Mario
J. Viera
He visto por televisión los rostros y
expresiones de muchos de los participantes de una marcha que, más que
anticomunista y anticastrista, podría llamarse la marcha de la indignidad,
rostros jóvenes, rostros de recién llegados de ese pueblo que ellos denominan
timorato, cobarde y miserable, de ese pueblo al que ellos pertenecen y con el
que comparten la misma vergüenza. Y me hacen recordar a muchos, como ellos, que
me decían no estar de acuerdo con el régimen para luego agregar, "el
muerto que lo ponga otro" o afirmar, "que los quite el que los
puso".
He visto también otros rostros, no tan
jóvenes que por muchos años se han dedicado, heroicamente, al cabildeo ante
políticos estadounidenses para que aprieten las tuercas a la dictadura, y solo
han hecho eso, año, tras años, dedicados a tiempo completo al cabildeo, que se
resume, en la cínica frase que muchas veces, escuché en Cuba: "El muerto,
que lo ponga otro".
¡Ah, pero salieron masivamente a
"protestar", agitando banderas de un político de Estados Unidos, del
presidente de Estados Unidos, que los usa y maneja para obtener votos, y
maldecir a otros cubanos que no están a favor de Trump, pero que también
quieren que caiga la dictadura en Cuba! ¡Protestar contra el comunismo! ¿Dónde?
¡En Miami! Protestar contra la persecución, contra el acoso de la policía
política del régimen del PCC, ¿dónde? ¡En Miami! ¡Qué ridículo hacemos a la
vista de otros pueblos viriles! Pero ellos y los promotores del gran ridículo,
estos son los que ganan cámaras de televisión, al concluir la ridícula marcha
se sienten satisfechos, han podido expresar sus traumas, sus resquemores, los
traumas y resquemores que mantenían en Cuba pero que tímidamente callaban.
porque "el muerto que lo ponga otro".
Por ahí leemos lo que alguien colocó en Facebook,
diciendo: “Esto me genera gran alegría”, para luego agregar: “Poco a poco la
sociedad cubana va despertando”. No, no es alegría, es tristeza lo que genera
la marcha, más a favor de Trump, que a favor de los cubanos en la isla.
Mientras tanto, ¿qué pasa en Cuba? ¿La sociedad cubana va despertando? La
sociedad cubana ya hace mucho que despertó; muy pocos apoyan de corazón a la
dictadura del PCC, pero siguen sometidos, por hábito, por temor o por
indolencia a los opresores, y seguirán sometidos, mientras los héroes del
exilio les sigan prometiendo que ya todo está próximo, que con solo cuatro años
más de la extrema derecha de Estados Unidos en el gobierno, se conseguirá la caída
de la dictadura; con solo apretar un poco más la vida de los cubanos, vía el
intento de ahogar económicamente a la dictadura, se conseguirá que la sociedad
cubana vaya poco a poco despertando. Se requiere, antes que todo, liderazgo; no
liderazgo de pichones de gorriones, sino de águilas dispuestas a remontar las
alturas. Se requiere liderazgo no de pacotilla, no de lucir el porte ante los
medios extranjeros, sino, liderazgo capaz de movilizar pueblo, de insertarse en
las entrañas del pueblo, de actuar dentro del pueblo, calladamente, pero
actuando. No mostrando fotos de algún que otro levantando un cartelito como
señal de protesta o alabando a un partido político extranjero, sino captando
apoyos, casa por casa, puerta por puerta, confiando en el poder que existe
dentro del pueblo, sin espera por un plattismo redentor.
Estos que ayer marcharon a toques furiosos
de claxon, con banderas de Trump, enarboladas, con lamentable y falso orgullo,
me pregunto ¿qué hicieron cuando se produjo la masacre del remolcador Trece de
Marzo en 1994?; ¿qué hicieron cuando la gran represión del 2003 contra 75
hermanos cubanos?; ¿qué hicieron cuando las cárceles cubanas se llenaban de
presos de conciencia?; ¿qué hicieron a favor de impulsar el encuentro de
Concilio Cubano?
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