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sábado, 6 de marzo de 2021

MSI, ¿un “diálogo nacional”?

 Mario J. Viera


 

¿Abrir un diálogo nacional entre cubanos o, simplemente, abrir un buzón de “quejas y sugerencias? ¿Sugerencias para luego plantear un diálogo con la dictadura? El régimen del PCC no acepta diálogos y mucho menos con los que, de él disienten.

 

Los gobiernos totalitarios, como el cubano ─ enuncia el filólogo y profesor cubano, Yoandy Cabrera ─, usan la ideología como un medio de perpetuarse en el poder; el cultivo y rescate libre y democrático de la memoria artística no le interesa, más bien le perjudica. Si las premisas para un diálogo con los que disienten siguen siendo que “la revolución no se equivoca nunca” y la idea más que nociva, excluyente y ambigua muy a propósito de “contra la revolución, nada”: ¿Cómo dialogar entonces? El sistema, tal y como lo conocemos, no está pensado para dialogar con aquellos que se desmarcan de lo que el gobierno sigue llamando “revolución” y es más bien un estado totalitario”.

 

Y lo ratifica Luis Manuel Otero Alcántara cuando afirma: El régimen cubano ha dado muestras que no quiere escuchar a sus ciudadanos. Nosotros, los integrantes del MSI y otros artistas y activistas, llevamos alrededor de 4 años – incluso antes de fundar el Movimiento-, apostando por llegar a través de un dialogo a acuerdos. Hemos transitado por los espacios institucionales y no han querido dialogar con nosotros. La respuesta ha sido represión, encarcelación, mancillar nuestra imagen en redes sociales y la televisión, han caído en cometer delitos de difamación… El régimen cierra todo tipo de diálogo. (…) No escucha a las madres que sus hijos tienen hambre, a las personas que son discriminadas, a las feministas que exigen una Ley Integral de Género, hay feminicidios en Cuba y las cifras se están disparando”.

 

Entonces ¿a qué viene la convocatoria a un “diálogo nacional?” Bueno, según Otero Alcántara “es para escucharnos y encontrar qué nos interesa, y no arrojarnos el derecho de hablar por otros cubanos, porque también somos muy habanocentristas”. Parece buena intención; no niego que sea buena intención, eso de no hablar por otros.

 

Entusiasmado por el éxito alcanzado por el tema musical de “Patria y Vida”, el MSI ha organizado una nueva plataforma con ese mismo nombre “Patria y Vida”, para hacer pública una convocatoria urgente para “llamar a un Diálogo Nacional a todos aquellos cubanos y cubanas, vivan dentro o fuera de Cuba y que aspiren construir un país que represente un hogar seguro para todos sus hijos e hijas” Pero según la Real Academia Española, diálogo es la plática que se establece entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas; es decir para dialogar se requiere un cara a cara. Entonces, según lo definido por Otero Alcántara, que cité en el párrafo anterior, no se trata de un diálogo sino de una encuesta y recogida de opiniones para resumirles estadísticamente a posteriori.

 

En política se debe precisar los conceptos para que queden diáfanos en el entendimiento de todos.

 

Ahora bien, según el MSI por “diálogo” se entiende “el espacio de comunicación que permitirá considerar las voces de los diversos sectores de la sociedad cubana. Entonces, ¿por qué, antes que colectar quejas y sugerencias, no se empieza a dialogar primero con los diferentes grupos de la oposición interna para, dialogando, alcanzar consenso en el enfrentamiento al régimen por medio de la resistencia noviolenta? “La pluralidad – agrega el comunicado de Patria y Vida ─ es un principio ciudadano que busca integrar a la mayoría en el reconocimiento pleno de sus derechos. ¿Sí? ¡No me digas! ¿Cómo se alcanza esa pluralidad? ¿Participando en una encuesta que pide responder solo dos preguntas? La primera: “¿Consideras que el diálogo es una buena herramienta para encontrar soluciones a los problemas que enfrenta nuestro país actualmente? La segunda: En orden de importancia, ¿Qué temas consideras que se deben abordar en un diálogo de manera urgente?

 

La participación de todos ─ añade, el comunicado ─ es fundamental para superar la grave crisis que invade cada rincón de nuestra hermosa tierra”. Esto es cierto; pero esa “participación de todos” solo puede alcanzarse mediante una constante labor de acercamiento a todos los sectores de la población hablando, orientando, explicando y razonando por activistas entrenados en el trabajo de captación proselitista y disciplinados. Captar a esos sectores que menciona el comunicado, “jóvenes (mejor se debiera precisar: estudiantes se la segunda enseñanza y universitarios), grupos feministas, movimientos animalistas, artistas, (¿Y los intelectuales?), organizaciones sociales y políticas, afrodescendientes (¿por qué considerarles como si fueran un sector particular y aislado dentro de la sociedad?), iglesias, familias, barrios, vecinos, gremios laborales (mejor sería decir, “penetrar las secciones sindicales”) e incluir ─ que no los tuvo en cuenta ─ a los campesinos y obreros agrícolas, a los jubilados y hasta a las amas de casa.

 

“Lograr soluciones pacíficas y cívicas es parte inalterable de la misión de nuestro movimiento”, se declara, y no está mal decirlo; pero para lograr soluciones se requiere algo más que una posición pacífica y cívica, se requiere además lanzar el reto político al régimen del PCC e impulsar un poderoso movimiento de resistencia noviolenta. Y se agrega: “No apostamos por el conflicto, proclamamos la paz”. No sé por qué, pero esta declaración me parece demagógica. Existe el conflicto, desde el mismo momento cuando el régimen se impone por fuerza a toda la sociedad. Existe el conflicto, cuando el régimen persigue al disenso; existe el conflicto cuando el régimen fusila moralmente a sus opositores; existe el conflicto cuando el régimen pisotea los derechos humanos, políticos y sociales de todo el pueblo; existe el conflicto desde el mismo momento en que se elevan voces críticas y oposición a la dictadura.

 

Como bien lo expresa la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) y University of Massachusetts Boston (UMB), en “Diálogo y Políticas Públicas. Transformación de conflictos en el marco de la gestión de la política pública”: “El conflicto está presente desde siempre en la historia de la humanidad, al ser parte de su estructura social, política y económica aparece como elemento trascendental en el desarrollo o retroceso de las sociedades. (…) El ser humano por su propia condición, por las dinámicas y contextos en los que desarrolla sus relaciones es un ser eminentemente político. Este hecho se evidencia en las tendencias ideológicas y de pensamiento, en los procesos de gobernanza, en la estructura y acción institucional y especialmente en la concepción, desarrollo y aplicación de las políticas públicas a través de distintos planes, programas y proyectos. Esta situación constituye la puerta de entrada al tipo de conflicto político”.

 

En fin, la campaña promovida por la plataforma “Patria y Vida” “busca aglutinar las opiniones (¿encuesta?) acerca de los problemas que hoy nos aquejan, pero también de las propuestas y deseos para alcanzar el bienestar”. Ahora bien ¿Cómo unirse al Diálogo Nacional y "ser parte de la transformación"? Según lo que propone el MSI los participantes deberán enviar los resultados del diálogo a una determinada dirección de correo electrónico o a través de la página web del MSI, en la pestaña Plataforma Patria y Vida, y allí subir las respuestas. El MSI las revisará, ¿las tabulará? y las compartirá a través de diferentes medios.

 

Sin embargo, la encuesta de opiniones para que tenga relevancia estadística debe alcanzar un determinado porciento del registro electoral de Cuba, esto para los remitentes dentro de la isla, no menor del 5%. Ajustándose a lo que el Art. 102 de la Constitución de 1940, estableció para la constitución de nuevos partidos era “indispensable presentar, junto con la solicitud correspondiente, un número de adhesiones igual o mayor al dos por ciento del Censo electoral correspondiente, (…). El partido que en una elección general o especial no obtenga un número de votos que represente dicho tanto por ciento desaparecerá como tal o se procederá de oficio a tacharlo del registro de Partidos. Sólo podrán presentar candidatura los partidos políticos”.

 

Veamos: El registro electoral de Cuba en el 2019 era de 9 298 277 electores. El 5% de ese registro corresponde a 464 914 electores. En el referendo constitucional de 2019 la opción a favor del no, según reporte oficial, alcanzó el 9.39% del electorado, lo que es igual a 706 400 electores; es decir, tuvo relevancia estadística. Si aplicamos el principio de legitimidad que estipulaba la Constitución de 1940 del 2% del registro electoral, ese número sería, para el registro electoral actual, 185 965 electores. Si al menos no se computa este 2%, al interior de Cuba, el esfuerzo del MSI, para computar las propuestas y sugerencias que solicita quedará en el ridículo total.

 

Pero, nada importa si hasta el conductor del MSI está tan entusiasmado con su “diálogo nacional” que llega hasta expresar: “El próximo paso siempre va a ser tumbar la dictadura: a través de un concierto, una canción, una acción performática… son pasos hacia la democracia. ¿Lo dijo en serio?

 

Anotemos algo. El MSI era prácticamente desconocido, tanto dentro de Cuba como en el exterior, y solo alcanzó relevancia después de la plantada que 500 artistas e intelectuales, mayoritariamente jóvenes, ante la sede del Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020, ejecutada en solidaridad con los ayunantes de San Isidro. Hoy parece como difuminado aquel movimiento del 27 N, de tal modo que no marca diferencias con el MSI y parecen ser la misma cosa, aunque el resalte lo reciba este último. Y es cierto lo que apreció Otero cuando reconoció ser “habanocentristas” y este criterio le llevara a buscar opiniones diversas por medio de un sondeo al que impropiamente denominan “dialogo nacional”.

 

Como bien lo ha expresado el catedrático cubano Abel Sierra Maderos, en entrevista para ADN Cuba, el movimiento San Isidro-27 N tiene que generar otras solidaridades y alianzas; es decir, salir del estrecho marco del sector cultural y del ambiente solo urbano; dejar de ser “fenómenos urbanos o habaneros”, e ir más allá. Y acoto yo, la solidaridad y las alianzas no se alcanzan mediante encuestas, sino con proyecciones propias dirigidas a los multivarios sectores de la realidad sociopolítica de Cuba; de lo contrario como lo prevé Sierra “sus miembros van a ser un blanco fácil, sobre ellos seguirá cayendo el peso indiscriminado del Estado”; y agrega: "Para reducir la vulnerabilidad, esos movimientos tienen que ser menos reactivos y más proactivos. El reto es diseminar esas ideas y acciones a otros sitios geográficos y simbólicos de la política".


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