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sábado, 20 de agosto de 2011

No tanto, Mirian.

Una respuesta al artículo de Mirian Leiva sobre Pablo Milanés.
Mario J. Viera.   Englewood, Florida.

Creo que sería interesante que Pablo Milanés ofrezca un concierto en el mismo corazón de la capital del exilio. Pablo, como en otra ocasión dijera, no es Silvio Rodríguez; ha tenido la osadía de adelantar críticas veladas y no tan veladas hacia el sistema conducido por los dos Castro, algo que no se ha visto en ese otro ícono de la Nueva Trova, que insiste en demostrar su condición de representante artístico del castrismo, una especie de embajador con guitarra.
Están en todo su derecho de protesta los que se oponen a su presencia en Miami y de catalogarle como agente de la Seguridad del Estado, algo que puede ser verdad como también ser falso, es el derecho democrático que no existe en Cuba de disentir. Se puede considerar también que su presencia en esta parte de los Estados Unidos sea una provocación al exilio cubano. Todo puede ser.
No obstante, opino, se le debe dar la oportunidad de demostrar hasta donde llega su compromiso con el pueblo cubano; de demostrar si tiene el coraje de exponer críticas al castrismo desde la ciudad emblemática del exilio anticastrista o, si, por el contrario, se decanta por elevar loas a la tiranía.
Pablo puede estar en un proceso de reconsideración ideológica, confrontando lo que un día representó como mensajero de los dogmas castristas con la nueva realidad y sus conflictos de conciencia. Su primer acto de dignidad, como lo destaca la periodista independiente y una de las fundadoras de las Damas de Blanco Miriam Leiva, fue negarse a firmar el documento denominado “Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos” que respaldaba la represión del año negro de 2003.
Cierto es que declaró en una ocasión que no confiaba “en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años, porque todos pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero ya están listos para ser retirados”; como también que denominó de reaccionarias las ideas sustentadas por la cúpula gubernamental; sin embargo, al mismo tiempo consideró que a los responsables de la miseria de Cuba “haya que juzgarlos por nada”. ─ agregando ─ “Hicieron lo que tenían que hacer en su tiempo”. En su tiempo fusilaron a troche y desmoche, suprimieron las libertades esenciales de los ciudadanos, fomentaron un enorme presidio político con el mismo reglamento que para los delincuentes comunes; se aliaron al imperialismo soviético y enviaron a muchos jóvenes a morir en tierras africanas en una guerra con la que nada tenían que ver.
Miriam Leiva escribió recientemente un artículo, publicado en Cubanet, “Pablo Milanés, un artista comprometido con su pueblo” (http://www.cubanet.org/articulos/pablo-milanes-un-artista-comprometido-con-su-pueblo/)  en el que destaca: “Al unísono con la maduración de su creatividad, se apreciaba su distanciamiento del compromiso político a ultranza, lo cual acrecentaba la admiración de los cubanos”. Pero Pablito no ha negado que él mismo sea un “fidelista”.
Milanés ha destacado que por sus críticas no ha sufrido represalias como destacando que existe en el castrismo respeto hacia las críticas, “hace muchos años ─ dijo el pasado año ─ que vengo criticando lo que a mi juicio se hace mal en mi país y nunca sentí represalias contra mí, y mucho menos contra mi familia”. Una gran diferencia con otros artistas del patio que por críticas veladas al régimen han tenido que sufrir el ostracismo interior.
Para resaltar el compromiso de Pablo con su pueblo, la periodista independiente anotó: “En la etapa comenzada a fines de julio de 2006 con el traspaso de poder a Raúl Castro, ha sido uno de millones de cubanos con esperanzas de apertura y desarrollo de la sociedad cubana.  Ha tenido la dignidad de expresar sus opiniones, reflejo de las aspiraciones de la población y de la  añoranza por contribuir a sacar Cuba del caos”. En ningún momento las críticas de Milanés contribuyen a sacar a Cuba  del caos, sus críticas son expresiones de un reformista dentro de la corriente del socialismo real y no plantean la verdadera situación de Cuba, son expresión también de un fidelista que siente la frustración de que no se avanza en la vía correcta para construir el socialismo.
No, Pablo Milanés no es, ni ha sido un artista comprometido con su pueblo, Pablo Milanés ha sido, es y seguirá siendo, un artista comprometido con el sistema impuesto en Cuba por los Castro.
No obstante, no me opongo a que de su concierto en Miami. En ese concierto el artista, el cantautor podrá concretarse a cantar y hacer comentarios solo sobre sus canciones, o podrá tratar de justificar al régimen cubano o tal vez tenga el coraje de criticar abiertamente al castrismo y al socialismo. Ya veremos.

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