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viernes, 12 de febrero de 2021

LA CARTA DE LA JOVEN CUBA AL PRESIDENTE BIDEN, COJEA

 Mario J. Viera

 


La Joven Cuba, una organización que no podemos identificar si es de cal o de arena o si es la mezcla de los dos materiales; Una organización que parece vivir en la estratósfera de la realidad virtual, más que en la realidad objetiva de la política de Cuba, le ha enviado al presidente Joe Biden una emotiva carta donde le pide la cancelación de todas las medidas de represión económica que la administración Trump le impuso al gobierno cubano para hacer todavía más severa la política del embargo.

 

Leo y releo varias veces el contenido de la misiva, y me quedo con la impresión de estar nadando entre dos aguas.

 

Hace cinco años ─ así comienza el documento ─, el pueblo cubano escuchó al presidente de Estados Unidos hablar en La Habana sobre esperanza y la construcción de un futuro mejor.  Su discurso sugería lo que los cubanos ya comenzábamos a hacer: abrirnos al mundo, estimular valores cívicos y crear nuevos negocios”. Aquí, con este inicio, comienzo a cuestionarme: ¿Lo que los cubanos ya comenzábamos hacer? ¿Acaso fue acto de motu proprio crear nuevos negocios? Nos abrimos al mundo, ¿Cómo fue? ¿Cuándo fue? Quizá se trate de una licencia literaria. ¿Estimular valores cívicos? Que disculpen mi ignorancia si les pregunto ¿cuáles fueron esos valores cívicos? Otra licencia literaria, sin duda alguna.

 

Pero llega Trump, y todo comienza a enredarse, entonces, ante “el más persistente y abarcador bloqueo/embargo” (…) Es poco lo que podemos hacer los cubanos en la isla para aliviar el efecto de sanciones externas durante la pandemia”. Otra interrogante que me hace cuestionar la misiva: ¿Los cubanos? Si la referencia es al pueblo, al cubano común, sin cargos gubernamentales, la frase no tiene sentido. Mejor hubiera sido replantearla, y decir: “Es poco lo que pueda hacer el gobierno cubano (…) para aliviar el efecto de sanciones externas durante la pandemia”. Luego, la carta, en modo imperativo le solicita a Biden: “comience a desmantelar el sistema de sanciones que continúa afectando al pueblo cubano”, para, a continuación, afirmar: “Hoy nuestra gente está sufriendo extraordinariamente con las penurias económicas”.

 

Esto, en esencia, es cierto, por eso, muchos miembros de la comunidad cubana, residente en Estados Unidos, nos oponemos a las medidas de sanciones económicas no selectivas, impuestas por Donald Trump por intereses electoreros; pero, los redactores han omitido, por descuido o indolencia, una realidad presente, que “las penurias económicas” que nuestra gente está sufriendo, se deben, en principio y fundamentalmente, al mal manejo de la economía por parte del régimen del PCC, por su obstinación al sistema de planificación centralizada de la economía, por la falta del estímulo a la iniciativa privada, por su empeño de colocar sus intereses políticos por encima de las leyes de la economía y el mercado, por su ineficiente tratamiento del sector agrícola, por la aplicación de sistemas agronómicos erróneos que han ocasionado el deterioro de extensas áreas agrícolas, por la salinización y la erosión de los suelos, tanto laminar como eólica.

 

Y argumenta Joven Cuba diciendo: “los cubanos y las cubanas somos conocidos por nuestra resiliencia y la mayoría de nosotros ha vivido toda su vida en crisis”. ¿Acaso la capacidad de adaptarse, la resiliencia, a factores perturbadores y adversos, puede ser considerada como un mérito de civilismo? Es cierto que la mayoría de los cubanos, de las generaciones de cubanos que se han sucedido desde 1959, han vivido toda su vida en crisis, no solo existenciales, sino también de derechos básicos, y de la ausencia de medios legales para la defensa de esos derechos, una crisis de valores generados por el sistema totalitario, ya desde los mismos inicios de su implantación. “los últimos cuatro años ─ alega Joven Cuba ─ han sido inusualmente crueles por la campaña de hostilidad de la administración Trump para ganar puntos políticos en la Florida”; y, como consecuente, “Un grupo de extremistas ha infligido enorme daño a Cuba desde sus posiciones de privilegio”. Clara referencia a los Díaz-Balart, Marco Rubio, Ted Cruz, y a John Bolton y Mike Pompeo; pero aún más grave daño le ha infligido a Cuba el grupo de extremistas, de la camarilla que, desde sus posiciones de privilegio, controla, al PCC. Y en la carta se expresa la queja: “en el escenario de una pandemia global, los cubanoamericanos y cubanos residentes en Estados Unidos, están imposibilitados de enviar remesas y medicamentos a la Isla. Convertir a toda una nación en rehén para lograr un cambio de régimen no es un acto moral”. ¡Claro que no es moral, imponer sanciones que agudizan más las penurias a las cuales ha sometido el régimen a toda la nación, con el solo propósito de lograr un cambio de régimen!, como inmoral es también someter a toda la nación a la dirección y control de un estado policiaco, a la imposición de una onírica unidad nacional en torno al único partido político, legalizado y reconocido constitucionalmente, que existe en Cuba.

 

Cuba no es perfecta; Estados Unidos tampoco lo es”, se enuncia, en tono académico, este sofisma dentro de los términos de la carta. Y es un sofisma, porque intenta identificar como iguales a dos Estados; o a dos sistemas políticos bien diferentes entre ellos. El Estado cubano es la total imperfección, mientras que el sistema político establecido en Estados Unidos puede tener alguna imperfección y, sin embargo, es más perfecto que el existente en Cuba, y es también un sofisma, cuando se sustituye, “gobierno cubano”; por el incluyente y genérico nombre de "Cuba".

 

Vuelve, en la redacción de la misiva con una nueva carga de sofismas: “Nuestra historia ha sido de lucha constante por lograr plena soberanía, democracia y libertad. ¿Nuestra historia, sin exclusiones? El castrismo siempre ha intentado autojustificarse como el defensor de la “plena soberanía, la democracia y la libertad”. Agregan: “A pesar de todos los patriotas que se sacrificaron por una Cuba totalmente democrática, aún estamos lejos de ese objetivo. Faltaría haber agregado a este último enunciado:porque un régimen usurpador se apropió, por la fuerza y por la fuerza mantiene, del poder”. “Sin embargo ─ continúa diciéndose en el documento ─, lograrlo es responsabilidad de los cubanos, no de presiones externas”. Muy de acuerdo, es responsabilidad de los cubanos alcanzar “una Cuba totalmente democrática”, sin esperar concurso externo, actuando desde los principios de la cubanía, con métodos inteligentes, con capacidad política para la conducción de la resistencia y para la movilización de eso que se denomina “número mágico” de participación masiva de pueblo. Ahora bien, decir que aún estamos lejos del objetivo de alcanzar una Cuba totalmente democrática es como concederle al régimen que, bajo su dictadura, en Cuba hay democracia, no total, pero, al fin de cuentas, hay democracia, y solo, según lo que se desprende de la lógica del documento de la Joven Cuba, se requerirán algunas reformas políticas.

 

En la carta se le reclama al actual presidente de Estados Unidos:Estados Unidos no tiene que ser nuestro aliado ideológico, pero puede dejar de ser un vecino hostil”. Me pregunto, porque no ha quedado claro en la carta: ¿Aliado ideológico? ¿De quién o de quiénes? ¿De la oposición cubana interna o del gobierno de Cuba? Propiamente, cuando colocan la opción para Estados Unidos de “dejar de ser un vecino hostil se están refiriendo al gobierno cubano, del cual, el gobierno de Estados no tiene necesariamente que ser aliado ideológico, basta con que deje de ser “vecino hostil”; es decir que, ante la hostilidad del régimen del PCC, Estados Unidos deberá mantenerse como un gobierno contemplativo y complaciente,

 

En otro párrafo los redactores de la carta a Biden aseguran: “En esta época de acceso a la información y las comunicaciones, las cubanas y los cubanos estamos en mejores condiciones que nunca para trabajar por nuestros derechos de manera autónoma. Afirmación esta que no puede sustentarse estadísticamente. Que no existen elementos que prueben el enunciado. Reclaman también: “Lo que requerimos del gobierno de Estados Unidos y sus líderes es que no interfieran en nuestros asuntos internos. Esta es la misma propuesta que hace el gobierno de Cuba; que nadie interfiera en los asuntos interno de la isla; que nada se diga ante los atropellos de las hordas de la Seguridad del Estado en contra de los opositores, que no se denuncien los actos de repudio, que nada se diga en contra de los juicios, donde no existen las debidas garantías judiciales Los redactores de esta misiva debieran recordar que la condena, que un Estado haga a otro por violaciones de derechos humanos, de acuerdo al Derecho internacional, no constituye acto de interferencia en los asuntos internos de ese país.

 

La mayoría de los cubanos ─ aseguran los redactores ─ respeta y admira a su pueblo y sus logros, pero también sentimos que el gobierno de su país [Estados Unidos] ha perdido, una y otra vez, la oportunidad de hacer lo correcto y corregir una historia de errores”. Hacer lo correcto y corregir una historia de errores, es lo que debe hacer, según los redactores de la misiva, el gobierno de Estados Unidos. Es lástima que no enviaran al gobierno de Cuba una carta similar, no la copia de esta carta, recomendándole, lo mismo que le recomiendan a Estados Unidos: “hacer lo correcto y corregir una historia de errores. ¡Que muchos han sido loe errores de la dictadura castrista!

 

Solicitamos [a Biden] que su administración regrese a esa relación [la iniciada por Barack Obama] con Cuba. Tenemos la esperanza de que reconozca que está en el interés nacional de Estados Unidos dialogar, desde un marco de reconocimiento de la soberanía mutua, con todos los sectores de nuestra sociedad, incluyendo al gobierno, los emprendedores del sector privado y la sociedad civil.

 

No es incorrecto que entre gobiernos, con diferencias políticas, emprendan diálogos para enfriar los conflictos, por supuesto que, en ese diálogo entre dos gobiernos, se reconozca la soberanía nacional de ambos Estados; pero el reconocimiento de la soberanía de una nación, no implica, precisamente el reconocimiento de un gobierno; porque la soberanía es propia de la Nación, y es todo el conjunto nacional el que conforma la soberanía. Ahora bien, ¿por qué Estados Unidos tiene que tomar la iniciativa y solicitarle el diálogo al régimen de La Habana? Por sí mismo, y por condiciones humanitarias, el gobierno de Joe Biden puede decretar la derogación de las sanciones económicas que Donald Trump, previamente había dictado; pero quien debe estar dispuesto a ir a la mesa del diálogo y solicitarle, es el régimen de Cuba. ¿Acaso Joven Cuba quiere salvarle la cara al gobierno de Díaz-Canel pidiéndole a Biden que sea su gobierno el que se rinda, el que pida diálogo? Quién más necesita ir a una mesa de negociaciones es el gobierno de Cuba.

 

Tal como antes dije, que la Joven Cuba vive inserta en la estratósfera de la realidad virtual, proponen que el diálogo deberá incluir, no solo al gobierno cubano, sino también a los emprendedores del sector privado, que carecen de toda representatividad ante el gobierno y que este con solo un plumazo puede hacer desaparece; y la virtual e imaginaria sociedad civil, y uno se pregunta ¿existe en Cuba realmente la “sociedad civil”? No existen organizaciones ni asociaciones independientes del Partido Comunista de Cuba; ¿Acaso esa sociedad civil es la representada por la Federación de Mujeres de Cuba (FMC), la Asociación de Agricultores Pequeños (ANAP), la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Unión de Periodistas de Cuba (UPC); y quizá el Consejo de Iglesias de Cuba, tan identificado con las políticas gubernamentales, y la Iglesia Católica; para nada incluyen en su propuesta la participación en el diálogo a representantes de la oposición interna, el Movimiento San Isidro (MSI) y los jóvenes artistas que participaron en el diálogo frustrado con el Ministerio de Cultura.

 

La Joven Cuba o solicita o reclama o exige de Joe Biden: “Levantar las sanciones incondicionalmente sería el paso principal y un acto de coraje moral. Aunque el embaro sea, en el presente, solo una reliquia anquilosada del periodo de guerra fría; aunque su aplicación no ha conseguido aperturas y reformas profundas en Cuba, las sanciones económicas contempladas en las leyes Torricelli y Helms-Burton no pueden o no deben ser levantadas de manera unilateral por parte de Estados Unidos, y aunque en muchos sectores de la economía estadounidense se plantean reclamos para su supresión, optar por su levantamiento necesita pasar por un proceso de negociaciones, en una especie de quid pro quo.

 

No tiene sentido una de las últimas propuestas de la Joven Cuba: “Dada la asimetría de poder entre Estados Unidos y Cuba y la unidireccionalidad de las sanciones, es responsabilidad estadounidense dar el primer paso. Es precisamente, por esa asimetría de poder de Estados Unidos en relación con Cuba, que quien debe dar el primer paso es el gobierno cubano. Pero según la carta existen aquellos que fomentando el odio tratan de “mantenernos distanciados”.

 

Pero, sabemos que también el régimen del PCC fomenta el odio y hace todo lo posible para dividir a la oposición interna y perseguir la voz disidente, que para mantenerse en el poder pisotea todos los derechos civiles y políticos de la ciudadanía, imponiendo el temor y la amenaza de prisión, y esto es un factor a tomar en cuenta del por qué del distanciamiento con los Estados Unidos. Por supuesto, la Joven Cuba instruye a Biden que “podemos aprender de errores anteriores y hacerlo mejor esta vez”, ¿Quiénes son esos “nosotros”, que “podemos aprender de errores anteriores”? ¿Estados Unidos y quién más? Que no se permita “que las acciones emprendidas por el presidente Obama sean la excepción y la hostilidad entre nuestros países sea la norma”. Sí, también esta recomendación sería igualmente válida formulársele a Raúl Castro y a Díaz-Canel,

 

Y concluye su pliegue de demandas la Joven Cuba: “Le pedimos al gobierno de Estados Unidos que comience a normalizar relaciones con Cuba. Esto ayudará a todos los sectores de la sociedad cubana y abrirá oportunidades de inversión para Estados Unidos en Cuba. Le pedimos a usted personalmente que tome acción ejecutiva y alivie las sanciones para darle al pueblo cubano una verdadera oportunidad en su búsqueda de la felicidad”. La verdadera búsqueda de la felicidad del pueblo cubano, solo comenzará cuando “los emprendedores del sector privado y la sociedad civil” y la oposición interna se concierten para impulsar un movimiento de resistencia masiva noviolenta, que provoque la caída de todo el sistema político y económico que alienta el PCC.

 

Definitivamente la carta a Biden, por sus omisiones, o tiene piernas cortas o, simplemente, cojea.

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