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viernes, 29 de julio de 2022

LAS SANCIONES ECONOMICAS CONTRA UN REGIMEN TOTALITARIO ¿DAN RESULTADOS POSITIVOS?

 

Mario J. Viera

 


En Miami, las organizaciones de derecha radical del exilio, no paran de pedir más y más sanciones económicas contra el régimen totalitario de Cuba. Agitan dentro de la comunidad cubana para generar una conciencia de sanciones y lo logran. Las organizaciones de derecha radical de Miami tienen un arma poderosa a su disposición para poder influir sobre la política exterior de Estados Unidos: el cabildeo. El ejercicio del voto de la comunidad cubana residente en Estados Unidos; capacidad que se demuestra con su disposición a votar republicano. Florida es el ejemplo mayor.

Sin embargo..., En 1990 el régimen de La Habana sufrió el mayor de sus colapsos económicos, al perder todos sus convenios comerciales con el bloque soviético, estaba al borde de la quiebra; pero se mantuvo, el régimen no cayó. Su política de “resistencia” la vertió sobre la población la cual tuvo que soportar los rigores de una economía en decadencia y con el agravante del embargo estadounidense.

Corea del Norte, es el más totalitario de todos los regímenes totalitarios. Un régimen, que ni es marxista-stalinista, ni marxista-maoista, sino un sistema mixto entre estas dos tendencias junto con la teoría junche, elaborada por Kim Il-sung y desarrollada por su hijo y heredero al trono totalitario, Kim Jong-il. Una teoría que toma como fundamento la unidad, según afirmó Kim- Jong-il ─ en charla con funcionarios directivos del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, el 14 de noviembre de 1992 ─, “entre el Líder, el Partido y las masas” compactando “a todo el pueblo alrededor del Partido y el Líder acrecentando así sin cesar el poderío de la unidad monolítica entre el Líder, el Partido y las masas”. Aunque, a decir de Kim-Jong-il, “el socialismo es la vida para nuestro pueblo. La vida o la muerte de nuestro pueblo”, a finales de la misma década donde explicaba el junche, la economía norcoreana se contrajo de tal manera que, junto a los efectos destructivos de severas lluvias e inundaciones, produjo una gran hambruna. Se calcula que la cifra de muertes por esta causa alcanzó un total de entre 220 mil y 500 mil. Una situación esta, no provocada por sanciones económicas impuestas sobre el régimen de Pyongyang. Había hambruna, pero en 1994 Corea del Norte se empeñaba en desarrollar su programa atómico, en Yongbyon.

Corea del Norte, no se detiene; el 5 de julio del 2006, probó 7 misiles, uno de ellos, el Taepodong, teóricamente considerado con capacidad de alcanzar el territorio estadounidense. Estados Unidos reacciona imponiendo sanciones económicas a Corea del Norte y logra en este acto el apoyo de Japón. Le Monde Diplomatique, con fecha de octubre de 2006, recogió la opinión de Kim Dae-jung, arquitecto de la reconciliación con Corea del Norte y ganador del Premio Nobel de la Paz en 2000, donde este dice: “Los neoconservadores en Estados Unidos no quieren la paz en esta región. Están impulsados por el dogma. No están defendiendo los intereses de Estados Unidos, como lo hizo el presidente Clinton; apoyó los intentos de establecer un diálogo pacífico, pero los neoconservadores están obsesionados con las sanciones, a pesar de que las sanciones nunca funcionaron contra Cuba, Irak, Afganistán o Irán”.

Corea del Norte es probablemente el país que más sanciones económicas ha recibido por parte de la comunidad internacional. Desde la resolución 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU en 2006 por la cual se establecía un Comité de Sanciones para la imposición de un embargo de armas, la congelación de activos y la prohibición de viajar a las personas que participen en el programa nuclear de la República Popular Democrática de Corea, y la prohibición de una serie de importaciones y exportaciones, a fin de impedir que la RPDC realice ensayos nucleares o lance misiles balísticos.

Estas medidas fueron secundadas por Estados Unidos y la Unión Europea que fueron incrementándose en 2009, 2011. 2013, 2014, 2016 y 2017 con la prohibición total en ese año contra las principales exportaciones de Corea del Norte de carbón, hierro. mineral de hierro, productos pesqueros, y plomo y mineral de plomo; continuándose en 2018; y, en 2021 con sanciones autónomas a personas y entidades; en 2022 se añadieron a 8 personas y 4 entidades a la lista de sanciones implicadas en la financiación del programa nuclear. Desde el 2006 Estados Unidos ha continuado imponiendo sanciones económicas al régimen de la dinastía Kim, incrementándolas cada vez con mayor rigor. Sin embargo, Corea del Norte permanece imperturbable, mientras aumenta su capacidad en producción de misiles y desarrollando su programa atómico ─ cuatro ensayos nucleares y cien misiles balísticos lanzados ─. Hasta el nuevo líder, el Brillante Camarada hijo del Líder Amado, se atreve a advertir que está dispuesto a usar sus armas nucleares en potenciales conflictos militares con Estados Unidos y Corea del Sur, y fanfarronea sobre las capacidades de su ejército: “Nuestras fuerzas armadas están completamente preparadas para responder ante cualquier crisis, y los disuasores de guerra nuclear de nuestro país también están listos para movilizar su poder absoluto con diligencia, exactitud y rapidez, en conformidad con su misión”. Todo marcha, sobre ruedas, los que sufren las sanciones económicas son los simples y corrientes ciudadanos norcoreanos.

Birmania tras el golpe militar que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, el establecimiento de una junta de gobierno militar denominada como Consejo Administrativo del Estado por los militares, y la criminal represión contra los birmanos que se movilizaron en protesta contra el golpe. Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y la Unión Europea han impuestos severas sanciones contra el Consejo Administrativo del Estado. Sin embargo, los militares continúan en el poder, y Aung San Suu Kyi y varios miembros de su gobierno se mantienen en las cárceles birmanas.

Nicaragua ha recibido numerosas sanciones económicas por parte de Estados Unidos; pero allí se mantiene a contrapecho la dictadura Ortega-Murillo, sin ninguna preocupación por las 328 personas muertas y casi 2.000 heridos que la soldadesca nica perpetró durante las manifestaciones de protesta del 2018.

Preguntémonos por última vez: ¿Por qué las sanciones económicas no han funcionado en el rescate de la democracia, en Corea del Norte, Cuba, Nicaragua y Birmania? No se requiere recurrir a una elaborada retórica para dar respuesta a este cuestionamiento. Las sanciones económicas impuestas a dictaduras totalitarias fracasan en sus objetivos, sencillamente porque en esos países no se ha concretado una poderosa y bien organizada resistencia estratégica basada en los métodos de la lucha noviolencia. Porque frente a una dictadura totalitaria no hay que mostrar las cartas, sino trabajar de manera subterránea organizando el movimiento, la movilización de miles de ciudadanos exigiendo el mismo reclamo, la caída del poder totalitario. Cuando esta situación se produzca con todo vigor y persistencia, entonces sí, las sanciones serán un complemento útil y necesario para el movimiento antitotalitario.

miércoles, 27 de julio de 2022

PENSAR, PENSAR, LUEGO DE LLEGAR AL PODER ¿Qué?


Mario J. Viera

 


Cuando por fin aparezca en Cuba un grupo de líderes sagaces, dispuestos a organizar un movimiento democrático de resistencia noviolenta para enfrentar a la dictadura totalitaria del Partido Comunista de Cuba (PCC), actuando pacientemente en la necesaria labor de proselitismo, y organizado en torno a un inteligente plan estratégico, con objetivos bien claros y bien definidos y la debida visión del mañana, el régimen definitivamente entrará en fase terminal.

Liberarnos de la dictadura totalitaria, puede no ser tan difícil como parece. Liberarnos de nosotros mismos, ya es algo más difícil. Ese impulso innato que tenemos de mostrar el talante y el talento, creando proyectos idílicos e inspirados, imaginando soluciones aplicables en cualquier situación y todo, sin ajustarnos a la realidad y sin un análisis previo de los pros y los contras. ¡Ah, cuán apegados somos a los conceptos abstractos! Hábito esto que anubla lo concreto y objetivo.

El 11 J nos hizo saltar de júbilo, si hasta muchos consideraron que ya al régimen solo le quedaban, sino días, quizá algunas pocas semanas de existencia. Se pensó también que, si se lograban incitar desde las redes sociales del internet, manifestaciones masivas de protesta, el triunfo de la democracia estaba al alcance de la mano. ¡Error, craso error! Enormes, gigantescas, fueron las marchas de protestas impulsadas en Estados Unidos en contra de la guerra en Irak o las manifestaciones de indignados en España y del movimiento Occupy en Estados Unidos, todas fracasaron; y fracasaron porque les faltaba algo esencial y de principios: La organización y un proyecto estratégico con objetivos bien definidos.

Así lo analiza Zeynep Tufekci en un artículo que redactara para el New York Times, con fecha 23 de julio de 2022:

En el pasado, una marcha realmente multitudinaria era la culminación de una organización a largo plazo, el signo de exclamación al final de una frase, que indicaba una planificación previa y fuerza. Un gran número de personas se habían reunido y trabajado durante mucho tiempo, coordinándose, preparándose, conociéndose y tomando decisiones. Así que no se limitaron a llevar a cabo una protesta; a falta de formas más sencillas de organizarse, acabaron por tener que crear una capacidad organizativa, que luego ayudó a gestionar lo que vino después. (…) Así que concluí que, aunque las grandes manifestaciones de hoy se ven igual que las del pasado, los diferentes mecanismos que las producen — en específico, internet y, en fechas recientes, las redes sociales en particular — ayudan a determinar si los gobiernos o las autoridades las verán como una amenaza verdadera o solo como algo que puede desestimarse con el argumento de que es un grupo focal”.

Y concluye Tufekci su artículo con esta contundente declaración:

Estar en el lado correcto de la historia no nos libra de los análisis débiles ni de la tentación de confundir lo que colectivamente esperábamos que fuera cierto con un examen de cómo fueron las cosas en realidad”.

Pensar, pensar y volver a pensar.

Veamos, el movimiento democrático de resistencia noviolenta instrumentado con una estrategia inteligente y pragmática puesta en práctica por medio de la disciplina de la noviolencia provoca la caída del totalitarismo, se llega al poder y se inicia un proceso de transición hacia la formación de una república democrática; ¿pero cuál República, una semejante a la pasada o una supuesta novísima república del futuro? Pensemos.

Todas las organizaciones disidentes, en Cuba proclaman ser partidarias  y promotoras para la Cuba postotalitaria de un régimen democrático fundado en el Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada y, en especial, una democracia donde se asegure la libertad, prosperidad e igualdad ante la ley; todo un conjunto de valores abstractos que hasta la fascistóide Vox de España, proclama en su Carta de Madrid, carta firmada por algunos representantes del exilio cubano, junto a destacados políticos de la derecha radical como Eduardo Bolsonaro, hijo del actual presidente de Brasil; la ultraderechista, Giorgia Meloni, presidente del partido Fratelli d´Italia; y Marion Maréchal vicepresidenta del partido ultraderechista Reconquista.

Por supuesto, todos los grupos disidentes desean lo por José Martí deseado, una república “con todos y para el bien de todos”, un concepto romántico del civilismo lírico del Apóstol que, tomado fuera de contexto y repetido hasta el hartazgo, se ha banalizado. Son estas las últimas palabras con las que Martí cerró el discurso que pronunció en Tampa el 26 de noviembre de 1891. Un discurso que inicia diciendo: “Para Cuba que sufre, la primera palabra. De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos sobre ella”, base y esencia de lo que concluiría con las antes citadas palabras. Con todos, no con aquellos solicitantes de fama o alocados de poder; es el redimir el porvenir de Cuba, “del peligro grave de seguir a ciegas, en nombre de la libertad, a los que se valen del anhelo de ella para desviarla en beneficio propio”. Es trabajar con todos: Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos…” Equidad, como ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece, para el bien de todos… “¡cerrémosle el paso a la república que no venga preparada por medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de todos los cubanos!” Decoro, como la honra y la estimación de todos, con un nivel mínimo de calidad de vida para que la dignidad de cada persona no sufra menoscabo; es decir, asegurar el bien, no solo de un sector de la sociedad, sino para todos los sectores sociales, donde “¡No censure el celoso el bienestar que envidia en secreto! ¡No desconozca el pudiente el poema conmovedor, y el sacrificio cruento, del que se tiene que cavar el pan que come! (…) ¡Valiera más que no se desplegara esa bandera de su mástil, si no hubiera de amparar por igual a todas las cabezas!” Amparo igual para todos, para negros y para blancos, para ricos y para pobres; para cultos y para incultos; para el ciudadano urbano como para el ciudadano rural. Entiéndase así el martiano “con todos y para el bien de todos” y no como consigna manoseada.

Hablar de “Estado de derecho y el imperio de la ley” sin definirlo, es solo palabras vacías. Las dictaduras corrientes van en contra del estado de derecho y pisotean las leyes. Las dictaduras totalitarias construyen su propio estado de derecho y se ajustan a sus propias leyes, las que, redactadas de modo tan ambiguo, les permiten, no pasar por encima de ellas, sino manipularlas dada la posibilidad de admitir un numero alto de interpretaciones. Las leyes de régimen totalitario no tienen resquicios por donde proclamar “llegar a la ley desde la ley”; unas y otras leyes del totalitarismo se solapan y cubren los poros legales que pudieran quedar abiertos en unas u otras.

Hay que definir qué es el estado de derecho transparente y democrático y dejar establecido que la democracia no es solo y únicamente el proceso electoral; es también el ejercicio de los derechos de asamblea pacífica y asociación, libertad de opinión y expresión y los derechos a la educación y a la información; es también la existencia de un ordenamiento jurídico de derecho que garantice para todos, la igualdad ante la ley, y no solo este tipo de igualdad, sino también la igualdad de oportunidades, y eso se llama justicia social. No podemos perder de vista que el concepto de la igualdad ante la ley no siempre se cumple en todo su significado, ni siquiera en democracias fuertemente constituidas como la de Estados Unidos, donde se ha producido diferenciaciones judiciales con respecto a las minorías (recuérdese el proceso de los Cinco del Parque Central en 1989) y a las personas carentes de recursos para contratar abogados calificados. En las sociedades donde predomina el racismo y la xenofobia, el derecho a la igualdad ante la ley siempre estará amenazado. Donde hay un verdadero concepto de justicia social la igualdad ante la ley está por principio asegurada.

Como expresara, el primer presidente que fuera de Túnez tras la Primavera árabe, Mohamed Moncef Marzouki: “La democracia no puede subsistir sin justicia social”, o lo afirmado por el presidente de Costa Rica José Figueres Ferrer: “No puede haber libertad sin justicia social, ni justicia social sin libertad”. Y todo esto sin concepciones al populismo, sea este de derecha o de izquierda. Hay que desconfiar de la consigna del populismo que se expresa con el presupuesto de “actuar con el pueblo y para el pueblo”.

Una vez alcanzado el poder, ¿qué hacer? Estar alerta ante los peligros de una transición apresurada y desconcertada; porque peligros hay muchos que puedan amenazar el establecimiento de la democracia. Existen intereses egoístas prestos para lanzarse sobre los despojos de la dictadura fenecida. ¿Qué ocurrió en Rusia luego del desplome de la Unión Soviética? Sin un ordenamiento normativo o constitucional previo, se inició un acelerado proceso de privatizaciones que generó la formación de una casta de oligarcas, favorecidos desde las altas instancias del poder, para luego convertirse en firmes apoyos al régimen autoritario y antidemocrático de Vladimir Putin.

La falta de un proyecto para mañana degeneró los logros de la Primavera Árabe. Ejemplo de todo ello son los procesos en Egipto y Libia, y en cierta manera en Túnez donde, ante el alto índice de desempleo e inestabilidad económica y altos niveles de corrupción, sus juventudes, sintiéndose decepcionadas por una revolución que no cumplió sus promesas, le ha abierto el camino al poder a la política populista de Kais Saied, quien aunque electo democráticamente, ejerce su gobierno bajo los postulados de un decreto por él mismo dictado y firmado, que le concede facultad para asumir los poderes públicos ejecutivo y legislativo. Egipto sometido a la dictadura de Abdelfatah El-Sisi a partir del golpe de estado militar que le llevara al poder. Como se ha informado en los medios, en las cárceles egipcias hay más de 60.000 prisioneros políticos.

En toda revolución o insurrección noviolenta, siempre hay víctimas. Muchos son los que entregan sus vidas frente a la violencia de la represión dictatorial; cientos y hasta miles, sufren prisiones, maltratos y hasta torturas; pero se requiere la movilización de miles de ciudadanos actuando conjuntamente en pos de un mismo objetivo, alcanzar un estado de libertad y progreso para todos. La revolución no armada con los métodos de la noviolencia tiene necesariamente que fundarse en principios, no solo éticos, sino políticos y sociales, y todos encuadrados en el principio fundamental de la legitimidad. Métodos políticos porque lo que se busca es alcanzar el poder político. Métodos sociales porque hay que unir en una sola voluntad a trabajadores, campesinos, juventudes, intelectuales. Métodos legítimos porque hay que construir una nueva legalidad amparada dentro de un marco constitucional.

En Cuba, el campo propicio para la resistencia noviolenta ya está arado y fertilizado, solo se requiere plantar la semilla y recoger la cosecha. La transición hacia la democracia no puede fluir de manera anárquica, llevada a cabo con métodos no democráticos. La transición debe conjugarse dentro de un marco constitucional, donde se garanticen todos los derechos civiles, políticos y sociales del pueblo. Hay que rescatar la tradición constitucional cubana y restablecer, desde el primer día, a la violada Constitución de 1940.

Todo el proceso de reconstrucción nacional debe ajustarse a los postulados de la Constitución; el gobierno de transición no puede, no debe asumir un poder legislativo actuando por decretos. Su función, restablecer el orden, haciendo solo los ajustes necesarios, derogación de la Constitución totalitaria, disolución del PCC como organización política y las denominadas organizaciones de masa. El gobierno de transición democrática debe formarse por acuerdo de las asociaciones de trabajadores, campesinos, juventudes e intelectuales que hayan participado dentro del movimiento de la resistencia noviolenta. Deberá cerrarle el paso a aquellos a los que Martí identifico como “los que se valen del anhelo de [la libertad] para desviarla en beneficio propio”.

Cumplamos el mandato martiano: “Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos…”

sábado, 23 de julio de 2022

CULTURA ENTRE MURALLAS

 

Mario J. Viera

 


Ayer hice una excursión por las páginas de la edición digital del Granma ─ resistente que es el hígado mío – y me topé con esta magistral pieza de oratoria pronunciada por el insigne secretario general del PCC y laureado presidente de la república macondista de Cuba Miguel M. Díaz-Canel Bermúdez, el 8 de julio de este 2022. Se trataba del cierre del II Consejo Nacional de la UNEAC, esa corporativa organización de los escritores y artista de Cuba, la alta representación de la cultura nacional, ¡Válgame Dios!

El tema básico de tal encuentro de insignes intelectuales se centró en la “descolonización de la cultura” ¿A estas alturas?; pues sí, porque parece ser que la cultura cubana está bajo los efectos de una colonización cultural; termino este muy del agrado y uso de la izquierda bananera de América Latina, y, ¡Claro está!, en Cuba no se puede omitir la lucha por la “descolonización cultural”.

Pero si hay colonización, tienen que haber colonialistas y esos colonialistas, ¡no faltaba más!, son los Estados Unidos y la Europa Central, pero principalmente los “imperialistas yanquis”; sí porque como explica nuestro eximio presidente, “…el imperio le confiere tanta importancia a la guerra cultural, por eso el asedio, el acoso, el permanente interés por comprar artistas, intelectuales, deportistas, médicos, científicos, en fin, personalidades con reconocimiento social. Para ello se valen de un potente aparato de reproducción ideológica con grandes conglomerados de medios de comunicación, recursos materiales y financieros, que bombardean constantemente ideas, valores y modos de ser”.

Todo ello lo ve Díaz-Canel como una “dolorosa pero innegable certeza” y propone la gran solución: “apelar a una de las armas fundamentales del arsenal político de Fidel: educar al pueblo…” Fidel, siempre Fidel, es que olvidarse al glorioso Fidel, ese que desde México nos trajo la gran insurrección supuestamente liberadora a borde del yate Granma. Granma que nombre tan simbólico y tan bien ajustado al gobierno, que supuestamente preside el compañero Díaz-Canel. Sí porque “granma” quiere decir, traducido del inglés, “abuela”; y no simbólico por la ternura y amor que existe en las abuelas por sus nietos, sino por lo que infiere a lo viejo, y a lo decadente o a la similitud con el cuento de la Caperucita donde el lobo de ojos grandes y colmillos afilados se disfrazó de dulce y tierna abuelita.

Muchas veces me he preguntado por qué Castro no le cambió el nombre a su yate por otro de mayor significado en español. Tal vez por las frustraciones del cuerpo de Voluntarios peninsulares tras el descalabro de 1898, reproducidas en él a partir de las experiencias del padre, un quinto español que combatió contra los mambises en la Guerra del 95. Bueno, son simples elucubraciones mías; pero pudiera ser.

Díaz-Canel se promueve a favor de “fomentar ─ dentro del pueblo ─ una conciencia crítica, un pensamiento crítico que garantice un discernimiento culto de lo que vale y lo que no”.  ¿De verdad cree eso? ¿fomentar un pensamiento crítico? Sí un pensamiento crítico, siempre que no sea en contra del PCC y de su régimen, un pensamiento crítico que no choque contra los postulados de la UNEAC o de los lineamientos del Congreso del PCC sobre la actividad cultural.

Los escritores y artistas inscritos y controlados por la distinguidísima Unión de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC), según lo cree el secretario general del PCC, “tienen la capacidad y la posibilidad de estimular, desde el conocimiento y la sensibilidad artística, el desarrollo de una cultura del debate desde edades escolares tempranas”; más demagógico no se puede ser.

Sin olvidar aquellas imposiciones a la intelectualidad cubana contenidas en aquel discurso de Castro conocido como Palabras a los intelectuales, Díaz-Canel se refiere a la “histórica selectividad de la UNEAC”, una expresión adecuada, claro que la UNEAC ha sido selectiva, discriminando a los artistas y escritores disidentes con opiniones críticas. En junio de 2019 la UNEAC celebró su Noveno Congreso; pero un congreso que además de estar presidido por su presidente Miguel Barnet, en la presidencia de ese congreso estaban también en primer plano Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Víctor Gaute, jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC; y Alpidio Alonso, ministro de Cultura.

Uno de los temas: hacer un llamado a la cohesión de los artistas e intelectuales frente a los intentos de los enemigos de dividir al movimiento artístico con cantos de sirena y manipularlo con propósitos subversivos (referencia clara al MSI). ¿Qué méritos tuvo el Noveno Congreso? Según Díaz-Canel, el de haber provocado un debate en torno a los desafíos de la organización corporativa de los escritores y artistas que únicamente reconoce la UNEAC “frente a la ola colonizadora que amenaza con invadir todos los espacios culturales por los canales más sofisticados y diversos”.

Hay que descolonizar la cultura, la que se cree ahora existe, por supuesto no aquella colonización cultural a la que desde 1961 hasta 1990 existía proveniente del imperio soviético, literatura soviética, películas soviéticas, programa de animado infantiles soviéticos.

Los colonizados para el secretario general, no son los sometidos a las directivas del PCC que impulsan los congresos de la UNEAC, a los que venden sus talentos por mesa y cama cómoda sonriéndoles a sus dictadores, son los que se oponen a las mentiras del PCC, los que rechazan una cultura entre murallas, que osan pronunciar la maldecida consigna de “Patria y Vida”. Esto le duele al dictadorcillo y quiere robarse la consigna para poder decir que existe “una militancia con la vida [se refiere al denominado Programa de atención integral a los barrios “no se trata de invadir el barrio ni de intervenirlo], no al lado sino dentro del pueblo

Ahora hay planes, urgentes, imprescindibles. No se puede permitir artistas y escritores contestatarios, como esos del Movimiento San Isidro, tan atrevidos, tan provocadores, o aquellos que escenificaron el 27 de noviembre del 2020 con una sentada frente a la sede del ministerio de Cultura. El gran orador, el sabio dirigente del PCC, lo explica: “Existen un diseño y un programa de trabajo para la descolonización cultural que hemos estado discutiendo (…) Es amplio, abarcador, ambicioso, pero es preciso socializarlo”. Y es preciso que los sometidos, los que se ponen de espaldas al pueblo y adornan las mentiras del régimen, continúen haciendo su labor solapada de confinar a la cultura nacional dentro de las murallas de una ideología fracasada. Donde se levantan murallas cesa el libre movimiento. El talento, el verdadero talento no puede ser encerrado dentro de murallas, siempre será libre

miércoles, 20 de julio de 2022

PORTADORES DE LA LLAMA

 

Mario J. Viera


“Los portadores de la antorcha” es una obra monumental de Anna Hyatt Huntington, donada a Cuba en 1956. Ubicada en el parque donde confluyen las avenidas 20 de Mayo y Ayestarán en La Habana, a pocas cuadras del edificio de la Biblioteca Nacional.


Hay en La Habana un conjunto escultural que siempre me llamó la atención por el simbolismo que representa. Sobre un brioso corcel, un hombre joven que le cabalga, extiende su mano, hacia un anciano tendido en el suelo, para tomar la antorcha que este le alcanza. Aunque el título de esa hermosa obra escultural es “Portadores de la Llama”, yo le veía, y pienso que también así lo concibió su autora, con un significado mayor, el del relevo de las generaciones, el continuar hacia adelante llevando el alto los fuegos de las nuevas ideas,

Las juventudes se imponen. Cada generación porta nuevos valores. Rompe con los moldes viejos y va en continuo afán de progreso; continuadora de la generación anterior, pero inspirada en sus luchas, busca completar las metas que quedaran inconclusas.

Tal es la fuerza latente que existe entre las juventudes, en general, y entre los jóvenes universitarios, en particular, que los regímenes totalitarios siempre han intentado atraerlos con los dulces ideológicos de patria, nación, raza y clase, para así poderles controlar. Es que las juventudes son rebeldes, y esa rebeldía, las dictaduras totalitarias buscan darle cause seguro a sus intereses, vertiendo sobre jóvenes influenciables el néctar ideológico del heroísmo, de la entrega total a la causa y al líder que encarna la grandeza de la patria,

Nota característica de todos los regímenes totalitarios es la intención de crear, por medio de la organización y control de las juventudes, y su indoctrinamiento, un “hombre nuevo” semejante al Übermensch, el superhombre imaginado por Friedrich Nietzsche. Un hombre ciegamente obediente a todas las directivas de la alta dirección del Estado y del partido, capaz de acometer cualquier acción “heroica” necesaria.

Aunque hay jóvenes ancianos, de mentalidad conservadora y espíritu reaccionario, en la juventud, en toda su generalidad, pervive un rebelde. La esencia de la juventud, en general, y de los estudiantes universitarios, en particular, es la inconformidad, la actitud iconoclasta, el rechazo a todo lo impuesto y a todo lo pasado.

Siempre en todo proceso de cambio, el estudiantado, en general, está a la vanguardia, Y esta actitud la explica la socióloga checa Jiřina Šiklová: “Los estudiantes universitarios se sienten más atraídos por valores abstractos como justicia, derecho, patria, nación, que por temas concretos como el aumento de salarios o mejores condiciones para los empleados de alguna empresa. Además, son todos jóvenes y todos se están preparando para su futura carrera. Y como no trabajan, pueden salir a protestar prácticamente en cualquier momento del día”.

En Cuba, en 1933, el régimen autoritario de Gerardo Machado fue abatido por la concertación de dos fuerzas de resistencia, los obreros y el Directorio Estudiantil. En 1952 fueron los estudiantes universitarios los que dieron inicio a la rebeldía en contra del golpe de estado del 10 de marzo de 1952. Fueron jóvenes universitarios los que se sacrificaron en un intento fallido de magnicidio asaltando al Palacio Presidencia el 13 de marzo de 1956, Jóvenes eran los miembros de las células revolucionaria que se enfrentaron y murieron en lucha violenta contra las fuerzas de la dictadura batistiana, la mayoría jóvenes idealistas, no comunistas, que soñaban con un futuro mejor para el país y cuya sangre fuera traicionada por el poder castrista, el de Fidel Castro.

Juventudes universitarias fueron los principales actores de la revuelta en Hungría en contra del régimen comunista; fueron las marchas estudiantiles en Checoeslovaquia las que trazaron la Revolución de Terciopelo.

Ya desde los inicios de la dictadura de Fidel Castro, se veía al movimiento estudiantil y, en especial, a la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) como un potencial centro de resistencia al régimen de gobierno que Castro intentaba implantar. En 1962 se suprimió la autonomía universitaria, una conquista democrática que estaba vigente en Cuba desde la proclamación de la Ley Docente de enero de 1937, aprobada durante el gobierno de Federico Laredo Bru y consolidada en la Constitución de 1940 por los postulados de su artículo 53. El propósito buscado, era el control del estudiantado universitario, lo cual se conseguiría reformando la Federación de Estudiantes Universitarios para convertirla, de hecho, en un apéndice de la UJC.   

El papel que los estudiantes universitarios juegan en el planteamiento y solución de conflictos, es su destacado protagonismo para impulsar los cambios sociales. La captación del movimiento estudiantil debiera ser una de las labores primarias de la resistencia; el rescate de las tradiciones de combate de la FEU y la campaña a favor de la autonomía universitaria.

Hay que ganarse a las juventudes para la resistencia noviolenta. Desde la generación del 61, cuando contingentes juveniles combatieron en los pantanales de Playa Girón, defendiendo una revolución que ya les habían robado y traicionado, han transcurrido cuatro generaciones hasta el 11 de julio de 2021. Un relevo generacional se ha producido, diferente a la ya envejecida generación del 61; son los bisnietos de aquella generación, la generación de los milenios, comprendida entre las edades de 16 y 20 años. Una generación bien distante del año de 1959, del año de 1961 y del 1962. Incluso, distante de los años de la década de los 80, cuando nació en Cuba el movimiento civilista en defensa de los derechos humanos. Ellos son ese joven, representado en la escultura, de Anna Hyatt Huntington, que cabalgando sobre brioso corcel se dispone a retomar de la mano de las generaciones que le precedieron la llama de la resistencia.

Los que ya cargamos con años y arrugas debemos cederles paso a las nuevas generaciones y conformarnos con el papel de consejeros.

martes, 19 de julio de 2022

CUBA SERA… NO SERA…

 

Mario J. Viera

 


¿Qué será Cuba tras la caída de la dictadura totalitaria del Partido Comunista de Cuba (PCC)? Seguramente, mucho mejor que ahora. ¡No hay dudas de ello! ¿Pero será como tiene que ser, democrática, abierta, transparente, dónde florezcan todas las escuelas del pensamiento y nadie sea constreñido por su forma de pensar, de expresar, de creer, de adorar o no adorar? ¿Será en verdad una nación próspera donde todos disfruten de un modo de vida decente y digno?

La respuesta puede ser afirmativa y negativa. Todo depende de nosotros, de lo que hagamos ahora, de la visión de mañana que tengamos hoy.

Por generación espontánea no caerá la dictadura. Tal vez, por sus propias contradicciones, la dictadura totalitaria pueda evolucionar hacia un modo de ser, quizá más soportable; ¡Es posible, sí! Más soportable pero no como debiera ser. El cambio hay que construirlo. Primero, la acción. Sin actuación nada se consigue.

En el presente, ante el drama de la vida actual de la Nación, debemos unir voluntades a favor del cambio, a favor de extirpar el tumor maligno; y esto solo se consigue con la acción, pero una acción dirigida, organizada con la vista puesta en los objetivos cardinales para alcanzar el cambio. No es necesario el accionar de las armas, solo se requiere decisión, inteligencia y sagacidad para la resolución de los conflictos: la resistencia popular y masiva de la lucha noviolenta.

Cuando hablamos de resistencia popular y masiva, estamos hablando de pueblo; de la acción emprendida por todos, obreros, campesinos, juventudes, intelectuales, artistas, emprendedores, católicos, protestantes, evangélicos, y libres pensadores, no de un solo sector social o de intereses particulares. Para ello es imprescindible la unidad, no la unidad ideológica como lo entienden los comunistas, sino la unidad en los métodos de lucha, echando a un lado las ideologías, para que no se disperse el movimiento actuando cada cual, según su propio parecer, sino unidos en la prosecución de un principio estratégico que guíe todas las acciones.

Una vez alcanzada la victoria, llegará el trabajo de la reconstrucción nacional, comenzando con el establecimiento de los principios de un estado de derecho; sin esto no es posible encauzar al país hacia la consecución de una verdadera democracia, enmarcada dentro de la legalidad jurídica de una Constitución política del Estado.

He aquí el primer embrollo: Constitución; pero, ¿cuál Constitución?

Por ahí, hay algún que otro, proponiendo que, al menos, de forma provisional se mantenga la Constitución del 2019, con la supresión de los artículos que establecen el papel dirigente del PCC sobre el Estado y la sociedad, y la irrevocabilidad del socialismo. También los hay, sugiriendo legislar una nueva Constitución. Por supuesto que esto requeriría que el gobierno de transición actuaría sobre la base de unos estatutos constitucionales elaborados a propósito; algo así como lo hecho por Fulgencio Batista tras el golpe de estado del 10 de marzo de 1952.

Esta propuesta requiere, primero, tener elaborado un proyecto constitucional; segundo facultar capacidad legislativa al gobierno de transición para dictar una ley electoral que establezca el procedimiento para la elección de una Asamblea Constituyente Soberana que, al mismo tiempo, actúe como Poder Legislativo y Poder Constituyente; mientras tanto, todo al garete.

Los proponentes de crear una nueva Constitución para la República posterior al régimen totalitario, se presentan dentro de dos campos, el de aquellos que presumen de iniciativas “novedosas”, y el de los que responden a una ideología económica dada. Los primeros no merecen un análisis; los segundos sí habrá que enfocarse en sus concepciones ideológicas. Jorge A. Sanguinetty, por ejemplo, expone una tesis de realidad cuestionable, al decir: “la instalación de un sistema democrático de gobierno no sucederá automáticamente después del fin del castrismo o del socialismo en Cuba, tampoco será automática la instalación de una economía de mercado. Al mismo tiempo, los dos objetivos guardan una gran asimetría en cuanto a requerimientos y a condiciones para lograrse”, A partir de este concepto y de sus concepciones ideológicas del neo liberalismo económico. Sanguinetty intuye, como sinónimos de socialismo, la calificación de “avanzada” o “progresista” que históricamente se ha hecho del texto del 40, considerando además que la carta de 1940 estuvo “influenciada por doctrinas económicas ya superadas como la del estado benefactor y las proposiciones de Keynes”; doctrinas económicas ya superadas, es decir, reemplazarlas por doctrinas económicas modernas, como la que postula, por ejemplo la Escuela de Chicago, con un nuevo quehacer de los “Chicago Boys” que fomentaron el supuesto y falso milagro económico del Chile de Pinochet.

No obstante, cuando al afirmar que la Constitución del 40 “sería un impedimento en el desarrollo económico de Cuba”, Sanguinetty se contradice cuando agrega: “incluyendo la recuperación de los niveles de vida alcanzados antes de Castro”; es decir, los niveles de vida alcanzados en Cuba antes de Castro. precisamente alcanzados bajo la vigencia de la Constitución de 1940. Muy de aires de sapiencia, Sanguinetty predica   y amonesta, advierte que la Constitución del 40 “incluye una serie de artículos que no son congruentes con una economía de mercado”. Entre 1940 y 1952 parece que en Cuba no funcionó una economía de mercado según se deduce de lo afirmado por el ilustre economista. Y sentencia Sanguinetty: “Sobre esta noción me baso para afirmar que la restauración de la Constitución del 40 no sólo impediría el pleno desarrollo de una economía de mercado en el país, sino que también haría muy difícil la recuperación de los niveles de producción necesarios para superar la crisis actual”. Presupuesto de opinión no factual.

La economía es un factor social; actúa dentro de la sociedad y sus resultados afectan de una manera u otra a todos. Si existen trastornos dentro de la economía todos serán afectados, baja producción, elevación de los precios, déficits en la balanza comercial, aumento de los intereses bancarios, bajos salarios, aumento de las bancarrotas… ¿Debe el Estado, como representante de la sociedad organizada políticamente, cruzarse de brazos a la espera de la actuación de la “mano invisible del mercado”?

Políticas económicas agresivas con implantación de medidas de choque pueden generar un crecimiento económico y generar mayor prosperidad y sin embargo no hay prosperidad para todos y sí para una determinada élite social; ¿debe el Estado mantenerse aparte, viendo como crecen las diferenciaciones sociales y aumentan los índices de pobreza?

El Estado debe limitar sus esferas de poder en cuanto al imperio de los derechos humanos, políticos y civiles, inherentes a todo ser humano, y actuar para garantizar todos los derechos sociales, derechos a salarios y viviendas dignos, derechos a la atención médica y al disfrute de una enseñanza al alcance de todos. La economía, por supuesto es pragmática basándose en los enunciados de riesgos y beneficios; pero no debe aislarse de las necesidades básicas del ser humano.  Eso no es socialismo y mucho menos comunismo. Sin justicia social no hay disfrute pleno de la democracia. La democracia plenamente ejercida genera riquezas, desarrollo y prosperidad,   

No hay necesidad de inventar nuevos textos constitucionales cuando ya se cuenta con uno. Como lo expone José Gabriel Barrenechea: “Hoy que la nación cubana se aproxima al inexorable momento en que deberá asumir nuevos y diferentes caminos, se necesita de una constitución escrita que nos guíe en ese difícil trance, y esta no será eficiente si no nace del país y de su historia. Estamos obligados en consecuencia a recuperar nuestra tradición constitucional (…) [La Constitución de 1940, es] el resultado de una asamblea constituyente electa como resultado del sufragio de todos las cubanas y cubanos mayores de 21 años, sobre cuyas sesiones se ejerció el más estricto control popular, en un ambiente de completa libertad de pensamiento y expresión, como podrá comprobar cualquiera que abra la prensa de la época o los dos gruesos tomos de su Diario de Sesiones”. 

NO ES SOLO DERROCAR AL TOTALITARISMO

 

Mario J. Viera

 


Debemos estar alertas, con la mirada puesta hacia el horizonte, como los marinos atisban a los arrecifes que puedan hacer zozobrar a la nave. Hay que prever los peligros de un futuro desalentador donde, a la caída de la dictadura totalitaria en Cuba, aflore a la superficie un nuevo régimen autoritario de signo contrario al actual que preside el Partido Comunista de Cuba, el PCC.

¡Cuidado que ya hay buitres disfrazados de águilas, esperando el momento para caer sobre los despojos de la dictadura caída!

Ya Cuba lleva 70 años sin democracia. Muchos años estos para borrar la memoria de, qué es vivir en democracia; suficiente tiempo para que fenezcan los valores cívicos y la conciencia de Nación.

Hay que levantar la resistencia contra la dictadura totalitaria y sentar las bases, para que la lucha por la democracia, no sea la aventura feliz de un grupo de oportunistas de todos los colores. No podemos repetir la experiencia rusa tras el desplome del estalinismo soviético. Turbas ávidas de poder y riquezas que se hicieron, con el botín de las privatizaciones, una casta delecta de oligarcas.

Resistencia noviolenta, firme y constante contra el régimen del PCC y contra el imperio de una derecha radical no democrática. Desde ahora hay que unir a la derecha y a la izquierda democráticas para levantar el bastión de la democracia.

El enemigo principal al cual tenemos que aplastar ahora, es el régimen totalitario del poder del PCC, y empuñar la adarga y el escudo para aplastar al enemigo puntual que está al acecho.

Impulsar la lucha noviolenta contra el régimen del PCC tiene que ser el trabajo de un movimiento de resistencia autóctono y autónomo al interior del país, sin control externo, en alianza, pero sin compromisos de acatamiento de liderazgo, con lo más puro del exilio cubano.

Los luchadores noviolentos de Cuba deben aprender a ser cautos como las palomas y astutos como las serpientes, para no dejarse confundir con los cantos de sirenas de algunos que se autodenominan “líderes del exilio cubano”; hay que saber distinguir entre la paja y el trigo, y conocer cada árbol por sus frutos.

¡Ahí están, véanlos! Son las turbas embrutecidas y violentas que se inclinan ante un becerro de oro que sueña ser aclamado como nuevo Duce, como nuevo Führer. Son los que, pretendiendo ser la voz autorizada de la diáspora cubana, organizan marchas y desfiles de automóviles en honor al becerro de oro de Mar – a - Lago; los que se coaligan con su firma a un hipócrita y demagógico documento titulado “Carta de Madrid”, elaborado por la Fundación Disenso del español Santiago Abascal, y divulgado por Foro Madrid, mascarones de proa del partido español Vox, un partido político ─ como ha sido clasificado ─ de ideología ultraconservadora​ y ultranacionalista, de clara adscripción a la derecha radical (desde una óptica ultranacionalista española) es manifiesta y decididamente neoliberal; sus parámetros originarios los del más rancio ultranacionalismo español contemporáneo: unitarismo, catolicismo político decimonónico, nacional-catolicismo del siglo XX y franquismo.

Según el diario español El País, Vox ha logrado agrupar grupos de evangélicos, católicos, neoconservadores, populistas de derecha e individuos "nostálgicos de las dictaduras militares" con la Carta de Madrid.

La Carta de Madrid se refiere a muchos conceptos generales como libertad, prosperidad e igualdad ante la ley; la defensa del Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada; pero ninguna mención hace del fundamentalismo y la agenda antiderechos que se expande por toda la América Latina ni a la gran marginalización de importantes sectores de la población latinoamericana como consecuencia de la implantación de medidas económicas neo liberales. Sus dardos van directamente dirigidos al fantasma del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, como si tales tuvieran un poder verdadero de acción y movilización en América Latina. Este es el fantasma con el cual identifican cualquier protesta social que se produzca en cualquier país de eso que Abascal denomina “Iberosfera”, como las protestas en Colombia y en Chile

Pero no toda la derecha le ha dado su aplauso a la Carta de Madrid, figuras como el expresidente de México, Felipe Calderón Hinojosa criticó la firma de ese documento por algunos senadores del PAN: “La dirigencia del PAN hace buen rato que está extraviada. Hoy, una vez más, el acuerdo con Vox lo demuestra. Y que no vengan con el cuento de que no les hacen caso los senadores, eso está peor. Ojalá cambien ya de dirigencia. Por esas y otras cosas salimos muchos”. Solo ese sector de la derecha donde forman fila personajes de la talla de Giorgia Meloni, presidenta de Fratelli d’Italia, un partido italiano de extrema derecha; la muy conocida ultraderechista y antieuropeísta Marion Maréchal-Le Pen.

Así lo ve el analista político ecuatoriano Oswaldo Moreno cuando le expresa al diario El Universo: “Me llama la atención que políticos ecuatorianos descendientes de migrantes respalden un postulado emanado desde una organización que básicamente es racista, xenófoba y antiinmigrante… es sorprendente en un país donde solo hay mestizos. Yo creo que los que se sumaron lo hicieron por la novelería de tener likes y quiero pensar que no leyeron lo que estaban firmando, tal vez hay que hacerse responsables y asumir su adhesión a estas ideas retrógradas y reaccionarias”.

Lo mismo se podría decir de algunos de los cubanos que firmaron con Vox:

Vean algunos de sus firmantes: Orlando Gutiérrez-Boronat, coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana y del Directorio Democrático Cubano; Antonio Rodiles; Zoé Valdés y Rosa María Payá, la de Cuba Decide.

¡No podemos confiar en ellos!

Cuba solo podrá ser un país próspero y democrático cuando derecha e izquierdas democráticas se unan en un mismo propósito, acabar con la dictadura totalitaria y cerrarles el paso a todos los populismos de derecha y de izquierda, enterrar junto con la dictadura del Partido Comunista de Cuba a toda manifestación de extremas.

domingo, 17 de julio de 2022

Nueva edición de Cuba -Resistencia Noviolenta

 

Mario J. Viera



Ya está a la disposición de todos, una nueva edición del libro Cuba -Resistencia Noviolenta Comentarios, ahora con el subtítulo “Una propuesta para la acción”. Accesible en Ediciones Amazon Kindle, tanto en su formato como libro de tapa blanda como en el formato de eBook Kindle.

El pasado 11 de julio de 2021, en Cuba, un país que pareciera estar congelado en los hielos de la Guerra Fría, donde nada fluye y nada cambia, se produjo un fenómeno que, por su alcance y magnitud, resultaba inusitado. Cientos y cientos de cubanos salieron a las calles en numerosas ciudades y provincias para expresar su descontento con el gobierno encabezado por el Partido Comunista, en unas masivas y simultáneas manifestaciones de protestas populares, El mundo veía asombrado aquellas manifestaciones que significaban el cese del miedo generalizado, ante el poder de un régimen centrado y cerrado en sí mismo, estructurado dentro de los estrechos marcos de un sistema monopartidista y totalitario.

El 11J marcaría un antes y un después; un sacudimiento al quietismo y a la falta de iniciativas autónomas de los grupos disidentes al interior de la isla.

Pocos meses antes de estos acontecimientos se había publicado una edición revisada de Cuba-Resistencia Noviolenta (Comentarios). Una edición breve que pretendía resumir los principios de la teoría de la resistencia civil fundada en la acción noviolenta. El propósito de esta nueva edición es desarrollar algunas propuestas de acción, adecuadas a las características y especificaciones de la política cubana.,

La resistencia popular al régimen impuesto en Cuba ha estado presente, tanto de manera disimulada como abierta, desde 1968. De maneras sutiles, muchos, actuando aisladamente, han expresado su descontento con el sistema que impulsó Fidel Castro desde el mismo momento de su llegada al poder político de la Nación.  

La resistencia violenta de los años de la década de los 60, dejó una larga estela de terror, ahogando en sangre el intento guerrillero de hacerle frente al castrismo. Muchos de aquellos combatientes ─ difamados por los medios oficialistas como bandidos y mercenarios, y como autores de los más atroces asesinatos de civiles ─ provenían de las mismas filas de rebeldes que se habían enfrentado a la dictadura de Fulgencio Batista. Un movimiento armado enfrentado a un poderoso ejército, entrenado y equipado con las armas más modernas por la Unión Soviética, quedaría liquidado en los campos de combate, en los paredones de fusilamiento, en las cárceles, en el destierro y sepultado casi en el olvido.

El asalto a la Embajada del Perú en 1980 por una gran magnitud de ciudadanos, representó entonces la expresión más definida del descontento de la población; como también ahora las manifestaciones espontáneas del 11 de julio de 2021 lo han expresado.

En 1988 apareció una forma nueva de hacer resistencia al gobierno del Partido Comunista; un movimiento, autónomo e independiente de los intereses geopolíticos de Estados Unidos, de resistencia civilista, fundado en la defensa de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promovido por un pequeño grupo de activistas procedentes de la izquierda democrática, e inspirados en las reformas que entonces se impulsaban en la ya desaparecida Unión Soviética.

Aquel grupo gestor no se proponía derrocar al gobierno de Castro; no aspiraban a tomar el poder político; se manifestaban como reformadores, pero eso no impidió que la represión llevara a prisión y al destierro a muchos de sus principales activistas, presentados por la propaganda castrista como elementos retrógrados y contrarrevolucionarios, en alianza con los intereses del siempre mitológico “imperialismo yanqui”.

En 1991 crece el número de organizaciones disidentes que se definían como "opositores pacíficos", muchos de ellos, vinculados a la derechista Fundación Nacional Cubano-Americana, como causa del alineamiento de la izquierda internacional a favor del régimen encabezado por Fidel Castro En 2003, Castro, ansioso por liquidar al movimiento opositor que crecía en extensión, lanzó la represión en contra de la oposición y del periodismo independiente, llevando a prisión a 75 opositores. La izquierda de caviar y la izquierda bananera, guardó silencio.

A partir de entonces, la oposición que, en Cuba se declaraba "oposición pacífica", comenzó a transformarse en una "oposición pasiva", sin decidida voluntad de lanzar el reto político estratégico de lucha noviolenta al régimen y de impulsar una inteligente labor de proselitismo dentro de las masas populares.

Toda la etapa castrista, esa comprendida entre el primero de enero de 1959 hasta el el 31 de julio de 2006, estuvo representada en la figura del comandante en jefe, del máximo líder de la “revolución”, de Fidel Castro, un orador carismático y experto agitador político, que supo captar el entusiasmo casi religioso de las multitudes. Enérgico, viril, era el campeón de todas las campañas. Su gobierno se hizo a su imagen, a su semejanza se hizo. Fidel Castro era la revolución; era el partido, era la misma encarnación de la patria, y hasta “retoño martiano”, porque lo que prometió Martí, “Fidel te lo cumplió”. Su poder residía, no solo en su ejército rebelde, sino en el poder de las masas.

Las masas le aclamaban con fervor al grito de ¡Fidel, Fidel! que resonaba como el saludo nazi del Sieg Heil o el grito espontáneo de “¡Fidel, dinos qué otra cosa tenemos que hacer!”; pero el tiempo es implacable, y los mitos, por ser lo que son, mentira se desvanecen con el transcurrir de los años. Envejecido y enfermo dejó de ser la varonil imagen de la revolución, y se enfriaba el entusiasmo… Luego llegó el hermano, Raúl Castro, sin los caracteres que adornaban al hermano mayor. Podía movilizar multitudes, pero solo bajo compromisos perentorios, mas no arrastraba masas… El castrismo ha muerto, ahora solo queda lo que dejó Fidel a su paso por la vida, un régimen intolerante, incapaz de lograr avances, estancado en el pasado, retrógrado y represivo, un Estado totalitario.

El 11 J demostró dos cosas importantes, primero existe la voluntad de resistencia dentro de las capas populares de la nación y, segundo, que todo movimiento improvisado en la espontaneidad termina en fracaso

De todas estas consideraciones surgió la idea de este y los anteriores trabajos. Se trata de recobrar el espíritu de 1988 y de encausarle por los métodos políticos y pragmáticos de la lucha estratégica noviolenta, para la toma del poder político.

Esta nueva edición, inspirada en las teorías de la resistencia noviolenta de Gene Sharp, no pretende sentar pautas en la labor opositora en Cuba; su propósito es aportar criterios y servir de base a un profundo debate en torno a los procedimientos, métodos y tácticas de la lucha noviolenta dirigida a la organización de un movimiento de resistencia capaz de provocar la caída del régimen totalitario y levantar los fundamentos de una República democrática y participativa.

El autor conoce que, algunos de los temas expuestos en este libro pueden ser considerados como controversiales y, no necesariamente aceptados por algunos opositores. Entre estos temas están los expuestos en los bloques VI (Papel del Exilio en la resistencia noviolenta) y VII (Plattismo y sanciones económicas). No obstante leer los enunciados controversiales presentes en esta edición, y debatirlos entre aquellos que busquen vías para el desarrollo de una resistencia política de lucha noviolenta, puede generar ideas; la controversia y el debate son los fundamentos básicos de la democracia.

Esta nueva edición del libro CUBA-RESISTENCIA NOVIOLENTA, corregida y ampliada con la inclusión de temas no contemplados en sus anteriores ediciones, está dedicada a todas las organizaciones democráticas ─ en especial, al movimiento opositor cubano ─ que decidan lanzar un poderoso reto político a las dictaduras. Un libro pensado para el debate y análisis de los métodos propuestos, en primer lugar, por Gene Sharp, y por numerosos ya estudiosos en la materia de las luchas populares sin el recurso a la violencia de las armas.  

Esta nueva edición está corregida y ampliada con la inclusión de temas no contemplados en sus anteriores ediciones.

jueves, 14 de julio de 2022

Las enseñanzas del 27N. el11J y el 15N

 

Mario J. Viera

 

Elementos de las bandas de respuesta rápida

1.- La primera enseñanza que se puede extraer de los acontecimientos del 11 J, de sus anteceden y de los actos posteriores, es que, para realizar una campaña de lucha noviolenta que pueda tener posibilidades de éxito, se requiere, antes que todo, organización, la formación de un grupo, plataforma, movimiento o partido real, existente, presente, no virtual. Todo movimiento, partido u organización, sea cívica o política, requiere de un cuerpo de dirigentes, ya sea bajo un principio de responsabilidad individual o de responsabilidad colegiada; donde se conjugue, tanto el liderazgo vertical como el horizontal; un centro de dirección que organice, instruya y elabore con cálculo frío y pragmático, una estrategia de lucha, basada sobre objetivos definidos, sometida a una misma disciplina; y tomando en cuenta las capacidades y limitantes propias; lo recursos con los que se cuenta, principalmente los humanos, para impulsar una campaña de protesta; las amenazas que se deben enfrentar; y las oportunidades para el inicio de una campaña de acción noviolenta. Se requiere la formación de un activismo permanente, y junto a todo esto contar con un número elevado de seguidores.  

2.- Las protestas en contra del Decreto 349, impulsadas inicialmente por un grupo de artistas, no reconocidos por las instituciones oficiales de la cultura, que luego se organizaron como Movimiento San Isidro. constituyeron una ruptura del estado de quietismo e inamovilidad que hasta ese momento caracterizaba al movimiento disidente al interior del país, haciendo uso de métodos o tácticas propios de la lucha noviolenta, en esas que Sharp define como “protestas simbólicas” o “actos simbólicos de oposición pacífica o intento de persuasión” tales como envío de cartas de oposición a diferentes estancias gubernamentales; declaraciones públicas firmadas; peticiones de grupo; sátira y burlas (performances provocativos); Interpretaciones teatrales y musicales; huelgas de hambre de varios activistas y la sentada. Actos estos que fueron motivadores y generaron un debate dentro de la sociedad cubana. Como bien lo ha expuesto Gene Sharp estos actos de protesta simbólicos “aunque bastante leves en la mayoría de las situaciones, pueden dejar claro que una parte de la población está opuesta al régimen presente, y pueden ayudar a minar su legitimidad

3.-La sentada del 27 de noviembre de 2020, fue la decisión de unos pocos conectados por sus móviles que aglutinó a muchos, ya fuera por entusiasmo o por contagio,

4.- La sentada numerosa ante un organismo del gobierno (MINCULT) pudo lograrse debido al hecho de no haberse convocado públicamente.

5.- Al régimen cubano se le hizo claro que la juventud estaba perdiendo el miedo, y esa pérdida del miedo, evidenciada en el acto de protesta simbólica, generó la preocupación dentro de las esferas del poder. “Esa pérdida del miedo, o el control sobre sí mismo ─ anota Sharp ─, es un elemento clave para destruir el poder que los dictadores tienen sobre la población en general”.

6.- La sentada del 27 de noviembre fue de carácter espontáneo; no un acto organizado por un movimiento con objetivos políticos definidos y un programa para la solución de conflictos de acuerdo con un plan estratégico de la acción noviolenta. La sentada del 27 de noviembre de 2020 y la de los ocho de la calle Obispo del 30 de abril de 2021 fueron antecedentes importantes para el surgimiento del 11 J.

7.- Quedó demostrada la falta de voluntad del régimen para hacer reformas de carácter políticos o cívicos por medio del diálogo, y el fracaso de la retórica dialoguista de la disidencia sin el respaldo de una fuerte presión popular que obligue a la dictadura a parlamentar.

8.- La carencia de una cultura de lucha noviolenta para la solución de conflictos, condenó el intento de crear un Movimiento 27N, quedando solo como un intento de disidencia puramente intelectual.

9.- El rasgo distintivo, tanto en la sentada del 27 de noviembre de 2020, como el de las manifestaciones del 11 de julio del 2021, fue la sorpresa

10.- Las manifestaciones del 11 de julio de 2021 demostraron la existencia de un número de masa crítica, multigeneracional y de género, de rechazo al régimen del PCC, y requerido para iniciar un proceso de resistencia noviolento. No obstante, el número de participantes en las múltiples marchas de protestas no llegaron a alcanzar el 5% del Registro Electoral.

De acuerdo con los reportes oficiales del referendo constitucional de 2019, el abstencionismo alcanzó un 9.8% del electorado, un equivalente a 853,160 electores que no ejercieron el voto. Por otra parte, se estima que el PCC cuenta con 670.000 militantes que representan el 7.7% del Registro Electoral. Electores que, en el referendo constitucional, votaron por el No, 706,400 que representaron el 8.11% del registro electoral. De acuerdo con estas cifras se demuestra, primero, que el PCC es un partido minoritario, segundo, existe una masa crítica del 17.91% de desafectos. La masa está ahí, solo falta el trabajo de captación y organización. Dicho de modo simple: ¡Se puede lanzar el reto político al régimen del PCC!

Ahora bien, la pregunta neurálgica es ¿cómo consolidar a los descontentos en un número de masa crítica organizada para lanzar el gran reto? ¡Nada más fácil de responder y nada menos fácil de resolver! Me he referido reiteradamente a la labor de proselitismo; y esto es lo esencial, captación. Captar partidarios para la organización de la resistencia noviolenta, crecer en masa, alcanzar miles de miembros para la organización; captar al movimiento obrero y al movimiento estudiantil para integrarles dentro de los métodos de la noviolencia estratégica. Alcanzar al menos, el 7.7% del Registro Electoral de partidarios comprometidos, el mismo porcentaje que posee el PCC. Debe considerarse que tal cifra no resulta inalcanzable cuando se toma en consideración que se alcanzó el 17,91 %, en conjunto con los que en el referendo constitucional del 2019 se abstuvieron de participar y el número de los que votaron por el No. ¡Activismo y agitación política! Quede en claro que para alcanzar la victoria sobre la dictadura se requiere tiempo, tal vez, años.

11.- Lo espontáneo del 11 de julio, estuvo solo presente en la táctica empleada, sin ajustarla a una estrategia consensuada para impulsar una verdadera resistencia noviolenta. Carente de una estructura orgánica dirigente donde se conjuguen los principios de dirigencia vertical y liderazgo horizontal, el 11 J no podía consolidarse como un movimiento permanente,

12.- En la  espontaneidad de las manifestaciones, sin la presencia de líderes conductores directos, aparecieron, diversas personas actuando como verdaderos agitadores políticos, quienes proponían consignas y determinadas acciones; como ocurrió en San Antonio de los Baños, cuando, al inicio de la protesta, algunos propusieron desfilar hasta la sede del Comité Municipal del Partido Comunista, en una forma de liderazgo horizontal con iniciativas no limitadas por un liderazgo vertical centralizado. 

13.- ¿Qué se buscaba alcanzar con las manifestaciones? ¿La toma del poder político? Ese no era el objetivo de los manifestantes. Lo que se pretendía era lanzar un reto al poder y mostrar el descontento que existe en toda la sociedad cubana por las reformas económicas que estaban implementando el PCC y el gobierno de Díaz-Canel; por los métodos incorrectos empleados por el gobierno para enfrentar la pandemia del COVID-19 provocado el colapso de las capacidades hospitalarias; y por la crisis de desabastecimiento agudizada con la aparición de las tiendas MLC que comercian en dólares, y a sobreprecio de los productos esenciales. No se trataba de un plan de Nación, solo un conjunto de reclamos y de quejas ante la situación prevaleciente.

14.- Las manifestaciones del 11 de julio no fueron movilizadas por una convocatoria publicitada previamente. El método, tal vez no calculado por sus patrocinadores, fue el de la sorpresa. Una vez iniciada la marcha de protesta en San Antonio, se publicitó ampliamente por vídeos en vivo reproducidos en internet, generándose el contagio en otras localidades. Esta experiencia debe ser considerada por los promotores de la estrategia de campañas noviolentas. Primero movilizar una campaña de acción sin convocatoria publicitada, Segundo tener organizadas otras acciones en perspectiva para actuar luego de iniciarse la primera y de comprobar sus resultados.

15.- El fracaso de la convocatoria para una Marcha Cívica se debió, en primer lugar, a la confianza depositada en el discutible poder de movilización desde una plataforma digital; en segundo lugar, a la no existencia de una organización real dentro del país para la dirección organizada de la campaña de Marcha Cívica; en tercer lugar, al anuncio previo de la convocatoria, lo cual propició al régimen tomar todas las medidas necesarias ante tal contingencia para impedir su realización.

16.- El fracaso de la Marcha Cívica del 15 de noviembre, generó un estado de desencanto y frustración dentro de la conciencia popular, resultando en un salto atrás hasta las condiciones políticas anteriores al inicio de las protestas en contra del Decreto 345 y del surgimiento del Movimiento San Isidro. Empezar de nuevo. Y a partir de cero

17.- La experiencia del 15 de noviembre, evidencia lo absurdo e inútil de argumentar los actos de protesta noviolentos en postulados de la Constitución de 2019. Toda la argumentación para legitimar el movimiento noviolento debe fundarse en el derecho inalienable de los pueblos a la rebelión ante la opresión.

18.- Aunque desde el exilio se reclamaba la intervención de Estados Unidos para detener los actos represivos en contra de los manifestantes del 11 de julio, quedó demostrado que Estados Unidos no intervendrá ante un conflicto social en Cuba y ante el aumento de la represión para anular la resistencia popular. Estados Unidos se ha inhibido de intervenir en otros países para restaurar “la justicia”. Trump, aparte de sus “todas las opciones sobre la mesa” no envió a los marines contra Venezuela a pesar de que durante las protestas populares del 2017 hubo entre 127 y 157 muertes; ni tampoco contra Nicaragua, donde en siete meses de protestas contra el régimen de Daniel Ortega se produjeron 535 muertos. En Birmania luego del golpe de estado propinado por el ejército, la soldadesca acribilló a los manifestantes no violentos con un saldo de 110 víctimas; Estados Unidos no intervino militarmente, como no intervino en Tailandia, como no intervino en Bielorrusia donde, durante las protestas populares, se hicieron 35 000 arrestos y miles fueron golpeados por los sicarios de Aleksandr Lukashenko