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jueves, 3 de diciembre de 2020

ANTE LA AMENAZA QUE HOY EL GOBIERNO DEL PCC REPRESENTA PARA LA LIBERTAD DE CUBA

 

Mario J. Viera

 


La posibilidad de implementar los postulados del artículo 4 de la Constitución de 2019.

La respuesta al reto del 27 de noviembre, la acaba de dar Granma en su editorial del 1 de diciembre: “¿Qué letra de ley tiene autoridad mayor que la que otorga la legitimidad, cuando es escrita y votada por la abrumadora mayoría del pueblo que la promulga para sí, para su bienestar, para afirmar su presente y blindar el futuro de sus hijos?” 

En este editorial el referente es el Artículo 4 de la fraudulenta Constitución, que convierte en actividad anticonstitucional toda aquella realizada en contra de la irrevocabilidad del socialismo.  La amenaza está implícita. La llamada a reprimir, a levantar parte del pueblo contra otra parte del pueblo, contra todo aquel que intente, o quizá solo se presuma, “intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución”.

Disentir, en Cuba, constitucionalmente es un grave delito, es algo así como traicionar la patria. No hay otro modo de entender los alcances del Art. 4. Ya están dando los primeros pasos en la escalada represiva, reflejando claramente el pánico infundido al PCC por la digna protesta de 300 jóvenes artistas e intelectuales con su plantada ante el Ministerio de Cultura. Las bestias cuando se sienten amenazadas lanzan zarpazos. De inmediato detienen y se llevan presos a Tania Bruguera y a Luis Manuel Otero Alcántara. Y ponen al “pueblo” en la calle en defensa de “su” ‘revolución”, de su sistema del socialismo fascista, como en la payasada del Parque Trillo y de la camiseta con la bandera cubana que vestía el pelele del Buró Político del PCC, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, que habla y dice, como cualquier otro canalla populista: “El pueblo cubano está en la calle, no admitimos injerencias de nuestros enemigos. Los problemas nuestros los resolvemos entre nosotros”.

Tienen miedo de que el pueblo, el verdadero, no el representado en la payasada del Trillo, está perdiendo el miedo; y se aprovechan de la politiquería de Donald Trump y de la influencia que han ganado los trumpistas dentro de un importante sector oposicionista de Cuba, para presentar a todos los que osen levantan su voz de denuncia como agentes del imperialismo yanqui, como “con su farsa de mercenarios pagados de San Isidro, acaecida en días recientes, y la secuencia de manipulaciones y hechos asociados con el declarado fin de desestabilizar a Cuba socialista”, referencia cínica a la huelga de hambre de los activistas de San Isidro y a la plantada frente al MINCULT del 27 de noviembre.

Entonces, Granma resucita a Fidel Castro para condenar los actos de dignidad de un grupo de jóvenes que adelantan ante un funcionario de la dictadura sus reclamos y sus demandas: “No van a desmoralizarnos, no nos van a amedrentar. ¡No le vamos a dar garantías a la contrarrevolución, que es lo que quieren!”. Definitivamente el régimen tiene miedo y va a atacar, aprovechándose de la debilidad presente dentro del movimiento opositor, dormido en los sueños de un Donald Trump liberador; de un movimiento opositor que ha descuidado insensatamente la labor del proselitismo, el de la organización, el de seguir mirando hacia afuera sin mirar hacia dentro; sin aglutinar pueblo y juventudes.

Hoy Cuba está al borde de convertirse en una Corea del Norte a solo 90 millas de la Florida. ¿Quién le detendrá las manos? ¿Cuba decide? ¿El Directorio Democrático? ¿Somos Más? Esos solo se han dedicado a hablar, a implorar apoyo en instancias internacionales; en alabar y sacralizar a Donald Trump, y vivir de sus jugosos grants federales. 

Como bien se hace observar en Diario de Cuba, el Artículo 4 de la fraudulenta Constitución de 2019 “no solo legitima la persecución política y la represión policial y judicial, sino que autoriza al resto de los ciudadanos a emplear la violencia contra cualquier opositor pacífico, defensor de derechos humanos, periodista independiente o artista, que se oponga al Estado socialista”.

Mientras tanto, el régimen criminal y traidor cubano mantiene asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y Rusia, y China, Irán y Turquía le dan todo su apoyo.

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