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sábado, 8 de abril de 2023

¿ES POSIBLE DERROCAR LA DICTADURA DEL PCC?

 

Mario J. Viera

 


Existe el criterio bastante generalizado de que en una dictadura totalitaria no existen medios algunos para hacerle frente y provocar su caída. Estos criterios se fundan en hechos que pueden considerarse objetivos: existencia de un régimen policiaco y fuertemente militarizado; la criminalización del disenso; el poder de solo una fuerza política que controla todas las estructuras del Estado y hasta la propia vida personal de cada ciudadano; el poder de la propaganda y el control de todo medio de información; la ausencia del debate; las persecuciones y las cárceles y el desprecio absoluto de los derechos propios y naturales de todos; y, como corolario de todas estas condiciones, la formulación de la tesis de que “toda dictadura totalitaria cae, solo por la acción de fuerzas externas”.

Estas consideraciones inducen a la impotencia, y la impotencia conduce al abandono de toda esperanza, tal como anuncia el cartel colocado a las puertas del Infierno de Dante. Así, solo queda como opción, la resignación ante un mal que no puede omitirse, salvo si se acude a la huida, al autoexilio, o a la espera de que, desde el propio seno de la élitecracia, se origine un movimiento renovador de transformaciones democráticas, como el movimiento que en la Unión Soviética se creó con las políticas de la perestroika y el glasnost. Algunos ilusos se conformarán con la osadía de proponerle reformas democráticas al régimen o de pedirles a los jerarcas del poder que se abran al debate público. Hasta habrá quienes, desde su desencanto, se atrevan a denunciar públicamente las violaciones de los derechos humanos, civiles y políticos que el régimen usurpador comete contra sus ciudadanos.

Es imprescindible hacernos una interrogante: ¿Existe una posibilidad real de poder enfrentar con éxito al totalitarismo y aún más derrocarlo? Yo me atrevería a decir que sí, que existe esa probabilidad de vencer. Todo poder gubernamental se asienta sobre el acatamiento efectivo o tácito, y la obediencia y colaboración que la población le conceda. De ese acatamiento proceden todas las fuentes del poder, que Gene Sharp identifica en un total de seis: Autoridad o Legitimidad, Recursos humanos, Recursos materiales, Factores Intangibles, Habilidades y conocimientos, y Sanciones; y para el caso de un poder totalitario, incluyo, por mi parte, otra muy importante fuente de poder: la Hegemonía Política. De todas estas fuentes del poder, esencialmente son dos sobre las que debe actuar la oposición democrática para dar los pasos iniciales en el reto político al régimen totalitario: los recursos humanos y los factores intangibles; siendo los primeros, el número de ciudadanos que apoyan y obedecen a la dictadura; en tanto, los segundos se refieren a los hábitos y actitudes en relación con la obediencia y sumisión, y con la existencia de una ideología.

Históricamente está comprobado que las revoluciones se incuban en el seno de los pueblos, y estas solo estallan cuando aparecen los adecuados conductores para impulsar y dar forma organizacional al descontento popular. Existe el descontento generalizado dentro de la población en Cuba, callado, pero presente, solo se requiere una adecuada organización de carácter político más que, simplemente, civilista o reformista, y el liderazgo, la iniciativa, y la sagacidad. Una dictadura de larga data ejerciendo sin límites las sanciones para acallar el descontento, no se derroca solo con buenas intenciones. Se requiere para ello, constancia, trabajar en silencio, sin apresuramientos, pero sin perder tiempos, activistas entrenados, claridad de objetivos y disciplina.

En el libro “Cuba – Resistencia Noviolenta (Una propuesta para la acción)”, consideré necesario, para garantizar la dinámica y flexibilidad organizativa, crear “estructuras o secciones especiales, con amplia autonomía de decisión, bajo un principio de descentralización del liderazgo, aunque siempre en acorde con el plan estratégico (que se elabore para conducir las acciones), los principios y la disciplina de la resistencia de lucha noviolenta”. Estructuras estas que pudieran por ejemplo ser: 1) la Sección Juvenil; 2) la sección Obrera y sindical; 3) de Artistas e intelectuales; 4) de; Apoyo cívico; 5) de Campesinos y 6) la sección de Divulgación y Propaganda; todo ello dirigido al desarrollo de una labor multisectorial.

Debe quedar en claro que, en toda lucha cívica en contra de una dictadura puede siempre haber riesgos para los resistentes y que resulta básico abandonar el temor. Debe tenerse también presente, que no siempre las campañas que se emprendan puedan resultar exitosas, que siempre habrá caídas, pero teniendo presente que siempre habrá que reorganizarse para emprender nuevas acciones que se elaboren a partir del análisis de los fallos y los aciertos de cada campaña.

Cuando hay convicción, decisión y constancia en el movimiento de resistencia; cuando se alcance más experiencias, mientras más y más números de participantes se alcancen y exista una disciplina consciente de los principios no violentos, las posibilidades de éxito crecen exponencialmente, aún cuando se requieran meses para alcanzar la victoria.

Sí, es posible derrocar la dictadura del PCC con la acción coordinada de los principales sectores de la población.

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