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jueves, 28 de febrero de 2013

La cuenta regresiva


Rubén de Mayo. EL UNIVERSAL

Hay agotamiento ya, por parte de opositores y chavistas, del secretismo oficial en relación a la situación del jefe de Estado; y Maduro comienza a desgastarse.


La cursilería más boba se ha apoderado de los medios oficiales, presentándonos a un Chávez ungido por la bondad y el amor, una suerte de reencarnación de la Madre Teresa de Calcuta, de cuyas manos "brota lluvia de vida", como dice en uno de los tantos afiches propagandísticos diseminados por Caracas.


Si el chavismo pudiera postularía a su Comandante como sucesor del mismísimo Papa; título indigno, sin embargo, para alguien que aspira a la canonización. Y uno se pregunta, a todas estas: ¿es que acaso el oficialismo creerá que la sola propaganda es suficiente para olvidarnos de tanto insulto y descalificación por parte del Presidente?


Hay muchísimo material audiovisual, tesoro para los historiadores, que evidencia escandalosamente la lengua venenosa de un hombre que, desde la presidencia, se dedicó con fanatismo al insulto visceral de sus oponentes y detractores. Razón tenía el historiador y escritor Manuel Caballero al calificar de lenguaje hamponil el verbo de Chávez. Y remataba diciendo que mejor vocabulario había visto él en porteros de botiquín y otros antros innombrables.


Pues de este mismo personaje amigo de la maledicencia y la palabra soez es que nos hablan los medios oficialistas, endulzando y beatificando su figura. Esta figura se nos apareció en una foto, hace poco, encamado y sonriente con sus dos hijas, dando una fe de vida a la opinión pública. De esa sonrisa de cera, fingida y acomodada para la ocasión, nos dijo el Vicepresidente Nicolás Maduro, muy virilmente, que era hermosa.


Lo cierto es que esa sonrisa de ave disecada, Chávez no se la ofrece a la cámara ni a sus hijas, sino al periódico cubano Granma, que ha llevado hasta el delirio el culto a la personalidad de Fidel Castro.


La elección del periódico Granma para la foto fue una jugada muy calculada. Por una parte, el periódico permite al lector-espectador enterarse de la edición en concreto del diario en cuestión, importante para afirmar que la foto es reciente; y por otra, solamente leyendo el diario Granma uno puede sonreír, a diferencia de la prensa normal. El Granma tiene la facilidad de mover a la risa y la triste felicidad del engaño. Resulta tristemente hilarante que en medio de las penurias y necesidades del pueblo cubano, el Granma se dedique a hablar de otra cosa, haciendo caso omiso de la realidad, presentando un país de mentira, la Suiza del Caribe, nadando en la abundancia material y el progreso. Algo así pasa con el Diario Vea, que ni siquiera el propio chavismo lee por mentiroso, por presentarnos un país idílico y paradisíaco, inexistente, donde todos estamos uniformados con el color de un solo partido, rindiéndole culto a Chávez y rezando por él.


A ese país del Diario Vea, sin embargo, le cuesta ya sonreír. No somos Cuba, y la realidad se impondrá a la propaganda y la cursilería que oculta la verdad. Comenzó la cuenta regresiva para Maduro. La realidad de los hechos, con esta economía inflacionaria y de puerto, con una delincuencia desbordada, ira minando gradualmente su velada presidencia. El tiempo conspira contra él, necesario es para la sobrevivencia del chavismo unas elecciones lo más pronto posible, para que la figura de Maduro no la desgaste la cruda y dura realidad del venezolano de a pie. Pero Maduro también es su peor enemigo: nada molesta más que la servidumbre voluntaria en un hombre, en un país de espíritu levantístico y libertario como el nuestro.


¿Y la oposición? Ella tendrá que servirse de Capriles en caso de considerar que no hay oportunidad para ganar unas elecciones presidenciales. Así se quita naturalmente ese sambenito de encima, hecho de puro sifrinaje tonto y poses pijas, y comienza a recomponer sus filas, refrescando sus cuadros de mando, mientras espera activamente el desgaste y desmembramiento del chavismo, que será incapaz de ocultar, con menos dinero y sin liderazgo mesiánico, la desastrosa gestión de Gobierno y la corruptela generalizada.


¡Comenzó la cuenta regresiva!

miércoles, 27 de febrero de 2013

Del caracazo a la Operación Digan La Verdad


Mario J. Viera

Ocurrió hace 24 años, un 27 de febrero. La violencia social se había desatado sangrientamente sobre Caracas. Había comenzado como una protesta pacífica contra la crisis en que se sumió la economía venezolana y degeneró en enfrentamientos de la población de los barrios humildes con las fuerzas represivas y en saqueos generalizados. Aquellos desmanes que provocaron más de 400 muertes fue el Caracazo, una fecha de la que el chavismo se ha adueñado.

El Diario de Caracas recuerda la fecha diciendo:

La llegada, cada año, del 27 de febrero es ocasión para los consabidos “resúmenes analíticos” de prensa y muy especialmente para los fastos hipócritas de los revolucionarios, quienes han acuñado la fecha como un referente ancestral de su falsario altar epopéyico. De este modo, los desmanes protagonizados aquel vergonzoso día por caraqueños de distintos estratos sociales (pues no fueron sólo los más pobres quienes salieron de sus casas a apropiarse de lo ajeno) pasaron a ser una gesta gloriosa del pueblo venezolano, nada menos que inspiradora del movimiento redentorista que 3 años más tarde encabezaría su hoy endiosado líder máximo.

Y como los comunistas son lo más parecido en dextrógiro a los fascistas, ahora los usurpadores del gobierno venezolano celebran y festejan el Caracazo; celebran como fiesta una fecha que debiera ser luctuosa, como el castrismo celebra la fecha del 26 de julio cuando en 1953 se produjo el sangriento fracaso de la aventura castrista del asalto al cuartel Moncada. Son iguales en su culto necrofílico. En la Plaza Caracas celebran Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

Y responde Henrique Capriles Radonski al festejo diciendo: “Ellos viven todos los días en una fiesta, un jolgorio y no entienden que eso no cambia nuestra Venezuela ni a nuestro estado. Un día como hoy, es un día triste en nuestra historia, la muerte no se celebra”, y agrega: “Este país necesita de nuestro estado por eso mientras ellos celebran, nosotros caminamos y nos metemos en las comunidades para conocer y dar respuesta a las necesidades de nuestro pueblo”.

Y en el jolgorio “revolucionario”, Cabello la emprende contra los estudiantes que protestan frente a la embajada de los Castro ─ que no de Cuba ─ y en el municipio caraqueño de Cachao: “Están (los estudiantes) en las calles defendiendo a la ultraderecha venezolana y el fascismo. El país es testigo de lo que le hicieron a un señor quitándole el marcapasos. Al menos abusadores son. Y esos son los que quieren parecerse a un pueblo noble y valiente”. Mas nada dice de la represión violenta que militares y policías han lanzado contra los jóvenes de la Operación Digan La Verdad.

Pero el vicepresidente al que nadie le diera su voto y se muestra como si fuera el propio presidente de Venezuela no se queda  corto en sus expresiones de odio: “El pueblo rebelde del 27-F hoy es Gobierno. Por eso, hoy no habrá ningún burguesito que venga a joder al pueblo”.

Vale entonces la réplica de Capriles: “Cuando una persona insulta a otra por la mañana, por la tarde y por la noche, es porque no tiene nada que proponer. No tiene proyecto, ni visión. En vez de estar insultando y descalificando pónganse a trabajar”.

En la Avenida Uslar del Chacao permanecen encadenados los estudiantes. La fuerza de los efectivos de la Policía Nacional y de la Guardia Nacional no les hace desistir. El Secretario General de la FCU de la Universidad de Los Andes (ULA) manifiesta la disposición que les anima de mantener la protesta pacífica: “Vamos a permanecer (encadenados) el tiempo que sea necesario. Invitamos a los venezolanos a que se suman a esta protesta que busca que se diga la verdad”. Y la verdad que quieren se les diga es conocer “en qué condiciones está el Presidente y si está en condiciones de gobernar”. Así, de sencillo, porque no hay noticia sobre la salud de Hugo Chávez que no sea aquello que quieran decir Maduro y Cabello.

Ellos, los estudiantes han emitido un comunicado donde plantean la médula de lo que han denominado “Operación Digan la Verdad”: “Ningún venezolano, independiente de su posición política, cree realmente en las informaciones "oficiales" sobre la salud del Presidente. Todos sabemos que están ocultando la verdad y que Nicolás Maduro es el principal beneficiado de esta crisis nacional”.

Expresan también su rechazo “a seguir permitiendo que Nicolás Maduro se mantenga en el poder sin votos, gobernando a través de firmas electrónicas y reuniones fantasiosas con las cuales justifican medidas tan inaceptables como la devaluación de (la) moneda y el paquetazo económico”.

Y reclama el comunicado de la Operación Digan la Verdad:

Cada vez que disparan contra nosotros, disparan contra el pueblo. Cada vez que golpean nuestros cuerpos, golpean la dignidad del país. Cada vez que dispersan una protesta con sus bombas, dispersan la posibilidad de que se respete la ley en Venezuela.

Chávez continúa siendo un fantasma. La verdad que se oculte ahora será la mentira que el pueblo simple no les perdonará a los que han jugado con su esperanza, con los que les han mentido. Chávez es como un ídolo para muchos incautos, si ha muerto, o si está incapacitado para gobernar y los pretendientes al trono lo han ocultado por sus anhelos de poder, será su debacle. Con la fe de los pueblos es peligroso jugar sucio y esto es lo que hacen ahora Maduro y Cabello.

Una telenovela cubana


En realidad, más vergonzoso no puede ser para los venezolanos contemplar cómo este par ancianos dictadores caribeños (virtud de una entrega increíble de nuestra soberanía que la historia no absolverá) escriben nuestro destino.

Francisco Suniaga. EL NACIONAL

La política venezolana es ahora más comprensible si se analiza desde la óptica de las telenovelas que desde las ciencias sociales. En verdad, más que ciudadanos, somos ahora espectadores de un culebrón cubano que llega a sus capítulos finales. Los libretistas, Fidel y Raúl Castro, visto el éxito de audiencia y los increíbles beneficios económicos que a su régimen le reportó esta culebra de 14 años, preparan ya una nueva temporada con un nuevo protagonista. Parece un chiste, pero no lo es. En realidad, más vergonzoso no puede ser para los venezolanos contemplar cómo este par ancianos dictadores caribeños (virtud de una entrega increíble de nuestra soberanía que la historia no absolverá) escriben nuestro destino.

En las telenovelas hay, para comenzar, un gran amor, más que amor, un frenesí como el del protagonista por Fidel Castro y su régimen tiránico. Como quiera que quien más ama más da, el amor del protagonista ha sido abnegado hasta la estupidez. Producto de esa desmesura emocional, ha cedido a los Castro miles y miles de millones de dólares de la herencia de todos los venezolanos. Por si fuese poco, le ha permitido a Castro dirigir y supervisar la acción del Gobierno venezolano y participar directamente en sus decisiones más importantes, incluso las relacionadas con la defensa y seguridad de la nación.

En toda telenovela el protagonista enferma, se queda ciego, paralítico o algo así para, luego, en los capítulos finales, curarse gracias a un tratamiento médico novedoso o un milagro de amor. En este punto y hasta allí, el guión fue ortodoxo: el protagonista efectivamente enfermó, pero los libretistas cubanos cometieron el error de someterlo a sus propios médicos y el resultado no pudo ser peor. En cuanto al milagro de amor, los libretistas de Cuba no creen ni en uno ni en otro.

En las telenovelas es también norma que los protagonistas quedan juntos y felices para siempre. Ese pareciera no ser el caso de la telenovela cubana, pero nada toma por sorpresa a sus libretistas. Ya han urdido un final como el de Elizabeth, una telenovela venezolana escrita por Pilar Romero, con Caridad Canelón y Orlando Urdaneta como protagonistas, que causó furor en los ochenta. La dama Elizabeth no pudo superar la leucemia que padecía desde que era colegiala y con su desaparición violó una norma sagrada de las culebras. Pero esa deficiencia se salvó con la escena final imaginativa que logró consolar a la audiencia. Por si no la recuerdan: “Mi vido”, Orlando Urdaneta (Juan David), abraza tiernamente, a la salida del colegio, a la hija que “mi vida”, Caridad Canelón (Elizabeth), le parió antes de desaparecer. “Mi vida”, difuminada, los mira sonriente, pero desde el cielo.

En Google no aparece el nombre de la heredera de los protagonistas de la telenovela Elizabeth, pero el del culebrón de los Castro no requiere tanta búsqueda, el nuevo protagonista es Nicolás Maduro. Como se recordará, fue ungido en cadena nacional, en uno de esos capítulos que en las telenovelas llaman culminantes. Como ya se ha visto en las promociones trasmitidas desde el 10 de enero, esta nueva temporada con Maduro en plan estelar promete ser de espanto y brinco.

Otra exigencia del género es que el (nuevo) protagonista debe afrontar grandes dificultades a lo largo de la trama para llegar a un final feliz. El mayor problema que tiene, curiosamente, emana de él mismo. El muchacho de esta nueva temporada es un ñángara anacrónico e iliterato, adscrito al ala civil del chavismo. Sus enemigos naturales son los militares chavistas que, aunque comparten con él lo de anacrónicos e iliteratos, no son ñángaras sino fascistas. Son unos villanos muy malos que gracias al protagonista anterior se ganaron el Gordo de Navidad y no lo quieren compartir con nadie. Los aliados naturales del novel protagonista son los civiles del chavismo (que son más débiles vis a vis los villanos) y, paradójicamente, la oposición. Pero esto último el protagonista no lo sabe (en realidad el joven Maduro ignora muchas cosas) y considera a la oposición enemiga a ultranza, la rechaza y hasta la persigue.

No obstante lo escrito, como ocurre en todas las telenovelas, será el rating el que determine los acontecimientos de esta última entrega cubana. Aunque el libreto inicial diga que el protagonista es Nicolás Maduro, los libretistas de la isla bien pueden cambiar el curso de la trama. Quién sabe si hasta terminen convirtiendo en protagonista principal a un militar fascista, como hicieron los gringos en sus telenovelas de los cuarenta y cincuenta. ¡Sorpresas te da la vida, asere!

Incoherencia, disparate y burla...


Nitu Pérez Osuna. EL UNIVERSAL
Hugo Chávez y su estado de salud se han convertido en el tema más comentado en las redes sociales.  Es el primer "trending topic", como se conoce en Twitter. Todo el mundo sabe algo o tiene una versión del asunto.

Escuchamos constantemente cosas como: alguien que trabaja en el hospital militar le comentó a la prima de mi amiga Yulimay, que el hombre no está allí, que donde está es el Fuerte Tiuna.

También oímos otras versiones: mira mija, yo tengo un ahijado que es militar y su mamá me ha dicho que el hombre donde está es en la casa del ministro de la Defensa y que no permite que ni Maduro se le acerque... ¡la cosa está que arde!

Todos escuchamos a la enfermera del hospital militar, vestida de rojo, que afirmó haber visto entrar caminando al señor Chávez al recinto de salud.  Pero la cosa no se queda ahí... hay quienes afirman que sigue en Cuba porque: ... yo soy amiga de uno de los pilotos de Chávez y él llamó escondido a su mamá y se lo dijo, así nos lo refirió a mi tía y a mí ¿qué tal?

En las redes sociales leemos cosas como estas: "el presidente Chávez está totalmente incapacitado, presenta un cuadro parapléjico severo y sus signos vitales son muy pobres. Los corruptos en el Gobierno desean ocultar esta situación para quedarse con el coroto.

Para otros, Chávez está en su terruño, en "la linda Barinas", pero también comentan que lo traían a Caracas en un helicóptero y se les murió allí.

La única verdad es que comienzan a desmoronarse los partes oficialistas de Villegas, donde un día Chávez se recupera satisfactoriamente, nos lanza un paquetazo y nombra ministros y, otro día nos dicen que el paciente no puede hablar por una afección respiratoria y su estado es complejo pero que se comunica de diversas formas.

Este lunes, por ejemplo, Diosdado Cabello en su condición de primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, aseguró que el Presidente no juramentado, está cumpliendo su proceso de recuperación "sin ningún tipo de contratiempo" y agregó incluso, que se mantiene al tanto del acontecer nacional y en torno a ello toma decisiones económicas y de inversión. Según Maduro, mantiene reuniones de trabajo por espacio hasta de 5 horas.

La inmensa mayoría de quienes hacemos vida en Venezuela ha sufrido de una gripe fuerte, bronquitis, dengue, la extracción de una muela, una operación de amigdalitis o apendicitis, por no hablar de dolencias más severas, y sabemos que entre los analgésicos, desinflamatorios y antibióticos  uno está como sedado y/o atontado ... ¿nos van a convencer que el Presidente, quien tiene 4 operaciones "complejas y difíciles", que necesita de una cánula traqueal por problemas respiratorios, está en plenitud de conciencia para tomar medidas que afectan al país y su gente?

 La Constitución aprobada en 1999 dice en su artículo 58: "...Toda persona tiene derecho a la información  oportuna, veraz, imparcial y sin censura...".

Voceros oficialistas exigen todos los días a los medios privados que informen de manera "oportuna y veraz" a la ciudadanía. Pero no dan acceso a la información del primer empleado del país, ningún alto jerarca permite ser entrevistado por periodistas independientes, nada se sabe de los médicos que le atienden, todo es un secreto misterioso donde se percibe el ocultamiento de la verdad.

Sin duda alguna, que lo que acontece en los últimos tiempos en Venezuela servirá de inspiración para guionistas, productores y directores de cine y valdrá de musa a hombres de teatro que escribirán piezas etiquetadas en el Teatro del Absurdo, donde la incoherencia, el disparate, la burla y lo ilógico será el hilo

martes, 26 de febrero de 2013

El Dos


Yoani Sánchez. Blog GENERACION Y
Miguel Díaz-Canel

Ring, ring, ring…. las llamadas internacionales siempre demoran una eternidad en abrirse paso hacia un teléfono en Cuba. Como si tuvieran que atravesar una atmósfera espesa, densa. Finalmente una voz responde al otro lado de la línea. Es un amigo al que intento preguntarle qué opina del recién conformado Consejo de Estado y del nombramiento de Miguel Díaz-Canel como primer vicepresidente. ¿Qué? es todo lo que contesta en un primer momento.

Entonces le explico que este domingo estuve siguiendo la conformación de la Asamblea Nacional y que me gustaría completar la información con algunas impresiones dentro de la Isla. Mi amigo bosteza, me confirma que no miró la televisión ayer y que nadie le ha comentado nada. Y caigo en cuenta que sufro del mal de la hiper información mezclado con cierta distorsión que produce la distancia de Cuba. Había olvidado cuán indiferentes se muestran muchos de mis compatriotas ante ciertos asuntos, que de tan predecibles ya no generan ni expectativas.

La designación del segundo hombre en la nomenclatura cubana, ha sido probablemente más comentada y discutida fuera de la Isla que en el interior de esta. En parte porque desde hacía meses los medios nacionales ya sugerían ─ con su constante alusión a este ingeniero de 52 años ─ que él podría convertirse en el sucesor de Raúl Castro.

De manera que a pocos ha sorprendido que el otrora ministro de Educación Superior se haya convertido desde ayer domingo en el “delfín” del régimen cubano. El reloj biológico ha puesto en una encrucijada a los octogenarios que gobiernan la mayor de las Antillas: o heredan ahora, o pierden para siempre, parecen dictar las manecillas de la historia. Así que ha optado por una figura más joven para dejarla en la línea sucesoria. Han basado su elección en que confían en la fidelidad y manejabilidad de Díaz-Canel, atrapado entre el compromiso con sus superiores y la convicción de su escaso poder real.

La historia muestra que uno es el comportamiento de estos delfines mientras son observados por sus jefes y otro bien distinto cuando estos ya no están. Sólo entonces descubriremos quién es realmente el hombre que ayer pasó a ser el número dos de Cuba. No obstante, tengo la ilusión que no será en ese Consejo de Estado, ni en esa silla presidencial que se decidirá el destino de nuestro país. Tengo la ilusión de que la era de los monarcas de verdeolivo, sus herederos y su séquito está terminando.

Qué queda entonces


Luis Cino Alvarez. CUBANET

Recientemente leí en Cubaencuentro un texto de un cubano de 28 años, residente en la isla, que pidió a la redacción de esa página digital que publique “también lo que piensan y sienten los cubanos de a pie”.

Diego Alberto Cairo, que así dice llamarse, asegura en el primer párrafo: “La realidad de este país no se puede leer en un blog o escucharla de la boca de un reportero. Hay que estar aquí en la calle, con el pueblo, sudando bajo el sol, clavado una hora en una parada, luchando los cuatro pesos por fuera para luego hacer una cola y comprar lo indispensable que te permita llegar vivo al día siguiente”.

Lo que le hace pensar a este cubano de a pie que los blogueros y periodistas independientes no comparten esas vivencias y por tanto no son los más indicados para referirlas es la antipatía que siente por los que dice que “hablan mal de Cuba viviendo de lo que mandan los de allá, que son la mayoría de los disidentes conocidos”.

Su antipatía por los disidentes parece ser tan profunda como la que dice sentir “por estos personajes que no superan su fracaso político… una gran caterva de inmigrantes frustrados, vociferando a cada instante su odio visceral a Castro y su pandilla”.

Luego de hacer la salvedad de que los periodistas independientes no hablamos mal de Cuba, sino de la dictadura ─ ¡vaya manía que tienen algunos de confundirlo todo y otros de dejarse confundir! ─, uno se pregunta si lo que sabe este joven de a pie acerca de los disidentes y que lo hace sentir tanto disgusto por ellos será algo más de lo que dicen las damas y los caballeros de la Mesa Redonda y en Granma Jean-Guy Allard, el zoquete canadiense al servicio de la Seguridad del Estado y con los dientes putrefactos y halitosis crónica, probablemente como resultado de no lavarse la boca luego de hablar tanta mierda.

Pero sospecho que el joven sabe algo más sobre la disidencia, porque dice que no quiere terminar golpeado o preso. Y eso lo explica todo. No es el primero de los muchísimos que conozco a los que su disgusto y desconfianza por la disidencia, de la que no quieren saber ni que les cuenten, les sirve para justificar su miedo y su inacción.

Confiesa que tampoco quiere terminar “sin derecho a pedir asilo”. Y eso me hace pensar que su antipatía por el exilio no es tanto contra “esos que hablan como si tuvieran toda la verdad en sus manos” como contra los que se quieren arrogar “el derecho de privar a los que estamos aquí de la oportunidad de viajar y prosperar en Estados Unidos”.

Y yo que pensaba ─ y hasta le daba la razón, porque también me son antipáticos ─ que el muchacho se refería a ciertos generales y segurosos desertores que creen que se las saben todas, incluso los chismes de mesa y alcoba, pero que no logran ocultar su admiración por sus antiguos jefes. O que hablaba de ex-funcionarios como Pedro Álvarez, que se largó a disfrutar en Tampa los dólares que robó durante los diez años que estuvo al frente de Alimport comprando al contado alimentos a los yanquis que se podían producir en Cuba, y ahora se pronuncia fervientemente por el levantamiento del embargo mientras vacila el capitalismo y el American way of life.

Pero no. El muchachón, que no quiere que lo empujen y mucho menos darse golpes, es de los que sueña largarse de Cuba a la primera oportunidad que tenga. Eso, si el dinero lo acompaña y algún país le da visa, con todas las podridas que nos han puesto a los cubanos. ¡Y que arriba de eso vengan unos cuantos recalcitrantes que viven del anticastrismo a pedir que quiten la Ley de Ajuste Cubano!

Diego Alberto, que ya se convenció de que la modificación de la ley migratoria no lo beneficiará, pasa de la revolución, de la disidencia y del exilio, de Miami y de las misiones internacionalistas, del voto por el delegado del Poder Popular y de la firma por alguno de los tantos proyectos opositores. Ha perdido totalmente las esperanzas. Y uno se pregunta: ¿Y qué queda entonces? ¿Cortarse las venas?

Siempre digo que me dan mucha pena las personas que solo piensan en largarse de Cuba y que se mueren de miedo ante la posibilidad de luchar por sus derechos y recomponer la patria.

Las colas, la mugre, los altos precios, las guaguas llenas, las covachas ruinosas en las que ya no cabemos, y otras penurias, todo eso lo compartimos, aunque Diego Alberto no lo crea, se considere de los pocos con honor y nos quiera negar el derecho a hablar a los blogueros y periodistas independientes. Parece que le hicieron creer que vinimos en un tubo de pasta dental, enviados por la CIA. O le es más fácil creerlo para auto-justificarse.

Son muchos, probablemente la mayoría, más que silenciosa, muda y sorda, los que no votan o depositan su voto en blanco en el circo de las votaciones del Poder Popular, los que no militan en las organizaciones de masas ni en la disidencia, los que no chivatean, los que (mal)viven de sus trabajos, sin remesas y sin robar. Para el gobierno no cuentan, para nosotros sí y mucho. Por eso hablamos de ellos, de lo que sufren y padecen. Algo que sabemos de primera mano. Si desean hablar por ellos mismos, como hizo Diego Alberto en Cubaencuentro, pues mejor. Pero que respeten a los que tuvimos el valor de hacerlo primero. Que no nos utilicen como coartada para su miedo.

En política nadie llega para quedarse


Fernando Mires. Blog POLIS

Dos son los hechos a los cuales en política no debemos atender demasiado. Uno son las encuestas; no porque sean falsas, sino porque hasta las mejores son válidas sólo el día en que se hicieron. El otro son las profecías, las que perteneciendo a las religiones, en política no tienen nada que hacer. Esto último no puedo sino reafirmarlo al leer el reciente artículo publicado por Joaquín Vilallobos en “El País” bajo el título: "El chavismo llegó para quedarse".

¿Cómo lo sabe Villalobos? Yo, en cambio, no tendría ningún problema para afirmar: "La verdad es que no sé si se queda o se irá". ¿Cómo puedo saberlo si no tengo ningún acceso a las puertas del futuro, ninguna ideología que asegure triunfos y derrotas irreversibles, ninguna ciencia universal? Pero ¿tiene algo de eso Villalobos? Al menos cree tenerlo. De otra manera no habría tenido riñones para lanzar su tremenda profecía: "el chavismo llegó para quedarse".

Vamos al grano: Villalobos asegura que el chavismo llegó a Venezuela para quedarse. ¿Cuáles son sus argumentos? Principalmente, tres. El primero es que el chavismo reorientó los beneficios del petróleo hacia los sectores más desposeídos. El segundo es que el carisma de Chávez trascenderá a su vida, como el de Che Guevara. El tercero es que la oposición ha cometido profundos errores, descapitalizando su potencial electoral. Y además, agrega, la oposición se encuentra dividida en una ensalada de más de 70 organizaciones.

Ahora, desde un punto de vista formal, los tres argumentos pueden ser considerados correctos, es decir, Villalobos no ha mentido. Sin embargo, la experiencia indica que hay dos modos de no decir la verdad. Una es sustituirla por una mentira; y éste no es el caso. La otra, más sutil, es decir sólo una parte de la verdad; y éste es el caso.

Es cierto como afirma Villalobos que el chavismo reorientó la renta petrolera hacia algunos sectores más empobrecidos. Pero también es cierto ─ y ahí calla Villalobos ─ que ha provocado una de las inflaciones más altas del mundo, la que también recae sobre los más pobres. Tampoco dice Villalobos algo que hasta el ministro Giordani reconoce: que el sistema productivo nacional se encuentra destruido, o que la alimentación de los venezolanos depende sólo de importaciones, entre ellas de las del "imperio".

Es verdad también que el carisma de Chávez trascenderá a su vida, pero no como el de Che Guevara, o como Allende ─ agrego yo ─, quienes murieron peleando y no en la cama. Además, en ningún país de América Latina se ganó una elección apelando al nombre de Che Guevara. Si hasta Pepe Mujica, ex tupamaro, tuvo que  distanciarse de sí mismo para ser elegido. El guevarismo, es muy sabido, nunca fue ideología de los pobres. Solo fue la de esos pobrecitos que perdieron sus vidas en montañas ignotas. Eso lo sabe Villalobos mejor que yo.

El chavismo seguirá, por cierto, apelando al nombre de Chávez y esa será parte de su mística; no hay que ser profeta para saberlo. Pero cada partido posee sus nombres muertos. La oposición venezolana tiene por ejemplo el de uno de los más grandes demócratas del continente: Rómulo Betancourt; y hará muy bien en recordarlo cada vez que pueda.

El tercer argumento es más complicado. Es cierto que la política de la oposición facilitó el camino al chavismo y todo lo que de ella cuenta Villalobos puedo subscribirlo. Lo que no dice Villalobos, sin embargo, es que esa oposición no ha sido diezmada, es decir, continúa manteniendo más de un 40% sólido. Tampoco dice Villalobos que desde la campaña de Rosales, la tendencia electoral de la oposición es creciente y la del chavismo decreciente. Pero lo más importante ─ y eso lo obvia Villalobos, cuyo artículo parece ser escrito hace 10 años ─ es que en la oposición venezolana ha habido un importante desplazamiento hegemónico. Eso quiere decir, la derecha opositora ha perdido la conducción, la que ahora es ejercida por partidos predominantemente de izquierda o de centro. Más todavía, durante su campaña, Capriles levantó, aunque de modo algo desordenado, un programa social en algunos puntos más radicales que los del propio chavismo.

¿Qué en la oposición hay más de 70 organizaciones? En ese punto la mofa es más que injusta. Porque Villalobos, si es que conoce el proceso político venezolano, ha de saber que de esas 70 organizaciones hay sólo cinco o seis que merecen el nombre de partido. El resto es perfectamente prescindible. Y bien; ninguno de esos cinco o seis partidos son de derecha sino ─ para decirlo en el  antiguo vocabulario de Villalobos ─ "socialdemócratas". Más todavía, esos cinco o seis partidos no sólo son coalicionables; son, además, programáticamente compatibles. En cualquier caso más compatibles de lo que son las diversas fracciones del chavismo a las que Villalobos parece ignorar. Esos cinco o seis partidos, dicho en breve, son la sustancia de la MUD, organización que coordina las diferencias y los plazos del conjunto político opositor. En otras palabras, le guste o no a Villalobos, en Venezuela existe la oposición mejor constituida de todo el continente (incluyo a la chilena que, como es sabido, depende de una sola persona: Michelle Bachelet, algo que no ocurre en la oposición venezolana)

Eso no quiere decir por supuesto que la derrota del chavismo está cantada antes o después de la muerte de Chávez. Todo lo contrario: lo más probable es que el chavismo mantendrá su posición dominante (no hegemónica, dominante) durante algún tiempo. Y con alguna seguridad, el PSUV podrá seguir siendo partido mayoritario aun perdiendo elecciones. Pero eso no autoriza a nadie para afirmar que el chavismo llegó para quedarse.

Pues, ¿qué significa en política "quedarse"? Si eso significa establecerse, no hay dudas: el chavismo probablemente no desaparecerá, como no desapareció el peronismo o el aprismo. Por lo tanto el tema no es si se queda, sino "como" se queda. O para escribir con ejemplos: el peronismo permaneció en Argentina, pero adoptando formas políticas que nada o poco tienen que ver con el peronismo de Perón. Más aún: el menenismo y el kirchnerismo son en gran medida la antítesis del peronismo originario. El aprismo a su vez tuvo en Perú dos periodos con un mismo presidente, pero el primer gobierno de García no sólo no tiene nada que ver con el segundo sino, además, fue todo lo contrario. Lo mismo ocurrió en México, ¿o alguien va a decir que el PRI de Peña Nieto es el mismo de Lázaro Cárdenas o el de Carlos Salinas de Gortari? El ejemplo más notable es quizás el del uribismo. El uribismo se quedará en Colombia; pero no como uribismo sino como santismo; es decir, para quedarse deberá negarse a sí mismo; o convertirse en "otro"

Sí; efectivamente, los partidos a veces se quedan, pero al precio de dejar de ser lo que fueron, o lo que es igual: en política quedarse significa irse- de- sí- mismo. Sin ánimo de profetizar, lo mismo puede que ocurra con el PSUV, esa versión venezolana del PRI mexicano.

Y si alguna vez el PSUV para quedarse, se va de sí ¿dónde está el problema entonces? Lo importante es que se irá, no que se quedará.

En política nadie llega para quedarse. No hay, efectivamente, algo más transitorio que la política. Nada está hecho ahí para siempre. La política como la vida es contingente, depende siempre de lo no previsible. Todos los días hay que repartir de nuevo las cartas. Los factores que la condicionan son múltiples: un asesinato a mansalva, una epidemia, una catástrofe tectónica, una crisis financiera originada en Singapur (por ejemplo), la biología y su mortalidad, una inundación, un caso de corrupción  innombrable, y tantas cosas más, marcan las arenas políticas de modo incesante. En política en fin ─ y eso es lo que subrayo ─ lo único que se puede pre-decir es el pasado. ¿Y el futuro? Hay que dejárselo a horoscopistas y a marxistas. Pero Villalobos no es ninguna de las dos cosas.

Incluso Antonio Gramsci que era marxista ─ aunque de los buenos ─ afirmaba que en política hay que actuar “con el pesimismo de la inteligencia y con el optimismo de la voluntad”. Joaquín Villalobos, en cambio, escribió su artículo sobre Venezuela haciendo exactamente lo contrario. En mala hora.

Para leer el artículo de Joaquín Villalobos, hacer clic aquí

lunes, 25 de febrero de 2013

El plan Maduro. ¡Perdón: plan Castro!


Miguel Bahachille M.  EL UNIVERSAL

Sería ingenuo imaginar que las persistentes agresiones de Maduro contra "todo lo demás" obedezcan a una estrategia sacada de su propia luminaria. La hechura es la misma que su ductor, ahora convaleciente, había asumido con éxito a lo largo de 14 años. Por supuesto que es un sarcasmo hablar de éxitos ante un país ruinoso y ausencia de obras con las cuales hacer alarde. El supuesto éxito consiste en haber mantenido vivo el amaño oficial para preservar el apoyo de los pobres con falsas promesas. El proclamado Maduro cree que el triunfo está garantizado si continúa con las mentiras creadas por su jefe para mantener la clientela cautiva y a mano. Ciertamente Chávez lo logró hasta donde lo permitió el arca henchida de dólares petroleros. ¿Qué hará Maduro con Ciudad Tiuna en la que apenas concluyeron 2 de los 42 edificios de viviendas anunciados?


La señales emanadas desde Cuba exigen vigilar todo el aparato de información que va desde los medios de control de masas, pasando por las encuestas de opinión, hasta llegar al sistema educacional formal y las estructuras paraeducacionales similares a las estipuladas en las llamadas Comunas o Colectivos. Éstas, como en Cuba, de carácter represivo, tendrán el firme designio de apoderarse de la aquiescencia popular para fines y valores propios del colectivismo. Los Castro están al tanto que es la única vía en que Cuba pueda sobrevivir como lo ha hecho hasta ahora.


La trampa está en persuadir a la mayoría que este condicionamiento omnipotente se ha instaurado por voluntad del pueblo y, por ende, imposible de ser modificado. ¿Cómo se desmonta esta falacia? Por ejemplo, la clase trabajadora debe negar enfáticamente que fuere corrompida antes de 1998 por "el deseo de poseer bienes de consumo propios del capitalismo". Nada más falso. La mayoría del pueblo jamás ha sentido "angustia revolucionaria" por la igualdad y la toma de decisiones a través de laudos colectivistas. La gente está más preocupada por los ahogos económicos derivados por la carestía, falta de empleos y mengua constante del nivel de vida.


La creación de nuevas formas de control, como las pretendidas por el régimen, coloca al país en una especie de pobreza y negligencia estabilizada apuntando hacia fines sociales cada vez más estrechos. Puede apreciarse cómo el poder del Estado y de la ley, bárbaramente manipulada, pretende exhibirse ahora como un ente de justicia virtuoso y permanentemente listo para disuadir a las quisquillosas "minorías díscolas". Este es el orden que el gobierno nos invita a festejar; aquel en cuya orbita sólo podamos optar por opciones marginales siempre que no perturben la revolución.


El régimen se ha propuesto desde el principio alejar, desplazar y manipular los conflictos tratando de adecuar la sociedad hacia definiciones falsas que, constantemente repetidas, pasen por ser la única condición de cordura. Nada nuevo. Hitler lo hizo en su tiempo. El gobierno no cesa en su propósito de fijar programas únicos, al estilo cubano, para todo el mundo y hacerse del control social indiviso. Maduro, por su simpleza y vaguedad teórica, resultó el más adecuado para proseguir con la rutina de servilismo hacia Cuba; de allí que haya sido el elegido por los Castro.

La pregunta pertinente es si un presidente inventado como Maduro, simple y carente de las elementales condiciones para conducir las complejidades de un Estado, podrá sostenerse en el tiempo obviando el incremento de conflictos como la delincuencia, carestía, inflación, corrupción, ruina de los centros de salud e infraestructura en general. Tampoco podrá seguir invocando el ánima del "comandante-presidente" para escurrir el bulto. Los oficialistas están empeñados en convertir a Chávez en un monumento (del latín monumentum, recuerdo). Y los monumentos no tienen vida; se erigen con algún valor artístico, histórico o social para el grupo que lo instituyó, pero no para gobernar.


Llegó la hora, pues, de no dar más cabida a las tonterías gubernativas e invocación de los Castro. El pueblo exige sensatez para rescatar a la aturdida y degradada nación venezolana.

¿Cederá la geriatrarquía su puesto a las nuevas generaciones?


Mario J. Viera

Prácticamente un desconocido, aunque haya ocupado el cargo de Primer Secretario del Comité Provincial en Villa Clara y luego idéntico cargo en Holguín, u ocupara la cartera de Ministro de Educación Superior en el 2009 y a partir del 2012, fuera designado Vicepresidente del Consejo de Ministros, para la mayoría de la población el nombre de Miguel Díaz Canel Bermúdez nada le dice; y este funcionario de segundo nivel es ahora designado Primer Vicepresidente por Raúl Castro, aunque el general diga que fue la Asamblea Nacional quien le eligiera como Vicepresidente del Consejo de Estado.

Raúl Castro se ha convertido en el padrino político de Díaz Canel, fue él quien lo propusiera en 1991 para miembro del Comité Central y quién le designara como Ministro de Educación Superior. Y Castro lo promueve como segundo al mando echando a un lado a José Ramón Machado Ventura, uno de los halcones de los ortodoxos del Partido Comunista. Y Castro el Pequeño dice del novísimo Primer Vice que “no es un advenedizo ni un improvisado” pero en realidad es un advenedizo y es un improvisado forjado por el propio Raúl para que ejerza cargos de elevada responsabilidad.

El nombramiento carece de la menor importancia pues en nada modificará la estructura de poder castrista es simplemente una explosión de fuegos artificiales para contentamiento en el exterior. De ningún modo el poder geriátrico está dispuesto a ceder su puesto a algún advenedizo de última hora. No hay relevo generacional, al menos mientras viva el último de los “históricos”.

Machado Ventura es el segundo en el poder; es el Segundo Secretario del Buró Político del Partido Comunista, al menos hasta una próxima convocatoria al Congreso partidista dentro de cinco años. En el transcurso de ese lustro puede suceder cualquier imprevisto, quizá el desmoronamiento del sistema, quizá se produzca la hegemonía de uno de los grupos de intereses que se animan en el seno del Partido; quizá las ambiciones de aquellos que se sientan desplazados hagan caer al advenedizo, quizá hasta ya hayan muerto Fidel y Raúl.

Buena tarea tiene Días Canel por delante. Tendrá su propia corte de aduladores; tendrá un corro de envidiosos tratando de ponerle zancadillas; tendrá sus enemigos abiertos y declarados y tendrá que cargar con muchas funciones que sobre él relegará Raúl Castro para su descanso.

Mientras tanto la Seguridad del Estado continuará acosando a los opositores, las libertades civiles continuarán siendo limitadas al servicio de los intereses del Partido Comunista y la miseria seguirá ganándole la batalla a la utopía comunista.

domingo, 24 de febrero de 2013

El Caso Irán-Argentina


Alberto Benegas Lynch. DIARIO DE AMERICA

El gobierno argentino acaba de firmar un infame y bochornoso acuerdo ─ más precisamente un peculiar tratado ─ de nueve oscuros puntos con el estado policial de Irán por el que se traslada parte del proceso judicial a Teherán bajo la grotesca y patética argumentación que es “para esclarecer” los atentados terroristas perpetrados en Buenos Aires instigados por sospechosos iraníes contra la AMIA y la Embajada de Israel.

La tiranía iraní está además en dificultades por la inflación del 110% anual que padece y por las trifulcas entre líneas internas de bandoleros que apuntan a un posible juicio político contra Mahamoud Ahamadimejad, no por sus permanentes atropellos al derecho, tanto en el orden interno y como en el externo, sino por no haber sido suficientemente dúctil a las órdenes criminales emanadas de sus fanáticos jefes.

Los gobernantes de Irán, negadores del Holocausto y que propician el exterminio del estado de Israel, reiteran que el acuerdo de marras “significará estrechar nuevos lazos con Argentina” lo cual permite conjeturar toda clase de arreglos clandestinos tal como viene ocurriendo en Cuba, Venezuela y Ecuador. Entre otras muchas cosas, con este inaudito acuerdo se pretenden suplir las barrabasadas del gobierno argentino en materia energética.

Esto es lo que suele ocurrir con los aparatos estatales que alardean de patrioterismo en el contexto del uso y abuso de la noción de soberanía. Tal como lo ha puesto de manifiesto Bertrand de Jouvenel en su tratado sobre los estados modernos, la soberanía corresponde exclusivamente al individuo. Constituye un resabio de la monarquía absoluta aplicar este concepto a los gobiernos y más recientemente en la Argentina a la atrabiliaria idea de la “soberanía energética” (una política estatista que conduce a energía más cara y más escasa) y la “soberanía monetaria” (una política que destroza el signo monetario local). Tampoco es pertinente aludir a la “soberanía territorial” sino más bien a la jurisdicción territorial. En el caso que nos ocupa, el gobierno argentino ha renunciado a la llamada “soberanía judicial”, más propiamente a la jurisdicción de la justicia argentina al permitir la intervención de “jueces” iraníes, además con la constitucionalmente inadmisible intromisión del Poder Ejecutivo en el ámbito del Poder Judicial al violar de modo fragrante el principio del juez natural.

Este caso gravísimo que comenzó con la complicidad del gobierno argentino de los noventa, el actual ahora se asocia con los sospechosos de los horrendos atentados criminales mencionados en esta nota, en un cuadro de situación en el que ex terroristas de los años setenta ocupan cargos relevantes en la presente administración…y todo esto en nombre de los “derechos humanos”.

Esta decisión aberrante de los gobernantes argentinos del momento, originalmente se pretendió basar en el caso de Lockerbie alegando que el juicio a los responsables libios se llevó a cabo en un tercer país, situación aquella completamente distinta ya que la voladura del avión de Pan-Am fue sobre territorio escocés, de ahí que fueron jueces escoceses los designados para juzgar, no por tratarse de un tercer país. Luego, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, se decidió el juicio en Holanda y debido a las razones apuntadas bajo el sistema legal de Escocia y con magistrados escoceses. Pues bien, finalmente los funcionarios argentinos abandonaron la idea del tercer país para ir a la boca del lobo.

Las nuevas políticas de los gobiernos de Estados Unidos y Alemania se ubican en un plano completamente distinto al caso argentino. Se trata de evitar la inaceptable figura de la “invasión preventiva” a la que se recurrió en la fantochada de Irak (y véase los últimos fiascos en Egipto-Libia, donde la “primavera árabe” se convirtió en un caótico y crudo “invierno árabe”). Se trata de recurrir a políticas disuasivas de diverso tenor al efecto de mitigar el peligro de las armas nucleares en poder de un aparato terrorista como el de Irán. Es de gran relevancia recordar los peligros de las intervenciones militares puntualizados por los sabios Padres Fundadores, incluyendo al general Washington quien, siendo Presidente, en 1795, extendió su preocupación y consejo para el futuro en el sentido de “mantener a los Estados Unidos fuera de toda conexión política con otros países” y, también siendo Presidente, el general Eisenhower, en 1961, advirtió de “los riesgos para la libertad que presenta el conglomerado industrial-militar de Estados Unidos”. Es como afirmó John Quincy Adams en 1821: “América [del Norte] no va al extranjero en busca de monstruos para destruir. Desea la libertad y la independencia de todos. Es el campeón solamente de las suyas. Sabe bien que alistándose bajo otras banderas que no son la suya […] podrá ser la directriz el mundo pero no será más la directriz de su propio espíritu”.

Debe recordarse que fueron tropas norteamericanas y soviéticas las que entronizaron al Sha en el gobierno (después de derrocar a su padre) para repudiarlo después de 29 años en el poder y abrir las puertas a los fanatismos criminales de los ayatollah. El Sha acumuló los títulos de Rey de Reyes, Sombra del Todopoderoso, Nuncio de Dios y Centro del Universo. Como bien documenta Ryszard Kapuscinski, el Savak, la policía secreta del Sha, torturaba a sus opositores encerrándolos en bolsas de arpillera con serpientes venenosas, clausuró diarios independientes y estableció una férrea planificación estatal que imposibilitó el progreso del país. No es asunto menor que también el gobierno norteamericano entrenó y financió a Saddam Hussein en la guerra contra Irán de 1980 a 1988.

De cualquier manera, estas políticas nada tienen que ver con la renuncia a encontrar la verdad en la investigación de los actos criminales que causaron tantas muertes y tanto dolor en tierra argentina. Denominar “Comisión de la Verdad” a lo que se instalará próximamente en Teherán es un insulto a la inteligencia y una bofetada a la buena fe. El descaro, la desfachatez y la cobardía moral con que se aprobó el antedicho acuerdo en medio de ocultamientos, ambigüedades y subterfugios, constituye una afrenta a la Justicia y un enorme peligro para la seguridad futura.

Estamos viviendo una era de hipocresía mayúscula. En el contexto de lo señalado, el colmo del cinismo acaba de exhibirse en Santiago de Chile, en la reunión del Consejo de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que declara en sus estatutos que se establece para preservar los valores democráticos. Henos aquí que en esa reunión se eligió Presidente pro tempore nada menos que al sátrapa Raúl Castro en representación de la isla-cárcel cubana, otra muestra de la falta de respeto a la civilización. Como lo hizo Cicerón en el Senado romano, es hora de exclamar “¡hasta cuando abusarás de nuestra paciencia Catilina!”

sábado, 23 de febrero de 2013

¡Volvió, volvió, volvió!


Adolfo P. Salgueiro. EL UNIVERSAL

El hombre regresó. Mejor dicho: lo trajeron. La presión nacional e internacional hizo bastante para que la decisión no pudiera retrasarse. A lo mejor el deseo del paciente y la conveniencia de los cubanos también pudieron ayudar.

El regreso al país de un jefe de Estado cuyo pronóstico de salud es delicado (por decir lo menos) no sólo tiene carácter privado que concierne al enfermo y sus allegados sino que es un hecho de amplio interés público por las consecuencias políticas, institucionales, emocionales, etc., que conlleva. Por tal razón es muy criticable que el traslado se hubiese hecho en el sigilo de la noche, explotando políticamente el elemento sorpresa y aprovechando de igual manera las muestras de amor en muchos casos genuino de personas que mantienen un vínculo cuasi religioso con el presidente Chávez.

A la hora de escribir estas líneas el episodio sigue rodeado de misterio, no hay una foto ni un parte médico profesional aunque sí abundan declaraciones políticas sobre la evolución de un posoperatorio complicado que dan pie para que siga la proliferación de "oncólogos de sobremesa" que desaparecerían instantáneamente si un panel de especialistas diera un informe médico. Nada insólito: así se hizo con el cáncer de laringe que afectó a Lula, con el que sufrió la Sra. Rousseff y con el cáncer de tiroides (que no lo fue) de Cristina Kirchner. Es lo menos que los pueblos merecen.

En cambio, lo que sí se resalta en el monólogo oficial son frases que equiparan la lucha denodada del enfermo por sobreponerse a su enfermedad con hazañas y batallas épicas de las que dieron forma a la historia universal.

Pero lo más feo de todo es que en la misma medida en que se hacen votos por la recuperación de la salud de Chávez se emplea igual o más energía y tiempo en darle vuelta y vuelta al asunto de que la oposición es maligna, que desea que el señor sufra bastante antes de comparecer ante el Altísimo para el juicio definitivo.

Sea como fuere el regreso del Presidente parecía ser una buena decisión tanto para él, para su parcialidad política como también para quienes no acompañamos a la "revolución".

Para el "gobierno" podía facilitar el tema de la juramentación como requisito para la investidura formal del cargo de jefe del Estado que está sujeta a mucha polémica, falta de credibilidad y sospecha pese a que formalmente existe una sentencia del TSJ ─  por mas insólita que sea ─ que confirma todas estas novedades "ad hoc" del derecho inventadas para satisfacer una necesidad política. La veloz disposición de la magistrada presidenta para tomar el juramento a domicilio no había sido concretada a la hora de entregar estas líneas. De allí en adelante se incrementará la gobernabilidad y la formalidad jurídica (no la seguridad jurídica que ha sido destruida ya por la práctica).

A la oposición también le sirve para que empiece a dejar de siempre embestir el trapo rojo que le pongan, ser oposición en serio, designar su candidato, revisar su oferta y procurar llegar a la gente en mayor proporción que en los procesos precedentes.

Dejemos la confrontación. Hagamos patria.

Comentario a “Transitoriedad” de Sigmund Freud


Fernando Mires. Blog POLIS

La relación ambivalente que se da entre la vida y la muerte la expresa muy bien Freud en uno de sus más bellos y breves escritos, Vergänglichkeit, que al español puede ser traducido como  transitoriedad, perecibilidad o también, efimeridad.

En Vergänglichkeit cuenta Freud que un día, al dar un paseo acompañado de dos amigos, uno de ellos un joven poeta, éste último expresó sus sentimientos maravillados frente a la belleza del paisaje que recorrían, pero al mismo tiempo, un profundo dolor. "Todo lo que él amaba y admiraba, le parecía desvalorizado por el destino de transitorio a que estaba determinado". Pero no para Freud, para quien lo transitorio no desvalorizaba a las cosas sino les confiere un valor adicional pues precisamente porque se sabe que algún día ya no estarán, es que las amamos. La limitación en la posibilidad de su goce, eleva aún más el valor de la vida. Y efectivamente, si nada fuese transitorio, perecedero o efímero, la vida misma, sin su contrapartida, perdería su sentido, como ocurrió a los personajes de Todos los hombres son mortales de Simonne de Beauvoir quienes condenados a la eternidad, pedían la muerte como absolución. Incluso el amor que sentimos hacia los seres que amamos cobra sentido frente a la posibilidad siempre amenazante de la pérdida, y si los seguimos amando, aún después que se han ido, es porque deseamos que vuelvan a aquella vida que una vez abandonaron.

Escribió Freud en su cáustico estilo de analista: "Nosotros vemos que la libido se aferra a sus objetos, y que no quiere abandonarlos, aún si hay una sustitución para ellos. Ese es el duelo"

Poco después de haber conversado con el joven poeta  ─ cuenta Freud  ─ estalló la guerra y robó al mundo su hermosura. Destruyó no sólo la belleza de las campiñas que arrasó y de las obras de arte que en su recorrido pisoteó sino también nuestro orgullo en las conquistas de la cultura, nuestro respeto frente a tantos pensadores y artistas, nuestras esperanzas en relación a una superación de las diferencias entre pueblos y razas". Pero alguna vez cesará el dolor, escribe Freud. "Cuando se renuncie a todo lo perdido, ese duelo se diluirá, y nuestra libido fluirá nuevamente libre (...) y así “los objetos perdidos serán sustituidos por otros" 

Freud, ese pesimista empedernido, escribe en Vergänglichkeit un poético canto a la vida; a aquella vida que nace no sólo en contra, sino también gracias a la muerte. A pesar de todos los horrores de destrucción y muerte, la vida se reintegrará en las almas de los vivos. Ese breve trabajo de Freud es un elogio a aquella ambivalencia que hace posible que existamos.

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Quiso la casualidad: justo cuando me ocupaba de Vergänglichkeit encontré las Coplas que escribiera durante el siglo XV el poeta español Jorge Manriquez (1440- 1479) a la muerte de su padre. Al empezar a leerlas descubrí que Las Coplas decían nada menos que lo que había intentado decir Freud con su lenguaje científico; pero más de quinientos años atrás y de un modo tan certero e impactante como sólo es posible decirlo por medio del lenguaje poético, más allá de “la lógica de la razón pura" que tan bien dominaba Freud.

No deja de ser interesante mencionar el hecho de que Jorge Manríquez escribe a la memoria de su padre. El gran poeta vivía en esos momentos la clásica escena post-edípica frente al "cuerpo de la persona amada". Con mayor razón si esa persona es el padre, surge el arrepentimiento frente a quien deseamos alguna vez que no hubiera existido y, por consecuencia, la reflexión "objetiva" (objetiva, pues el sujeto ya no está presente) acerca de la vida y de la muerte. Ya desde los primeros versos asoma la temática freudiana

Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte /contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se viene la muerte/ tan callando /

El alma dormida: el inconsciente: “Lo otro”. Lo inconsciente irrumpe y contempla el silencioso ir de la vida y el venir de la muerte; ambas unidas, fluyendo al interior y al exterior de nuestra vida.

cuan presto se va el placer,/ como después de acordado da dolor,/ como a nuestro parescer/ cualquier tiempo pasado fue mejor./

El placer es un momento repentino y efímero que se va antes que lo reconozcamos como tal. Pero después de haberse ido ─ no importa si lo hayamos vivido o no ─ su recuerdo sigue escondido en el interior y al tra­tar de salir a fin de repetirse ─ e incluso reinventarse ─ en el tiempo, recibe desde afuera el NO (el padre; el Yo; la cultura) que lo culpabiliza. Entonces se produce el dolor (displacer) que surge de la imposible repetición del deseo. Pero el deseo sigue viviendo, recreando el imaginario momento en que fue real, transformándose por eso mismo en impulso de vida. Por lo tanto, construye ese deseo/ impulso, al interior de nuestro ser, su propia realidad a la que, sobre todo en los sueños, deseamos regresar, pues comparado con el tiempo presente que vivimos donde ese placer no puede reaparecer, representa ese recuerdo la más grandiosa de las dichas: la del ser total que nunca podrá materializarse en la vida transitoria.

El tiempo pasado, lo ya vivido, lo que ya está muerto, sigue viviendo en nuestros interiores, ejerciendo una atracción magnética sobre el ser de cada uno. Los individuos y los pueblos tienden a buscarlo en el futuro. Pero esa es sólo la proyección racional en el tiempo de aquello que ya ─ imaginamos ─ sucedió. Creo que eso es también lo que muestra el enigmático Angelos Novus de Paul Klee, pintura borrosa que iluminó el alma de Walter Benjamín (El Ángel de la Historia) poco antes de morir.

Y pues vemos lo presente/ como en un punto es ido y acabado/ si juzgamos sabiamente,/ daremos lo no venido por pasado./ No se engañe nadie, no,/ pensando que ha de durar lo que espera/ más que duró lo que vio/ porque todo ha de pasar/ por tal manera.

La vida es efímera, perecedera, transitoria. Y si somos sabios, vale decir, si incorporamos a la estricta racionalidad del YO la sabiduría del Ello, nos daremos cuenta que el tiempo a que ese Yo quiere someternos es algo extremadamente relativo. Pues más allá de ese tiempo que el Yo porta y mide, individual y colectivamente, continúa la existencia universal, en la cual dejamos de existir como aquella unidad transitoria que somos.

Más allá de nuestro tiempo, hay otros tiempos, de modo que puede ser perfectamente posible ─ noción einstiana  ─ que lo que ha de suceder ya ha sucedido, y el futuro no sea sino el pasado de ese tiempo que no vivimos pero al cual pertenecemos. O mejor dicho: de ese tiempo al cual ya pertenece nuestro mundo interior, más acá y más allá de la vida que imaginamos vivir. Entonces, no nos engañemos. Nada es absoluto; por lo menos para nosotros; todo es transitorio porque todo ha de pasar alguna vez, si es que lo que ha de suceder efectivamente ya no ha sucedido. J. L Borges diría (creo incluso, lo dijo): “ya todo sucedió”.

Jorge Manríquez, en el siglo XV, fue además el primero que dijo esa frase que de tanto repetida parece haber perdido todo su tremendo, heraclitiano  y genial sentido originario:

Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar/ que es el morir/

Esa es también la tesis del Freud en Transitoriedad. Existe un impulso hacia la no-vida (la materia inorgánica) que es el fluir de los ríos que van a dar al mar de la muerte. Por eso entre los ríos y el mar existe una relación inseparable. Que nadie piense que el río avanzará más allá del mar y de los mares. Allí, a la muerte del río en el mar, confluyen todas las vidas.

Dijo un poeta popular chileno de vida hermosamente licenciosa, Roberto Parra: de este mundo nadie sale vivo. No existe, en verdad, nada más igualitario que la muerte. Frente a ese fin, todos los proyectos de inmortalidad, toda la supuesta trascendencia de nuestros actos, todas las ideologías del mundo, resultan absurdos pues, como escribiera Jorge  Manríquez

allí van los señoríos/ derechos a se acabar/ y consumir;/ allí los ríos caudales/ allí los otros medianos/ y más chicos:/ allegados, son iguales/ los que viven por sus manos/ y los ricos.

La paradoja del caso es que el mar de la muerte ─ eso no podía saberlo Jorge Manrique, aunque Sigmund Freud así lo presintió cuando nos habló en otros textos del “sentimiento oceánico” (Romain Rolland) ─ no sólo es un morir: es otra vida, o si se prefiere: es sólo “otra” modalidad de ser en el ser.

 (Texto extraído del libro El Malestar en la Barbarie, resumido y mejorado por el propio autor)