Mario J. Viera
La idea me la dio Oswaldo Páez-Pumar
de EL UNIVERSAL. El manejo necrofílico que hiciera Nicolás Maduro de los
sepelios del dictador Hugo Chávez, es verdaderamente “un remedo histórico de
Juana la Loca paseando con el cadáver de Felipe el Hermoso”
Durante diez días se paseaba el
cadáver de Chávez de un lugar a otro motivando la morbosa curiosidad de las
masas de ver de cerca, aunque fuera después de muerto, al que nunca pudieron
ver en persona cuando pronunciaba epítetos, diatribas, insultos contra los
opositores, o bailaba, o intentaba cantar, o hacía chistes que solo sus lacayos
reían. Así pasearon el cadáver. Desde el Hospital Militar donde supuestamente
se produjera su deceso, fue conducido primero hasta la Academia Militar y 10
días despues de la supuesta fecha de su fallecimiento, finalmente los restos del
Napoleón de Barinas fueron conducidos al Cuartel Militar de la Montaña seguido
en toda esa odisea póstuma por un compungido Nicolás que cual nueva Juana la
Loca lloraba la muerte de su Hermoso Chávez.
Se conmueve Nicolás cuando recuerda
que Chávez le nombrara como su sucesor en la presidencia de Venezuela y, para
él, aquella decisión, quizá sugerida a Chávez por Raúl Castro, “fue absolutamente conmovedor y sorprendente
que un jefe al que amamos y al que siempre hemos apoyado con lealtad, en un
momento dado te diga: 'Mira, voy a una operación y hay tres escenarios: uno es
que no pase la operación, el segundo es que quede muy delicado y en esos dos
casos te toca a ti, tú debes asumir el mando’”
Se olvidaba el tierno Nicolás las
regañinas que le propinaba Chávez en público cuando pretendía mostrarse como
presidente exigente; pero no importa, Nicolás lo amaba como si fuera al mismísimo
Cristo.
“Silencio ─ decía Juana la Loca ─ el
Rey está dormido…” Y Nicolás casi dice lo mismo y pide a los venezolanos que el
14 de abril le den 10 millones de votos a Chávez… Silencio, el caudillo está
dormido.
No puede apartarse del cadáver amado y
cuestiona: “¿Ustedes saben lo que va a
pasar el 14 de abril? ─ Y él mismo responde ─ Una insurrección popular, electoral, pacífica, una revolución de
resurrección de nuestro comandante Hugo Chávez en la victoria que vamos a tener”.
Ama con arrebato a su “comandante
eterno y supremo” (Maduro dixit), y lo ve al lado de Jesucristo y del Espíritu
Santo cabildeando a favor de la elección de un Papa sudamericano.
Como los sectores marginales de
Venezuela, donde se levanta el templo de la ignorancia, la superstición y la idolatría,
no aman a Maduro, él y sus asesores de campaña se afanan por darle vida al presidente
fallecido, por mantenerle vigente, por sentirle insepulto. Así lo ve el
politólogo caraqueño Oscar Lucién en declaraciones a Notimex:
“Nicolás
Maduro y sus asesores se han esforzado en mantener viva la imagen y voz de Hugo
Chávez, mediante la utilización excesiva y hasta abusiva del sistema nacional
de medios públicos, los cuales han servido de soporte a esta estrategia
comunicacional”
Y como afirma el diputado por el
Estado de Miranda, Enrique Mendoza, la campaña de Maduro “se ha encargado de colocar imágenes de Chávez hasta en la sopa, y ya en
las tiendas esotéricas exhiben su busto”
Hasta quiere Maduro darle palma de
martirio a Hugo Chávez. Demostrando su supina ignorancia, su estulticia política,
Nicolás, el Triste, afirmó el 21 de marzo en Anzoátegui:
“Yo
tengo la intuición, la convicción de que a nuestro comandante Chávez le
sembraron la enfermedad del cáncer para sacarlo del camino de la revolución
popular venezolana y latinoamericana”.
Es la misma estupidez que antes
afirmara Hugo Chávez cuando se hablaba del cáncer contraído por Cristina
Fernández de Kirchner, más tarde descartado por el estudio histopatológico que
se le realizara. Entonces Chávez se preguntaba: “¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el
cáncer y nadie lo sepa hasta ahora?” Y añadió: “Es muy difícil explicar a estas alturas (…) lo que
nos ha estado aconteciendo a algunos de nosotros en América Latina. Al menos es
extraño, muy extraño”. Luego dejó caer la gota de cicuta: “Fidel siempre me lo dijo, 'Chávez, ten
cuidado... mira, cuidado esta gente ha desarrollado tecnologías... cuidado con
lo que te dan de comer. Cuidado con una pequeña aguja y te inyectan no sé qué…”
Definitivamente, gracias a la
sodomítica veneración de Nicolás Maduro, figura sin rasgos propios, por el
caudillo fallecido, tendremos que seguir hablando de Hugo Chávez… ¡Silencio, el
comandante está dormido!