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domingo, 27 de marzo de 2022

EL MOMENTO PROPICIO PARA FORTALECER A UCRANIA

 

Mario J. Viera



Ha llegado la primavera, la nieve en los campos comienza a derretirse, llega con ella un aliado de gran valor para Ucrania. Ha llegado la raspútitsa en Ucrania; los negros suelos chernozem se hacen intransitables para el avance de equipos pesados y fuerzas de combate; es un momento difícil para el avance ruso que se ve obligado a hacerlo por las vías asfaltadas, lo que hace que sus carros de combate puedan ser objetivos fáciles para el ataque de la aviación ucrania.

Las tropas que asedian a Kiev, se detienen, comienzan a cavar trincheras; no avanzan y el alto mando ruso decide detener su ofensiva al sur del territorio ucraniano. Justifica diciendo que la primera etapa contemplada dentro de su estrategia de “operación militar especial” la ha concluido. Una excusa, porque dentro de su estrategia se contemplaba un avance arrollador antes de la llegada de la primavera. Putin concentró miles de efectivos principalmente al este de la frontera ucrania y esperaba por la reacción de occidente; tenía que decidirse a propinar la agresión durante el invierno.

La respuesta de occidente la dio en el mes de enero, y al mes siguiente, el 12 de febrero, Estados Unidos recalcó: "Si Rusia perpetra una invasión aún mayor de Ucrania, Estados Unidos junto a nuestros aliados y socios responderá con decisión e impondrá costes rápidos y graves a Rusia", Ya en diciembre de 2021, el secretario de estado, Antony Blinken había declarado en una entrevista para Euronews: “Ha sido muy importante para mí y para todos nosotros comunicar a Rusia, de manera clara, el error que supondría volver a cometer una agresión contra Ucrania. Ha sido importante comunicar las graves consecuencias que tendría esa agresión y nuestra convicción de que, sean cuales sean las diferencias, la mejor manera de resolverlas es a través de la diplomacia, especialmente mediante la aplicación de los acuerdos de Minsk, que nunca se han llegado a aplicar”,

Diplomacia y sanciones económicas para evitar el conflicto. Putin tomó nota de la respuesta dada por occidente, La diplomacia no va con su carácter; las sanciones económicas, ya había enfrentado sanciones en 2014 cuando anexó el territorio ucranio de Crimea. Europa depende en gran parte de los suministros ruso de petróleo y gas. Solo podría detenerle la única respuesta que occidente no le planteó, si Rusia invade a Ucrania, la OTAN respondería militarmente. Quedaba poco tiempo para la llegada de la primavera y no podía seguir esperando. Ante él, el poderoso, que hasta hacía insinuaciones del uso de las armas nucleares, Occidente se le antojaba débil y el 24 de febrero, invade a Ucrania.

Todo se resolvería en cuestión de días dentro de la concepción estratégica del estado mayor de las fuerzas rusas. Superioridad en armamentos, aviación vehículos blindados, misiles y hombres. La invasión se lanzaría por el este de Ucrania, por el Donbás donde existe mayoría ruso parlante. Cuantitativamente los factores estaban a su favor, pero descartó el elemento subjetivo presente en la determinación de los ucranianos, tanto los ruso parlantes como los ucranios parlantes, de defender al país con toda determinación. El ejército de Ucrania le ofreció tenaz resistencia y el gobierno ucraniano no huyó ante la abatida. El gobierno ucraniano se mantuvo firme y su presidente, Volodímir Zelensky ha demostrado una destacada capacidad de liderazgo.

Ahora el coronel general Serguéi Rudskói, jefe adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, declara: “"En general, las principales misiones de la primera etapa de la operación han sido cumplidas". Aunque considerando, por razones solo de propaganda, que la capacidad de combate de las Fuerzas Armadas de Ucrania “se ha reducido considerablemente”, afirma que se ha decidido "concentrar los esfuerzos en la consecución del objetivo principal: la liberación del Donbás".  Pero la realidad es otra. Hay fuertes indicios de que la supuesta “operación militar especial” de Putin no va por buen camino; y que la moral combativa de las fuerzas rusas está muy baja. Esto es lo que hay detrás de la decisión del dictador ruso de firmar una ley que equipara a los soldados de la expedición contra Ucrania con los veteranos de Afganistán y Siria; una condición que les garantiza, como lo ha señalado EFE, derecho a pagos mensuales y beneficios fiscales, viajes gratuitos en trenes, atención médica fuera de turno, además de beneficios para el pago de servicios públicos y otras medidas de protección social. ¿Por qué si no, firmar esta ley sobre veteranos, cuando aún no ha concluido una guerra difícil como la de Ucrania?: El intento de elevar la moral del soldado ruso en Ucrania con estímulos que los convierten en mercenarios.

Por otra parte, ABC News reportó las declaraciones de un oficial del Pentágono refiriéndose al nuevo movimiento ruso en el Donbás: "Creemos que están tratando no solo de asegurar algún tipo de ganancias más sustanciales allí como una posible táctica de negociación en la mesa, sino también de cortar las fuerzas ucranianas en la parte oriental del país. La agachada defensiva que ahora están tomando en Kiev, creemos que es consistente con su deseo ahora de estar más a la ofensiva y ser más agresivos en el este y Donbás”.

Este actual teatro de las operaciones rusas hace necesario hacer los mayores esfuerzos para fortalecer el equipamiento defensivo de las fuerzas ucranianas. Los resultados de la última reunión en Bruselas de la OTAN no han sido muy alentadores a favor de Ucrania; es tal como lo ve Michael Bociurkiw, en un artículo de opinión para la CNN: Si los líderes occidentales reunidos en Bruselas el jueves pensaron que habían producido un huracán de políticas — incluidas promesas de reforzar las defensas de la OTAN contra las armas químicas, biológicas y nucleares de destrucción masiva — cuando la noticia llegó a Ucrania, era poco más que una distracción del horror que se desarrollaba en su puerta”. El principal acuerdo del encuentro en Bruselas de los dirigentes de la OTAN fue el de activar sus unidades de defensa química y nuclear ante un posible ataque químico de las fuerzas rusas en Ucrania y el reforzamiento de su flanco oriental en Europa.

Jens Stoltenberg, jefe de la OTAN declaró que se continuará suministrando a Ucrania sistemas avanzados de defensa aérea, armas antitanques, municiones y combustible; pero junto a esta promesa, fue tajante en un punto, la OTAN no enviará tropas ni cerraría el espacio aéreo de Ucrania y, de este modo, evitar un enfrentamiento con las tropas rusas conducente a una guerra entre la OTAN y Rusia. Esto constituye una brecha muy estresante, como lo consideró, en declaraciones a DW, el vicepresidente del Fondo Alemán Marshall de Estados Unidos en Bruselas, Ian Lesser. “entre lo que a Ucrania le gustaría ver que proporcionaran los aliados de la OTAN y lo que a muchos en Occidente les gustaría ver que Occidente haga, sin provocar una respuesta abrumadora de Rusia”.

Todo esfuerzo diplomático con Putin es inocuo. Posee el privilegio del veto dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, que le aporta la capacidad de anular cualquier resolución de condena que se le plantee en ese órgano. Así Volodímir Zelensky, lo expresó en la apertura del Foro de Doha: “Necesitamos una auténtica reforma de las instituciones internacionales de manera que un país no pueda hacer lo que quiera (…) Necesitamos mecanismos para asegurar que países 28 veces mayores no puedan hacer lo que quieran (…) La intimidación con las armas nucleares es una amenaza para todo el planeta Rusia está alardeando deliberadamente que puede destruir con sus armas nucleares, no solamente un país en particular, sino el planeta entero (…) Necesitamos garantizar que las capacidades nucleares de un país no se usen para cometer injusticias contra otras naciones”.   

Todo esto solo puede ser posible reformando al Consejo de Seguridad de la ONU, limitando la capacidad del veto o privando a Rusia de figurar como miembro permanente del Consejo de Seguridad. Sin embargo, ¿Qué es lo imprescindible ahora, lo inmediato?

Analicemos primero la coyuntura actual. Zelensky comprende que ha llegado el momento cuando se requiere con urgencia el fortalecimiento de sus capacidades defensivas y pasar a la ofensiva para expulsar a las tropas de Putin que acechan en las cercanías de Kiev y contener el fortalecimiento ruso en el Donbás, y arremete en contra del “vaivén sobre quién y cómo debe proporcionar aviones y otras armas defensivas”, De acuerdo con un reporte de la AP, Zelensky en un mensaje en video el domingo por la noche, declaró: “He hablado hoy con los defensores de Mariúpol. Estoy en contacto constante con ellos. Su determinación, heroísmo y firmeza son extraordinarios. Ojalá los que llevan 31 días pensando en cómo entregar docenas de aviones y tanques tuvieran el 1% de su valor”. Se requiere el envío urgente de aviones de combate para equipar a la fuerza aérea ucraniana; una propuesta esta, de transferir aviones polacos a Ucrania a través de Estados Unidos fue cancelada por preocupaciones de la OTAN de verse arrastrada a un conflicto militar con Rusia. Al respecto, se pregunta Zelensky: “De modo que, ¿quién está al mando de la comunidad euroatlántica? ¿Sigue siendo Moscú, gracias a sus tácticas de miedo? Nuestros socios deben aumentar su ayuda a Ucrania. Nuestros socios deben aumentar su ayuda a Ucrania”.

No se puede descartar la posibilidad, adelantada por muchos analistas, de que, un acto mal calculado por las fuerzas rusas, misiles rusos pudieran impactar sobre algún territorio aliado a la OTAN, lo cual conllevaría un enfrentamiento militar.

Por lo pronto, se debe continuar con la política de más sanciones económicas y diplomáticas a Rusia y suministra a Ucrania tanto los aviones cuya entrega fuera descartada, como el equipamiento de los necesarios e imprescindibles medios defensivos. Deberán tomarse acciones firmes contra Bielorrusia que incluyan la opción militar si esta nación continúa facilitando su territorio para acciones contra el territorio de Ucrania, bien sea permitiendo que tropas rusas se concentres en la frontera que comparte Bielorrusia con Ucrania o permita que fuerzas bielorrusas se unan a la ofensiva de Putin.     

domingo, 20 de marzo de 2022

TODO TIENE UN LIMITE

Mario J. Viera



Todo, en verdad, tiene un límite, a partir del cual, no existe un “más allá”; un límite que no se puede traspasar. Todo tiene un límite, y hay que hacer todo lo posible para no llegar a ese límite del “non plus ultra”. La criminal guerra que sufre Ucrania bajo las botas, las orugas y los misiles rusos tiene un límite inadmisible: La claudicación de Ucrania ante el avance de las tropas rusas. ¡Hasta ahí no se puede llegar!

Toda Ucrania se ha alzado en defensa de su soberanía ofreciendo una, que puede calificarse de, heroica resistencia frente a los invasores.

Putin ha accedido a realizar conversaciones ruso-ucranianas sin hacer un alto al fuego. Con esa decisión el dictador ruso pretende dar la imagen de estar abierto al diálogo, cuando en realidad lo que busca es, tal como lo definió el analista político y editor Winfried Schneider-Deters y lo ratificó la ministra británica de Asuntos Exteriores, Liz Truss, levantar un “cortina de humo” para ganar tiempo y para reagrupar tropas con las que acometer una mayor ofensiva.

En la sexta ronda de conversaciones, el régimen putinista ha presentado un proyecto de reclamos humillantes para Ucrania. Impone como condicionante para alcanzar una imaginaria paz, primero, la renuncia de Ucrania a integrarse como miembro de la OTAN; segundo, reconocer la anexión de Crimea por parte de Rusia; tercero, reconocer la independencia de las “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk; cuarto desarme de Ucrania; declararse Ucrania neutral al estilo de Suecia y Austria.

Ante estos reclamos de Putin, el presidente Zelensky ha dejado en claro cual es la posición de Ucrania: “Mis prioridades en las negociaciones son absolutamente claras: el fin de la guerra, las garantías de seguridad, la soberanía, la restauración de la integridad territorial, las garantías reales para nuestro país, la protección real para nuestro país”.

Esto deja bien en claro lo que sufriría la soberanía de Ucrania, si Putin logra doblegar la resistencia que está enfrentando. Ucrania, no puede rendirse; no puede caer bajo la esfera rusa. Para alcanzar este propósito el compromiso de Occidente con Ucrania debe ser contundente, decidido, firme. Hay que hacerle ver a Putin que Occidente no esté dispuesto llegar a ese límite del no retorno, del no más allá.

Y ese límite ya lo ha impuesto la encarnizada guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. ¿Conversaciones? ¿Hasta cuándo hay que continuar conversando con Putin? Todo tiene un límite. Como lo declaró el representante demócrata de Massachusetts, Stephen Lynch, durante una visita bipartidista de Estados Unidos en Polonia, que mientras Putin continúe con la agresión, “sólo hay una manera de responder a eso y es la fuerza militar”, El de ahora es un “momento crucial para el mundo”, como lo expuso el primer ministro británico Boris Johnson; es también el comienzo de “una nueva era de intimidación”, si Putin logra vencer en Ucrania. “Un Putin victorioso ─ consideró Johnson ─ no se detendrá en Ucrania. Y el fin de la libertad en Ucrania significará la extinción de toda esperanza de libertad en Georgia y después Moldavia, significará el comienzo de una nueva era de intimidación en toda Europa oriental, desde el Báltico hasta el mar Negro”.

Por el momento, como asegura Lynch. “La acción más urgente que podemos realizar es asegurarnos de que los combatientes ucranianos —esos valientes patriotas que luchan por su libertad — tengan todo el equipamiento, todos los suministros y todo el apoyo que podamos ofrecerles”. Por el momento, como lo dijo Zelensky el día 23 de la invasión: "Esta es la única oportunidad para que Rusia reduzca el daño de sus propios errores. Quiero que todo el mundo me escuche ahora, especialmente en Moscú. Es hora de reunirnos, es hora de hablar, es hora de restaurar la integridad territorial y la justicia para Ucrania. De lo contrario, las pérdidas de Rusia serán tales que necesitará varias generaciones para recuperarse. Hemos ofrecido diálogo, hemos ofrecido soluciones de paz”. Ya se ha llegado al límite y hay que imponer una línea roja.  Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, la Unión Europea y la OTAN tiene que imponerle un ultimátum a Putin para sacar sus tropas de Ucrania y respetar su integridad territorial. Si a Putin no se le enfrenta militarmente, no se detendrá.

Es importante, sí, como lo reconoce Volodymiyr Zelensky que. si solo hay un uno por ciento de posibilidades para detener la guerra, Ucrania debe aprovechas esa oportunidad. “Las fuerzas rusas ─ explicó Zelensky a la CNN ─ han venido a exterminarnos, matarnos. Y podemos demostrarlo con la dignidad de nuestro ejército que somos capaces de asestar un golpe poderoso. Somos capaces de devolver el golpe. Pero desafortunadamente, nuestra dignidad no va a preservar las vidas”. Es correcto, es útil que Ucrania utilice “en cualquier oportunidad para tener la posibilidad de negociar, la posibilidad de hablar con Putin”. Pero si todos estos diálogos, todas esas negociaciones, por culpa de Putin, fracasan, entonces, eso como lo avizora Zelensky, “significaría que esto es una tercera guerra mundial”.


viernes, 18 de marzo de 2022

LAS TRES GRANDES MENTIRAS DEl PUTINISMO

 

Fernando Mires

Blog Polis


La mentira, no lo vamos a descubrir ahora, es un arte de la guerra. Al enemigo para derrotarlo hay que sorprenderlo y, por lo mismo, engañarlo. Pero no es a esas mentiras a las que me referiré en este texto sino a otras. Las llamaré, siguiendo como tantas veces a Hannah Arendt, pero esta vez en contraposición a ella, mentiras de opinión (Arendt hablaba de verdades de opinión y de verdades de hecho). También podríamos llamarlas, mentiras legitimatorias. No son mentiras de guerra, sino mentiras sobre la guerra. Son las que pretenden justificar a una guerra sobre la base de algunas verdades, pero encapsuladas en grandes mentiras. De esas mentiras he elegido a tres que parecen ser predominantes.

 

1. La primera gran mentira afirma que la guerra a Ucrania es realizada por el gobierno de Putin para evitar que Ucrania ingrese a la OTAN y con ello ponga en riesgo la seguridad interior y exterior de Rusia.

Esa es también la tesis oficial del gobierno Putin. Ha tenido incluso acogida en personas y grupos que no pueden ser calificados como acólitos de Putin. Para la gran mayoría de quienes la sustentan –algunos por reflejos condicionados originados en la Guerra Fría- la OTAN es una institución expansiva al servicio de los intereses del -por el movimiento comunista así denominado- imperialismo norteamericano. Quienes alcanzamos a convivir bajo el influjo de las ideologías de ese periodo recordaremos que en los círculos de izquierda, sobre todo en los pro-soviéticos, el carácter imperialista de la OTAN estaba fuera de toda discusión. La verdad, sin embargo, dice otra cosa.

La OTAN comenzó a ser forjada desde 1947 a solicitud de los gobiernos democráticos de Europa a los EE UU cuando Stalin no ocultaba sus propósitos de enfilar hacia Turquía y Grecia. Fue entonces cuando el presidente Truman, a petición de Churchill, lanzó su legendaria advertencia a Stalin: “ni un paso más”. Así nació la OTAN, institución destinada a contener militarmente el avance soviético. De esos hechos se deducen tres consecuencias.

Primero: la OTAN nació como institución militar antimperialista (en contra del imperio de la URSS) En 1952, Grecia y Turquía ingresaron a la OTAN y con ello, la puerta del avance stalinista hacia el sur de Europa fue cerrada con candado. Si no hubiera sido por la OTAN, alguno países del sur europeo, incluida Italia donde un 40% votaba por los comunistas, habrían pasado a formar parte del imperio soviético.

Segundo: la OTAN nació como institución esencialmente defensiva y no expansiva.

Tercero: el objetivo de la OTAN de acuerdo al artículo 51 de su reglamento interno, no era proteger a todas las naciones europeas sino a las de carácter democrático. Hoy, tal vez con la excepción de la Turquía de Erdogan (no dictatorial, pero sí autoritaria) todos los países de la OTAN son democráticos.

Considerar la composición democrática de la OTAN es fundamental para contrarrestar la tesis putinista de la expansión de la OTAN en menoscabo de Rusia. En efecto, no es la OTAN la que se ha expandido, sino el número de los países democráticos europeos, los que al serlo, han solicitado su ingreso a la OTAN. Eso quiere decir desde un punto de vista historiogáfico que la tesis de la amenaza de la expansión de la OTAN debe ser puesta en orden secuencial pues al aumentar la expansión democrática en Europa aumentó el radio de acción de la OTAN, y no al revés. La conclusión es: Putin no invadió Ucrania porque podía ser miembro de la OTAN, sino porque Ucrania llegó a ser un país democrático. Un país que, por lo mismo, mantiene un régimen político alternativo y antagónico al que impera en Rusia. En otra frase: un país que es una amenaza política pero en ningún caso militar para Rusia.

El origen de la segunda expansión de la OTAN sucedió como consecuencia de la liberación nacional de los países europeos que formaban parte del área de dominación soviética, inmediatamente después de las revoluciones democráticas de 1989-1990. En todos esos acontecimientos, ni la OTAN, ni los países democráticos de Europa, movieron un solo dedo. La liberación de los países sometidos a la URSS fue pacífica, electoral y nunca militar. Luego, otra vez hay que secuenciar: primero vino la revolución democrática y después, la admisión de los países liberados, en la OTAN. No al revés. Si en Europa del Este y Central ha habido alguna expansión no ha sido la de la OTAN sino la de las democracias. La OTAN solo ha prestado cobertura militar a las democracias post-soviéticas después que estas se habían constituido.

La Ucrania de Zelenski, al solicitar su ingreso a la OTAN, no ha hecho nada distinto a lo que hicieron en el pasado reciente los gobiernos de la ex Checoeslovaquia, Polonia y Hungría, entre varios. Una Ucrania en la OTAN nunca habría sido un peligro militar para Rusia, aunque Rusia sí era un peligro para una Ucrania sin OTAN. Por lo demás, los derechos reclamados por Putin para anexar a Ucrania, todos formulados en su extenso artículo “Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos” (puede ser hallado en Google), no menciona a la eventual pertenencia a la OTAN como razón de reclamo, sino a los elementos míticos que, según su arcaica ideología, conforman a una nación (lenguaje, carácter, y sobre todo, “espacio vital”). De acuerdo al tenor de ese artículo, Ucrania pertenece a Rusia “por naturaleza” (idea de origen netamente fascista).

Hemos dicho que la democracia es expansiva. Desde las “revoluciones madres” de la modernidad, la norteameriana y la francesa, la democracia como forma política hegemónica no ha cesado su expansión. Con cierta razón Claude Lefort entendía a la democracia como una revolución permanente. No solo se profundiza hacia adentro sino, ademas, crece hacia afuera. Revolución democrática que avanza en forma de olas –en ese punto tiene plena razón Samuel Hungtinton-.

Una gran ola apareció en los tres últimos decenios del siglo XX. Primero con las revoluciones democráticas europeas en Europa del sur: Grecia, Portugal y España. Luego con la gran revolución democrática que puso fin al comunismo y a la dominación rusa en los países de Europa Central y del Este y, finalmente, el declive de las dictaduras militares del Cono Sur en Latinoamérica. Hoy en cambio  asistimos a la aparición de una fuerte ola antidemocrática, encabezada por la Rusia de Putin y seguida por una gran cantidad de gobiernos autoritarios y autocráticos en Europa, en el Oriente Medio y en América Latina. Víctima de esa contrarrevolución ha sido Ucrania, como ayer lo fueron Georgia y Chechenia.

Para poner las cosas en orden: el gran error de la OTAN no fue haber dado protección a Ucrania sino no haberlo hecho a su debido tiempo, cuando Ucrania lo solicitó. Hoy ya es tarde. Hacer ingresar en estos momentos a Ucrania a la OTAN, llevaría a una tercera guerra mundial de carácter atómico. Esa es la amenaza pronunciada por Putin. De tal modo que la renuncia a ser miembro de la OTAN planteada por Zelenski puede ser considerada como una capitulación parcial y necesaria, pero en ningún caso como el reconocimiento de un error.

Ucrania, si no hubiera mediado la amenaza atómica, habría pasado a formar parte de la OTAN. Puede ser anexada por Putin, pero -y en eso están de acuerdo la mayoría de los observadores– por derecho, por su formación política y por su reciente historia, Ucrania debe pertenecer y probablemente pertenecerá algún día a la OTAN o a una organización continental similar que la suceda. Cuando el virus de la democracia contagia a una nación, nunca se va de ella.

El ingreso a la OTAN no conducirá a ninguna nación europea a la democracia, pero el ingreso a la democracia sí debe conducir a la OTAN. Es no lo quieren entender los putinistas debido a una razón muy simple: afirmar que Putin arrasa con Ucrania para evitar la expansión de la OTAN, confiere al horroroso genocidio que hoy se está cometiendo en Ucrania, un aparente carácter defensivo y no ofensivo. No Ucrania, sino la Rusia de Putin sería la víctima. Luego, la guerra de Putin,es justa. Los anti- OTAN, sobre todo los de la “izquierda jurásica”, asumen el discurso criminal de Putin como propio.

 

2. La segunda gran mentira afirma que Ucrania fue impulsada por los países miembros de la OTAN y por la UE a la guerra, para luego dejarla abandonada a su suerte.

El objetivo de esa afirmación no puede ser más venenoso. La intención es hacer aparecer al gobierno de Zelenski como una marioneta de la OTAN, de los EE UU y de la UE. Precisamente lo que busca Putin. Pero esa mentira pasa por alto el hecho de que la lucha por la independencia de Ucrania no ha comenzado ahora. Por el contrario, es una historia de larga data. Comenzó antes de que apareciera Putin, desde la disgregación de la URSS.

La independencia de Ucrania fue confirmada en diversos tratados, entre otros en el artículo 2.4 de la Carta de Naciones Unidas, en el Acta de Helsinki de 1975, en los compromisos contraídos por Moscú con Ucrania sobre su integridad territorial, en el Tratado de Minsk que formaliza la disolución de la URSS en diciembre de 1991; en el Memorándum de Budapest de 1994 por el que Ucrania entregó sus armas nucleares a Rusia a cambio de una garantía de seguridad; y el Tratado de Amistad entre Rusia y Ucrania de 1997.

Naturalmente, Occidente y sus instituciones han prestado colaboración a cada uno de los acuerdos nombrados. En ese sentido ha continuado la línea política que mantuvo con los movimientos democráticos de la Europa comunista, línea que se puede definir en una frase: apoyo sin intervención. Así fue como Occidente apoyó al Solidarnosc de Lech Walesa, a Charta 77 de Vaklav Havel, y a muchos otros movimientos, pero nunca de modo directo. Recordemos que cuando se produjo el golpe de estado en Polonia en 1981, la OTAN tampoco acudió en defensa de Solidarnosc, haciendo oídos sordos ante quienes lo pedían. Ya antes, en 1956, cuando la rebelión húngara fuera destrozada por las fuerzas represivas de la URSS, la OTAN tampoco intervino, ni militar ni políticamente. Lo mismo en 1968, cuando los tanques rusos entraron a Praga. Y mucho más recientemente, cuando Lukashenko ha llevado a cabo en Bielorusia una brutal persecución a todo lo que parezca oposición, Europa y la OTAN no movilizaron a ninguna fuerza en su contra.

Tampoco Occidente ha intervenido en contra de las espantosas masacres llevadas a cabo por Putin en Georgia y en Chechenia. Y cuando el dictador ruso ocupó Crimea en 2014, Occidente dejó que los propios ucranianos resolvieran sus problemas con Rusia.

La mentirosa tesis de Putin y sus seguidores, relativas a que los patriotas ucranianos son conducidos por Occidente y la OTAN solo busca reforzar la afirmación de que Ucrania no es una nación independiente. Pero la realidad muestra exactamente lo contrario. Las luchas por la independencia nacional en Ucrania han resultado de complejas confrontaciones internas. La llamada “revolución naranja” del 2004, los avances de los grupos dirigidos por Víctor Jutschtschenko, el fracaso del pro-ruso Víctor Yanukovitsch, la ascensión de Petro Poroschenko y recientemente de Volodimir Zelenski, todo eso nos habla de una nación que ha ido formando su personalidad política en interesante y apasionada conflictividad. Ucrania, dicho en breve, posee su propia historia. Es una nación política. En virtud de los tratados firmados por los propios gobiernos rusos, es una nación jurídica. Y por su pertenencia a la ONU, es una nación independiente y soberana. Una nación que nunca ha agredido a otra y cuyo objetivo ha sido buscar un lugar en el mundo, más cerca de Europa que de Rusia, a la que aún anexada, nunca más pertenecerá.

No, Occidente no ha movilizado a Ucrania en contra de Rusia ni tampoco la ha dejado abandonada como afirman los sofistas del putinismo internacional. Pero sí ha respetado sus derechos y en su lucha por la independencia la apoya con solidaridad, dinero, ayuda a los millones de refugiados y provisión de materiales bélicos. Quizás pueda y debería hacer algo más. No hay que olvidar que Ucrania es un país que cumple con todos los requisitos para ingresar a la UE. Hasta ahora, los políticos miedosos y los burócratas de la letra chica, lo han impedido. A pesar de todo, Ucrania no está sola.

 

3. La tercera gran mentira es la que busca nivelar a la sangrienta invasión a Ucrania con las cometidas por EE UU y otros países occidentales en otras latitudes.

Nadie lo va a negar. Las invasiones dirigidas por Washington a Vietnam, a Irak, a Afganistán, o a otras regiones, son en muchos aspectos condenables. Así como los excesos de las tropas de Israel en Palestina. O las persecuciones al pueblo kurdo llevadas a cabo desde Estambul. Todos eso, y muchos más, no son hechos que enorgullecen la historia de esos países. Podríamos incluso seguir enumerando episodios luctuosos en donde han actuado naciones democráticas, no solo en el pasado colonial, también en nuestros días.

Nadie dice que los gobernantes y los partidos políticos de los países occidentales son ángeles de la paz. Probablemente hay algunos tan canallas como el mismo Putin. No obstante, el solo hecho de que los putinistas se sientan obligados a legitimar masacres con otras masacres - frente a las que muchos de ellos nunca protestaron en el momento en que se produjeron- solo nos muestra una perversión mayor: la de relativizar crímenes con crímenes.

Más allá de la sangre derramada, y sin intentar disculpar a nadie, parece ser necesario poner el acento en algunos puntos que confieren a la invasión y a las consecuentes masacres inducidas por el régimen de Putin en Ucrania, como un hecho  inédito y mucho más peligroso que las guerras propiciadas o ejecutadas desde o por Occidente en el pasado reciente.

Un punto dice que todas las guerras de Occidente han tenido lugar en contra de dictaduras. Nunca, ningún país democrático ha ido a la guerra contra otro país democrático. No queremos decir con esto que las naciones democráticas sean poseedoras de un pasaporte de inmunidad militar. El problema es otro, y no es moral. Tal vez ni siquiera es político. Lo que se intenta destacar es que los países dominados por dictaduras carecen de medios comunicativos para resolver de modo político los conflictos que se presentan entre ellos o con otros países, sean estos democráticos o no. Esos mismos gobiernos actúan en un estado de guerra permanente en contra de su propia ciudadanía. El caso de Putin es paradigmático. El presidente ruso debe ser el gobernante que más opositores ha envenenado. Cada opositor es un enemigo. Los procedimientos en contra de Navalny así lo demuestran. Cada vez que tiene problemas, Putin aumenta los años de prisión al líder. Putin y la mayoría de los tiranos que asolan el mundo no saben, ni quieren, y tal vez ni pueden, resolver diferencias en términos políticos pues las estructuras de dominación de sus países no son políticas.

Otro punto es que los gobernantes de democracias que llevan a cabo desmanes en otras latitudes, están sujetos a vigilancia, sea parlamentaria, sea de la prensa o de sus propios partidos. No son en fin, personas políticas autónomas. Alguien puede criticarlos a fondo como ocurrió a Nixon en EE UU y después al mismo Bush jr., sin temor a ser encerrado en una cárcel. Más aún, son revocables y con ello, sus políticas también lo son. No ocurre lo mismo con dictadores como Putin. La guerra a Ucrania continuará hasta donde él, consultando a su almohada, decida mantenerla.

Hay también un tercer punto, y probablemente el mas importante. Ese punto constata que nunca un país democrático ha amenazado a otra nación en término atómicos como lo ha venido haciendo Putin, incluyendo a naciones no involucradas en el conflicto.

 

4. Y una reflexión final …...

La conclusión no puede ser más deplorable. Ucrania solo será una nación definitivamente libre cuando en Rusia imperen relaciones democráticas, o por lo menos, cuando se vaya Putin. Algo que por ahora solo nos está permitido soñar, porque de eso estamos lejos. Lo que sí presentimos es que debe haber millones de seres en esta tierra que pensamos lo mismo: en que el mundo sería más habitable si Putin nunca hubiera nacido.

Y así y todo lo dudamos: nunca sabremos por ejemplo si el nazismo fue una creación de Hitler o si Hitler fue un producto del nazismo. Lo mismo sucede con Putin. Más todavía cuando en este tiempo hemos observado a cantidades de personas con predisposiciones putinistas, sea en la política, en los gobiernos, en los medios de comunicación, en las redes. Seres que buscan legitimar el crimen cometido a Ucrania con sofismas o simplemente mentiras. Oportunistas que intentan desviar la atención hacia problemas secundarios. Jueces improvisados que reparten puntos para lado y lado como si la invasión a Ucrania fuese un juego de boxeo. Algunos publican su indignación porque a un director de orquesta le fue solicitado distanciarse de la guerra a Ucrania, pero callan sobre los mártires de Mariopolis y Kiev. No faltan los hipócritas que repiten “toda las guerras son malas”, como si se tratara de otra epidemia. Y aún hay peores: los que convierten a las víctimas en hechores, a los asesinados en culpables y a los perseguidos en perseguidores.

Si algo ha mostrado con claridad la guerra a Ucrania es la enorme cantidad de lacra que yace esparcida sobre el mundo. El problema es que esa lacra es humana. Los asesinos y sus seguidores viven entre nosotros. Con esa verdad tenemos que confrontarnos. La democracia no tiene seguro de vida. La democracia, al fin y al cabo, es un plebiscito cotidiano.

jueves, 17 de marzo de 2022

Cautos y Astutos

 

Mario J. Viera

 


Un país internamente polarizado, como lo es actualmente Estados Unidos, es un país débil para impulsar su política exterior. La administración Biden enfrenta en estos momentos una situación internacional extremadamente peligrosa, a partir de la agresión del régimen de Putin contra Ucrania. Rusia ha lanzado un poderoso reto a los Estados Unidos; y Estados Unidos tiene que demostrar su capacidad de liderazgo para hacer frente al reto y vencer.

Joe Biden tiene que moverse sobre un terreno resbaladizo. Por un lado, enfrentar al enemigo externo y por otro, saber dar respuesta, en lo interno, al reto electoralista que le impone la ultraderecha del partido Republicano, dirigido a alcanzar la mayoría congresional. Putin, por su parte, se mueve con mayor libertad de acción; no tiene que enfrentar a una delirante oposición que intente desestabilizar su poder ni tiene que enfrentar el escrutinio de la prensa independiente.

En estas condiciones viene a cuento la frase atribuida a Jesús de Nazaret: “Ser cautos como las palomas y astutos como las serpientes”. China, como he expresado en otra ocasión está al acecho, y Corea del Norte e Irán se mantiene a la expectativa de lo que pueda alcanzar Estados Unidos en el actual conflicto en Ucrania. A Estados Unidos no le queda otro recurso que ser cauteloso en cuanto a los obstáculos que los republicanos están decididos a imponerle al presidente Biden; y ser lo suficiente astuto para arrancarles posibles apoyos a Putin y minimizar los efectos que en la economía interna pueda producir el veto a las exportaciones de petróleo y gas de Rusia. Si hay que llegar a formular acuerdos provisionales hasta con el mismo diablo hay que hacerlo, pues en este caso sí, el fin justifica los medios.

Putin se mueve en las sombras y lo hace con China y con Irán; acude al auxilio de mercenarios sirios del régimen de Bashar al-Ásad al que siempre ha respaldado. Mientras tanto, China se acerca a Arabia Saudí para, como afirmó The Wall Street Journal, fijar el precio de algunas de las ventas de petróleo de la nación del Golfo en yuanes en lugar de dólares o euros. Arabia Saudí ya no es el socio confiable de Estados Unidos, se siente molesta por las negociaciones nucleares de Estados Unidos con Irán y su falta de respaldo a la operación militar de Arabia Saudita en el vecino Yemen. Además, China le ha prestado ayuda en la construcción de misiles balísticos y consulta sobre energía nuclear. Y Arabia Saudí es un importantísimo factor en la producción de petróleo. En tanto, el mayor receptor de ayuda económica de Estados Unidos, Israel, no se ha sumado a las acciones de muchos países de imponer sanciones económicas contra Rusia. Su posición ha sido tímida, apenas una crítica por la agresión a Ucrania.

La Casa Blanca ha mantenido conversaciones con Venezuela con el propósito de que ese país aumente su extracción petrolera con el fin de reducir los precios de la gasolina en Estados Unidos; un acto claramente definido como Realpolitik; es decir el acto diplomático que se basa en consideraciones de circunstancias y factores dados, en lugar de nociones ideológicas explícitas o premisas éticas y morales. Sin embargo, la realpolitiquería de la troika floridana del partido Republicano, Marco Rubio, Mario Díaz-Balart y María Elvira Salazar, saltan indignados por un acto que califican hasta de traición; pero nada dijeron cuando Trump afirmaba lazos de Arabia Saudí, a pesar de las graves violaciones de los derechos humanos que se cometen en Riad.

Hoy Estados Unidos debe no solo ser cauto y astuto, debe tener la visión del águila y la fuerza y agilidad del jaguar, sin permitir que políticos inescrupulosos le corten las alas al águila del Potomac. Ni permitir que la autocracia rusa pueda prevalecer. Es hacer tal como le expresara Zelensky a Biden: "No es suficiente ser el líder de la nación. Hoy se necesita ser el líder del mundo. Ser el líder del mundo significa ser el líder de la paz. La paz en tu país ya no depende solo de ti y de tu gente. Depende de los que están a tu lado y de los que son fuertes".

Biden debe comprender que el reto criminal de Putin al desatar una guerra de agresión contra Ucrania, no va solo dirigido contra la democracia de ese país ni siquiera de manera exclusiva hacia la OTAN y la Unión Europea sino de manera directa hacia la administración demócrata de la Casa Blanca. Esto viene ya de larga data.

Cuando durante la campaña presidencial de 2008, las encuestas daban a Barack Obama como posible ganador de las elecciones, Putin invadió a la República de Georgia el 7 de agosto de 2008, iniciando el ataque tras la proclamación de la independencia de los territorios secesionistas prorrusos de Abjasia y Osetia del Sur. Entonces como ahora Putin, quien era el verdadero poder en Rusia hizo alardes de su poder nuclear con el lanzamiento un misil intercontinental capaz de superar cualquier sistema de defensa antimisiles; el RS-12M Tópol con ojiva atómica. Como hoy, entonces, el presidente de Estados Unidos no cruzó la línea roja de un enfrentamiento directo con las fuerzas rusas, tal como como lo expuso el periodista Edward Lucas en el New York Times del 9 de agosto de 2008, Bush, un presidente al final de su reinado no va a arriesgarse con la Tercera Guerra Mundial por Georgia”. En esa ocasión Putin veía como más peligroso para sus intereses a John McCain que, para él, el más débil Obama. El 23 de noviembre de 2011, Rusia amenazó abandonar el tratado de No Proliferación de Armas de Destrucción Masiva START III ─ firmado por Barack Obama y Dmitri Medvédev y vigente desde 2011 ─ si Estados Unidos no revertía la instalación de defensa antimisiles en Europa pues consideraba que representaban una amenaza para su seguridad; el mismo alegato que ahora emplea Putin para agredir a Ucrania. Hillary Clinton que ocupaba la cartera de la Secretaría de Estado le respondió a Rusia que la OTAN continuaría con su sistema de defensa antimisiles en territorio europeo lo cual estaba emplazado contra Rusia sino para defenderse de una posible agresión por parte de Irán. Este acuerdo posteriormente fue prorrogado en 2021 por Joe Biden y Vladimir Putin y se extendería hasta 2026.

En 2014 rebeldes prorrusos con el apoyo de Putin declaran como independientes los territorios ucranios de Donetsk y Lugansk y la anexión de la península de Crimea que, reconocida por Rusia como perteneciente a la República de Ucrania. En esa ocasión Barack Obama declaró: "Rusia está del lado equivocado de la historia, Los hechos sobre el terreno en Crimea son perturbadores (...) pero con el tiempo, esto será una propuesta costosa para Rusia. Es el momento para que consideren si pueden servir sus intereses de una manera diplomática en vez de por la fuerza". Al mismo tiempo, Obama anunció una serie de sanciones económicas contra personalidades rusas a las cuales se reconocen como responsable de la crisis que se presentaba. El resultado de aquellas sanciones no detuvo las aspiraciones rusas sobre Ucrania.

La reacción de Putin fue la de sabotear por todos los medios que tuviera a su alcance la elección de Hillary Clinton e, 2016, lo cual posibilitó, en gran medida la llegada de Donad Trump a la presidencia.

Trump inició una política de rechazo a la Unión Europea y a la OTAN, cuestiones estas que iban en paralelo con los objetivos político de Vladimir Putin. El 2 de agosto de 2019, supuestamente debido a los incumplimientos de Rusia con los términos del desarme de misiles largo y mediano alcance INF, por el cual las superpotencias acordaron eliminar toda una categoría de armas nucleares y realizar amplias inspecciones para asegurarse de que ambas partes cumplieran las normas acordadas. Al siguiente día Putin anunciaría su retiro del INF. La medida le daba manos libres a Putin para aumentar su arsenal de misiles de alcance de 500 y 5 500 kilómetros.

Al año siguiente Trump ordenó el retiro de miles de efectivos militares estadounidenses de Alemania.

Biden desde el inicio de su presidencia ha alcanzado el fortalecimiento de la Alianza Atlántica, y dado firme apoyo a la Unión Europea. Los efectivos militares estadounidenses hasta 100 mil soldados. Putin necesita limitar el liderazgo de Biden, de modo que esperó hasta la llegada de su oportunidad en febrero cuando Biden ha perdido apoyo en las encuestas y tiene que enfrentarse a los problemas planteados por la pandemia del COVID-19.

Biden ahora está obligado a ser el líder de la nación líder a nivel internacional. Ya no puede ser tan cauto en el caso de Ucrania, su respuesta ante el reto de Putin tiene que ser decidido, como el jaguar. No debe desoír los reclamos que plantea Mitch McConnell de ampliar el alcance de la ayuda letal de Estados Unidos a Ucrania para incluir capacidades de defensa aérea de largo alcance más efectivas; desplegar más fuerzas estadounidenses para reforzar el flanco oriental de la OTAN y usar nuevas autoridades para endurecer las defensas de los aliados de primera línea.

En este sentido Biden ha declarado: “"A petición del presidente Zelensky, hemos identificado y estamos ayudando a Ucrania a adquirir sistemas antiaéreos adicionales de mayor alcance y municiones para esos sistemas, Y esto incluirá drones que demuestran nuestro compromiso de enviar nuestros sistemas más avanzados a Ucrania para su defensa". Entre el paquete de armamentos que Estados Unidos se ha comprometido enviara a Ucrania "para que puedan continuar defendiendo su espacio” se menciona, 9.000 sistemas antiblindaje, 7.000 armas pequeñas, 800 sistemas antiaéreos Stinger, 20 millones de rondas de municiones y 100 drones; pero nada se dijo sobre lo solicitado por Zelensky de dotar a Ucrania con sistemas de lanzamiento de misiles para el transporte de misiles de corto, medio y largo alcance, tipo "Tierra-aire", para interceptar objetivos aéreos  S-300 y otras armas similares para defender sus cielos. Además ¿Por qué no equipar con una fuerza aérea a Ucrania? Los aviones de combate pueden ingresar por diferentes regiones del sur de Ucrania piloteados por aviadores ucranianos

En un editorial The Washington Examiner se pregunta “¿Pero, ¿por qué Biden solo está dispuesto a enviar 100 [drones]? Dada la urgencia de la situación, ¿por qué no enviar dos o tres veces más?”

Putin siempre amenazador declaró, por boca de la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova: “Si se adopta esta decisión, y esto se refiere no solo a Eslovaquia, sino también a otros países, crean problemas a sí mismos... Crean problemas directos a sí mismos con sus propias manos”.

Biden debiera suscribir la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, por la cual se ordena que Rusia debe suspender de inmediato las operaciones militares en Ucrania: “La Federación rusa ─ afirmó la presidenta de la CIJ, Joan Donoghue, en la lectura pública de la orden judicial ─ debe asegurarse de que cualquier unidad militar o grupo armado irregular que apoye (…) evite tomar pasos que fomenten las operaciones militares”. Estados Unidos puede, en consecuencia, plantear un ultimátum a Putin para que detenga el avance de las tropas rusas en territorio ucranio so pena de internacionalizar el conflicto. La OTAN debe fortalecer las fronteras de todos los países de la Unión Europea y de aquellos que han solicitado su ingreso a la misma como Georgia y Moldavia.  

domingo, 13 de marzo de 2022

"No vamos a librar una guerra contra Rusia en Ucrania" (Joe Biden)

 

Mario J. Viera



Hay que evitar una “confrontación directa entre la OTAN y Rusia”, ha declarado el presidente de los Estados Unidos Joe Biden. Me pregunto si, luego de todas las poderosas sanciones económicas que se han impuesto contra Rusia, sin lograr hacer desistir al Hitler eslavo de continuar la agresión contra la República de Ucrania ¿quedará alguna otra medida de contención que no sea el enfrentamiento armado contra los invasores rusos?

La Bielorrusia de Lukashenko está a un paso de iniciar un ataque contra Ucrania en apoyo a los proyectos de Putin; ya ha concentrado ante su frontera con Ucrania a cinco batallones tácticos; ¿habrá que cruzarse de brazos ante el próximo invasor? ¿Quedan todavía espacios para la diplomacia? La confrontación entre fuerzas rusas y de la OTAN no podrá evitarse dadas las evidentes intenciones de Putin y su delirio de la Gran Rusia. El costo en vidas de soldados provocado por la insidia de Putin es elevado, 1.300 soldados ucranios y 12.000 soldados rusos. Los civiles muertos durante la operación rusa en suelo ucranio se cuentan por cientos. A Putin nada le importa la vida ni de ucranios ni de rusos, solo le importa mantener su poder dictatorial sobre toda Rusia. ¿Se detendrá?

A la conclusión de la recién celebrada Cumbre de Versalles, donde se dieron cita los representantes de los 27 estados que integran la Unión Europea, se le preguntó al presidente de Francia, Emmanuel Macron, “¿No tienen ustedes la impresión de ser impotentes ante la agresión rusa?” A lo que este respondió anunciando que se contemplan “nuevas medidas, hasta convencer a Putin de negociar con el presidente de Ucrania una salida diplomática. Esa es nuestra posición. La UE no está en guerra contra Rusia”. Ciertamente, la UE no está en guerra con Rusia, es Rusia la que está en guerra contra la Unión Europea.

Pienso que la única propuesta diplomática que queda por tomar es la de advertirle a la Federación Rusa de que continuar la guerra contra Ucrania conllevará la ruptura de las relaciones diplomáticas. ¿Cuál otra? ¿Expulsar a Rusia de la Organización de Naciones Unidas? Estas dos medidas fatalmente conducirían a una conflagración con Rusia.

Las tropas rusas en Ucrania se acercan a la frontera polaca, sus tropas asedian la ciudad de Lutsk; una ciudad de 216 270 habitantes y situada a solo 83 kilómetros de Polonia; y la ciudad de Ivano-Frankivsk (226,124 hab,) a 153 kilómetros de la frontera rumana. Su objetivo pudiera ser cortar los suministros de armas que la OTAN, Estados Unidos y Europa pudieran envían a Ucrania, desde Polonia y Rumanía, como pudiera ser también enviar una advertencia a la OTAN.

Putin teme la llegada de la primavera con el derretimiento de la nieve sobre los suelos chernozem que se enfangarían, de tal modo que, dificulte el avance de sus equipos pesados. Quiere terminar cuanto antes.

Moldavia, Georgia y Finlandia se ubican dentro del azimut expansionista de Putin. Moldavia por se dos países que fueron partes de la desaparecida Unión Soviética y aspirantes a formar parte de la Unión Europea y de la OTAN. Finlandia, miembro de la Unión Europea y no miembro de la OTAN, cuya frontera está a 435 kilómetros de la ciudad rusa de San Petersburgo.

El choque entre la Federación Rusa y la OTAN, solo podrá evitarse en el caso muy poco probable de un movimiento gigantesco de masas contra Putin o su derrocamiento por un golpe de estado propinado por el muy timorato Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas.

viernes, 11 de marzo de 2022

¡CUIDADO, CHINA ESTA AL ACECHO!

 

Mario J. Viera


 

Existe el reclamo de los comunistas chinos de UNA SOLA CHINA; ¿acaso no es el idéntico propósito de Putin de UNA SOLA FEDERACION RUSA?

China está al acecho, y China es una potencia nuclear.  China observa la reacción de occidente ante el caso ucranio. Si Occidente no actúa para detener la masacre en Ucrania; si Putin se sale con la suya de destruir la democracia de Ucrania, China sacará sus propias conclusiones. Ya le da todo su respaldo a Putin y se adhiere a la denuncia sin fundamento de Putin de que en Ucrania existen laboratorios de armas químicas y biológicas.

Existe el dicho de que “A río revuelto, ganancia de pescadores”, y China tiene la misma paciencia que un pescador de ribera. Taiwán está en sus miras y espera, para poder pescar a la isla disidente, que las aguas se revuelvan a favor de las ambiciones de Putin. Si occidente solo se contenta con imponer sanciones económicas contra el régimen de Putin, si occidente no sube su parada de evitación de una conflagración mundial sin intervenir militarmente a favor de Ucrania, China verá a occidente como débil y a los débiles ¿quién les respeta? ¡Se lanzará contra Taiwán! Para los comunistas y los fascistas la vida humana nada significa.

Si Putin logra sus propósitos en Ucrania, nada le impedirá atacar a Georgia y a Moldavia. Si Putin, a despecho de la condena internacional, logra doblegar la resistencia ucrania, China no se inhibirá de lanzar su zarpazo contra Taiwán… Entonces, la gran guerra que se intenta evitar ya se habrá iniciado.

¡Cuidado, China acecha!

miércoles, 9 de marzo de 2022

EL MUCHACHITO VALIENTE

 

(Un relato de ficción que tiene mucho de realidad)

Mario J. Viera

 


Erase un muchachito, delgadito, jovencito, en plena pubertad, aunque sí muy valiente, que había vivido en la zona este de un distrito, que, si quieren, lo pueden ubicar, por ejemplo, en Hell’s Kitchen. En aquella zona dominaba antes un grupo de gente mala que se imponía sobre todo y sobre todos.

Resultó que aquel grupo de gente mala comenzó a tener problemas entre ellos y perdieron todo el poder que ejercían. Fue la oportunidad del muchachito para cambiar de zona e irse para la zona oeste. Respiraba feliz; ya no tendría que soportar más a aquel grupo de gente mala. Sin embargo, aquello no duró por mucho tiempo; porque en la vieja zona apareció un hombre fuerte, con músculos poderosos y alto, bien alto, tanto que, si el muchachito se le comparara con aquel hombre luciría como un verdadero enano.

El delgado muchachito tenía en su poder una pistola, aunque. claramente, ni siquiera sabía como usarla. El nuevo hombre que mandaba en la barriada del este le puso, como condición para poder cambiar de zona, que, por cuestión de seguridad, le entregara la pistola. El entregó su pistola, pues, en definitiva, nunca tuvo la intención de hacer uso de ella. No obstante, guardó una cartera que, uno de los antes hombres malos de la zona este, le había obsequiado, para que pudiera vivir mejor en la barriada del este.

En la nueva barriada había también unos hombres fuertes y musculosos, pero, al mismo tiempo, amables y condescendiente con el muchachito. Quiso él unirse a aquel nuevo grupo, porque ya el malo de la antigua barriada comenzaba a hostigarle; pero los hombres fuertes y amables, aunque le sonreían, le dijeron que todavía tenía que esperar para aceptarle dentro de su círculo de poder. El nuevo hombre fuerte de la barriada del este lo acosaba y trataba, por todos los medios posibles apartarle de los fuertes y amables de la barriada del oeste. Un día se puso firme el muchachito y le dijo claramente al hombre fuerte que lo acosabas: ¡Contigo, nada quiero!

Ante esta decisión el matón de barrio del este se incendió en ira, y se fue contra el muchachito, a plena luz del sol y ante la mirada de todos los hombres fuertes y amables de la nueva barriada, fue y le arrebató con fuerza la cartera que ya desde antes poseía el muchachito. Alguna cosa, los hombres amables de la nueva barriada, le dijeron al ogro de la otra zona; pero no querían buscarse problemas con él, porque al cinturón llevaba su pistola y había que evitar un tiroteo.

El malo del este se sintió inmune ante los del oeste, pensando que estos eran débiles y le temían. Se plantó entonces provocativo y amenazante ante la misma puerta del muchachito. Estaba dispuesto a darle una buena paliza y quitarle todo aquello que poseyera. ¡Qué escándalo entonces se armó! Los amables del oeste le advirtieron al tipo duro del este. “No te atrevas a atacar al muchachito”; sin embargo, el duro, el fuerte del barrio este mostró que poseía pistola. El muchachito les clamaba, “denme, aunque solo sea una estaca para enfrentar al ogro”. Pero nada, solo le gritaban al perverso, “si atacas al muchachito, no dejaremos que vuelvas a pisar nuestra barriada”.

Nada le importó al tipo rudo y se lanzó con toda su fuerza contra el muchachito valiente, que recibía golpes violentos y solo se defendía con sus puños; pero el rudo del este soportaba los puños del muchachito valiente. Sus nuevos vecinos le alentaban diciéndole, “resiste, resiste que tienes nuestras simpatías”. Gritaba el muchachito que le dieran algo para resistir los golpes del matón, alguna protección física, y gritaba: “¡aunque sea una estaca!”. “¡Sí ─ le alentaban sus vecinos ─, pero tenemos que ponernos de acuerdo para ver qué tipo de estaca debemos conseguirte!”

Cuando por fin, los hombres fuertes y amables se pusieron de acuerdo para darle la estaca que el muchachito valiente les pedía, ya fue tarde, estaba sangrando y desmayado. Y los hombres fuertes y amables vieron con decepción como el tipo rudo de la barriada del este lo llevaba arrastrándole para su barrio. Entonces el abusador les gritó a los amables de la barriada del occidente: “¡El me pertenece, y ahora voy por otros muchachitos valientes que se mudaron de barriada!”

 

La moraleja de este relato se las dejo a ustedes.

LA GUERRA QUE NO SE PODRA EVITAR

 

Mario J. Viera


 

Por principios morales e ideológicos soy totalmente opuesto a las guerras. Las guerras solo conllevan dolor, destrucción, sangre y llanto. La guerra, como se dice en la conocida canción argentina “Solo le pido a Dios”, es un monstruo grande y pisa fuerte. Sin embargo, hay momentos históricos cuando una política de extremo pacifismo conservador conduce precisamente a la guerra; así ocurrió con los antecedentes de la Segunda Guerra Mundial, iniciada el Primero de septiembre de 1939. Francia e Inglaterra, en aquel entonces, procuraban calmar las ansias expansionistas de la Alemania hitlerista; pero Hitler consideró que aquella política de apaciguamiento era la manifestación palpable de la debilidad de esas naciones, y luego de anexarse a Austria (el Anschluss), y absorber Checoslovaquia lanzó sus divisiones panzer sobre Polonia.

Ante la agresión del régimen de Vladimir Putin contra Ucrania, sin previa declaración de guerra, como lo hiciera Japón el 7 de diciembre de 1941 con el ataque aéreo masivo sobre la base estadounidense de Pearl Harbor, Europa y la OTAN no han respondido con la suficiente energía que esa agresión a Ucrania requiere. Hay que entender, acabar de entender, que la guerra de Putin contra Ucrania, no tiene solo como único objetivo impedir que Ucrania se incorpore a la Unión Europea y a la OTAN o de derrocar al gobierno legítimos de Volodímir Zelenski y sustituirle por un gobierno títere de Rusia. La mira de la agresión apunta en contra, en primer lugar, a la Unión Europea y a la OTAN, y también a los Estados Unidos.

La respuesta del mundo democrático a la criminal guerra de Putin en Ucrania, de la Unión Europea, de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, y hasta la históricamente neutral Suiza, ha sido la imposición de fuertes sanciones económicas a Rusia, que, aunque afectando a la economía del imperio ruso, también comportan efectos colaterales sobre sus propias economías.

Putin, por su parte, declaró que tales sanciones contra Rusia son de hecho una declaración de guerra.

Como bien lo ha expresado el periodista de BBC, Fergal Keane, “[las sancione impuestas sobre Rusia] No detendrán esta guerra porque se ha convertido en una lucha existencial para Vladimir Putin. Si pierde, sabe que sus días en el poder seguramente están contados. En su mente estará la posibilidad de ser derrocado o enfrentarse a un tribunal penal internacional (…) ¿cómo responderán los aliados cuando las sanciones no pueden hacer callar a la artillería?”.

El avance ruso por el sur de Ucrania tiene un doble objetivo, ocupar Odesa y asentar tropas ante la frontera oriental de Moldavia con Ucrania y asegurarse el apoyo de la pseudorrepública secesionista de Moldavia, Transnistria, para lanzar un golpe “preventivo” sobre Moldavia, país que formaba parte de la desaparecida Unión Soviética y que ha solicitado su ingreso a la Unión Europea. Evidentemente, Moldavia está dentro de la lista de intereses de Putin.

Estados Unidos y la OTAN tienen que hacerle claro a Putin de que están dispuestos a jugar al duro en el caso de Ucrania. Se debe acelerar la burocracia para suministrar el necesario aporte de armas letales al ejército ucranio, en misiles, artillería pesada, tanque de guerra y, sobre todo, y ya con carácter de urgencia, de aviones de combate, Los armamentos pueden ser suministrados desde Polonia, Eslovaquia y Rumanía. Ahora mismo se debe asegurar la defensa fronteriza de Moldavia aportando para ello todos los medios defensivos que resulten imprescindible.

Bielorrusia debiera recibir la presión de la OTAN en sus fronteras con Polonia. Una advertencia clara debe plantearse al dictador Alexander Lukashenko de que deberá ser neutral en el conflicto ruso-ucranio.

Se debe trazar una línea roja al régimen de Putin en cuanto a los bombardeos a ciudades ucranianas y sectores civiles, como crímenes de guerra que Occidente no puede aceptar de ninguna manera.

El Departamento de Estado deberá presionar a los principales países productores de petróleo, entre ellos Arabia Saudí, Kuwait, Libia y Emiratos Árabes Unidos para que aumenten la producción de crudos; al mismo tiempo, Estados Unidos debe aumentar sus extracciones de petróleo.

La guerra entre Rusia y el mundo democrático está a las puertas. Si Occidente no actúa firmemente para contener a la ofensiva rusa en Ucrania. El Gobierno de Zelenski ha pedido apoyo frente a la guerra criminal que Putin ha desencadenado y hay que darle ese apoyo. Si Ucrania cae la guerra será inevitable, las ansias imperiales de Putin no quedarán saciadas, todo lo contrario, serán estimuladas. Así ocurrió en 1939 cuando Hitler ocupó Polonia.

Una medida que resultaría detestable en condiciones de paz’ pero no cuando Putin ha puesto en alerta a sus fuerzas nucleares, es que Estados Unidos, ya, ahora mismo, deberá incrementar su arsenal atómico y poner en marcha toda su capacidad industrial de producción de armas. Hay que estar preparados para el escenario peor, el de la real posibilidad de una nueva guerra mundial.