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viernes, 29 de marzo de 2013

Me siento venezolano y de la oposición


Mario J. Viera

Tal vez alguno se pregunte por qué dedico tantas líneas al tema venezolano cuando hay tanto de qué hablar sobre la situación cubana. La respuesta es bien sencilla. Hoy Cuba y Venezuela constituyen un eje político. Lo que ocurra en Venezuela redundará para bien o para mal en Cuba. Lo que ocurra en Cuba incidirá decididamente en el panorama político venezolano.

El gobierno castrista influye de manera directa en los actos gubernamentales de Venezuela de tal modo que ha convertido a Miraflores en una dependencia del Palacio de la Revolución. Nicolás Maduro, más que el designado heredero de Hugo Chávez es el mascarón de proa de la barca castrista.

Entonces ¿qué de extraño hay en sentir una profunda empatía hacia el acontecer político venezolano, si Cuba y Venezuela hoy en día están poderosamente vinculadas?

Echar la pelea por Venezuela es pelear por Cuba al mismo tiempo.

Venezuela, la chavista, es la vaca nutricia de Cuba, la castrista. Castrismo y chavismo son términos semejantes representan la misma aberración político-ideológica y el mismo desastre social.

Cuando Enrique Capriles asume en su figura a toda la oposición venezolana como candidato opositor, de modo indirecto es también un opositor al régimen castrista. Una victoria de la oposición venezolana es bienvenida como una victoria de la oposición cubana.

Y por estas razones me siento venezolano y por las mismas razones me siento también como miembro de la oposición venezolana. Y me decido por Capriles, aunque no pueda darle mi voto. Y le acompaño en su recorrido de campaña por toda Venezuela.

“Venezuela somos todos” ha reclamado Capriles a la conciencia de los venezolanos, mas este reclamo trasciende las fronteras naturales de Venezuela, porque cuando se experimenta el sentimiento de libertad y dignidad; cuando en el corazón de cada hombre honesto palpita el decoro, la justicia, el respeto por los derechos, del mío y del otro, no cabe otra cosa que solidaridad con la oposición venezolana que lucha para que en Venezuela no se repita la experiencia dramática de Cuba, y, sí, Venezuela somos todos los que creemos en el derecho; los que creemos en la democracia, no la formal de voto y elecciones, la que es cultura y sentimiento y práctica.

Luchar por Venezuela, por la democracia en Venezuela es, debiera ser, para los cubanos luchar por Cuba, por la democracia en Cuba.

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