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domingo, 20 de noviembre de 2022

LA CARROÑA FILO-FASCISTA SE DA CITA EN MEXICO

 

Mario J. Viera

 


Ya está en marcha la internalización de la derecha ultraconservadora, nacionalista y cristera. La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés), un foro de la ultraderecha trumpista de Estados Unidos, que, como lo expone el diario mexicano “Milenio” solía celebrarse anualmente; ahora ha trascendido las fronteras estadounidenses para expandirse internacionalmente, donde quiera que tenga hálito el extremismo de derecha, por lo que, de acuerdo con esta fuente, en 2022 ya ha llevado a cabo eventos en seis países más.  

Ahora la CPAC va a por América Latina, con un primer encuentro en Brasil en fecha 11 y 12 de junio en Sâo Paulo y ahora en México con fecha 17 y 18 de noviembre. ¿Quiénes son sus participantes en este encuentro en México? La flor y nata del movimiento filo-fascista internacional, entre los que destacan, ese mediocre actor mexicano de nombre Eduardo Verástegui, más católico que el Papa Francisco, que sirvió como colaborador de Donald Trump durante la campaña electoral del 2020; el impecable hijo de Jair Bolsonaro y buen representante de su padre, Eduardo Bolsonaro; y Fernando Camacho, pero la figura más valorada que se esperaba su asistencia al conciliábulo mexicano, era el exasesor de Trump, Steve Bannon, quien no tuvo presencia física en el lujoso Hotel Westin en Santa Fe pero participó por teleconferencia desde Estados Unidos hablando en inglés.

Otros destacadísimos representantes del trumpismo-bolsonarismo que participaron mediante tele conferencia fueron, el presidente de Guatemala Alejandro Giammattei; el diputado ultraderechista argentino Javier Milei; el presidente del partido español VOX Santiago Abascal; el excandidato a la presidencia chilena José Antonio Kast; Fernando Camacho, el Bolsonaro de Bolivia como se le conoce, y el senador estadounidense por Texas Ted Cruz.

La consigna bajo la que se celebra la conferencia la dejó expresada el beato Verástegui: “Dios, patria, familia, libertad”; y como este es el eslogan, pues entonces, una misa se celebró como apertura para la conferencia de las buenas personas en ella participantes. Es así de claro como lo dejó dicho Verástegui: “Estamos aquí para construir un movimiento conservador en la región, con buenos líderes y bien preparados para defender la familia, la iglesia, nuestras instituciones culturales y las libertades”. Defender la familia, es decir no reconocer el matrimonio entre parejas del mismo sexo, eso está contra los dictados de la iglesia; pero nada dice sobre el bienestar de las familias mexicanas de obtener empleos seguros y bien pagados, con acceso a los servicios médicos. Defender las instituciones culturales, eso tiene muy amplísimas interpretaciones; es lo de siempre hablar sin especificar claramente lo que se quiere decir; por supuesto que dentro de esas instituciones culturales de Verástegui está el poder de la Iglesia Católica.

Ese conciliábulo conservador rechaza todo aquello que pueda ser identificado como progresismo, es para ellos sagrado lo expresado por el chileno José Antonio Kast Rist, líder del Partido Republicano, “en nuestro continente, la izquierda y los enemigos de la libertad han llegado a los gobiernos y llevan a cabo una agenda progresista que busca destruir las bases de nuestra convivencia y amenazar nuestra paz y libertad”.

Pero los ataques de los ultras de derecha no solo se dirigen a las izquierdas de corte marxista, sino también asaetan a los liberales moderados, la derecha como tal. Así lo expresó San Eduardo Verástegui: “Hay mucha gente disfrazada, lobitos disfrazados de ovejas, que confunden a la gente y se hacen pasar por una derecha, pero no son una derecha. La verdadera derecha está huérfana; no la derechita cobarde”. A su vez, reforzando la opinión del actor mexicano devenido en exaltado político, Bannon considera que la derecha radical se encuentra dentro de un “conflicto global” con poderosas fuerzas que se le opone, como los “grandes medios, organizaciones financieras grandes, las de tecnología, las universidades, la inteligencia, y también tenemos (partidos demócratas progresistas) e incluso “republicanos moderados”.  

Claro está que la izquierda bananera y la extremaizquierda latinoamericana no guardaron silencio con respecto al CPAC-México. El presidente de México, Andrés López Obrador calificó a los organizadores y participantes a la conferencia celebrada en México de “racistas, clasistas, discriminadores, corruptos, sin escrúpulos morales, partidarios de la violencia”; desde Bolivia una organización que se hace llamar Frente Antifascista, en tonos de un radicalismo bananero se refirió a los participante del CPAC en México: "Todos son figuras que responden a los intereses económicos inmediatos de la alta burguesía y a los designios imperialistas, que rechazan explícitamente los derechos humanos y combaten los avances hacia la igualdad social y la conservación ambiental en las Américas y el mundo".

En fin, se trata de un duelo entre dos monstruosas tarascas de signos diferentes por el dominio del mundo. Tal como lo ha dicho Bannon, estamos en un conflicto global, pero no como él lo entiende, sino entre las fuerzas antidemocráticas y la democracia. Estamos justo en el medio de las dos fuerzas de ultras de derecha o de izquierda, y no podemos cruzarnos de brazos.  Hay que salir y ganarles el patio a los dos extremos.

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