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miércoles, 8 de abril de 2020

CUBA: LA MASCARA TRAS EL COVID-19


Mario J. Viera



Ya comienza a verse en Cuba el verdadero rostro de la dictadura oculto tras el combate al Covid-19. Ahora una redactora del Granma, siguiendo las instrucciones precisas que le imparte el Buró Político del PCC, hace algunas advertencias: “no podemos darnos el lujo ─ afirma la “periodista” vocera ─ de que exista impunidad y de tener actitudes permisivas ante lo mal hecho”. En principio parece ser algo lógico en medio de una epidemia que, en el país, pudiera alcanzar proporciones incalculables; que hay que estar atento a todo lo que se hace para detener la expansión de la epidemia; ejercer el derecho a la crítica, exigir transparencia, pedir resultados; pero tenemos que hacernos algunas preguntas al respecto: ¿Qué significa “lo mal hecho”? ¿Cuáles son las actitudes incluidas dentro del concepto de “lo mal hecho”? ¿Falta de previsión de las autoridades gubernamentales o sanitarias del país? No, la escribidora lo descarta, porque ella deja bien en claro que el Estado cubano “de manera pertinente, ordenada y con probada eficacia” lleva a cabo el “plan de enfrentamiento” al Covid-19 de acuerdo con “las particularidades del país”. Eso es muy importante, “las particularidades del país”, sí porque Cuba es muy particular, muy diferente a cualquier otro país, aunque, aclárese, todos los países tienen sus “particularidades”, no es lo mismo Argentina que México, ni Inglaterra que Estados Unidos, sin embargo, el virus del Covid-19 no hace diferencia alguna en cuanto a las particularidades de cada país.

Cuba, ya de largo, sufre una carencia crónica de recursos, esto sí es una de sus “particularidades”, y con esos recursos deficitarios tiene ante sí el azote de una pandemia, y nos dice la vocera en Granma, “que aun pandemia de por medio, seguimos bloqueados y asediados económicamente”, y esto hay que repetirlo ad nauseam, porque es la coartada perfecta para ocultar las propias deficiencias. Pero nadie debe preocuparse, porque, entre “lo mal hecho” no está el mal uso que de esos recursos hace el Gobierno; porque entre “las innegables fortalezas” con que se cuentan, está también, la “economía planificada”, y así, nos dice la redactora de Granma, el gobierno “con orden y de manera colegiada” hace “un uso objetivo de los recursos de que dispone el país”; claro está que solo aporta una afirmación sin fundarla en hechos estadísticos y que demuestren ese supuesto “uso objetivo de los recursos”.

 ¿Acaso entre “lo mal hecho” se incluyen las violaciones que puedan cometerse, por negligencia o por desidia, del protocolo sanitario? ¡De ninguna manera!, parece decir la plumífera; porque en Cuba, entre otras fortalezas, se cuenta con “un extraordinario sistema de salud pública (...) y la estructura y concepción de la Defensa Civil”. Y en ese extraordinario sistema de salud y con esa estructura de la Defensa Civil, no se producen errores, no existe “lo mal hecho”, ¡Faltara más! Si es que “la más alta dirección del país” se desvela “para mantener la vitalidad de los servicios; para que sean sostenibles las garantías que, en materia de derechos, disfrutamos los cubanos”; ¿cuáles son esas garantías de derechos que, supuestamente se disfrutan en Cuba? Parece ser que la cronista del Granma no ha leído el Código Penal de Cuba ni lo ha cotejado con lo que dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos o con lo que se establece internacionalmente como derechos de los ciudadanos. Ella cumple con lo que se le ha encargado y no se va aponer a filosofar sobre algo tan baladí como ese tema de los derechos ciudadanos.

La careta comienza a caerse, no lo dice la obediente cronista del Granma, pero es lo que se deduce de las palabras de ese tal presidente Miguel Díaz-Canel, que ella cita, “ya pasamos la etapa de educar, informar y persuadir, ahora, actuar con rigor...” Actuar con rigor contra “lo mal hecho” y deja definido lo que se considera como “mal hecho”: “Tanto aquellos que infrinjan las medidas sanitarias (está bien), como los que pretendan lucrar con lo que a todos nos pertenece” (no es incorrecto); pero ahora viene lo  que realmente es el más mal hecho de todo lo “mal hecho”, y es por eso que el PCC activó los Consejos de Defensa de la “guerra de todo el pueblo”:  o los que apelen al desorden para seguir el juego a quienes, aun en un momento tan sensible, se empeñen en desacreditar a nuestro sistema social, que no les quepa duda, deberán afrontar ante la ley las consecuencias de sus actos”.

El régimen, por supuesto siente temor. Está frente a una situación muy especial, que afecta a la ciudadanía mucho más que el desabastecimiento crónico debido, tanto al embargo externo, como al bloqueo interno, la propagación del Covid-19. Ha habido reclamos por parte de la población por las carencias; hay temor a la pandemia y si esta crece en cifras alarmantes en todo el territorio nacional, todo puede ocurrir, hasta un estallido social espontáneo, y ya esa situación, los magnates del PCC la están previendo. Ya se manipularán las cifras que reportan sobre enfermos y decesos; es peligrosa la transparencia. El régimen no pretende persuadir. está listo para instrumentar la represión con toda su crudeza “aún en un momento tan sensible” que puede poner a su “sistema social” en peligro de ser barrido, más por la acción popular que por los propios efectos del virus... Mientras tanto, la oposición interna guarda silencio.

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