en medio de una confrontación política. La ciencia, y algunos así lo han dicho, requiere réplica y verificación; la ciencia impone técnicas precisas y sistemáticas; el arte, para su manifestación requiere, como ha sido preceptuado, procesos cognitivos, perceptuales y emocionales; o como lo ve el filósofo estadounidense Sydney Hook: “La Madonna de Rafael sin Rafael, las sonatas y sinfonías de Beethoven sin Beethoven, resultan inconcebibles. En la ciencia, por otra parte, la mayoría de los hallazgos de un científico podría haberlos hallado perfectamente otro científico de su mismo campo”.   

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