miércoles, 10 de marzo de 2021

LOS MILITARES NUNCA SERÁN UNA OPCIÓN DEMOCRATIZADORA

 

Lázaro González Valdés

 


Si en Cumanayagua cae una yagua o en Ceballos caen siete rayos los cubanos encienden las redes sociales. Twitter tiembla, WhatsApp se estremece, y en Facebook pululan las directas vaticinando que a la dictadura le queda nada, que ya está frita, que sólo falta el papeleo y el acta de defunción está a punto de ser emitida, pero que hay retraso por culpa de la burocracia.

 

Llevamos 62 años en este autoengaño. Somos campeones mundiales en planes que nunca materializan. Caciques sin indios que fantaseamos ganando batallas épicas. Profetas con el único don de no ver más allá de nuestras narices.

 

Es evidente que los pillos del partido comunista, sabiendo de la pata que cojeamos, nos traten con pomada de "Informaciones-falsas", suero "Infla-egos" e inyecciones de "Yo-me-las-sé-todas" para mantenernos en estado de constante agitación y atomizarnos, porque la máxima "divide y vencerás" sigue siendo efectiva, a pesar de su estado senil.

Ahora retumba en las redes la presunta información de una casa con armamento allanada por la inteligencia militar en Punta Brava y, por supuesto, los grandes generadores de proyectos imposibles ya van por la enésima directa donde cada uno de ellos dice saberlo todo sobre la alianza cívico militar que en breve derribará al partido comunista del poder que usurpa.

 

No voy a refutar un hecho que ni siquiera se ha confirmado como real. No, no caeré en eso. Haré algo mejor. Aceptaré que existe tal conspiración e incluso que a la dictadura del partido comunista le queda menos que a un jamón descendiendo en paracaídas en la Esquina de Toyo a las 2 de la tarde.

 

Supondré que un grupo de militares ya está a punto de rematar al régimen. Ahora les doy la mala noticia: saldremos de un desastre para otro. Se repetirá la historia. Ya nos pasó cuando derribaron a Fulgencio Batista y otra fuerza militar tomó el poder político.

 

Al respecto, el erudito en lucha estratégica no violenta Gene Sharp nos alerta que: "Un golpe militar contra una dictadura puede parecer, relativamente hablando, una de las maneras más rápidas y fáciles de quitarse de encima un régimen particularmente repugnante. Sin embargo, existen serios problemas con respecto a esta técnica. Lo más importante es que deja intacta la distribución negativa del poder entre la población y la élite de control del gobierno y sus fuerzas armadas".

 

O sea, cualquier grupo militar que propine un golpe de estado al partido comunista establecerá otro ordenamiento estatal en el que tal grupo mantendrá el poder político de forma exclusiva y para ello argumentará falacias de cualquier tipo. Por ejemplo, podrá decir que necesita tiempo para restablecer el orden, o para restituir la Constitución de 1940 o simplemente no dirá nada porque al controlar el poder político es el único grupo en capacidad de hacer cambios, o de no hacerlos, imponer castigos y controlar a su favor todas las instituciones.

 

La lucha no violenta, a diferencia del pacifismo, es una batalla por quitarle a la dictadura el control del poder político. Porque sólo atrapando ese poder político es que la resistencia puede realizar el cambio de la dictadura a la democracia. Sin poder político los planes de la resistencia son pura especulación.

 

Sin embargo, la generalidad de nuestros activistas y ciberactivistas no ven esta realidad, la cual es simple de comprender y fácil de confirmar en cualquiera de los manuales usados exitosamente por movimientos que han desintegrado dictaduras en sus países como OTPOR en Serbia y EuroMaidan en Ucrania.

 

Obviamente es menos riesgoso y mejor remunerado, ya sea para el bolsillo o para el ego, continuar divagando en las redes sociales, porque en ese mundo virtual cada quien es el héroe de su propia fantasía.

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