martes, 26 de enero de 2021

LOS EMBARGOS SÓLO FUNCIONAN CUANDO HAY UNA AMPLIA RESISTENCIA INTERNA

 

Lázaro González Valdés

 


Leyendo posts en Facebook encuentro de nuevo debates (aunque casi siempre apasionados e irracionales) sobre el embargo y si éste es o no eficiente para derribar a la dictadura del PCC.

 

Por lo general, los que debaten estos temas tienen una creencia, casi siempre sin base en información real, la cual sostienen sin posibilidad de que cambie, aunque le demuestren que están errados.

 

Conviene recordar que en 1995 unas veinte organizaciones de la sociedad civil le pidieron por escrito al presidente Bill Clinton que aprobara la Ley Helms-Burton para que conjuntamente con la Ley Torricelli reforzará el embargo a fin de mermar los recursos materiales de la dictadura. Lo recuerdo porque yo suscribí esa petición a nombre del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba (PPDHC) luego de reunirnos, debatir el asunto y haber acordado apoyar esa petición al presidente Clinton.

 

Para los más jóvenes rememoro que Clinton no aprobó la Ley Helms-Burton como le pedimos en ese momento, pero lo hizo posterior al 24 de febrero de 1996 luego del derribo de los aviones de Hermanos al Rescate, cuya verdadera causa del derribo fue que antes habían entrado volando al territorio nacional para lanzar cientos de miles de octavillas en apoyo a la alianza de toda la oposición que se llamó Concilio Cubano.


¿Por qué consideramos en aquel momento que fortalecer el embargo podría ayudar a la resistencia interna? Pues porque había 140 organizaciones y la mayoría de ellas tenían muchos activistas. Por ejemplo, el PPDHC que poco después de su fundación en 1988 contaba más de 10 mil miembros, tras siete años de represión brutal ordenada directamente por Fidel Castro todavía le quedaban unos 3 mil integrantes en 1995.

 

Es principio básico de la lucha estratégica no violenta que los embargos, boicots, listas negras de comerciantes y otras técnicas de restricción económica para debilitar los recursos materiales de la dictadura sólo, escuchen bien, sólo funcionan cuando dentro del país existe un potente y articulado movimiento de resistencia como creímos que teníamos en 1995. Sin embargo desconocíamos un detalle, porque en aquella época no había acceso a bibliografía, ni Internet, ni redes sociales, ni teléfonos móviles, ni siquiera llamadas directas al extranjero porque se hacían a través de una telefonista marcando el número 00 desde un teléfono de tierra y comunicando con Canadá. El detalle que desconocíamos en aquel momento es que necesitábamos mucha, pero mucha más cantidad de activistas de la que teníamos. La cifra es entre el 3 y el 5 por ciento de la cantidad de ciudadanos inscritos en el registro de electores lo que ahora serían unos 420 mil activistas.

 

Ahora viene la confrontación con la realidad, que es lo que a pocos les gusta porque es más fácil vivir fantasías o imaginando que sucederá el milagro. La realidad es que hoy hay menos activistas en Cuba que los que había en 1995. Tan es así que en 1998 habían más de mil 500 prisioneros políticos, pero hoy no llegan a 140, lo que evidencia que con represión menos intensa el PCC consigue mantener un nivel de resistencia que es inocuo para su status quo. Esto es un hecho confirmado, no es mi opinión.

 

Por lo tanto, para que el embargo funcione se necesita primero que exista ese amplio movimiento de resistencia interno en Cuba, como lo hubo en su momento en Sudáfrica, y esa combinación causó que, cuando boicotearon al régimen del apartheid, entre el embargo comercial y la resistencia desintegraron ese régimen opresor. En Cuba no hay esas condiciones ahora mismo, por lo que el embargo se queda corto ya que no tiene respaldo interno, que es donde radica precisamente la dictadura a derribar.

 

Pero, además, en el caso hipotético que el embargo funcionara sin esa resistencia interna la dictadura del PCC no caería porque aún le quedarían intactas cinco de las seis fuentes de poder que nutren a los regímenes opresivos y que únicamente pueden ser mermadas por ese amplio movimiento de resistencia interno.

 

Lo anterior no significa que debe levantarse el embargo, sino que ahora la prioridad es aumentar los recursos humanos de la resistencia porque ese es su mayor problema. Sin la movilización de amplios sectores de la sociedad civil el embargo es ineficiente, por sí solo, para desintegrar a la dictadura. Los que esperan el milagro del embargo liberador están cometiendo un grave error de cálculo por desconocimiento de los principios de la lucha estratégica no violenta.

 

También se equivocan quienes creen que el pueblo, por hambre y otras carencias, saldrá a las calles y derribará al opresor PCC. Eso no funciona así. No es que yo lo diga, sino que lo demuestran las investigaciones de los expertos, como Gene Sharp, y la Historia. Estamos ante un conflicto que sólo se podrá solucionar con ciencia, porque la improvisación, las discusiones sin sentido, las directas en redes sociales y los proyectos sin base científica no nos solucionarán nada.

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