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sábado, 12 de noviembre de 2022

UNA RESPUESTA CORRECTA DE ARCHIPIELAGO

Mario J. Viera



La plataforma Archipiélago ha fijado su posición respecto a las próximas a celebrarse en Cuba “elecciones” municipales. Y hacen bien cuando colocan entre comillas las elecciones que impulsa el régimen del PCC.

Hablando claro, sin rebuscamiento de expresiones y sin el cansón lenguaje de “nosotras, nosotros”, Archipiélago, en su declaración recogida en su página de Facebook, va directo al meollo del asunto: “El modelo electoral cubano está diseñado para que el partido único y sus instituciones conserven el control absoluto sobre los destinos del país” Esto es así y esto está enmarcado dentro de los postulados de la Constitución del 2019 que se elaboró en un conciliábulo del Buró Político. del PCC.

No existen resquicios dentro del ordenamiento jurídico del régimen para promover la democracia con la ilusión del partir de la ley totalitaria para alcanzar la ley de la democracia; y así mismo lo considera Archipiélago cuando declara: “Archipiélago celebra el optimismo de aquellos que (…), no se cansan de buscar grietas dentro del sistema”; yo diría mejor, en lugar de optimistas, “ilusos”, y esto último para decirlo de la manera más suave y delicada posible.

Haciendo uso de un lenguaje de corrección política, la declaración de Archipiélago identifica: “Una parte de la oposición cubana ha decidido, para las próximas elecciones del 27 de noviembre, insistir en presentar candidatos”. En realidad, no se trata de una parte de la oposición, sino de una fracción de “activistas” que no han superado la fase disidente para convertirse en factor de contradicción y de reto frente al poder dictatorial. Quienes promueven estas propuestas de participación dentro de las “elecciones”, convocadas desde el poder y a favor del poder, son esas denominadas “organizaciones civilistas”, del Consejo de Transición Democrática de Cuba y la novísima D Frente.

Pero Archipiélago se sitúa más allá de una simple declaración disidente para asumir una de resistencia opositora, al proponer: “Consideramos que las opciones de NO ACUDIR A LAS URNAS, VOTAR EN BLANCO o ANULAR LA BOLETA, son una válida expresión de rechazo a un modelo electoral que no permite una representación legítima de nuestra diversidad. Y este voto negativo (sumando las tres opciones) ha venido creciendo durante los últimos años”, y agrego, y se ha producido un 11 de julio de protestas multitudinarias y espontáneas de la población.

Sí, este reto de desobediencia civil, tal como lo ve la declaración de Archipiélago “podría ser una oportunidad magnífica para decir bien alto ante el régimen y ante la comunidad internacional, que la dictadura ya no cuenta con las mayorías ─ lo que Gene Sharp denomina “recursos humanos” ─ de las que presumió durante décadas”. Esto es claro, el régimen se degrada, no está en fase terminal, pero ha perdido en gran parte los recursos humanos, como quedó demostrado el 11 J.

Sabemos ─ anota la declaración ─ que el miedo, la apatía y el cansancio hacen que algunos pierdan la fe en la posibilidad de un Cambio. Pero no podemos rendirnos”. ¡No podemos rendirnos! Hay que ejercer el liderazgo político actuando entre las masas, convocando a la resistencia, activando la conciencia del cambio e impulsando los principios básicos de la lucha noviolenta entre los que, uno principal es la no cooperación con nada promovido por la dictadura, la desobediencia civil y entre estos métodos está la promoción del boicot a las elecciones, no cooperar con esas elecciones buscando lo que nunca se alcanzará. Dignidad es el principio rector para impulsar un movimiento de lucha prodemocracia; pero esa dignidad, como lo deja claramente expuesto por la declaración, no debe ser “sinónimo de repetir consignas gastadas con el estómago vacío o tener que resignarse a un gobierno fallido, autoritario y perverso”.  

Resistir es la palabra de orden en estos precisos momentos, resistir con liderazgo, con organización y con una estrategia de lucha noviolenta bien concebida, La consigna de hoy es abstencionismo generalizado; no salir a votar por algo o por algunos que no representan la voluntad popular.


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