Miguel Fernández-Díaz. DIARIO DE CUBA
La persistencia de la oposición en
pasar proyectos literarios como iniciativas políticas incuba la sospecha de que
no hay voluntad de poder, sino mediática.
Entre cubanos queda un solo experto en
tumbar gobiernos: Fidel Castro, quien se dio hasta el lujo de instruir en cómo
tumbar a su propio régimen de socialismo irrevocable: lograr primero mayoría en
la Asamblea Nacional (AN) para "desde el poder hacer la contrarrevolución,
por vías legales, [e incluso] recoger equis millones de firmas" que
revoquen el socialismo irrevocable (Biografía a dos voces, Debate, 2006,
páginas 555-6).
La oposición viene actuando al revés:
antes que poner en crisis al sistema electoral con millones de votos nulos, se
empeña en recogidas inútiles de firmas. Nadie se llame a engaño: la
constitución se refiere tan solo dos veces a firmas: la del presidente de la
Asamblea Nacional en las leyes (Artículo 81.ch) y la del jefe de Estado y
Gobierno en los decretos-leyes y otras disposiciones (Artículo 93.j). Recoger
firmas a los ciudadanos ha sido pura evasión del único teatro de guerra contra
Castro: las urnas.
Aquí Castro ha logrado imponer la
tiranía de los números: inmensa mayoría de votantes a su favor. Al filo de las
elecciones generales (febrero 3), la oposición tendría que haber echado a
correr sin aspaviento que votar por cualquiera es votar por el castrismo y
hacerlo así es seguir como estamos y sin esperanzas: ¡Anula tu boleta, que
nadie podrá verte ni pedirte cuentas después!
Sin embargo, se prefiere largar tal o
cual proyecto en conferencia de prensa [extranjera], pregonarlo [en el
extranjero o el ciberspacio] y recoger firmas, como si no supiéramos ya que
ningún fuego patriótico se prende redactando ni leyendo documentos y que
firmarlos no hace ni cosquillas al Estado totalitario.
El último grito de esta moda acaba de
proferirlo el ex preso político Dr. Oscar Elías Biscet con el Proyecto Emilia (http://www.abc.es/internacional/20130111/abci-disidente-oscar-elias-biscet-201301101723.html).
Agarrarse a la "grácil y atractiva dama, entusiasta y filibustera"
Emilia Margarita Teurbe Tolón (1828-1902), porque cosió la primera bandera
(1849) y fue la primera desterrada por causas políticas (1850), es otra
recurrencia kitsch a claves decimonónicas — como el Proyecto Varela o el
Proyecto Heredia — que para nada suplen tanto analfabetismo político en el planteo
mismo.
Luego de sostener que "el régimen
comunista de Cuba fundamenta su legalidad en la Constitución de 1976, con sus
modificaciones", la iniciativa emiliana descarga sobre la AN la culpa de
que el Consejo de Estado campee por sus respetos, como si esta situación no
derivara en derechura de la propia constitución, que el pueblo cubano adoptó
(1976) por abrumadora mayoría. Y si la reforma constitucional
"institucionaliza de manera permanente al régimen comunista" es
porque mayoría igual de abrumadora apoyó (2002) semejante designio.
Vamos a suponer que en ambos casos el
pueblo actuó bajo coacción de la dictadura castrista. Ese es el pueblo que
tenemos, y un pueblo así reduce al absurdo toda pretensión de cambiar el
régimen de Castro con papeles. Por algo el Proyecto Varela no pasó de 25 mil
firmas en dos tandas (2002 y 2004) y acabó expirando en concreción fuera de
lugar: relanzado en Madrid (octubre 24, 2008). Así y todo, la oposición insiste
en convocar a un pueblo imaginario con panfletos cifrados en que, por simple
clamor, el grupo político de Castro cederá poder.
Amén de esta alucinación hay otra: sin
huelgas ni otras manifestaciones masivas precedentes, la oposición insta al
diálogo sobre los destinos a quienes vienen de ganarle la guerra civil a Batista,
la guerra civil a los alzados y la guerra sucia a la CIA. Una cosa es abogar
por derechos humanos — plano horizontal de la democracia — y otra muy distinta
hacer política, que supone librar la guerra en el plano vertical para pasar de
gobernado (abajo) a gobernante (arriba).
La oposición no atina a ganarse al
resto de la gente para terminar con la tiranía castrista de los números, sino
que se dedica más bien a ensartar proyecto tras proyecto que, a lo sumo, dan
para conseguir algún premio afuera o salir por los telecentros de Miami u otros
medios de ultramar. Solo que así también dan continuidad a la tiranía castrista
del pensamiento por la simple falta de educación en el bando contrario. Y por
entre ambas tiranías se va perpetuando la otra en ejercicio del poder.
Coda
El Proyecto Emilia (2013) concita tan
solo dos predicciones complementarias: pasará al olvido por falta de apoyo
popular, como El camino del pueblo (2011) y el Llamamiento urgente por una Cuba
mejor y posible (2012), en tanto el castrismo volverá a barrer en las
elecciones. Para evitar que esto sea así, el camino es anular las boletas en
cada votación.
PROYECTO EMILIA
Este proyecto, imbuido de un
profundo amor patrio, lleva el nombre de una de las heroínas cubanas que dedicó
lo mejor de su vida fructífera a la lucha por la independencia y la libertad de
Cuba.
Nos referimos a Emilia Teurbe
Tolón, designada en 1950 por el Congreso de la República de Cuba, con motivo
del centenario de nuestra Bandera Nacional, como la Encarnación de la Mujer de
Cuba.
Emilia fue la primera mujer
cubana desterrada de nuestra patria por motivos políticos. Tuvo además el honor
de laborar en el original de la bandera cubana que fuera diseñada por su esposo
y poeta Miguel Teurbe Tolón, a iniciativa del General Narciso López.
Perteneciente a una acaudalada familia de la ciudad de Matanzas, tuvo la
sensibilidad humana de donar sus bienes en beneficio de la enseñanza de los
pobres.
Quienes suscribimos este
documento, inspirados en su ejemplo patriótico, nos proponemos realizar este
proyecto cuyos objetivos esenciales son: la conquista de los derechos humanos
fundamentales, la democracia y la libertad del pueblo cubano.
Partimos de la base de que el
régimen comunista de Cuba fundamenta su legalidad en la Constitución de 1976,
con sus modificaciones de 2003. En su artículo 69, esta Constitución designa a
la Asamblea Nacional del Poder Popular como el órgano de poder del Estado.
Asimismo añade que dicha asamblea representa y expresa la voluntad soberana de
todo el pueblo. Para no dejar dudas, en su artículo 70 afirma que la Asamblea
Nacional del Poder Popular es el único órgano con potestad constituyente y
legislativa en la República de Cuba.
Por Cuanto: Hemos confirmado durante años que la Asamblea Nacional
del Poder Popular ha prevaricado al ceder sus derechos soberanos y su poder al
Consejo de Estado.
Por Cuanto: Hemos verificado que la Asamblea Nacional del Poder
Popular ha acatado pasivamente y dado fuerza legal a todos los Decreto-leyes
adoptados por el Consejo de Estado.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha perdido su
poder soberano al aceptar el mandato del Consejo de Estado en la convocatoria a
sesiones extraordinarias.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha atentado contra
la libertad de nuestro pueblo al permitir que el Consejo de Estado declare como
irrevocables en la Constitución Nacional ideas políticas, sociales e
ideológicas contrarias a los intereses del pueblo cubano.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha violado el
respeto a la opinión de las minorías plasmado en las constituciones más
avanzadas del mundo y otorgado extremo poder a mayorías dóciles.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional de Poder Popular, violando el
principio constitucional de la separación e independencia de poderes, ha
otorgado el Consejo de Estado el poder de dictar pautas e imponer decisiones
sobre el Poder Judicial.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha desconocido la
voluntad popular y limitado la libertad ciudadana al subordinar a ella las
Asambleas Locales del Poder Popular.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha estipulado que
la Asambleas Locales del Poder Popular están subordinadas al Consejo de Estado.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha asfixiado la
libertad de expresión, asociación, palabra y prensa a los que no se alineen a
la política e ideología del Estado.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha otorgado al
gobierno la potestad de despojar de su ciudadanía a cubanos nacidos en nuestro
territorio nacional.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular, al no objetar
las medidas del Consejo de Estado que han hundido en la miseria y la
desesperación a nuestro pueblo, se ha hecho cómplice de esa infamia.
Por Cuanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular ha exaltado a un
Partido por encima del estado y de la nación.
Por Tanto: Declaramos que estas leyes, compiladas en la Constitución
de 1976, constituyen un abuso de poder que viola flagrantemente la dignidad de
los ciudadanos cubanos.
Por Tanto: La Constitución de 1976, modificada en el 2003,
institucionaliza de manera permanente al régimen comunista de Cuba.
Por Tanto: La Asamblea Nacional del Poder Popular carece de toda
validez y deja de ser la expresión de la voluntad del pueblo al otorgarle al
Consejo de Estado todas las prerrogativas consagradas en la Constitución
Cubana.
Consideramos que la vigente
Constitución comunista viola la Declaración Universal de Derechos Humanos y los
Pactos de Derechos Humanos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas.
Concordamos en declarar ilegitima
a la Constitución Comunista y a la Asamblea Nacional del Poder Popular con sus
órganos de poder del Estado.
Convocamos al pueblo cubano a que
suscriba este proyecto para dar pasos hacia una Cuba soberana, democrática,
libre y justa.
Proclamamos que el nuevo
Parlamento democrático y libre surgido de estas exigencias se declare en
Constituyente; y rubrique una Constitución que respete la dignidad de todos los
cubanos.
Insistimos en que esta
Constitución contenga las bases de la democracia y la libertad por la que han
luchado y ofrendado sus vidas tantos de nuestros compatriotas desde nuestras
guerras de independencia.
Demandamos que el ordenamiento
jurídico de nuestra patria tenga como base los principios democráticos que
predominan en otras naciones del mundo civilizado. Estos son: Soberanía del
pueblo, gobierno basado en el consentimiento de los gobernados, gobierno de la
mayoría, derechos de las minorías, garantía de los derechos humanos básicos,
elecciones libres y transparentes, igualdad ante la ley, debido proceso
judicial, límites constitucionales al gobierno, equilibrio de poderes
independientes, pluralismo social, económico y político; así como los valores
de tolerancia, pragmatismo, cooperación y compromiso.
Por desgracia, hemos visto a
través de más años de los que quisiéramos recordar como el régimen comunista de
Cuba no ha concedido ni un átomo de libertad y ha resistido de manera rígida y
arbitraria cualquier cambio que garantice una vida digna para nuestro pueblo.
Por consiguiente, no nos queda
otra alternativa que poner en marcha el desafío político no violento para hacer
realidad la libertad de nuestro pueblo. Para ello, suplicamos la asistencia y
la protección de Dios, así como le pedimos al Creador que nos guie en esta
justa causa para lograr la libertad y la prosperidad del pueblo cubano.
¡VIVA CUBA LIBRE!
Dado en La Habana, República de
Cuba, el 9 de enero de 2013