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martes, 17 de marzo de 2020

ESA PALABREJA DE “ESTABLISHMENT”


Mario J. Viera



“Establishment” es casi una mala palabra; es fea y hasta casi, casi, ofensiva. Sí porque formar parte del establishment es como ser parte de algo pésimo, oscuro, sucio, ¡Vaya que es como dijera Donald Trump, ser un miembro del “pantano”! Es algo así como integrar ese concilio gobernado por Satanás, como se ilustra en el grabado de Gustave Doré, “Satanás en el Consejo”.

Este sustantivo enigmático fue usado, por vez primera, el 23 de septiembre de 1995, por el periodista conservador inglés, Henry Fairlie en la revista The Spectator. Y Fairlie lo define del siguiente modo: “Por establishment, no solo quiero definir los centros oficiales de poder —aunque ciertamente son parte de ello—, sino a toda la matriz de relaciones oficiales y sociales dentro de la cual se ejerce el poder. El ejercicio del poder en el Reino Unido no puede entenderse a menos que se reconozca que este se ejerce socialmente”. Se ejerce socialmente... ¡Hum...es el ejercicio socialmente del poder...! Ahora, deténgase Ud. y piense solo un minuto en lo que Ud. concibe qué es el establishment...

Marc Bassets (El País, 25 de febrero de 2016) cita lo que Richard Rovere escribió en “The American Establishment”, un ensayo publicado en 1961: “Una característica de la mayoría de pensadores y escritores que se han dedicado a este tema [el del establishment] es que lo definen de tal manera que ellos se colocan fuera de él e incluso se sitúan como víctimas”. ¡Vaya jodienda! ¿verdad? Los críticos del establishment no forman parte del establishment, son sus víctimas. Pero qué diablos es, en conclusión, eso que se denomina “establishment”. Una traducción directa al español sería “establecimiento”. ¿y eso qué es? La página web Definición ABC, lo define de la siguiente manera: “El concepto de clase dirigente o clase dominante ha sido sustituido por otro, el término en inglés establishment. Con esta palabra se hace referencia a toda persona, grupo social o institución que tiene una influencia significativa en el conjunto de la sociedad”. Entonces existe una paradoja, por cuanto la influencia significativa que se ejerce sobre la sociedad puede ser considerada, al mismo tiempo, favorable o perjudicial.

Para algunos el establishment es el grupo dominante que ostenta el poder. ¡Que ostenta el poder! Otros ven en el establishment el ejercicio de los lobbies, las grandes corporaciones, los representantes de la banca, algunas instituciones prestigiosas... Estos elementos no ejercen el poder, influyen en el poder. Pero, por lo general, se concibe al establishment como un club de privilegiados que lo único que pretende es mantenerse en su posición dominadora. Sin embargo, esta concepción del establishment, como ejercido por privilegiados que solo desean mantener su poder, es equivalente al término “Nomenklatura”, lo que, para el historiador soviético Michael Voslensky ─ autor del libro “La nomenklature: les privilégiés en URSS” ─ es “la clase de privilegiados, la clase de explotadores de la sociedad soviética, una clase que aspira a la hegemonía mundial, una clase de parásitos, elegidos por cooptación y, cada vez más, por motivos hereditarios”; es lo que Djilas denominó “nueva clase”, los “apparatchiks”, (agentes del aparato) funcionarios profesionales, a tiempo completo del Partido Comunista o de la administración soviética.

¿Saben qué? Una década después de haber dado su definición de establishment, Fairlie admitió que, por su “vaguedad y carácter informe”, la palabra puede usarse “en casi cualquier país y aplicarse a casi cualquier cosa”. Robert Rovere se burlaba de las teorías conspirativas según las cuales una élite formada por financieros, empresarios, políticos y profesores del nordeste de EE UU movía en la sombra los hilos del poder; o como el republicano Ted Cruz, señaló Marc Bassets, hablaba de un supuesto “cártel de Washington, una especie de organización semicriminal dedicada a hacer la vida imposible a los ciudadanos y acabar con sus libertades”; o Bernie Sanders que apuntaba a Wall Street, considerando que ejercía una influencia desmedida en la política y la economía lo cual ponía en riesgo la cohesión social.

Desde las presidenciales de 2016, el término de establishment comenzó a emplearse con más fuerza para denigrar a todo aquel que hubiera estado en cargos de elección popular por años. u ocupado puestos dentro de un determinado partido político, definidos como “políticos profesionales”; muy empleado por el outsider Donald Trump o por políticos antisistema como Bernie Sanders quien, en la campaña por la nominación democrática para la presidencia del 2016, llamó a Hillary Clinton la "candidata del establishment demócrata" y ahora lo repite con Joe Biden, “candidato del establishment demócrata”. Cuando Wolf Blitzer de la CNN le preguntó a Hillary Clinton si era del establishment, esta ripostó diciendo que el verdadero candidato del establishment era precisamente Sanders. “Él ha estado en el Congreso, ha sido elegido para el cargo mucho más tiempo que yo” ─ respondió Clinton ─ “Yo estuve en el Senado durante ocho maravillosos años representando a Nueva York. Él ha estado en el Congreso durante 25 años, así que dejaré que tus espectadores hagan su propio juicio”. Pero para Sanders, no solo Hillary Clinton era parte del establishment, también lo era la organización no gubernamental Planned Parenthood Action Fund. Politico, en su edición del 20 de enero de 2016 citó a Dawn Laguens, vicepresidenta ejecutiva de Planned Parenthood Action Fund, la que en un correo le expresaba: "Es lamentable y sorprendente escuchar al senador Sanders describir a los mismos grupos que luchan en nombre de millones de estadounidenses a menudo marginados —personas que todavía tienen que luchar por sus derechos más básicos— como representantes del 'establishment'

Concluyendo, ¿tenemos una idea exacta de qué se entiende por establishment? Pienso que no, si acaso, se trata de una muletilla peyorativa para la descalificación de cualquier político, o del sistema político y social imperante. ¿Acaso no sería mejor, si se quisiera descalificar al oponente político, en lugar de decir que es miembro del establishment, decir que es un agente de las grandes corporaciones, o de los bancos, o de las farmacéuticas, o de la Asociación Nacional del Rifle, pero dando pruebas reales que confirmen la denuncia? En política se tiene que hablar con claridad sin recurrir a entes ficticios. Por mi parte siempre pondré en dudas a todo aquel que recurra a la denuncia de tal banal concepto como ese de “establishment”.

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